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🍁 Prólogo


Domingo 31 de Agosto; 1997.

¿Cómo es aquella sensación en la que tu corazón palpita con fuerza y la adrenalina es demasiado fuerte? A tal punto que impacta en todo tu ser.

¿Existe el sentimiento no humano de querer correr como loco en el bosque?

Si. Incluso es bastante inexplicable el como tu lado no humano desaparece cuando la noche te da la bienvenida y la luna te llama a ser uno solo. Elegir ser parte humana o elegir ser libre en tu lado animal.

Aquella noche Jeon Namjoon eligió ser su parte animal o tal vez su propio animal lo hizo por él. Pero para la mala suerte del gran lobo negro, esa sería su última noche sintiéndose completamente libre.

Su instinto paternal lo invadió en su lado animal y al correr persiguiendo a aquella liebre para poder alimentar a sus cachorros...

Pero la liebre cruzó la carretera.

Y el lobo la siguió.

Ninguno percibió el camión que venía en el camino, y cuando Namjoon estaba apunto de atrapar a la liebre, ya era demasiado tarde.

El camión lo atropello y se volcó.

El impacto había sido tan fuerte, que el cuerpo del animal voló por la callé quitandole el aliento al instante, y aunque lucho para que sus pulmones recibieran aire.. su corazón dejó de latir a los segundos que se habían sentido minutos de agonía.

La policía al llegar al lugar se vió horrorizada. Las leyendas que se contaban acerca de que Busan tenía lobos en su bosque eran completamente ciertas y con el cuerpo de este lobo lo confirmaban. El accidente enseguida se hizo saber en todo el condado y llegó a los oídos de una madre que esperaba la llegada de su esposo.

Hwasa al escuchar a sus vecinos correr hacia la carretera gritando — "UN LOBO MUERTO! ENCONTRARON A UN LOBO EN LA CARRETERA"— Su corazón se agitó en miedo.

Su mirada se dirigió hacia su pequeño hijo de dos años y luego su mano se posó sobre su vientre de nueve meses de embarazo.

— Mami ¿Qué pasha? — preguntó el niño híbrido. Su Madre le sonrío con tristeza y le puso su capucha junto con una mascarilla.

— Vamos a buscar a Papá, Yoonie — dijo ella sacando su paraguas, ya que la lluvia había aparecido en aquella noche. Parecía como si el clima sintiera la angustia de Hwasa.

Como pudo, colocó a Yoongi en su porta bebés en la espalda y él abrazando a su madre para que no fuera a caer. Fue así como los tres fueron hasta la escena en donde casi todo el pueblo se hallaba. Había un lobo tumbado sobre la carretera, grande y de pelaje negro. Poseía una liebre en su hosico, pero el lobo estaba completamente tieso.

Se podía ver la sangre descender por la calle y lo peor de todo para Hwasa, los ojos del lobo estaban abiertos y ella pudo ver con claridad que se trataba de su esposo.

A Hwasa se le inundó los ojos de lágrimas, porque mientras todos en el pueblo decían "Qué atrocidad" "Ahora estamos en peligro" ella había perdido a su esposo. La persona que más amaba en el mundo y con quien formó una hermosa familia. Ni siquiera lo dudaba, podía reconocer al animal de su esposo en donde fuera. Aquel pelaje oscuro era el que ella siempre recogía y limpiaba en casa.

— Appa.. — y para su sorpresa, Yoongi también lo reconoció.

Hwasa tomó la manito del pequeño niño y dió la media vuelta para no seguir viendo como la policía investigaba el cuerpo de su amado. Porque no podía hacer nada, lamentablemente. Aunque por sus adentros quería gritar y decirle a todos que se callaran y se alejara del cuerpo de su amado, ella no pudo hacerlo. Porque si las personas del pueblo se habían enterado de aquel lobo, seguramente sabrían que sus hijos serían como su padre.

Y el instinto de Hwasa para proteger a sus hijos, se activo.

Al llegar a la puerta de su casa completamente destrozada y angustiada por lo que iba a ser su futuro con su hijo en brazos, sintió algo romper entre sus piernas, y el líquido cayó. Los vecinos enseguida actuaron sabiendo que Hwasa daría a luz, pero ella no quería dejar a su pequeño niño solo. Pero así tuvo que ser, ya que si alguien veía a Yoongi, quien aún no controlaba como esconder sus orejas y cola, los iban atrapar. Por eso antes de que la ayudaran, encerró a Yoongi en su apartamento.

— Por favor, no hagas ruido. Mamá llegará pronto — y el pequeño Yoongi esperó.

No durmió en toda la noche mirando hacia la puerta agitando su colita. Aunque fuese un niño de tan solo dos años, podía sentir que algo malo estaba pasando. Su Padre se encontraba en el suelo cuando fueron a buscarlo con su madre y ahora ella no regresaba ¿Se iba a quedar solo? El sentimiento que sintió su corazoncito fue demasiado fuerte para un niño de la edad de Yoongi.

Y entonces sus ojitos comenzaron a llorar y aulló desde su corazón llamando a su padre y a su madre, y por la madrugada a las seis finalmente se durmió.

Cuando el sol comenzó a salir y dieron las dos de la tarde, su madre no había vuelto aún. Lo sabía al encontrarse temblando de frío y su pancita gruñendo de hambre.

Al segundo día, dos de septiembre. Al pequeño Yoongi le seguía doliendo el estómago y tenía mucha hambre. Como pudo, alcanzó la llave de repuesto que sabía que Mamá la había escondido en los cajones de la cocina. Abrió la puerta y salió dejándola completamente abierta junto con las llaves puestas y se dirigió hasta la calle. Él recordaba el camino hacia la tienda, era un niño muy inteligente. Pero se le olvidó algo muy importante que su madre siempre le dijo

— "No debes salir nunca sin tu gorra y tu tapabocas"— pero aquel día, Yoongi lo olvidó. Llegó a la tienda de la señora Kim agarrando un dulce.

La señora al ver entrar al niño se sorprendió, porque aquel niño tenía orejas y una cola. Obviamente se asustó al verlo. Pero cuando el niño habló..

— Hambe — Dijo mostrándole el dulce y mirándole con una sonrisa en sus labios mostrando con todo gusto sus colmillos, mientras que agitaba su cola. La señora Kim no pudo resistirse, su corazón se estrujo a tan lindo niño que termino regalandole el dulce, cerrando la tienda y llendo a buscar un abrigo para cubrir al niño.

Lo alimentó dándole de su comida y se sorprendió lo mucho que comía el niño. Se preguntaba si él tenía algo que ver con el hallazgo de la otra noche.

— Niño ¿Y tus padres? — preguntó ella mirando como Yoongi comía.

— Papá suelo. Mamá enferma — respondió el niño y la señora Kim frunció su ceño.

— ¿Cómo te llamas?

— Yoongii — dijo apuntándose a si mismo y tirando la carne con sus filosos dientes.

Luego de comer, la señora Kim le dijo al pequeño niño que la llevara a donde vivía. Después de todo, Yoongi había llegado solo y suponía que sabía volver a su casa.

Cuando ambos llegaron, se encontraron con la sorpresa de que Hwasa se encontraba llorando sobre la alfombra, con un bebé en sus brazos. Suzy se sorprendió al ver a la pelinegra llorando sobre el piso.

— ¡Mami! — y al escuchar aquella vocesita, alzó su mirada. El niño enseguida corrió hasta ella abrazándola. Sosteniendolo con una mano, ya que en la otra sostenía a un pequeño bebé recién nacido.

— Yoonie.. Creí que te había perdido — ella se acurrucó en su hijo. La señora Kim se conmocionó con tal escena y cerró la puerta tras de ella llamando la atención de la pelinegra.

— Él llegó a mi tienda. Deberías de tener más cuidado, hoy anunciaron qué comenzaría la cacería de lobos. Tuvo suerte que nadie más lo viera

— Gracias. De verdad gracias — ella le sonrío en agradecimiento y peino los cabellos de su hijo — Dios.. Le debo la vida, señora — volvió a llorar y la señora Kim supo que la pelinegra no la estuvo pasando bien.

— No me des las gracias, déjame ayudarte — y Hwasa sintió su corazón ser acogido por Kim Suzy.

Había tenido la completa suerte de haberse topado con alguien como la señora Kim. Quien le dió alojo en su hogar mientras ella buscaba un trabajo y sacaba adelante a sus dos hijos.

La cacería de lobos no cesó. Sin embargo en muchas de sus búsquedas, solo hallaron las pisadas y cuevas de su esposo. Pero nunca más volvieron a encontrar a otro lobo. Hwasa sabía que tenía que cuidar a sus dos niños con su vida si no quería que los cazaran. Tenía que enseñarles a esconderse y a no dejar verse en su forma animal.

Y así pasó el tiempo, Hwasa aún viviendo junto a Kim Suzy.

— Papá es muy fuerte y nos cuida desde el prado. Por eso siempre debemos ser agradecidos — dijo hwasa con el bebé de ahora un año sobre sus piernas que babeaba con su manito en su boca y la mordía, este estaba recién sacando sus colmillos, era normal que mordiera todo lo que tenia en sus manos.

— ¡Sí! Yo quiero ir al Prado con Papi y kookie, Mami — dijo el pequeño Yoongi saltando sobre la cama y agitando la cola. Hwasa sonrió algo apenada, ella no quería eso.

— No Yoonie. Al prado iras cuando seas un anciano — esta vez respondió la señora Kim, entrando a la habitación con una sábana la cual, y sin intención alguna, Yoongi la había arañado y mordido en su forma lobuna. Hwasa se avergonzó por ello, más cuando Yoongi aulló al ingreso de esta y corrió en cuatro patas por toda la habitación.

— Lo siento.. Al parecer le gusta mucho tu presencia

— Lo sé, ya soy como su abuela ¿No es así, Yoonie? — este aulló nuevamente lanzándose de la cama hasta los brazos de la señora. Todos rieron a excepción del pequeño Jungkook.

— Suzy ¿En verdad no molestamos..? Hemos estado viviendo junto a ti cerca de un año y en verdad yo..

— Cállate mujer. Mi único hijo vive en Seúl, ya esta casado y tiene un hijo el cual aún no me presenta. De seguro es porque esa lunática no quiere que su hijo se acerque a mi — dijo algo triste sentándose sobre la cama junto a Yoongi — Ustedes me han llenado de alegría. Sobre todo Yoonie y Kookie ¿Verdad que sí? — la señora le hizo gracia al bebé, quien no dudó en reír y mostrar sus colmillitos.

Fue entonces cuando Hwasa se dió cuenta que iba a luchar por sus dos niños. No iba a permitir que nada les pasara a ninguno de los dos y se iba a esforzar día tras día para sacarlos adelante a ambos. Porque ellos eran su felicidad y sabía que el de su esposo también. Él siempre los cuidó cuando estaba vivo y no dudaba que ahora los cuidaba desde el gran prado.

Fue así como ambos niños fueron creciendo en la cabaña de Kim Suzy, hasta que finalmente Hwasa pudo conseguir un trabajo con el alcalde de Busan, se mudó a una casa cerca del bosque y de Suzy. Se sentía totalmente orgullosa de lo que había logrado y no dejaría que nadie tocase a sus hijitos, porque ellos eran su vida y su felicidad.



























©Un Lobo en Busan

Espero disfruten mucho de esta lectura ❤️

Gris

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