10 - Las Cosas Cambian
La pequeña Leticia estaba enojada y furiosa, encerrada en la habitación mientras escuchaba los ruidos de felicidad de los demás. Por otro lado, Patricia le tuvo que rogar a la directora para que pudiera salir a distraerse un rato. Y así fue, ella al final de todo pudo salir.
Ella buscaba con la mirada a su mejor amigo, pero él no estaba dentro.
—¿Dónde está Xander, no.... no está en la habitación? — preguntó preocupada.
—Él tenía algo que hacer, pero no te preocupes, el vendrá después — dijo rápidamente intentando tranquilizar a la pequeña.
—Él dijo.... Él lo prometió... dijo que la pasaría conmigo ¡Es un mentiroso! — gritó muy desilusionada, él era su única alegría.
—Tranquila mi niña, son cosas que pasan ya las superarás — dijo Patricia abrazándola y sobando su cabellera para calmarla.
El no vino.
Los días pasaron y Xander apareció de nuevo, pero Leticia no le hacía caso, no quería saber nada él. No duro mucho, porque ya para año nuevo volvieron hacer los mejores amigos, luego de que Xander le regalara una fundita de chocolates.
Y así los días pasaron, llegando un nuevo año, otro... otro... y otro año. Los niños habían crecido. Ya no eran unos pequeños, ya eran unos preadolescentes.
Para Patricia, Leticia seguía siendo una niña, le seguía consintiendo a escondidas. Y hoy era uno de esos días, sabía que Patricia no iba a rechazar a lo que ella quisiera. Por eso le pidió que comprara un par de pulseras para tener a juego con su mejor amigo.
—Porfa, porfa, porfa, por favorcito te lo imploró desde dentro de mi corazón y con toda mi alma — seguía con sus palmas unidas sobre el pecho.
—No lo sé Leti ahora no puedo salir, pero si esperas, lo pienso y si digo que si te lo digo — dijo mientras seguía caminando.
—Sí, yo espero y sé que me vas a decir que si, bueno espero que sea un total si, recuerda que me lo das el diecisiete de mayo, sin olvidarte te estoy diciendo con tiempo. — dijo antes de irse — Cierto —se volteo para ver a Patricia y con una gran sonrisa le dijo — gracias Patricia, eres la mejor.
Se fue corriendo para encontrar a Xander. Salió por la parte de atrás para ir a las canchas, Xander había agarrado un balón del camión.
—¿Jugamos? — pregunto Leticia.
—Claro.
A Leticia se le vino un pensamiento, de porque los hombres no practiquen constantemente futbol, aun así, pueden manejar como se debe el balón. Tuvo como media hora intentando quitárselo, hasta que le da coraje y coge mejor el balón con las manos y se lo tira en la cabeza.
—¡Auch, loca enana! — gritó llevándose la mano a su cabeza.
No siguieron jugando y se acostaron en el suelo, Leticia cerró los ojos por el fuerte sol.
[...]
Llegó el día, pero estaba preocupada de que Patricia se olvidara. Una vez sus dos cajitas en la mano corrió donde a su amigo con una sonrisa.
Busque por todas partes a Xander y resultó estar en el columpio junto el lugar perfecto. Corrí hacia él y me senté en el columpio vacío.
—Toma — le tendí la pequeña cajita– es para ti. — dijo con emoción.
Cogió la caja y la abrió despacio, y se asombró al ver el dije de un niño con una pelota y atrás un apodo "Parasito". Él se queda viendo, y se acerca Leticia.
—¿Qué pasa? — preguntó confusa.
—Parasito — dice el con una mueca.
—No tengo ni idea te lo juro, solo le dije a Patricia que me comprará unas pulseritas.
—Quiero ver el tuyo — Leticia saco su collar de una niña con una flor, detrás decía "enana".
Xander comenzó a reírse fuerte.
—Enana — la señalo y se rio aún más fuerte.
—Parasito — se cruzó de brazos, pero seguía riéndose su mejor amigo — Ya, estúpido. Me voy.
[...]
Desde ese día, ya no se llamaban por su nombre, si no por sus apodos.
Llegó el día en que Xander cumplía años, supuestamente. Leticia notaba algo raro en Xander.
Entro al salón y estaba decorado desde las sillas hasta las mesas. No sabía de qué se trataba, pero siguió caminando hasta encontrar a su mejor amigo Parasito.
Patrillave se acercó con una caja de regalo, no lo pensó dos veces y quité el papel regalo, hasta encontrar una cámara rosada. Comenzó a dar saltitos.
—Xander tómame una foto con Patrillave — dijo extendiendo la cámara hacia él emocionada.
—1, 2, 3 y listo.
Le dio la espalda a Xander para abrazar a Patricia.
—Leti te estas desangrando estas... tienes... — Xander no sabía que decir. Patricia se alarmo.
Sin dar explicación se la llevó al baño.
—¿Qué pasa? — pregunta confusa Leticia.
—Es tu primera menstruación, ya eres toda una señorita y es normal en todas las mujeres algún día les ha de pasar. No te preocupes, ya te acostumbraras.
—No, no. No estoy lista para ser señorita, es horrible estar por ahí desangrándome como si estuviera herida. ¿Esto se cura? Tiene cura, ¿Verdad?
—Es normal, la menstruación es parte de crecer y ser mujer.
—Normal sería ser hombre y no desangrarse.
—Leti. Solo dura unos días de cada mes.
—¡¿Qué?! Todos los meses me estaré desangrando. Dios que hice yo para perder sangre, Patrillave, es asqueroso. Pensé que era normal el dolor, pensé que tenía diarrea. Pero dime, ¿Por qué a las mujeres?
—Leti estás haciendo muchas preguntas, metete al baño para luego enseñarte cómo usar las toallitas.
—Agh, odio ser señorita, lo odiare por siempre.
Patricia solo se rio. Luego llego Xander tocando la puerta del baño.
—Si es Xander dile que no lo quiero ver — le dijo a Patricia.
—Enana, ven que te quiero contar algo. Es importante — explico Xander.
—¡Dije que no, que no entiendes! — grito enojada.
Xander se fue, se fue lejos y Leticia no sabía que no volvería a verlo.
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