Jungkook

Acabamos de bajar del auto y Taehyung ya está encapuchado y cubriéndose la cara con unos lentes de sol y un tapabocas con el dibujo de una estrella dorada en el medio. También lleva una bufanda gris al cuello que hace juego con su chaqueta.

—Pareces un ladrón de clase — le susurro. Él se alza de hombros.

—Me veo muy normal, ¿no lo crees, Nam hyung?

Namjoon asiente con la cabeza y se quita sus lentes. Sus ojos son negros como los míos. Él me sonríe y se le forman dos hoyuelos en las comisuras de sus labios. Lleva el pelo platinado y con mullet detrás de la nuca.

—Los seguiré lo suficientemente cerca ¿de acuerdo?

—Si señor. — Y hago un saludo militar a la antigua, sacabdole una risa a Namjoon.

—¿Vamos Kookie? Ya quiero que me muestres todo lo que hay por aquí.

Taehyung se deja llevar por la emoción y tira de mi brazo para empezar a caminar. Namjoon nos sigue por treinta pasos detrás, lo necesario como para que podamos hablar en privado y lo necesario como por si algo llegase a ocurrir.

Llevo a Taehyung a ver vidrieras de ropa y él insiste en entrar a todas y cada una de las tiendas.

—¿Te puedo tomar de la mano?

Lo miro extrañado por la pregunta. ¿por qué suena tan tierno? Se supone que debería imponer su presencia, no parecer un príncipe sumiso.

—Sí, claro.

Y cuando Taehyung entrelaza sus dedos con los míos, el mundo deja de girar a mi alrededor y se detiene solo para prestarle atención a él.

Se siente mágico. Como en un cuento de hadas.

. . .

Taehyung se detuvo en una tienda de ropa deportiva y estuvo allí dentro como por cuarenta minutos. Resulta que Namjoon y yo lo tuvimos que esperar afuera, sentados en un banco y comiendo burritos hasta que Taehyung salió cargando siete bolsas, llenas de ropa.

Namjoon casi lo mata cuando Taehyung le dijo que llevara las bolsas por él. Resulta que ahora Namjoon se fue a dejar las bolsas en el auto y lo estamos esperando en una tienda de libros y novelas gráficas.

—Entoces... ¿Puedo usar el dinero que me diste? — Le pregunto sosteniendo los tres libros que quiero conprarme hace ya mucho tiempo.

—Gastate todo el dinero y devuélveme la billetera, ese fue el trato. — Taehyung me guiña el ojo y besa mi frente mientras se dirige a la caja con dos novelas gráficas que le recomendé, pero en el camino recoge otras cinco más que le llaman la atención y las agraga a su compra.

—¿Sabes leer en coreano?

—Me cuesta, por eso preferí llevarme novelas gráficas en vez de novelas normales. ¿sabes qué es lo raro? Sé leer japonés, escribirlo y hablarlo perfectamente, pero el Coreano, que se supone que es más fácil, me cuesta horrores. No se porque será. 

Antes de pagar por mis libros me giro a verlo con cara estupefacta.

—Al parecer sabes muchos idiomas.

—Ocho, para ser exactos.

—¡¿OCHO?! ¿Pero qué tipo de coeficiente intelectual tienes tú?

Taehyung se ríe y pagamos nuestras compras. Al salir Namjoon nos está esperando con un carrito gigante.

—Los guaridas de la entrada estaban repartiendo carritos para quienes hicieran compras. Lo tenemos que dejar en la entrada del estacionamiento cuando lo terminen de usar ¿me oyeron?

—Así es. — Decimos al mismo tiempo y ponemos las cosas en el carrito, Taehyung insiste en llevarlo y me dice que jamás tuvo la oportunidad de llevar un carrito de compras antes.

—¿Y bien, cuales idiomas hablas?

—Inglés, Coreano, japonés, sé lo suficiente de Chino mandarín como para tener una conversación básica. Aprendí Francés, sé leerlo y pronunciarlo, pero a la hora de intentar hablarlo no puedo. Tuve clases de Español. Y estoy en el proceso de aprender Árabe y ya ingresé a un curso de Alemán.

Me quedo alucinado y sin darme cuenta me quedo parado a mitad de camino. Estoy frente a un genio.

—Ja, y yo aquí con mi Inglés básico y mi Coreano de alta calidad.

Taehyung me palmea el hombro y dice:

—Puedes aprender todo lo que te propongas.

—Nah, prefiero no romperme lo sesos intentando hablar un idioma que no es mio.

—Los idiomas abren las puertas del mundo, Kookie. Deberias considerarlo. Al menos el inglés. Algún día quizás te sea útil.

—Quizás pueda estudiarlo en un futuro. De momento solo tengo dinero para pagar los estudios de diseño gráfico, pero voy a pensarlo.

Él me guiña el ojo y nos adentramos en la próxima tienda, que para suerte de ambos resulta ser un stand de caramelos.

Llenamos casi todo el carrito.