Un extraño sentir. (Completo)
//Nota del autor: Bueno, tenía escrito un MONTÓN y por razones del demonio, no se publicó casi nada y se borro el resto. Wattpad, eres diabólico </3 //
También estaba Foxy, un pirata de 28 años de edad, de cabello rojo con orejas y cola de zorro, un pirata envidiable y apuesto según las niñas.
Chica estaba asustada, pues había perdido a su mejor amigo, Carl, el cupcake rosa que siempre tenía en sus shows, además, estaban por abrir en la pizzería, ¿Cómo podía perderlo?, lo buscaba y buscaba por todas partes, más no aparecía.
Freddy notaba la impaciencia y desesperación con la que Chica estaba moviendo las cosas, parecía que buscaba algo en especial, por lo que se acercó dispuesto a ayudar.
- Princesita ¿Ocurre algo?-
-¡No encuentro a Carl! ¿Lo has visto Freddy? -
El ojiazul solo negó con la cabeza, agachándose para ayudar a buscar.
-¿Quieres que te ayude pequeñita?, yo buscaré por aquí, tu búscalo por el pasillo, no pudo haber ido lejos, no es como si tuviera vida propia.-
Chica asintió y gateando fue hasta la entrada del pasillo, buscando el cupcake de plástico, agachada en cuatro patas.
La cueva pirata estaba frente al pasillo, y de ahí salió el capitán, con el dichoso objeto en mano. Lo primero que vio al salir de la cueva pirata, fue una falda amarilla con un moño blanco que amenazaba con alzarse y dejar a la vista de todos lo que había debajo de esta prenda, las bragas de Chica.
Foxy se acercó por la espalda a la pequeña, colocando el cupcake de plástico en la cabeza de esta.
- Parece que alguien perdió a su camarada ¿No?-
Chica alzó la mirada y se palpó con las manos sobre la cabeza, sintiendo al cupcake, al cual tomó en sus manos y lo abrazó.
- Gracias capitán Foxy ¿Usted lo había tomado?-
El zorro negó con la cabeza, ofreciéndole la mano para que la rubia se levantara.
- No, no lo he tomado, pero parece que tiene vida propia, de tu mano a mi cueva es un largo camino.-
Chica se levantó del piso gracias a la ayuda del zorro.
- Eso es extraño ¿Un cupcake que camina? Ni si quiera tiene pies-
- Bueno, solo decía...-
Bonnie se acercó a ellos corriendo.
- Chicos, chicos, Freddy dijo que van a llegar muchos niños, así que prepárense. Vamos Chica al escenario, Foxy, ve a tu cueva.- Dijo el conejo mirando fijamente al zorro con una sonrisa, a la vez que tomaba de la mano a Chica y se la llevaba al escenario con Freddy.
Foxy se devolvió a su lugar, mirando a sus compañeros en el escenario, ¿Por qué ellos podían estar juntos y en el centro? Él también quería estar en el escenario principal, con los demás, no solo.
No pasó mucho tiempo antes de que toda la pizzería tuviera niños en todas partes, acompañados de sus padres, claro. Freddy, Bonnie y Chica cantaban y tocaban canciones infantiles, mientras que Foxy estaba contando historias de piratas.
Foxy estaba sentado sobre una silla y en su regazo tenía a un niño disfrazado de pirata, y al rededor estaba rodeado de niños y niñas de todas las edades.
- Capitán Foxy, ya contaste muchas historias de tesoros ¿Por qué no cuentas una de amor?- dijo una niña en el público.
-¡Si!, una historia de amor con sirenas-
Foxy soltó una risa algo seca, mientras rodaba un poco los ojos para pensar en una historia.
Chica estaba con una bandeja con pizza, llevando los pedidos a las mesas, cuando se asomó un poco para escuchar al pirata.
- Yarr, ¿Les he contado como conocí al amor de mi vida?-
- No, cuenta cuenta.- respondieron los niños.
- Bueno, fue un día que salí de la pizzería, en busca de aventuras en mi gran nave pirata, y fue cuando estaba entre el más limpio y brillante océano cuando la vi. Su cabello era rubio, con un destello que el sol hacia parecer oro, unos ojos azules cristalinos como el mismo mar, una aleta de color rosácea, era la sirena más hermosa del mundo.- Chica se sorprendió un poco. «¿Eso es verdad?, ¿El capitán tiene novia y nadie lo sabia?» Se preguntaba Chica, con una sensación amarga en la boca.
-¿Y qué sucedió capitán Foxy?- preguntaban los niños.
- Yarr, nos casamos.- asintió el pirata.
- Pero ella es una ¡Sirena!-
- Ahóy marinero, lo es, pero siempre mando cartas de amor a la sirena, además, me regalo una perla como prueba de amor.- Se llevó su única mano al bolsillo, encontrando una perla, una perla de una almeja de cuando Chica preparó pizza de mariscos, que por cierto, solo Foxy comió. Al encontrar la perla, la sacó y mostró a todos los niños.
- Esto me lo dio ella, en el océano cuando nos casamos.-
Los niños y niñas observaban atentos y entusiasmados, al parecer, el zorro contaba la verdad, menos Chica, ella solo siguió trabajando, pero se sentía extraña, podía sentir amargura en la lengua y algo de pesar en el pecho. «Algo me cayó mal al estomago» Pensaba.
Y así transcurrió el día, hasta que cerraron la pizzería, Y apenas terminó Freddy abrazaba la caja registradora.
- ¡Ganamos mucho dinero!- Decía Freddy entusiasmado.
-¿Y de que nos sirve? Tenemos prohibido salir.- Respondió el conejo cruzándose de brazos.
- Hum, es para la compañía que nos creó, pero si tenemos dinero, ellos podrán mejorarnos, mejorar nuestras ropas ¡Y comprarnos camas o algo así!, siempre usamos la misma ropa, además debemos dormir amontonados.-
- Entonces debemos trabajar más.- Se quejó Bonnie.
- Bueno, solo esforzarnos mas, pero buen trabajo a todos.- Freddy con una sonrisa en su rostro, despeinó el cabello de Chica la cual se dejó sin levantar la mirada.
Bonnie de inmediato se percató de que algo extraño pasaba con Chica, por lo que se agachó y la abrazó rápidamente. -¿Qué pasa princesa?- preguntó el oso.
- ¡Oh! No es nada... Creo que comí una pizza que estaba rancia, por eso mi estomago no se siente muy bien-
- Bueno, tal vez si vamos a dormir se te quite ese dolor.-
Chica asintió con la cabeza, a pesar de que no era dolor de estomago, era un malestar extraño, pero solo intentaba ignorarlo. Fueron todos al escenario, todos menos Foxy, el cual dormía en la Pirates cove.
Bonnie y Freddy se acomodaron y acostaron a Chica entre ellos para que no pasara frío.
- Intenta dormir Chica-
Bonnie y Freddy besaron la frente y mejillas de la rubia, la cual lentamente se quedaba dormida, sin dejar de pensar en esa historia que contó el zorro.
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