17 - Lecciones Nocturnas
Un sonido me hizo salir de mi concentración en la que estaba viendo un video en mi celular. Me acerque a la puerta y vi en una pantalla a Alexander, me fije la hora y ya eran las 12:35 p.m., yo ya estaba lista.
Abrí la puerta.
—Hola —saludé con la mano.
—Hola, Cielo me dijo que te lleve al trabajo porque eres nueva en la ciudad. ¿Ya estás?
—Sí, ya estoy lista.
Salí y cerré la puerta detrás de mí, caminamos en silencio hasta el ascensor. La verdad, yo no me sentía nerviosa ni ansiosa de saber que pensaba respecto al beso, pero por otro lado si quería saber su actitud tan cambiante hacia mí.
—Oye, sobre el be...
No me respondió y solo salió despavorido del ascensor. Yo me quede confundida.
—Señorita, ¿No se queda? —pregunto una señora al ver que las puertas del ascensor se iban cerrando.
Moví mi cabeza y gracias a la señora que detuvo la puerta pude salir.
Corrí para llegar donde Alexander, que ya se encontraba fuera del hotel.
—Buenas tardes, señorita Leticia —saludó Alberto.
—Buenas tardes —salude mientras iba corriendo-caminando.
—Oye, ¿Te sucede algo? —no me prestó atención. —Te estoy hablando —logre ponerme frente de él, antes de que se subiera a la moto. —Si es por el beso yo...
—No es sobre eso...
—Entonces, ¿Sobre qué es? Solo llevo apenas, creo, que un día de conocerte y a mi parecer estas molesto por algo. Solo espero que no sea por un simple beso.
—Ya te dije que no es sobre eso, es sobre un asunto familiar. ¿Acaso le cuentas a cualquier persona que se te cruce sobre tus problemas familiares?
Negué mi cabeza como niña pequeña, como si hubiese sido regañada.
Él se subió a la moto y yo lo imite. Al llegar me dejo frente al restaurante, él ni siquiera se bajó ni fue a dejar la moto en el estacionamiento.
—Gracias.
Entre al restaurante y saludé a todos, fui a mi casillero a ponerme el uniforme.
Durante el día de trabajo la intente pasar concentrada, en lo que me pidieran y en lo que me mandaban, para no cometer ningún error.
[...]
Terminé de trabajar y no cometí errores, incluso la gerente me felicito, porque en tan solo un día había mejorado. Creo que, si sirvió la guía básica, de igual me pondré a ver acerca de las copas y al momento de servir la bebida que en este caso pedían vino la mayoría. Porque en eso si me temblaba la mano, por suerte no derrame sobre algún cliente.
Alexander no fue a trabajar, lo suponía porque no lo vi en ningún momento.
Me encontraba fuera del restaurante, no tenía ni idea de cómo volver al hotel, porque no tenía para el autobús ni siquiera para un taxi. Apenas estábamos miércoles, y el pago lo hacían semanal. Tenía que esperar hasta fin de semana, algo entendí que no iba a tener el mismo pago, ya que no tenía experiencia. Lo entendí perfectamente.
Seguía esperando y nadie se atrevía al menos a preguntar si esperaba a alguien. Camine hacia mi izquierda, e intentaba recordar el recorrido cuando me trajo Alexander en la tarde. Pero mejor regrese y me quede ahí en el restaurante de que alguien me viniera a ver, esperaba así mismo cuando esperaba en el orfanato esperanzada de tener una familia.
Ya se habían ido la mayoría, el señor Collins estaba cerrando la puerta principal.
—¿Esperas a alguien? —preguntó sin mirar, agradecí mucho que me preguntara.
—No.
—Entonces porque todavía no te has ido, puede ser peligroso estar todavía aquí y aun a esta hora.
—Es que no conozco el camino hasta el hotel y no tengo nada para un taxi.
—No te preocupes, yo te llevo. Te estas quedando con Cielo, ¿Verdad?
—Sí, con ella.
—Listo, espérame más adelante.
—Ya.
Luego de un par de minutos el salió del estacionamiento y se parqueo frente a mí para que me subiera al auto.
Ya estaba que me moría de frio.
—¿Cómo conociste a Cielo? —me da una mirada rápida.
—Iba bajando del bus, había mucha gente en la parada y por descuido me tropecé con ella. Y fue así como me ayudo.
—Sí, esa muchacha es de muy buen corazón, pero no aprende.
—¿Por qué? —me atreví a preguntar, porque vi algo que no le agrada la idea de que Cielo me ayudara.
—La última vez ayudo a una chica, así mismo la llevó al hotel porque supuestamente a la chica la habían votado de la casa y tras eso estaba embarazada, a Cielo se le ablando el corazón y no tuvo más remedio que ayudarla.
—¿Y que hubo de malo con la chica? O acaso le dejó él bebé con ella.
—No, hubiese sido mejor dejar al bebé. Se le llevo, que digo, se le robo dinero y pertenencias de su casa.
—En serio, pero la estaba ayudando. ¿Cómo le pudo hacer eso?
—Sí, para que veas, que no se puedo confiar en la gente así por así. —me da una mirada aterradora, como si estuviera diciendo cuidado con hacer lo mismo.
—No, así parece. Pero supongo que llamaron a la policía.
—No —niega con la cabeza —Cielo, no quiso hacerlo porque no quería que ese bebé naciera en la cárcel, la dejo ir.
—Huh, ya veo. Pero yo solo estoy temporal en donde vive ella, acepte su ayuda porque la verdad no tenía donde ir y vengo de muy lejos. No conozco nada ni a nadie.
—Eso espero.
—Sí, tranquilo que yo no le pienso robar a Cielo, ella me ofreció su ayuda y no pienso cometer ese crimen. —le dio una sonrisa, pero no parecía convencido del todo.
—Hemos llegado, hasta mañana. —se parque frente al hotel.
—Muchísimas gracias por el viaje, seguiría ahí parada aguantando frio y dolor de piernas.
—De nada, nos vemos mañana señorita.
—Adiós. —me bajo del auto y camino dentro del hotel.
—Buenas noches o buenas madrugas —le dio una sonrisa al señor Alberto.
—Buenas madrugadas señorita, ¿Cómo le ha ido en el trabajo hasta ahora?
—Muy bien, me ha ido excelente. Es algo divertido y entretenido, pero también cansador.
—Sí, ya me lo imaginaba. Pero fuerzas, que si puede —me hace puño su mano y la alza.
—Si —hago lo mismo.
—La señorita Cielo, recién acaba de venir. Hace un par de minutos acabó de subir —me informa.
—Listo, muchas gracias por decirme. Chao, la voy a alcanzar para ver como está.
—Chao —se despide de la mano.
Ingreso al ascensor y apreté el botón del piso correspondido. Al salir corro hasta la puerta, pero no abre. Toque el timbre y Cielo se demoró en abrirme.
—Hola, me había olvidado —se ríe —tendré que darte una llave para cualquier casa. Pero, ¿Cómo ingresaste ayer? —abre paso para que yo ingrese.
—La puerta estaba entreabierta, había un zapato en medio impidiendo que se cierre la puerta.
—¿No te creo? —se vuelve a reír.
Yo asiento con la cabeza.
—Es que tengo la costumbre que tirar los zapatos, en vez de agacharme solo hago... —me mostró el movimiento que hace, ella solo alzo su pierna y como haciendo un movimiento la zapatilla salió volando.
—Eres loca —nos reímos juntas.
—¿Cómo te ha ido en el trabajo? Cuéntame —cierra la puerta y caminamos a la sala, nos sentamos en el mismo sofá.
—Bien, todo bien. Solo que tengo que practicar con la botella de bebida, porque me tiembla el brazo y por casi hoy le riego encima a un cliente.
—No te preocupes, que para todo hay solución. —se levantó y salió de la sala, para luego venir con una botella de vino y un par de copas. —Ahora vas a practicar conmigo, esto es solo practica y concentración, creo. —se sentó en el sofá de enfrente.
Cielo, alzo su mano con delicadeza y yo ya sabía que tenía que hacer, tenía ganas de reírme, pero me puse seria como si fuera la situación real.
A la final ella me explico hasta donde tengo que servir el vino y algunos consejos que me sirvió bastante, porque al parecer había escogido la copa que no era y había servido de más. Y pues nadie del restaurante me indicó ese error.
¿Qué le está pareciendo la historia?
Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...
Que piensan acerca de:
Leticia
Patricia
Cielo
Alexander
Sr.Alberto
Sr.Collins
¿Qué creen que le pasa a Alexander? Será por el beso ¿Si o no?
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