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Capitulo 43

CAPITULO 43

Llegamos a casa luego de algunos 45 minutos de reunión, mi madre y Elsa ya están listas con todas sus maletas y hablan con Luna en la cocina,Luna siempre tan amable y me sonríe pícaramente al verme entrar a la cocina junto a Jack, no puedo evitar que la sangre suba directamente a mis mejillas, ya sé que piensa todo el tiempo y bueno, es verdad, pero aún así es
vergonzoso. Luego de saludar a Luna voy directamente hacia mi hermana y mi madre quienes están en el desayunador comiendo una tarta de limón,
ambas me abrazan efusivamente al mismo tiempo.

Jack sólo dá los buenos días al entrar, no las habíamos visto desde anoche,al salir esta mañana ambas dormían, como es de imaginarse no son madrugadoras, típica madre y hermana de Rapunzel Corona, mi madre se levanta a abrazarlo con la misma energía tomándolo por sorpresa,Jack odia los abrazos, pero mi madre ama los abrazos, dice que un abrazo puede
cambiarle el día a alguien que esté pasando por un mal momento, ahora tendrá que aguantarla.

Jack sólo sonríe pero una sonrisa de incomodidad que yo conozco, niego con mi cabeza mientras me río. Les habíamos dejado dicho con Luna que tuvieran listas las maletas, que íbamos a pasar por ellas luego de la reunión y
así fue, el chofer ya había llevado sus maletas hasta la limusina que nos iba a llevar al aeropuerto donde el jet de Jack estaba esperando para despegar.

Nos despedimos de Luna,quién me dá un largo abrazo y a mi madre y Elsa que al parecer le cayeron bien, como es de imaginarse a Jack lo abraza sorpresivamente pero él la fulmina con la mirada, con ella si tiene confianza como para reprocharle esos gestos.

-Apuesto a Rapunzel no la mira de esa forma cuando lo abraza, ¿eh? -golpea el brazo de Jack con su codo mientras guiña un ojo.

Jack observa a Luna con su expresión más neutral, ella le dá una tarta de limón para que comiéramos en el camino y un jarro de café, de ese riquísimo
de selección francesa que invade mis fosas nasales y se me hace agua la boca,no puedo evitar tomar un sorbo antes de salir de la casa y Luna me mira con una sonrisa de oreja a oreja mientras agradezco.

El chofer nos lleva hasta el jet, lo diviso desde lejos por las enormes letras que forman Overland en color rojo sangre, no es un viaje muy largo, me
recuesto sobre el hombro de Jack mientras él extiende su brazo para que me recueste más cómoda en su pecho mientras lee algo en su laptop, y sí que es
cómodo, casi en instantes me quedo dormida sin percatarme que pasa a mi alrededor.

Unos suaves y cálidos labios en mi nariz me despiertan, intento abrir los ojos y lo logro hasta que estos se acomodan a la luz, y más besos en mi nariz y en toda mi cara, y luego en mi cuello, no puedo evitar reír sonoramente.

-Jack-riño, él se carcajea, llamando la atención de mi hermana que nos observa divertida, por suerte mi madre está dormida, sino se le hubiese
ocurrido cualquier cosa vergonzosa, eso lo sé.

Jack va a cambiarse y se lo agradezco, no quiero que se aparezca ante mi familia con un traje empresarial de diseñador. Yo también me cambio,no quiero tener que ver a mi padre y de paso llevar un vestido súper apretado que no me deje respirar para maldecir bien.

Una vez que Jack se ha sentado a la par mía, observo el archivo que está leyendo, son estadísticas con barras de colores y demasiados números que me causan ceguera, pestañeo varias veces para tratar de mirar más claro pero me es imposible, Jack sonríe al verme tan intrigada en algo que está seguro no entiendo. Comemos la tarta de limón y tomamos el café que aún se guarda caliente por el bendito recipiente, mientras Jack me explica todos esos números que marean hasta que arribamos en la bendita ciudad de Miami.
Bajo del jet inmediatamente un aire templado golpea mi rostro haciendo que cada cabello en mi cabeza se revuelve dándome un aspecto despeinado casi de inmediato, que lindo, así me recibe mi ciudad, ya me siento en casa,aunque en Elsa no tiene el mismo efecto por las cantidades de fijador que acostumbra usar al igual que mi madre; aunque mamá sí tiene que sostener su
vestido marrón porque el viento hará que todos aquí tengan una excelente vista de sus calzones con recogidos extraños.

Jack habla con un señor de ya bastante edad supongo que por el alquiler de un auto, mi madre insistió que el tío Max vendría por nosotros pero Jack no puede vivir sin un auto así que ahí está parado en frente de aquel señor
moreno con un chaleco amarillo que le entrega unas llaves,Jack se ve tan guapo desde aquí con el ceño fruncido e intentando tapar el sol de sus ojos con sus manos, mucho más con esa polera blanca que se le ajusta a la perfección por todos lados, sé que va a llamar la atención más de lo que me gustaría.

En ese preciso momento el pensamiento de que en unos minutos estaré viendo a aquel señor que me dio la vida hace mi estómago revolver, espero no me avergüence en frente de Jack porque juro no volver nunca más. Una camioneta a la par mía me saca de mis pensamientos, como si fuera poco Jack ha rentado una Hummer H3 color blanco. Lo miro a él y alternadamente a la camioneta mientras el señor Smith que maneja el jet de Jack ayuda a subir nuestras maletas.

Subo en el lado del copiloto mientras mi madre y hermana al mismo tiempo suben en los asientos traseros. Es obvio que en esta cosa no vamos a pasar desapercibidos.

La casa de mis padres está a más de treinta minutos fuera de la congestión dela ciudad, los treinta minutos más largos de mi vida con mi madre contando más andanzas de mi niñez, ya no puedo con esto, Jack se carcajea todo el camino mientras yo tapo mi cara con mi mano para evitar mostrar mis mejillas rojas de vergüenza. Elsa no pasó por eso ya que lo único por contar de parte de ella son las veces que se lesionaba con sus clases de ballet, mi madre nunca supo lo que es estar a punto de un infarto con ella, pero
conmigo lo experimentó demasiadas veces.

Y entramos al inmenso callejón con una línea de frondosos árboles a ambos
costados que dan origen a una inmensa sombra a lo largo del lugar, la alfombra de hojarasca cruje al ser pisadas por las pesadas llantas de la camioneta, ese específico sonido del aire silbando a través de los robles, recuerdo los pajarillos cantando a tempranas horas de la mañana mientras cabalgaba en mi triciclo púrpura, no puedo olvidarlo, no puedo evitar sentir cierta melancolía por ser la primera vez en más de cinco años de estar en este lugar, aún no me lo creo, tantos recuerdos. Incluso jack mira hacia todos lados, con cierto brillo en sus ojos y una sonrisa que está punto de asomarse en sus labios, por su expresión sé que le ha gustado el lugar.

-¡Llegamos! -exclama, mi madre, Jack observa con intriga lo que tiene al frente mientras pasamos por aquel pavimento con dos alfombras de pasto a ambos lados y se detiene frente a la puerta principal, el primero en vernos llegar es el tío Frank quién sostiene una botella recostado en el marco de la entrada frente a nosotros.

Me bajo del auto cuando veo sus ojos verduzcos escudriñar aquella hummer con sorpresa y mucho más cuando Jack baja de la camioneta y es que a cualquiera le llama la atención éste hombre, el tío Frank no se ha percatado que estoy rodeando el auto y me dirijo hacia él.

-Tío Frank -digo, al ver que tiene abierto sus finos labios y ahora sí me mira,de pies a cabeza y literalmente su quijada cae al piso.

-¿Rapunzel? -pregunta -¿Eres tú?

-¡No! -resoplo -Soy Donald Trump -y él me mira con sus ojos entrecerrados.

-Sí, definitivamente es ella -exclama, esbozando una sonrisa.

El tío Frank corre a abrazarme bajando casi a carreras aquellos tres escalones, me levanta entre sus brazos y río, bastante alto y bastante fuerte, idéntico a la
última vez que lo vi.

-¿Por qué nadie me lo ha dicho? -prácticamente grita a todo pulmón

-Pudiste haberme llamado -mi madre sólo sonríe al verlo mientras bajan las maletas con ayuda de Jack qué observa la escena divertido y Elsa que
ahora se acerca a nosotros.

-No puedo creerlo ¿Por qué aún no tienes canas, tío Frank? -interrogo frunciendo el ceño, con toda la seriedad que he podido recoger en estos momentos viendo hacia su cabeza calva y brillante por la luz del sol. Eso hace que se suelte a carcajadas y yo no puedo mantener mi postura con esa
estruendosa risa.

-¡Rapunzel! -la voz de mi madre cuando menciona mi nombre de esa forma tan violenta hace que mi risa se detenga de golpe y la observo, sí, aún me causa el mismo efecto sólo que ahora no me está lanzando la chancla y
espero no lo haga en frente de Jack.

Mi madre se acerca y a la par de ella Jack que no puede contenerse la risa al ver que entiendo rápidamente a mi nombre cuando es pronunciado de esa forma por mi madre.

-Bien Frank, él es mi esposo Jackson, Jack, él es el tío Frank. -el tío Frank inmediatamente le extiende la mano y él la toma sacudiéndola, ambos sonrientes se dan un abrazo. Aún estoy en proceso de acostumbrarme a esa
fase sonriente de Jack.

-¡Bienvenido a la familia, muchacho! Enserio es un placer. Aunque. -hace una larga pausa mencionando la última sílaba de esa palabra mucho más tiempo de lo normal y se voltea hacia mí -¿Cómo y Por qué no fui invitado?

Miro a Jack cómo esperando que me salve de esta, y evidentemente lo hace,después de todo fue su culpa.

-Es que fue algo rápido, pero en nuestro aniversario renovaremos votos y todos por supuesto estarán invitados y me está gustando este lugar -dice,
mirando hacia todos lados -me gustaría que fuera aquí mi amor.

Me mira, con esa mirada suya que me dice que no va a descansar hasta que acceda, yo no quiero que sea aquí pero sé que me va a convencer.

-Eso suena espectacular -interrumpe el tío Frank - bueno, esto que no te he mostrado el viñedo muchacho, te va a encantar -expresa con entusiasmo el tío Frank, tocando el hombro de Jack, dicho esto se adentra a la casa y mi madre y Elsa le siguen, dejando a Jack con toda la incertidumbre posible en sus ojos. Y me mira a mí.

-¿Viñedo? -clava en mis ojos sus azules tan intensos que destellan un bello brillo por la luz del sol.

Asiento con mi cabeza, no le había hablado de esto, y sé que ahora me lo va a reprochar. Pero él nunca me ha preguntado a que se dedica mi familia, iba a soltar todo lo que sé cuando veo que sus ojos se postran hacia lo lejos por encima de mi cabeza.

-¡Rapunzel! -una voz bastante familiar me saca de cordura, siento inmediatamente mi presión subir y la adrenalina correr, mi corazón se acelera, me volteo casi de inmediato, y sí, definitivamente es él.

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