Capítulo 3 Naitray
Era una cálida noche de verano, y mientras las sombras se extendían en las calles silenciosas, yo me deslizaba por las paredes de una casa tranquila, atraído por la mente de una niña de nueve años que vivía en su propio mundo de dibujos, cómics y fantasía. Su nombre era Naitray, y aunque parecía vivir en un universo de color y creatividad, había una inquietud latente dentro de su cabeza que yo, el ToC, reconocí de inmediato.
Naitray era la más joven de tres hermanas, y tenía el privilegio único de tener su propia televisión en su habitación. En su pequeño refugio, alejada del bullicio familiar, solía perderse en su propio mundo, viendo anime y leyendo cómics hasta que el sueño la vencía. Pero aquella noche, algo diferente estaba a punto de ocurrir.
Mientras sus padres y hermanas dormían, Naitray permanecía despierta, cambiando los canales sin rumbo fijo, buscando algo que la entretuviera. Sentí el momento exacto en que mis energías la rodearon, sabiendo que algo crucial estaba por suceder. Y así fue. Sus pequeños dedos, que sostenían el control remoto, la llevaron hasta el canal 55.
En la pantalla apareció una escena grotesca y bizarra de una película de terror, llena de violencia explícita y detalles que ningún niño de su edad debería haber visto. Los ojos de Naitray se abrieron de par en par, su corazón latía con fuerza, y su mente, una vez pura, fue invadida por esas imágenes perturbadoras. Ahí, en ese preciso instante, yo encontré mi puerta de entrada.
Los días siguientes, Naitray no pudo sacarse esas imágenes de la cabeza. Las escenas se repetían una y otra vez, incluso en sus sueños, convirtiéndose en una pesadilla recurrente que la atormentaba sin cesar. La inocente niña, que una vez se refugió en la fantasía, comenzó a temer la realidad que había visto. Fue así como mi influencia en su vida se hizo cada vez más fuerte.
El ToC supersticioso y mágico tomó control. Naitray, en su intento desesperado por evitar cualquier recuerdo de esa noche, desarrolló un extraño hábito: eliminó la tecla del 5 en su control remoto. Sabía que si no podía cambiar al canal 55, no corría el riesgo de ver otra vez esas horribles escenas. Pero esto no fue suficiente.
Naitray empezó a crear rituales, formas de protección contra el miedo que la devoraba. Pronunciaba letras de canciones y oraciones que había aprendido en la iglesia, con la esperanza de mantener alejadas las imágenes perturbadoras. Sus rituales, aunque irracionales, eran su única forma de encontrar paz en medio del caos interno que yo le había provocado.
Sin embargo, en medio de su lucha contra mí, había un resquicio de alivio en su vida: un cómic muy popular en Internet llamado "Amor Intergaláctico". La historia de amor entre un chico adolescente y un alienígena le brindaba un consuelo inexplicable. Cada vez que leía las páginas de ese manga BL, Naitray sentía que sus tormentos se desvanecían, aunque fuera solo por un rato.
Esa historia no solo la calmaba, sino que también despertó algo nuevo en ella: el deseo de crear. Naitray comenzó a escribir sus propios cómics BL, historias donde chicos humanos se enamoraban de monstruos, alienígenas, o cualquier otra criatura fantástica. En la soledad de su habitación, su creatividad florecía, y sus historias llenas de imaginación encontraban su hogar en Internet.
Se hacía llamar Naitraykawaii6 en las redes sociales, y aunque pocos lo sabían, su talento empezaba a ser reconocido. Lo que Naitray no imaginaba era que en su propio colegio había alguien que seguía sus publicaciones con devoción: Daniela, la bravucona de la clase. Pero Daniela ya no se sentía cómoda con ese nombre. Inspirada por los personajes de Naitray, decidió adoptar un nuevo nombre, uno que resonaba con la fuerza y la intensidad de sus sentimientos: Tristán, como el chico lobo de la historia favorita de Naitray.
A medida que los días pasaban, Naitray seguía enfrentando mis tormentos, buscando alivio en sus rituales y en su pasión por la creación. Aunque su mundo parecía estar en constante lucha, había una chispa de esperanza en cada página que dibujaba, en cada historia que escribía. Pero yo, el ToC, sabía que mi presencia en su vida estaba lejos de terminar.
Porque aunque Naitray podía encontrar consuelo en sus historias y en sus rituales, yo seguía allí, acechando en las sombras, listo para recordarle que, por más que intentara escapar, siempre estaría a su lado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro