Capítulo Uno
Amelia Martínez
Era una noche clara y fresca, perfecta para observar el cielo. Las estrellas brillaban con intensidad, como pequeños diamantes esparcidos sobre el terciopelo negro. La constelación de Orión se destacaba en el horizonte, su cinturón de tres estrellas centelleando como un faro en la distancia.
El aire fresco acariciaba mi rostro, llevando consigo el aroma de la hierba recién cortada y el suave perfume de las flores nocturnas. Los grillos cantaban suavemente en el fondo, creando una melodía que me relajaba por completo.
Me sentía pequeña y frágil ante la inmensidad del universo, pero al mismo tiempo, me sentía conectada a algo más grande que yo. La paz interior que sentía en ese momento era como un abrazo cálido que me envolvía por completo.
Mi taza de café humeante se enfriaba en mi mano, pero no me importaba, estaba demasiado absorta en la contemplación del cielo.
Mi teléfono sonó, interrumpiendo el momento. Era Alex, mi mejor amigo.
'Hey, ¿qué haces?' preguntó.
'Estoy observando el cielo', le dije.
'Ah, genial', dijo él. 'Pero tengo algo mejor que hacer esta noche. ¿Quieres venir conmigo a un concierto?'
No quería ir, pero Alex es persistente. Me convenció de que sería divertido y que necesitaba salir un poco. Así que finalmente accedí.
'Okay, okay', dije. 'Pero solo si me prometes que observaremos el cielo nocturno juntos pronto'.
'Lo prometo', dijo él. 'Ahora, ¿qué te vas a poner?'
Me di cuenta de que no tenía idea de qué ponerme. 'No lo sé', le dije.
Alex se rió. 'No te preocupes, te ayudo. Ponte ese top verde junto con el pantalón negro que te quedan tan bien y las botas que te encantan'.
Me reí. '¿Cómo sabes lo que tengo en mi armario?'
'Soy tu mejor amigo, eso es todo', dijo él.
Así que me puse lo que me dijo le agregué una chaqueta negra de mezclilla negra junto a unos aros y una pulsera que tenia una estrella luego de eso salí a encontrarme con Alex. Estaba emocionada de ver el concierto, pero también sabía que pronto tendría mi momento de observar el cielo nocturno con él.
Cuando llegué al lugar del concierto, Alex ya estaba allí, esperándome con una gran sonrisa en su rostro. Me abrazó fuerte y me dijo: "¡Estás impresionante! ¡Ese top verde te queda increíble!". Me reí y le di un golpe juguetón en el brazo.
El lugar estaba lleno de gente emocionada, con camisetas de la banda y carteles con mensajes de amor. La atmósfera era eléctrica, y podía sentir la energía de la multitud ansiosa por ver a la banda en vivo.
El lugar era un espacio grande y oscuro, con filas de asientos que se extendían hasta el fondo. La iluminación era tenue, con luces de colores que parpadeaban en el escenario. El aire estaba cargado de anticipación, y podía sentir el olor a sudor y a perfume.
Antes de que comenzara el concierto, le avisé a Alex que iría al baño para refrescarme un poco. Al caminar, no vi a nadie frente a mí y, sin querer, choqué con un chico. Por lo que cerré los ojos para sentir el impacto, pero en cambio, sentí unos brazos fuertes sujetarme para no caer.
Al abrir los ojos, me encontré con un muchacho que parecía salir de mis sueños. Sus ojos azules brillaban como estrellas en la oscuridad, y su piercing en la nariz agregaba un toque de rebeldía a su rostro. Su cabello negro, con rulos alborotados que caían sobre su frente, parecía haber sido peinado por el viento mismo. Vestido con un pantalón negro que se ajustaba a sus piernas como una segunda piel, y una remera negra que lucía el logo de la banda en el pecho, parecía un verdadero roquero. Los aros que decoraban su oreja derecha reflejaban la luz y parecían bailar al ritmo de la música que sonaba en mí mente.
Me quedé hipnotizada por su belleza, y pareció que el tiempo se detuvo. Escuché un carraspeo suave, y entonces me di cuenta de que me había quedado mirándolo fijamente.
"¿Estás bien?", preguntó con una voz llena de preocupación, como si realmente se interesara por mi bienestar.
Salí de mi ensoñación, sonrojada y confundida, y me esforcé por pararme bien y responderle con una voz firme. "Sí, estoy bien. Lo siento, no vi por dónde iba", dije, intentando disculparme por mi torpeza.
Pero él solo sonrió, y su sonrisa fue como un rayo de sol que iluminó todo a su alrededor.
"No te preocupes", dijo, mientras me ofrecía su mano para ayudarme a levantarme.
Su contacto fue como una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo, y me sentí viva y conectada con él de una manera que nunca había sentido antes.
Mientras me ayudaba a levantarme, su mirada se encontró con la mía y sentí un escalofrío recorrer mí espalda. Su sonrisa se amplió y me hizo sentir como si fuera la única persona en el mundo.
"Me llamo Alejandro pero mis amigos me dice Ale", dijo, soltando mí mano pero manteniendo su mirada fija en mí.
"Yo soy...", comencé a decir, pero me trabé. ¿Por qué me sentía tan nerviosa?
Alejandro se rió suavemente. "No te preocupes, no te voy a morder", dijo, con una sonrisa pícara.
Me reí, sintiéndome un poco más relajada. "Me llamo Amelia", dije finalmente.
"Encantado, Amelia", dijo Alejandro, inclinando la cabeza.
"¿Qué te trae aquí esta noche?", preguntó Alejandro, con una curiosidad genuina que me hizo sentir cómoda.
"Mí amigo Alex es un gran fanático de la banda", dije, sonriendo. "Es por eso que estamos aquí esta noche. Él me arrastró para que viniera", agregué, riendo ligeramente.
Alejandro se rió también, y su sonrisa iluminó todo su rostro. "Bueno, me alegro de que lo hiciera", dijo, con una mirada que me hizo sentir como si fuera la única persona en el mundo. "De lo contrario, no te habría conocido", agregó, con una voz suave que me hizo estremecer.
Sonreí, sintiendo una conexión instantánea con él. "Sí, supongo que el destino quería que nos conociéramos", dije.
Justo en ese momento, una voz detrás de Alejandro interrumpió nuestra conversación. "Ale, es hora de salir al escenario", dijo un muchacho rubio y fornido, con una sonrisa amistosa.
Alejandro se volvió hacia mí, con una mirada de despedida. "Tengo que irme", dijo, con una voz que me hizo sentir un poco triste. "Pero espero verte después del concierto", agregó, despidiéndose con un beso en la mejilla.
Y se fue, dejándome con una sonrisa de felicidad en mí rostro. Me sentí como si flotara en el aire, con una sensación de emoción y anticipación.
Regresé con Alex, que me estaba esperando con una mirada de preocupación en el pasillo del concierto. Su rostro se iluminó al verme, y se acercó a mí con una sonrisa.
"¿Estás bien? Tardaste mucho y me preocupé", dijo, con una voz llena de inquietud. "Pensé que algo te había pasado".
Me reí ligeramente y le di un golpe en el hombro. "Estoy bien, Alex. Solo choqué con el guitarrista de la banda y hablamos un poco", dije, tratando de restar importancia al encuentro.
Pero Alex no se dejó engañar. Su mirada se iluminó de curiosidad y se inclinó hacia mí. "¿Hablaste con el guitarrista de la banda? ¿Alex o Damián?", preguntó, con una voz llena de emoción.
Sonreí, recordando la conversación con Alejandro. "Con Alex", dije, sintiendo un cosquilleo en el estómago.
Alex se sorprendió y abrió los ojos de par en par. "¡Wow, eso es increíble! Lia, me alegro mucho", respondió, con una sonrisa de oreja a oreja. "¿Qué pasó? ¿Qué dijo? Cuéntame todo", añadió, con una curiosidad insaciable.
Me reí de nuevo, sintiendo la emoción de Alex. "Bueno, solo hablamos un poco. Me dijo que era el guitarrista de la banda y que se llamaba Alejandro", dije, tratando de resumir la conversación.
Pero Alex no se conformó con eso. Quería saber todos los detalles, y me bombardeó con preguntas hasta que finalmente le conté toda la historia.
Alex escuchó con atención mientras le contaba sobre mí encuentro con Alejandro. Su rostro se iluminó de emoción y curiosidad, y no podía dejar de sonreír.
"¡Eso es increíble!", exclamó cuando terminé de contar. "No puedo creer que hayas conocido al guitarrista de la banda. ¿Y qué tal es? ¿Es tan guapo como parece en las fotos?"
Me reí. "Sí, es muy guapo", dije. "Y también es muy amable y simpático. Me cayó muy bien".
Alex se rió. "Me alegro de que te haya gustado", dijo. "Tienes que verlo de nuevo después del concierto. Pregúntale si puede firmarte un autógrafo o algo".
Me sonrojé. "No sé, Alex. No quiero ser una fanática pesada".
Pero Alex insistió. "Vamos, Lia. Será divertido. Y quién sabe, maybe hasta consigas un número de teléfono o algo".
Me reí de nuevo. "Alex, eres un pesado. Pero okay, lo haré. Por ti".
Alex se rió y me dio un abrazo. "Eso es mi chica", dijo. "Ahora vamos a disfrutar del concierto. La banda está a punto de salir al escenario".
De repente, las luces se apagaron y la multitud estalló en gritos y aplausos. "¡Constelacion Beats! ¡Constelacion Beats!", coreaban los fans. La banda salió al escenario, y la energía en el teatro se volvió aún más intensa.
La multitud se volvió loca, gritando y aplaudiendo mientras la banda comenzaba a tocar la primera canción. El teatro se convirtió en un mar de luces y sonido, con la banda en el centro, creando una experiencia que era a la vez intensa y emocionante.
Me sentí arrastrada por la energía de la multitud, y mí corazón comenzó a latir al ritmo de la música. Alejandro estaba tocando la guitarra con una pasión que me impresionó, y su mirada se encontró con la mía en varias ocasiones.
Me sentí atraída por él de una manera que no podía explicar. Era como si nos hubiéramos conectado de alguna manera, y la música era el puente que nos unía.
Alex me golpeó el hombro. "¿Estás bien?", me preguntó, gritando sobre la música.
Asentí, sin apartar mis ojos de Alejandro. "Sí, estoy bien", dije, sonriendo.
El concierto continuó, y la energía en el teatro siguió creciendo. Me sentí como si estuviera en un sueño, con Alejandro como el protagonista.
La música parecía envolverme en un abrazo cálido y emocionante, y Alejandro era el centro de todo. Su guitarra cantaba con una voz propia, y su pasión era contagiosa. Me sentí como si estuviera flotando en el aire, con la música como mí único sostén.
Alejandro se movía por el escenario con una gracia y una seguridad que me impresionó. Su mirada se encontró con la mía de nuevo, y sonrió. Me sentí como si hubiera recibido un golpe en el corazón.
Alex me golpeó el hombro de nuevo. "¡Está mirándote!", gritó sobre la música. "¡Estás conquistando al guitarrista!".
Me reí y negué con la cabeza, pero no pude evitar sentir una emoción que no había sentido en mucho tiempo. Era como si Alejandro y yo estuviéramos conectados por una cuerda invisible.
La banda tocó canción tras canción, cada una más emocionante que la anterior. El teatro estaba en llamas, con la multitud coreando y aplaudiendo sin parar.
Finalmente, la banda anunció su última canción. Alejandro se acercó al micrófono y miró directamente hacia mí. "Esta canción es para alguien que conocí está noche", dijo, con una sonrisa.
Mí corazón se detuvo. ¿Estaba hablando de mí? La multitud estalló en gritos y aplausos, y la banda comenzó a tocar la última canción.
La música fue como un torbellino que me arrastró hacia Alejandro. Me sentí como si estuviera en un sueño, con él como el protagonista. La canción terminó, y la multitud estalló en aplausos.
Alejandro se inclinó hacia el público, sonriendo, y luego se volvió hacia mí. Nuestras miradas se encontraron, y me sentí como si hubiera recibido un mensaje secreto.
La banda salió del escenario, y la multitud comenzó a disgregarse. Alex me golpeó el hombro. "Vamos a buscar a Alejandro", dijo, sonriendo.
Me sonrojé y sonreí, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. "Vamos", dije, siguiendo a Alex a través de la multitud.
Llegamos al backstage y Alex llamó a la puerta. Un hombre robusto vestido de negro con auriculares abrió y miró a Alex. "¿Puedo ayudarte?", preguntó.
"Sí, somos amigos de Alejandro", dijo Alex. "Queremos felicitarlo por el concierto".
El hombre miró a Alex y luego a mí. "Okay, pueden pasar", dijo.
Entramos en un pasillo estrecho y oscuro, y finalmente llegamos a una habitación pequeña con un sofá y una mesa. Alejandro estaba sentado en el sofá, bebiendo un vaso de agua.
Se levantó al vernos y sonrió. "Hola de nuevo", dijo, mirándome a mí. "Me alegro de que hayas venido".
Me sonrojé de nuevo y sonreí. "Me alegro de haber venido", dije.
Alejandro se acercó a nosotros y nos abrazó. "Gracias por venir", dijo. "Me alegro de haberlos conocido".
Alex se rió. "De nada, hombre. El concierto estuvo increíble".
Alejandro sonrió. "Me alegro de que les haya gustado", dijo.
Y entonces, Alejandro me miró a mí y me preguntó: "¿Quieres salir conmigo un día de estos?".
Sorprendida respondí,"Me encantaría"
Alejandro sonrió y se acercó a mí. "Genial", dijo. "Dame tu número para pronto para confirmar los detalles".
"Claro",respondí
Alejandro anoto mí número en su teléfono y asintió. "Te llamaré pronto", dijo. "Probablemente mañana o pasado mañana"
Me sentí un poco nerviosa, pero intenté mantener la calma. "Perfecto", dije.
Alejandro se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. "Hasta luego", dijo.
Me despedí de él y salimos del backstage. Alex me miró con curiosidad. "¿Qué pasó?", preguntó.
Le conté sobre la cita y Alex se emocionó. "Es genial, Lia", dijo. "Estoy seguro de que lo pasarás bien"
Llegamos a casa y me acosté, pero no podía dormir. Estaba pensando en Alejandro y en nuestra cita. Me sentía ansiosa por saber qué pasaría.
Y así, nos fuimos a casa, con una sensación de emoción y anticipación. ¿Qué pasaría en nuestra cita? ¿Sería el comienzo de algo especial?
Llegué a casa y me acosté, pero no podía dormir. Estaba pensando en Alejandro y en nuestra cita. Me sentía nerviosa y emocionada al mismo tiempo.
Finalmente, me quedé dormida, soñando con Alejandro y con lo que podría pasar en nuestra cita.
¿Qué pasaría después? ¿Sería el comienzo de algo especial?
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