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13#

–¿Izan? ¿Qué pasó aquí? –dice al verme en este estado tan miserable. ¡Es su culpa, lo odio!

–Unos gatos invadieron su departamento y él se cree uno de ellos. –contesta Nick pero esa no es la verdad.

–¡Estoy así por tu culpa! –digo lloriqueando, no me importa tener mocos en la cara –M-Me abandonaste.

–Pero... Deja el teatro Izan, sólo los alfas y omegas sufren por un lazo roto. Nosotros no. –responde matándome de nuevo con sus palabras. Es como si estuvieras en el suelo y le suplicaras ayuda a la persona que más quieres pero esta termina clavándote un cuchillo por la espalda.

–Hola, oh-eh, creo que... es un mal momento. –en la puerta se encuentra Marina, es la chica nueva del edificio. Me pregunto qué hace aquí.

–No amor, sólo ayudo a mi amigo. –responde Noah haciendo que me quede con la boca abierta. ¿Amor? A mí nunca me dijo esas cosas mientras estábamos enlazados.

¡¿Amigo?! ¿Después de la fisura y de la fractura soy sólo su amigo? Ya no lo soporto –¡No puedes entrar aquí! –digo poniéndome de pie y caminando hacia ella. Marina trata de decirme algo pero yo observo su marca por un momento para después cerrar la puerta en su cara.

–Izan, ¿Qué mierda te pasa? –Noah trata de abrir la puerta pero tomo su muñeca para detenerlo.

–Tú no puedes salir hasta que hablemos. –murmuro manteniendo mis cejas como una línea recta. Él me desafía con la mirada por un momento. Yo... había extrañado mucho ver esos ojos.

–Creo... que los dejaré solos. –Nick se escabulle entre nosotros, asustado, y sale por la puerta rápidamente, una vez que quedamos sólo yo cierro la puerta con llave y la guardo dentro de mi bolsillo.

–¿Hablar de qué? –Noah es el primer en romper el silencio.

–¡De todo lo que está pasando! –grito exaltado –Todo estaba bien, nos rendimos al lazo pero tú desapareciste sin decirme nada y cuando fui a buscarte ya habías roto el lazo. –hablo tratando de calmarme y de no gritar.

–Lo pensé mejor y nosotros no somos compatibles. Además fuiste el primero en no querer el lazo. –contesta y es cierto –Marina y yo tenemos mucho en común y cuando la conocimos en el estacionamiento comencé a hablar con ella. Luego la marqué. –me explica como si no fuera gran cosa. Estoy muriendo por dentro y él no lo sabe, no hay lazo.

–Si... dije que no quería el lazo pero con él aprendí mucho de ti. –hablo tomando sus hombros, hasta ahora no me había dado cuenta lo mucho que extrañé tocarlo, aunque sólo pasara unos días. Lo extraño y quiero que él también sienta lo mismo por mí, quiero que comprenda mi dolor –Con el lazo experimenté muchas sensaciones nuevas, podía... sentirte. Te comencé a querer. –finalizo sintiendo mis lágrimas bajar por mi rostro. Odio llorar.
Noah trata de alejarme pero termina dándome un abrazo, su perfume es tan agradable y yo debo oler a basura.

Me atrevo a besar su mejilla y cuello cuando está con la guardia baja, sintiendo su piel contra mis labios resecos y agrietados –¡No me toques! –él me da un fuerte empujón y mi espalda se golpea contra la pared más cercana.

Trato de controlar mi respiración y soportar el dolor, no sólo físico –Noah... me duele mucho. ¿Por qué mejor no me matas? –hablo bajando la mirada hacia la bandita de mi muñeca, es la marca de mi patético intento de suicidio. Ni siquiera puedo hacer eso bien.

–No digas esas estupideces. –él me toma del cuello de mi ropa, su aliento a menta choca contra mi rostro –Este no es le Izan que conozco, fuiste ascendido y no haz ido a trabajar. ¿Quieres que te despidan?

–No me importa. –contesto y por su rostro de sorpresa pienso que no esperaba esa respuesta. ¿Un beta que no le interese su trabajo? Me volví completamente loco.

–Otra vez con idioteces. –Noah me sacude de los hombros –Es la depresión, no puedes decir todo eso, no estás bien. –él me toma del rostro para que lo mire. Es tan amable, continúa hablando con éste desastre de beta –Ya pasará ¿Oíste?

Noah me ayuda a mantenerme de pie pero comete un gran error, se encuentra demasiado cerca de mí. Yo lo empujo haciendo que ambos terminemos en el suelo, estoy sobre él y trato de inmovilizarlo. Es más difícil de lo que pensaba, además Noah golpea mis costillas con tal que lo suelte –No tienes ideas de lo que se siente... Pero lo harás. –hablo acercándome a su cuello y me apresuro a morderlo antes de que pueda apartarme, lo hago en el mismo lugar donde antes estaba la marca. Me dolió ver que ya había desaparecido por completo.

–¡Izan! –gruñe mi nombre y su puño se levanta para golpearme en el rostro, yo quedo paralizado sin siquiera poder defenderme ¿No funcionó?  –¿Por qué lo... h-hiciste? –los ojos de Noah comienza a cristalizarse y llora haciendo que se sorprenda mucho. Él toca sus mejillas para luego mirarme en silencio. Para entonces comencé a sentir esa calidez en mi pecho de nuevo, el vacío ya no está.

–¡Lo siento, perdona! –me disculpo por haberlo marcado. Él no quería y me dejé llevar –Soy un estúpido. –hablo tratando le limpiar mis lágrimas pero mis manos tiemblan mucho. En eso Noah las toma entre las suyas y siento sus dedos borrando las lágrimas de mis mejillas.

–Mi estúpido. –responde dándome un fuerte abrazo, mi rostro queda en su pecho y puedo escuchar su corazón palpitar al mismo tiempo que él mío. Pude volver a sentir esa agradable sensación.

–Pero dijiste que...

–No c-creí que fuera en serio... –me interrumpe colocando su mano en mi boca –Pero a-a-ahora lo siento, es... es horrible. Perdóname. –Noah me abraza con más fuerza mientras estamos en el suelo, siento un escalofrío a causa de él ya que su espalda está contra el piso frío. Es la conexión. Extrañé mucho esa sensación.

Yo lo rodeo con mis brazos y limpio la mordida con cuidado, de vez en cuando suelta un quejido de dolor –No basta con eso. –susurro en su oído. En eso Noah toma mi rostro con su mano y me aleja serio.

–No me vas a sodomizar. –responde frunciendo el ceño. Ay que delicado.

–La segunda vez te gustó tanto que terminé en el hospital. –comento haciendo que su rostro se vuelva muy rojo –Pero lamento decirte que deberás hacer otra cosa. –mis cejas suben y bajan mientras que una sonrisa maliciosa aparece en mi rostro.

Te irás al infierno. –me dice mi conciencia, pero es de ahí de donde vengo.

Unos minutos después:
–¡¿Qué?! –exclama Marina atónita.

–Ya lo oíste perra, me habías dicho que no querías un lazo y luego apareces siendo la nueva pareja de mi Noah. –hablo estando a los pies de él mientras abrazo sus piernas. No lo dejaré solo con esa serpiente.

–Si, me gustan los hombres y eso de enlazarnos fue un error. Además terminé en el hospital por el suculento amigo que Izan tiene entre las piernas. –habla Noah y yo pico su pierna para que diga lo que falta –Lo nuestro no iba a funcionar ya que somos del mismo bando. –finaliza esperando la reacción de ella. La cual termina siendo una fuerte cachetada en el rostro de Noah que hasta a mí me dolió. ¡Maldita!

–Ya estás perdonado. –sonrío e intento besarlo pero su mano tapa mis labios.

–Tu boca apesta, ven que necesitas un baño. –él me toma del brazo para llevarme al baño. En eso escucho a Nicolás y a Natalia discutir.

–¿Volvieron a estar juntos?

–Si, eso fue impresionante. Ahora Noah lo llevó a darse un baño.

–Quiero ver. –Natalia se asoma a la puerta pero Nick se disculpa y se la lleva. Ella me vio desnudo pero no me importa, ni que fuera la primera banana que ve en su vida.

Yo me río al pensar eso, entonces mi beta me ordena entrar a la ducha y así lo hago pero me aseguro de traerlo conmigo bajo la ducha. Noah grita pero no hace nada para liberarse de mis brazos que están alrededor de su cintura. La ropa mojada lo hace ver muy bien y ahora comienzo a preocuparme de eso que debo estar seis meses sin sexo.

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