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04 - Los Moretones


DEL DOLOR NACE LA FUERZA - Hannah

Al día siguiente en la noche Leticia recién se atrevió a salir de la habitación, ya que el dolor de estómago no lo soportaba y el rugido de su barriga le obligaba a que comiera algo.

Al bajar las escaleras escuchó su nombre, típico por los parlantes. La castaña solo torno sus ojos.

—Bennett mala, siempre tan mala persona y pinchando a la gente con tus maldades. La odio. — entro al baño hablando sola.

Después de eso, fue al despacho olvidándose que tenía que ir a comer. Y como de costumbre entro al despacho sin la autoridad de la directora Bennett, sentándose en el sillón.

—¿Ahora qué? — escupió con mala gana Leticia.

—Recuerdas el niño nuevo. Necesito que le des la bienvenida, le digas todo lo necesario. — la directora Bennett hablaba sin mirarla, ya que estaba concentrada con unos papeles.

—Bueno. ¿Nada más? — preguntó y se puso de pie.

—No. La última vez lo vi en el columpio, la ficha está en el suelo. Recógela y lárgate de aquí que estoy demasiada ocupada.

—Vieja amargada y mala— susurro la pequeña castaña al recoger el papel del suelo.

Salió de la oficina, pero recordó que ella había decidido salir por comida, así que fue a la cocina por una manzana y luego fue a buscar al niño nuevo. La verdad se estaba aburriendo de hacer los recorridos de presentación, se estaba cansado de ser mandada por la señora mala, decía: ella es la encargada, ella tiene que darle la bienvenida, uy esa vieja amargada.

—Hola— saludo al llegar, pero fue ignorada. —Soy Leticia Morales, vengo a darte el recorrido de este lugar— se sienta en el otro columpio.

—Nadie te dijo que te sientes— escupió con mala gana el niño.

—Bueno, tu llegaste ultimo y yo primera. El que tenía que pedir permiso de sentarse en mi columpio deberías ser tú. — se encogió de hombro.

El niño respiro pesado.

—Me llamo Alexander Black, pero me gusta que me digan Xander.

—Bien. ¿Por qué te han traído aquí?

—Mis padres murieron en un accidente.

—Ahh, que mal. Bueno, tengo que hacer algo luego. Así que vamos ahora a presentarte el lugar en donde estarás por unos largos años— se lanzó al suelo la castaña y detrás la iba siguiendo Xander.

La verdad es que Leticia no tenía nada importante que hacer después de eso, solo no quería estar expuesta por su cabello.

—¿Eso es todo? — pregunto Xander.

—Sí, adiós y bueno suerte.

[...]

Leticia comió la cena lo más rápido y se fue a dormir.

Al día siguiente en el desayuno quiso hacer lo mismo, pero no pudo, ya que se encontraba a su lado Patricia y le estaba obligando que comiera todo y despacio.

—Te lo comes y punto— se levantó de la silla Patricia para acercarse a la directora que la llamaba.

—Te lo comes y punto— la imito llevándose un trozo que ni ella misma sabía que era. Se iba a meter otro, pero se quedó pensando y mirando a su alrededor si había alguien con una mirada diferente — Nah, no creo que me envenenen. — y siguió comiendo.

Ella estaba tan entretenida con la comida que no escucho que le estaban gritando.

—¡Oye te estoy hablando, acaso eres sorda! — la niña con tres años mayor que la castaña se acercó —¡Te estoy hablando a ti, estúpida! — golpeó su hombro.

La castaña se levantó de la silla para enfrentarla, aunque esta era más alta que ella.

—Qué te pasa cara de pasa, estas tan tonta que ni siquiera sabes diferenciar entre hablar y gritar— Leticia pone sus manos en su cadera y rodó sus ojos.

—No me importa lo que me digas, la directora te llama estas en problema otra vez, quieres que vayas ahora mismo — se dio la vuelta dándole una cachetada con el cabello sobre la cara de la castaña.

Dejó lo poco que le quedaba del desayuno y se fue al despacho contando los pasos, abrió la puerta y se encontró con la directora y una mujer morena.

—¿Entonces?, acabo de dejar mi desayuno que es lo importante del día— se sentó.

—Señorita Morales, ¿Dónde quedan sus modales? — le da una sonrisa.

—Uhm... se fueron de viaje, les di un descanso— se encogió de hombro e hizo una mueca.

—Morales — advirtió la directora— Ella es Jazmín Martínez...

—Y que tiene que ver conmigo, no creo que sea mi madre— subió sus piernas al sillón, como costumbre— ya la vio, ni el color de piel se parece a mí, sin ofender — se giró hacia la señora para alzar sus hombros en forma de disculpa. —Bueno, puedo que papá haya sido blanco, sería diferente, pero aun así es raro...

—¡Morales!, su madre está muerta, usted es una sin familia como el resto de los niños que viven aquí.

Auch, dijo interiormente. Se calló y agacho su cabeza.

—Ella vino aquí para darle un último retoque en ese cabello que no me gustó como se lo deje.

—¿Qué? — se sobresaltó la castaña — usted tiene popó en la cabeza, no dejaré que siga haciendo maldades en mí. Usted es una persona muy mala, no veo por ningún lado que gotee amor, ojalá Dios no le perdone, ojalá no sienta compasión por usted, mírese a un espejo y dígase a usted misma lo que supuestamente hace por amor, no encontrara ninguna. Porque si fuera Dios la mandaría directo donde Satanás— la castaña en ningún momento baja su mirada de la directora, la señora miraba con atención la escena sin opinar. Aunque las palabras fluyeron, por dentro Leticia tenía miedo.

Y no se equivocaba, la señora Bennett cambio su cara y se levantó dirigiéndose a la castaña, esta tampoco le quitaba la mirada.

Slap! Slap! Slap! Slap!

No lo vio venir hasta que su mejilla comenzó arder, su cabeza fue de un lado para otro. Su pequeño cuerpo se encogió y con su mano sobó sus mejillas. Y reacciono tarde, muy tarde. La señora Martínez ya había comenzado a rapar su cabello, comenzó a llorar quedando quieta.

Di un brinco en el sillón cuando la señora Bennett agarró sus brazos y la levanto de mala gana, abrió la puerta y la tiro como funda de basura al suelo. La castaña pensó que hasta ahí iba a llegar, pues no, la directora se acercó a su cuerpo.

—Donde me entere que le hayas contado a alguien te vas directo a la calle, Beatriz— la agarró del cuello y luego la tiro hacia adelante.

Al segundo el dolor le comenzó a doler en la cabeza que tuvo que agarrarse con sus manos.

La furia la estaba cegando por completo a la señora Bennett, que con eso no le fue suficiente, y le dio dos patadas, una en la costilla y la otro en el muslo de su pierna.

—¡Ya te puedes largar!

Leticia no podía levantarse y la directora se dio cuenta de eso, aprovechó levantarla agarrarla del cuello.

—A-nadie-sobre-esto, espero que te quede bien claro— le susurró en el oído.

Con pasos lentos y adoloridos llego a la habitación, se acostó en su cama y comenzó a llorar intentando de no hacer ruido.

[...]

Viernes, se preguntó que podría ser diferente de este día.

Los moretones en su cuerpo ya se habían tornado de un color verde, morado y entre rojo, le seguía doliendo. Leticia ignoró el tema cuando Patricia le pregunto porque estaba tan callada, pero ella solo evadió el tema.

Miro la hora en el reloj que se encontraba en lo alto de la pared de la biblioteca, salió corriendo porque ya en dos minutos comenzada la clase. Al girar por el pasillo chocó con alguien y cayó al suelo de trasero haciendo que el vestido se levante.

—¡Auch, que ciego! ¿Estás ciego?, deberías usar lentes para la próxima— intento levantarse.

—Lo siento amigo, no fue mi intención. Estoy buscando mi salón en el que tengo que estar— tendió su mano para ayudarla, pero la castaña lo manoteo.

—¿Amigo, amigo? De verdad que tienes que usar lentes, soy niña y a mí que me dices acaso soy... — no supo que decir, se levantó y se acomodó su vestido. —Ahh eres el niño que sus padres murieron en un accidente.

Asintió Xander.

—Te duele— Xander señalo con su dedo índice la pierna de Leticia.

—¿Qué? — lo miro confundida.

—Que si te duele el moretón de la pierna.







Recuerden que todo es ficción...

¿Qué le esta pareciendo la historia?

Teorías de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo

Acerca de:

Leticia Morales

Patricia

La directora Bennett

Alexander Black







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