12#
Abro lentamente mis ojos mientras siento diferentes tipos de dolor en mi cuerpo, debe ser porque no como muy bien. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado desde que Noah rompió el lazo, meses, años tal vez pero tampoco me importa. Aún sigo vivo.
–Izan ¿Estás ahí? –creo que la voz de Nicolás. La puerta se abre y la luz del pasillo hace que mis ojos se cierren, el brillo es muy fuerte y apenas puedo mirar –Oh por la Luna. –dice tomando su cabeza con las manos, él cubre la luz con su cuerpo y logro abrir los ojos.
–Hola Nick, cuanto tiempo sin verte. –hablo teniendo mi voz raspoza, en ese momento veo algo moverse a mi alrededor. Ah sí, son mis nuevos amigos me siempre me acompañan, ellos si saben dar amor y me quieren. Dos de esa bolas peludas vienen hacia mí y lamen mi rostro mientras ronronean. También tengo a otros sobre mí durmiendo pero no me importa, ellos si quieren estar a mi lado. ¡No como Noah! Ese demonio.
–¿Y todos esos gatos? –me pregunta Nicolás, él le comienza a gruñir a todos y los espanta haciendo que escapen por la puerta y las ventanas del departamento.
–¡No! Ellos son lo único que me queda. –digo desesperado pero ya es tarde, todos huyeron y dudo que regresen. Esos animalitos tiene muy mala fama al no ser como los perros, aún así no son malos. Cuidaron de mi todo este tiempo trayéndome comida, sus presas, y acurrucándose a mi lado cuando sentía frío.
–Soy gatos, Izan. Mira que desastre. –Nick me levanta del suelo sosteniendo mi brazo, apenas puedo levantarme y siento su brazo pasar detrás de mi espalda para sostenerme.
–¿Qué es esa peste? –la chillona voz de Natalia hace que rode los ojos. Es obvio que estaría aquí, ella está enlazada con Nick y tiene una bonita marca plateada en su cuello. Los odio.
–El departamento de Izan estaba lleno de gatos, esas cosas hicieron un desastre aquí. –le contesta pero en realidad todo ya estaba destrozado antes de que mis mascotas peludas llegaran.
–¡Largo! ¡Quiero estar solo! –doy un empujón a Nicolás para que me suelte y me sostengo de la pared más cercana –¡Los odio! –mis gritos retumban en mis oídos haciendo que sienta un fuerte dolor de cabeza. Como si tuviera una resaca terrible.
11:28, en el hospital más cercano:
–Es la tercera vez en este mes que éste regresa, ¿Dónde está su pareja? –dice la enfermera teniendo los brazos cruzados –Al menos sus casos son muy interesantes. ¿De qué se trata ahora? –pregunta curiosa mientras acerca una maldita luz en mis ojos. Luego mete una paleta de madera en mi boca diciendo que abra lo más grande que pueda, eso me hace toser y gruño para que se aleje de mí.
–No quiero estar aquí. –digo intentando levantarme pero Nick se me adelanta, en un abrir y cerrar de ojos me encuentro amarrado a la camilla mientras me sacudo de un lado al otro para liberarme –¡Suéltame ahora! ¡No quiero, los odio, me quitaron a mis amigos! –grito lo más fuerte que puedo. Luego siento un pinchazo en mi brazo, unos minutos después me siento como si estuviera flotando.
–Ya está. Tus amigos sólo quieren ayudarte. –la enfermera me sonríe mientras acomoda la almohada que está en mi cabeza.
–Lo trajimos porque estaba muy agresivo y su departamento se encontraba lleno de gatos, esa plaga pudo pegarle algo no lo sé. –habla Natalia estando junto a Nick, ambos hacen una linda pareja. Disculpen... no los odio, me odio a mí mismo.
–Bueno, él se encuentra muy débil, le hace falta muchas vitaminas y su comportamiento agresivo se debe a la falta de sueño. Tiene todos los síntomas de una terrible depresión. –les explica la enfermera mientras yo miro a todos en silencio. Hablan de mí como si no estuviera presente.
–Hace tres días rompieron el lazo que tenía con su pareja. Debe ser por eso que se encuentra así ¿No?
¡¿Tres días, sólo pasaron unos malditos tres días?! Mis ojos comienzan a picar cuando me imagino todo el sufrimiento que debo soportar. No lo soportaré.
Mientras Natalia y Nicolás hablan con la enfermera, yo noto que las bandas están un poco sueltas, así que muevo mi brazo y tomo un bisturí que estaba a mi alcance dentro de una bandeja junto con otros instrumentos, llevo el filo del bisturí a mi muñeca derecha y me hago un pequeño corte.
–¡Ay, duele! –me quejo tirando el cuchillo lejos mientras tomo mi muñeca, el corte es muy grande y deberán cocerlo. Por el amor de Luna.
–¡Deja eso! –la beta me regaña y coloca un algodón con alcohol en la herida. La limpia con cuidado y luego me coloca una bandita. Parece que no era tan grande como me parecía –Es muy peligro en este estado, no deben dejarlo solo ¿Okey? –les indica a los otros haciéndome bufar. Sólo quiero estar solo.
14:37, de regreso al departamento:
–No sé molesten, estoy bien. –digo tratando de sonreír mientras Nick empuja la silla de ruedas en donde me encuentro, estoy tan débil que no puedo caminar, que patético.
–Nada de eso, estás mal y nosotros cuidaremos de ti. –Natalia se cruza de brazos para después darme unas cuantas pastillas y un vaso de agua. Son vitaminas recetadas por el médico.
–Ahora a limpiar este desastre. –Nick se arremanga mientras comienza a limpiar mi departamento, él arroja la basura, abre las ventanas y barre el suelo. Al momento de lavar mi ropa, un gatito sale del montón, asustando a mi amigo –¿Otro gato? ¡Largo, largo!
–No. –me pongo de pie como puedo y tomo al animalito entre mis brazos, se trata de Gala. Una gata de pelaje corto y de tricolor.
Mis fuerzas me fallan y termino recostado contra la pared mientras abrazo al gato.
Lo que Izan ve:
Como en realidad es:
Como los demás la ven:
–Izan dame a ese gato ahora. –Nick viene hacia mí pero abrazo a Gala para que no me la quiten, es la única que quedó ya que se encontraba dormida en el nido que hizo dentro de mi ropa –¡Izan!
Yo lo ignoro mientras siento el calor de Gala contra mi pecho, eso me tranquiliza un poco y más aún cuando comienza a ronronear, creo que sabe lo triste que estoy y no se aparta de mí –No, por favor. –murmuro manteniendo mis ojos cerrados, entonces recuerdo cuando fui a buscar a Noah. Él me dejó solo, no fui lo suficientemente bueno y dedicado mientras estábamos enlazados. Es mi culpa. Comienzo a llorar y mis brazos se aflojan lentamente, Gala se desliza lejos de mí haciendo que abra los ojos. Veo que Natalia la toma con un poco de asco y la deja dentro de una caja para después llevársela. Mi llanto se hace aún más fuerte y me echo al suelo mientras abrazo mis piernas.
–Descuida, pasará. –Nick trata de consolarme pero sus palabras dan asco y no sirven para nada.
–No, sé... q-que no. –respondo cerrando los ojos con fuerza.
–¡Toc, toc! ¿Hay alguien? –escuchamos en la entrada. Yo me abrazo a mí mismo con más fuerza, quiero que la tierra me trague justo ahora e intento contener mi llanto para que Noah no me vea así. Él... se ve perfecto mientras que yo doy asco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro