07 - Bromas
[Parte 2]
Quinta broma — Un muerto en el pasillo, 3 de mayo – 4:30am
El día anterior se habían reunido para que cada uno traiga los materiales necesarios para la broma. Ya en la noche, muy tarde, se volvieron a reunir para así dejar echo el cuerpo de botella forrado con fundas negras.
—No te olvides de poner alarma a las 5:30, ni un minuto más ni un minuto menos — asintió regresando a la habitación.
Y cada uno se fue a su habitación correspondiente, esperando con ansias poder hacer la broma y reírse.
Sonó la alarma que lo había reservado para ella y lo tenía escondido debajo de su almohada, para que, cuando este sonara pudiera callarlo con rapidez. Salió con su pijama de dormir, al llegar observo a su alrededor para ver algún rastro de Xander.
—Buu— escucho detrás de ella, levanto su mano para bofetear en la cara de Xander, pero el agarro su mano.
—Estúpido, Buu te voy hacer la cara. Trajiste el cuerpo falso.
—Sí, enana.
—Bueno, vamos a la habitación de la señora albóndiga. Lo vamos a poner cera de su puerta, nos escondemos sin que se dé cuenta para ver su reacción. — subieron las escaleras agarrando una parte del supuesto cuerpo cada uno.
Esperaron más de una hora para que saliera de la habitación la señora Bennett.
—Ahí viene, enana. Ahí viene— la movió del hombro ya que se estaba quedando dormida.
—Ay, donde donde que no la veo. Ah ya, ya la vi— se rio sola.
—Uno... dos... y tres...
—¡Ahhh! — el grito desesperado de la señora Bennett se escuchó en todo el orfanato— ¡Que alguien me ayude, hay un cuerpo en el pasillo! ¡Ayuda, ayuda por Dios! ¡Que algu...! — no continuo, porque se desmayó.
Leticia 1 — Vieja amargada 0
Vino una ambulancia por la llamada que otro profesor hizo, nadie se acercó al supuesto cuerpo, nadie lo tocó.
Revisaron el pulso de la Señora Bennett y todo estaba en orden. Por otro lado, los dos traviesos se reían escondidos en la biblioteca.
Y por quinta vez la directora Bennett no encontró al culpable.
Sexta broma — Un payaso debajo de la cama, 8 de mayo – 1:00am
Sus caras totalmente no parecían caras de payasos, sin duda a quienes iban a querer asustar si lo iban hacer. A Leticia se le ocurrió que podía pintarse la cara con cosas que encontraran en la cocina.
—Siento una gran probabilidad que nos atrapen— informó Leticia.
—Calla, no digas eso. No seas pájaro de mala güero.
Llegó la hora y se pusieron manos a la obra. Se acostaron debajo de la cama de las victimas dejando solamente su cabeza fuera. Moviendo cualquier parte del cuerpo de la víctima hasta que miraran así al suelo, más bien hacia ellos.
Una vez que vean su cara, se arrastraban con cuidado y se metían debajo de tres camas seguidas, para que cuando miren debajo de la cama no se encontraran con nadie.
Los niños esa noche no pudieron dormir, pero los traviesos con mucho gusto sí.
Al día siguiente Leticia escucho a alguien decir que una de las victimas había ido al despacho de la directora, pero está sola le había dicho que era parte de su imaginación. Luego, no dijo lo mismo, ya que un total de quince niños y niñas habían irrumpido su ofician con la misma queja, más bien susto.
No encontró culpable, pero se dijo a si misma que esta vez no pasaba. Haría todo lo posible para agarrar con las manos en la maza al responsable de estas locuras ineptas.
—Triunfamos otra vez— dijeron unísono.
Séptima broma — Arañas en las camas. 16 de mayo – 5:00am
Se levantaron a las cuatro y media para hacer con tiempo la broma.
Xander se encargaba de los niños y Leticia de las niñas en colocar las arañas falsas. Decidieron hacer a sus compañeros de habitación, lo cual también tenían que colocarse un par de arañas ellos para que no sospecharan.
Para eso necesitaban si o si la ayuda de Patricia, esta no dudo en ayudarlos. Pero tuvo sus dudas, que muy fácilmente Leticia la pudo despistar y hacer que no que dudara de ella.
Cuando terminó de poner todas las arañas que Patricia consiguió, la cual fueron muchas, Leticia volvió a su cama y se puso unos pares alrededor de su cuerpo.
A los quince minutos una niña se levante tocado su cabello.
—¡Quítenmelo, por favor! ¡Sáquenmelo de aquí! — se levantó de su cama de un brinco, despertó a las demás incluida Leticia que siguiendo el plan hizo que también fingiera un grito por las arañas, y así comenzaron todas.
Luego Leticia salió de la habitación, ya que no aguantaba los gritos de sus compañeras.
La directora Bennett bajo las escaleras desesperada por los gritos, vio a Leticia y la llamó.
—¿Ahora que sucede? — le preguntó.
—Alguien nos puso arañas alrededor de nuestro cuerpo, a todas. Hasta a mí— se señaló.
—No puedo creer, no sé quién está detrás de esto, pero cuando de la cara no se escapará de mis castigos. — se fue caminando a la habitación.
Por otro lado, en la habitación de los niños no se asustaron solo lo tocaron, lo tiraron cayendo en algún lugar de la habitación y siguieron durmiendo.
Leticia siguió a la directora, las chicas al verlas se acercaron y le contaron lo sucedido. La señora Bennett solo asentía furiosa, porque creía que se estaban burlando es su propia cara, pero ella perfectamente no sabía que eso era cierto.
—¡Cualquiera que esté haciendo estas bromas que dé la cara ahora, porque si yo me entero de alguien que aprecio mucho, no habrá vuelta atrás!
En el interior de Leticia estaba que temblaba de miedo, pero no debía mostrarse débil, no frente a la directora.
Octava broma — Rata en la comida. 24 de mayo – 12:40 pm
En esta se decidieron hacerlas para los adolescentes. Ya tenían todo preparado, solo tenían que esperar que terminaran la oración.
Escondidos detrás de la pared de la cocina, en donde tenían un hueco en donde pasaban la comida y en donde se formaban en fila para recibir cada uno su comida. Ellos se demoraban en coger su palto, ya que se ponían a conversar y no estaban atentos a sus platos. Y ahí aprovechaban para poner la rata, la cual parecía real. Algunas simulaban tener las tripas afuera.
—Te digo que... — el chico fijo su mirada en el plato— Hijo de puto, una rata en mi plato. ¡Una rata en mi comida! — gritó el chico, saliendo un grito de una niña interior.
Todos los presentes lo quedaron viendo, luego se fijaron en su plato. Y la que se armó, la mayoría de los adolescentes tiraron su plato de comida al suelo al ver una rata en el.
Pero los traviesos no se fijaron del gran detalle, la directora Bennett fue testigo de lo que había sucedido.
Salieron de donde estaban escondidos, con cuidado caminaron agachados para sentarse en la sesión asignadas acorde a su edad. La señora Bennett miro a su alrededor, quería tener bajo vista a Morales, cuando la encontró no le quita su mirada friolenta de encima. Leticia no se dio cuenta de ello, solo siguió jugando con Xander.
Tenía su sospecha, pero la dejo pasar. Y así mismo como las demás bromas, salió del sitio furiosa. Su único pensamiento era, me están viendo la cara de tonta y me estoy comenzando a hartar.
Novena broma — Garabatos en la cara, 15 de junio – 5:15am.
Decían ellos que sería fácil, fácil al conseguir los materiales, la cual solo necesitaban un marcador.
—Y si... lo hacemos a la señora Bennett la vieja amargada— sugirió Leticia.
—Ya te dije que no, enana.
—Como digas, escarabajo— se cruzó de brazos y le dio la espalda.
—No te pongas así. No te das cuenta que si se lo hacemos a ella puede que nos descubran. Recuerda que nos tiene en la mira.
—Está bien, es verdad. Vamos antes de que se despierten o alguien nos vea— sonrió malvada.
Llegaron a la habitación de las chicas y comenzaron a garabatearlas, ya iban por la quinta chica cuando Xander le hace una seña a Leticia para que viera la puerta, ya que había escuchado un ruido.
Y si, no se equivocaba.
Era la señora Bennett que se encontraba en el marco de la puerta y los dos traviesos que quedaron muy quieto mirando a la directora.
—Estás viendo lo mismo que yo, enana— desvió su mirada para mirar a Leticia.
Ella solo asintió.
Y es aquí donde termina sus exquisitas bromas, en donde se divirtieron mucho, las risas no faltaron, pero como siempre tiene que acabar.
[...]
—¿Quién tuvo la idea de hacer esas cosas tan horribles a sus compañeros? — preguntó mientras sus ojos pasaban en Leticia y luego Xander. Intentando controlar sus nervios de furia.
Los dos traviesos con sus caritas apenadas no sabían que decir, solo agacharon sus cabezas.
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