
II: Forasteros
La primera vez que conocí a Lucían fue a través de rumores.
—¡Sasha! —Yo estaba peinándome el cabello cuando mi hermana Cathleen entró como un vendaval— ¡Hay forasteros en el pueblo!
Mi hermana Cathleen desde niña había sido muy efusiva, por su talento especial, que era "transformar". Ella podía aplicarse en sí misma un cambio físico a su cuerpo: agrandar su cuerpo, hacerlo más pequeño, mejorar su vista o mejorar cualquier atributo físico de si misma siempre y cuando su cuerpo pudiera soportarlo.
Irónicamente mi hermana a pesar de poder pasar de ser una chica menuda a tener unos músculos enormes que podían quebrarte el cráneo si quisieran, era muy insegura de sí misma y también era demasiado empatica para su propio bien.
La razón por la cual digo esto es porque días atrás Cath estaba triste porque últimamente las personas de la familia ven mal mi cabello rubio, que hace latente mi herencia Ashworth, la familia que tanto odian los Nigthshade.
Cath, fiel a su estilo, sin preguntarle a nadie, decidió teñirse el pelo de rubio para combinar conmigo y así disminuir los rumores de mi.
Obviamente no tomo en cuenta que era más fácil que yo me tiñera el cabello a un color más "Nightshade" a que ella se tiñera su hermoso cabello oscuro de un rubio similar al mío, ya que algunos miembros de la familia se tomaron esa acción como una afrenta personal.
Una cosa era que yo hubiera nacido rubia, ellos lo dejaban pasar porque sabían que yo no había pedido nacer así, Cath lo había hecho por gusto propio y eso a sus ojos era mil veces peor, pues sentían que Cath rechazaba su herencia Nightshade.
Aunque esas personas eran más los puristas de sangre; ancianos, personas de ramas secundarias de la familia que no podían creer que alguien de la familia principal y nieta del líder pudiera despreciar tan abiertamente su sangre Nightshade.
Que no era el caso de Cath, ella solo quería de dejaran de hablar de mi. De todos modos; mama, papa, los abuelos y Rabastan solo le dijeron a Cath que si ella estaba feliz con parecerse a mí, que ignorara a los demás.
Pero, como ya había dicho, Cath aparte de ser empatica y efusiva la mayor parte del tiempo, también es muy insegura, de modo que aunque el propio líder de su familia le dijera que ignorara las habladurías, para ella era difícil hacerlo.
Por esto, la llegada de nuevos forasteros la tenía tan feliz, porque así la familia Nightshade tendría otro blanco de habladurías, al igual que todo el pueblo.
—¿Los ancianos permitieron que entrara gente nueva? No es época. —Fruncí el rostro tratando de recordar si ya era la época donde se hacía el festival donde se permitía el paso a gente forastera con la finalidad de conseguir ingresos extra para el pueblo.
A veces me encerraba tanto en mi misma que solía olvidar las fechas o el flujo de tiempo; era mi abuelo o mis padres quienes me lo tenían que recordar.
—¿Recuerdas a la familia Winter?
Ah, los Winter, una familia fundadora bastante arcaica y con tendencia a la endogamia, algo que propició su propio declive ya que ellos no querían mezclarse con otras familias fundadoras o habitantes del pueblo, mucho menos con forasteros.
Si bien es cierto que varias familias fundadoras buscan la preservación de la sangre por sobre todo, la endogamia era algo en lo que se recurría como último recurso, por eso se hacían alianzas matrimoniales con otras familias fundadoras o familias de bajo rango que vivían en el pueblo y en casos muy especiales, los ancianos permitían que las casas bajas o las familias secundarias se casaran con forasteros siempre y cuando prometieran su lealtad al pueblo.
Mis abuelos maternos fueron una excepción muy grande; mi abuelo siendo el futuro líder y mi abuela una forastera; no fue bien visto durante mucho tiempo, pero al ver que mi abuela era fértil y fuerte para contribuir a dar a luz a buenos herederos, le permitieron quedarse.
En total mi abuela dio a luz a cuatro hijos, de los cuales todos habían heredado un don de la familia, eso hizo que la familia Nightshade quedara satisfecha y con una apertura mucho más grande hacia los forasteros, tanto que preferirían que unir a un forastero a la familia que a un Ashworth, pero eso es otra historia que contaré después.
—Pensé que se habían extinguido, si no mal recuerdo, el último heredero de los Winter acaba de morir de una enfermedad genética ¿no? —Deje de cepillarme el pelo para voltear a ver a mi hermana.
—Eso es lo interesante —los ojos de Cath, de un verde brillante, resplandecían—. Se dice que el último heredero tenía una hermana que fue repudiada.
Trate de hacer memoria, pero no recordaba ningún escándalo de esa magnitud, quizá le pregunté después a los fantasmas, ellos siempre se enteran de cosas interesantes.
—Bueno ¿y qué tiene que ver con los forasteros si la repudiaron? Tú sabes que alguien repudiado no puede volver al pueblo, está penado.
—Que los ancianos decidieron que era mejor aceptar a una repudiada a que se extinguiera la familia Winter.
Viéndolo así, volver a aceptar a una repudiada sería el menor de sus problemas si eso les ayuda a mantener el equilibro de poder en el pueblo.
La extinción de una casa fundadora, aún una tan despreciable como los Winter, podría poner en aprietos el delicado equilibrio político en el pueblo.
—Entonces me supongo que los forasteros son la familia de ella ¿no?
Cath asintió.
—No sé más detalles, solo que aparte de la mujer de la familia Winter, llegaron con ella un hombre y tres jóvenes.
—¿Cuatro personas y una repudiada? Realmente las cosas deben estar mal si los ancianos aceptaron a tanta gente en esta época.
Las casas fundadoras más fuertes en este momento son tres: los Nightshade, los Ashworth y los Hawthorne.
Existen varias casas fundadoras, pero esas tres en particular son las más fuertes por sus dones, la cantidad de personas en la familia contando a las ramas secundarias y a su influencia en lo político, social y económico del pueblo.
Los Nightshade, por ejemplo, se encargan de las relaciones comerciales dentro y fuera del pueblo, toda las relaciones comerciales y el dinero deben pasar por la aprobación de la familia.
Los Ashworth por otro lado, son la fuerza militar y policiaca del pueblo, ellos podían emitir sentencias, dar castigos y controlar el orden dentro del pueblo.
Y los Hawthorne, los de belleza divina, son los encargados de mediar entre las otras dos familias rivales, lo que los hace los encargados del gobierno, sus dones basados en belleza y persuasión son perfectos para ello.
De hecho, una de mis mejores amigas, de las pocas que no me hablan solo por ver espíritus es una chica de la familia Hawthorne.
—¿Y si le preguntas a Amara? Su abuelo es el alcalde, algo ha de saber.
Amara Hawthorne es la única persona de mi edad que no ve diferente por hablar con los fantasmas ni me pide favores, es más, no hablamos de nuestras familias; sino que buscamos actuar como dos chicas normales sin el peso de sus dones.
Amara al pertenecer a la familia Hawthorne tiene un poder llamado "Encanto Sonoro" que es capaz de lograr que las personas se sientan atraídas hacia ella como un imán cuando la escuchan cantar aparte de obedecer todos los deseos que salgan de la boca de Amara al menos durante 24 horas.
Esto hacía que varios compañeros de clases le tuvieran miedo o que Amara no supiera si la gente estaba a su alrededor por su don o porque eran sus verdaderos amigos, por suerte el don no funcionaba con su propia familia o Amara hubiera perdido la cabeza.
Yo, a diferencia de los demás, era inmune a ese tipo de influencia externa ya que era casi lo mismo que cuando un espíritu intentaba poseerme y mi mente estaba diseñada para evitar ese tipo de manipulaciones.
—No creo que Amara sepa nada, lo último que me platicó fue que no andaba en buenos términos con su abuelo.
—¿No es la única nieta del señor Hawthorne? Nieta legítima quiero decir.
—Precisamente por eso no andan en buenos términos.
Cathleen se me quedó viendo pensado en cómo enterarse del chisme de los forasteros.
—¿Y si le preguntas al abuelo? Tú eres la sucesora después de todo.
—No quiero que me cobre el favor, ya sabes cómo es.
—Lo peor que te puede pedir es que asistas a una cita concertada.
—Y eso es lo que no quiero.
La sola idea de casarme por mera política me da asco y el abuelo lo sabe, por eso intenta disfrazar sus intentos de conseguirme pareja con citas concertadas según para que tenga "amigos".
—Oye, ¿se quedarán en la vieja casa Winter? —De repente se me ocurrió una idea.
—Es lo más seguro. —Cath me volteó a ver captando la idea que tenía en mente para enterarnos de quienes eran los forasteros.
(...)
Después de "engañar" un poco a nuestra madre, logramos convencerla de que nuestra intención de llevar unas galletas de bienvenida a los nuevos vecinos era un acto puro y desinteresado, y no una manera de alimentar nuestro propio interés sobre los forasteros.
—Recuerden que se presentan, dejan las galletas y se regresan. —Nos instruyó mamá, a ella no le gustaban las habladurías y menos que anduviéramos nosotros de chismosos.
—Si mamá.
—Y se llevan a Rabastan.
Cath y yo compartimos una mirada, pero no dijimos nada. Rabastan era el niño mimado de mamá y si mamá lo instruía en que nos apurara para no andar de chismosas, eso es lo que haría.
Y no me mal entiendan, Rabastan es el consentido de mamá, de Cath y mío porque es el más pequeño y el único varón. Aunque mamá no nos lo hubiese pedido, lo hubiéramos llevado.
Rabastan es muy tímido e inseguro, si Cath lo es, Rabastan es el doble o más y le cuesta hacer amistades, en especial porque su don se manifestó tarde y muchos lo veían peor que un forastero, por eso mamá y nosotras lo cuidábamos mucho, papá también pero en menor medida.
Toqué el timbre con mis hermanos posicionándose detrás de mi, esperando que nos abrieran o que nos echaran a patadas.
Para mi sorpresa, la mujer que nos abrió era una Winter de hueso colorado; cabello blanco como la nieve, piel pálida como si nunca le hubiera dado el sol y unos ojos increíblemente azules.
—¿Puedo ayudarlos en algo? —Hasta su voz era un susurro que se asemejaba al ruido de la nieve al ser pisada.
Carraspee en un intento de recomponerme y me presenté.
—¡Hola! Somos vecinos, pertenecemos a la familia Nightshade y... —Fui interrumpida por la mujer que me agarró de las manos con una mirada brillosa.
—Sabía que tenías un aire familiar ¿Irene es tú madre? —Cath, Rabastan y yo nos quedamos atónitos ¿esta mujer conocía a nuestra madre?
—¿Si? Bueno si, nuestra madre se llama Irene Nightshade.
—Si, te pareces mucho a ella ¿nunca te lo habían dicho?
Tuve que apretar mis ojos para no soltar lágrimas y verme patética frente a la mujer de cabello blanco, porque era la primera vez que me decían que me parecía a mi madre.
Casi siempre me decían que tenía una apariencia Ashworth y nada más, para ellos no existía ni mi don, mucho menos la lealtad que le profesaba a mi familia.
—Tus hermanos también tienen un parecido con Irene, pero tu salvo ese cabello rubio eres muy parecida a tu madre.
Asentí torpemente y extendí las galletas hacia ella; mis hermanos estaban viendo todo sin decir ni una palabra.
—Mí mamá mando estas galletas, es para darle la bienvenida al pueblo. —Debo admitir que me sentía vulnerable ante la mirada azul viéndome sin miedo sino más bien analizándome.
—Muchas gracias querida, dale mis saludos a Irene y a Tristán.
Al escuchar el nombre de mi padre me sorprendí ¿ella sabía? ¿Mis padres la conocían?
—Espero que podemos volver a vernos y pueda presentarte a mis hijos —la mujer sonrió y nos cerró la puerta con delicadeza.
Sentí que era mujer era mucho más enigmática de lo que pensaba y lo peor...
¡No pudimos ni sonsacarle su nombre!
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