La tortura nunca acaba.
Todo era horrible, horrible, dolor, llantos, gritos, ¿Cuánto tiempo llevaban ahí adentro?, ya habían perdido la noción del tiempo. ¡Cómo no perderla!, cuando estas preocupado de que tus heridas no vuelvan a sangrar, o que la persona que quieres no se ahogue con su propia sangre no te das cuenta de que tan rápido pasan las horas, o que tan lento son lo minutos, lo único que les importaba era estar juntos, y salir adelante, de una u otra forma.
Chica apenas podía formular palabra alguna, su garganta y mandíbula estaban destrozadas, y sus lágrimas ya se estaban acabando, pues ya no comían ni bebían ni una gota de agua.
Bonnie, él era fuerte, en ningún momento se quejó de dolor, pero tampoco era como si pudiera hacerlo, pues le faltaba el rostro, solo podía verse su lengua mover al intentar decir algo.
Todos los días eran monótonos, cada día se desnutrían más y más, los únicos que se movían bastante era Foxy y Freddy, que se pasaban todo el tiempo cuidando de los otros dos que si estaban en una situación crítica.
A veces Chica se ahogaba con sus cables que colgaban, y ahí estaba Foxy, sentándola para sacarle uno a uno los cables que obstruían su vía respiratoria, sin asco alguno.
Bonnie casi nunca necesitaba ayuda, o eso hacía parecer, pero Freddy constantemente le daba una caricia para demostrar su afecto, al igual que a Chica, incluso a veces les cantaba canciones de cuna con lo que quedaba de su voz, para tener a su equipo calmado.
Cada vez la cordura del grupo de amigos se iba deshaciendo más y más.
Pero ese intento de paz no duraría para siempre. Una noche, o día, no importa en realidad, pues ellos ya veían todo oscuro, la puerta resonaba, con pesadez al abrirse, dejando ver unas sombras extrañas, eran cuatro de ellas.
¿Quienes eran?, una mujer y tres hombres, orejas de conejo, orejas de oso y sombrero de copa, orejas puntiagudas y cola esponjosa. Habían escuchado rumores con ellos, esos eran los Toys, sus nuevos reemplazos.
--- ¿Y estos quienes son Toy Freddy? --- Preguntó el con orejas de conejo.
--- No lo sé querido Bonbon... ¡Creo que son la chatarra del lugar! ---
--- Ugh... Apestan a muerto, ¿No podemos incinerarlos? ---
--- Yo quiero jugar con ellos... Se ven divertidos... ---
--- Calma, calma, tenemos que ver si siquiera están vivos estos pedazos de chatarra. ---
El oso comenzó a caminar dentro de la habitación no sin antes encender el interruptor, para poder ver con la luz del techo aquellas cosas extrañas.
--- ¡Qué repugnantes son! Ugh, dan asco, no como nosotros.--- Mencionó la rubia con aires de superioridad.
--- Al... Aléjense... Ni se les o-ocurra tocarlos...--- El antiguo oso intentaba hablar, pero su caja de voz estaba vieja.
--- Ya veo, el oso de chatarra habla... Mira, escucha bien, ¿Fazbear no?, bien Fazbear... Nosotros somos los nuevos integrantes de la pizzería, ustedes ya no son nada más que chatarra viviente, ¿Comprendes? ---
El muchacho de cabellos claros se cruzó de brazos, frunciendo el entrecejo.
--- Me dan asco, apestan, son horribles... Pero no quiero que nuestros niños y nuestros clientes se quejen por el mar olor. Mangle, Toy Chica ¿No creen que deberíamos darles un baño de agua fría?, veamos si así ya no se les sobrecalientan los circuitos.--- Una sonrisa macabra se dibujó en el rostro del nuevo líder,
El joven de cabellos blancos, con una sonrisa se acercó a ellos, llevando en sus brazos una gran cubeta con agua, y sin pensarlo ni por un segundo, la vertió sobre ellos, consta remarcar que aquella agua era agua sucia con hielo.
--- ¡Mangle!, aún apestan, ¡Hay que aplicar perfume!~ --- Y la alegre rubia con un aromatizante de baño en spray, comenzó a tirarles encima a todos los antiguos que solo temblaban por el frío del agua.
--- ¿Por qué no se mueven?, ¿Tan rápido han aceptado su lugar? ---
La pequeña rubia empezó a estornudar, el pirata no pudo hacer más que cubrirla con su abrigo, y apegarla a él en caso de una nueva agresión.
--- Yarr... Ratas de agua dulce... Si estuviéramos en unas buenas condiciones ustedes estarían en nuestro lugar. --
Los Toys solo se echaron a reír a carcajadas burlescas.
--- Vaya, vaya, bien por ti, pirata, pero no lo están... No se lo tomen a mal ¡Ahora huelen mejor que antes!, aunque... Esto solo es una advertencia, por si algún día se os ocurre salir de este lugar. Las reglas serán simples, ustedes salen de aquí y.... ¡Sorpresa sorpresa! Un castigo. --- Concluyó el jefe de los toys, recibiendo los aplausos de sus compañeros.
--- Mañana es nuestro primer día de servicio, y bueno, ahora si sabrán que es un guitarrista de verdad, porque ese ¿Bonnie se llamaba? ¡No me llega ni a los talones!, Bonbon es el mejor guitarrista de todas las pizzerías del mundo~... Oh... No te preocupes por tu guitarra, esta en buenas manos, aunque, quise decir... ¡MI GUITARRA!. ---
Freddy estaba callado, escuchando cada palabra de esas bestias, y sin soportarlo ni un momento más, se puso de pie, y como era de esperarse, era más bajo que su versión Toy, pero aún así, le miró con todo su odio, con sus orbes negros y pupilas blanquecinas.
--- Ya entendimos, váyanse de una vez.---
--- Ahora si pareces un líder de verdad... Bien Toys, se acabó la diversión, mañana empieza la apertura del nuevo rostro de la pizzería Fazbear. ---
Los agresores Toys salieron por la puerta, excepto Toy Freddy, el que les dedicó una sonrisa llena de hipocresía.
-- Dulces sueños, chatarras. ---
Dijo antes de irse y cerrar con llave, dejando entumidos de frío y con fuerte hedor de tantas cosas que les tiraron a los pobres Olds.
Chica cerró sus ojos, esperando que todo pasara, escondida en los brazos del pirata.
--- Prometo que todo pasara pronto Chica, lo prometo, solo cierra tus ojos y todo va a estar bien.--- Le susurró el viejo pirata en el oído a la niña, la cuál, se durmió profundamente, a pesar de que el hedor se impregnara en sus fosas nasales y el frío le provocaba pequeños espasmos en todo su cuerpo.
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