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Capítulo Nueve

Capítulo dedicado a claraglameiro ya que caíste, al menos que sea por un buen motivo 😏🔥

(Canción: Feel My Love de Glenn Travis)

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RYU

Así que por muchas falsas quejas que pronunciase durante los veinte minutos en coche que suponían ir de nuestra calle al hotel donde me había dicho Saoirse que se habían quedado Thais y Esther, al parecer no fueron suficientes para evitar el inminente interrogatorio de la pelirroja.

—Entonces... ¿te gusta? —pregunta por millonésima vez.

—Tiene novia, cansina —repito la misma respuesta que le he dado durante casi quince minutos.

Por el rabillo del ojo me fijo en que abre la boca para decir algo, pero termina por negar con la cabeza y callarse. Se estira para subir un poco más la música de la radio y gira el rostro hacia la ventana, dejando que el silencio invada el coche, solamente siendo interrumpido por los acordes de la canción.

Pero no debería sorprenderme que, en menos de un minuto, un par de metros recorridos y tres semáforos más tarde, Saoirse vuelva a clavar sus ojos mieles en mí. Al frenar en un semáforo en rojo, apoyo mi mano en su asiento y enarco una ceja al entrever la sonrisita que amenaza con surcarle el rostro.

—No has dicho que no te gusta —susurra, no sé si más para ella misma que para mí.

—Que lista eres, genio.

—Eso significa que... ¡te gusta! —grita, haciendo que pegue un respingo sorprendido y gire el volante con más violencia de la que debería—. ¡¿Tú quieres matarnos o qué?!

Ese último gritito es el comienzo de un largo monólogo dramático donde me insulta varias veces mientras me echa en cara mi negligencia frente al volante. Mueve mucho las manos e incluso empieza a ponerse roja.

—Intenta respirar de vez en cuando, ¿quieres? —la interrumpo.

—Hace unos minutos podría haber sido mi último aliento y tú estás tan...tranquilo.

Pongo los ojos en blanco, consiguiendo únicamente que suelte un nuevo insulto en irlandés.

Si no fuese por el mal sabor de boca que me dejaron ayer los mensajes de Esther no habría aceptado ser el chófer. Mucho menos después de descubrir que tenía una novia con complejo de policía malo de película que lo cuestiona todo cada cuarenta segundos, pero después de ver el brillo preocupado en sus ojos... necesito asegurarme de que está bien.

Al girar hacia la izquierda, acabamos frente al hotel que señaló antes Saoirse en el GPS. Conduzco varias veces alrededor del edificio en busca de un aparcamiento hasta que localizo uno en la zona trasera, muy cerca de los grandes cubos de basura que supongo que pertenecerán al restaurante.

—A mí pregunta inicial... —dice en medio de un carraspeo. Se remueve en el asiento del copiloto, desabrochándose el cinturón y colocando, no sé ni cómo, una mano sobre la rodilla antes de apoyar el mentón en ella—, mi mejor amiga te gusta, ¿sí o no?

—¿Tu mejor amiga?

—Sí, mi mejor amiga. Céntrate.

No puedo evitar soltar un bufido divertido ante su tono autoritario. Saoirse, obviamente, me mira mal al hacerlo, aunque a estas alturas del camino estoy bastante acostumbrado.

—No sabía que eras tan mandona —comento, enarcando una ceja—. Me pones de los nervios cuando te comportas así, ¿te lo había dicho?

Ella me ignora y me clava un dedo en el pecho, repetidas veces, sabiendo a la perfección lo que odio que me toquen sin mi permiso y menos así, con golpecitos, una y otra vez. Dejo que lo haga un par de segundos antes de rodearle la muñeca con suavidad y mantenerla contra su regazo. Saoirse me responde de la manera más madura habida que es sacándome lengua.

—¿Vas a responderme o no?

—Mi respuesta no va a cambiar nada.

—Eso no lo sabes —refuta, volviendo a enrojecer.

—Sí que lo sé. Ella tiene novia, punto.

—A ella le gustas, punto y coma.

Parpadeo un par de veces al escucharlo y suelto de manera inconsciente su muñeca ante la sorpresa. Sin embargo, al ver la sonrisita divertida que surca su rostro, giro el cuerpo hacia delante y me cruzo de brazos.

—Deja de inventar cosas que no son, Saoirse.

—No me estoy inventando nada.

No digo nada. Paso las manos por encima del volante varias veces e inhalo con profundidad.

«¿Por qué me ha afectado tanto?», me pregunto mentalmente.

—Tienes que dejar de jugar a ser Cupido —suelto más cortante de lo que pretendía.

Saoirse ni se inmuta ante mi tono.

—Lo haré cuando admitas de una vez lo que sientes por Esther.

—Solo somos amigos —digo, enfatizando en cada palabra.

—No te lo crees ni tú.

—Piensa lo que quieras... me importa una mierda tu opinión. —Aprieto con fuerza la mandíbula y cierro los ojos, aclamando un poco de paciencia para lo que me queda hasta llegar al faro—. ¿Cuánto les queda?

—Les he dicho que estamos en medio de un atasco, que bajen dentro de diez minutos.

Gruño en respuesta al escucharla.

—Eres increíble —mascullo entre dientes.

—Gracias. —Por el tono de su voz sé que está sonriendo—. Ninguno de los dos sabéis disimular. Sois pésimos en intentar hacer creer que solo sois amigos, aunque nadie se percata de ello ¿pero a mí, que estoy casi todo el día con vosotros? Es imposible.

—No hay nada que disimular porque no hay nada. Nada.

—La forma en que ella te mira no dice lo mismo —susurra.

Me paso una mano por la cara antes de retirarme un par de mechones de la frente. Al abrir los ojos y girar ligeramente la cabeza me encuentro con Saoirse a escasos centímetros de mí, con esa sonrisa que no me gusta en absoluto, porque significa que está planeando algo en su macabra cabecita.

—¿Y cómo me mira según tú?

—De la misma manera que la miras tú —responde con sorna.

Balbuceo un par de cosas incomprensibles, terminando por callarme cuando nada coherente sale de mi boca. Saoirse se aleja de mí, dejándose caer de nuevo sobre el asiento del copiloto con el triunfo brillando en su mirada.

—Os decís que os odiáis sonriendo y eso... solo es una forma que tenéis de camuflar el sentimiento real que hay detrás.

Estoy a punto de rebatírselo cuando el sonido de unos golpes en la ventana de mi lado hace que cierre la boca. Me giro bruscamente para averiguar quién es, esperando encontrarme algún encargado del hotel o algo parecido para reclamar que esté aparcado en esta zona cuando al bajarla me la encuentro a ella.

Esther me ofrece una pequeña sonrisa que consigue achicar un poco los ojos al hacerlo. Tiene el pelo suelto, con varios mechones rebeldes cayendo sobre sus hombros hasta llegar a la parte de arriba del pecho. A diferencia de ayer que vestía, por segunda vez desde que estaba en Irlanda, un jersey; hoy se mantiene en el look habitual al que me he acostumbrado a verle basado en una sudadera ancha y un vaquero. Aunque lo segundo le queda más ancho de lo habitual así que supongo que pertenece a su novia.

También me fijo en que mueve las asas de la bolsa de plástico de una mano a la otra de manera compulsiva. Le he visto hacer ese gesto varias veces, con el dobladillo de una sudadera o una camiseta, con las asas de la mochila, con la correa de la cámara, incluso con los cubiertos. Es como si al sentirse intimidada necesitará mantener sus manos en movimiento para poder tranquilizarse.

Al elevar los ojos de nuevo a su cara, me percato de como traga saliva y entrecierra los ojos en mi dirección al continuar en silencio. Entonces, sin poder remediarlo, sonrío de lado y le guiño un ojo. Ella, sin sorprenderme en absoluto, pone los ojos en blanco y bufa algo antes de abrir la puerta trasera. Su novia, por otro lado, se limita a hacernos un gesto de cabeza, para después seguirla.

—Es de mala educación subirse al coche de alguien sin pedir permiso —comento a la misma vez que enciendo de nuevo el motor y ella cierra la puerta.

—Oh, sí, perdón —suelta sin disimular la irritación en su voz. Noto como se mueve alrededor de la parte trasera hasta que, pillándome desprevenido, aunque intento no mostrarlo, su aliento choca contra mi mejilla—. ¿Puedo subirme a tu coche?

Ahora soy yo quien traga saliva. Por el espejo retrovisor veo como enarca ambas cejas, sonriendo abiertamente y con eso sé que se ha fijado en el movimiento de mi nuez. Saoirse suelte una risita baja cuando no digo nada.

—Esta vez no te obligaré a bajar del coche para que me lo preguntes en condiciones porque tenemos invitados —la irrito.

—Lo que tu digas, engreído.

—Ya lo vas captando.

Sin necesidad de mirar en su dirección sé que me ha hecho el corte de manga, aunque la risotada de Saoirse a mi izquierda es la confirmación definitiva.

El resto de los diez minutos que nos quedan hasta el puerto transcurren con el único sonido proveniente de la canción de la radio. Bueno... de mi playlist, en realidad.

Cuando hemos pasado junto al Croshwaite Park la radio ha empezado a entrecortarse varias veces y el ambiente en el coche ya era lo suficiente incómodamente silencioso con la radio, para prescindir de ella. Así que Saoirse ha cogido mi móvil y le ha dado play a la primera lista de reproducción que ha pillado.

Temo un poquito por las canciones que pueden salir durante los cinco minutos restantes que nos quedan de trayecto. Podría tratarse perfectamente de una canción que hable sobre una ruptura, de como de jodido es que te rompan el corazón, para luego pasar a una que hable de lo maravillosa que es la vida sin compromisos y lo fantástico que es salir de fiesta y perder el control, para terminar escuchando una que exprese la gran suerte o putada que supone enamorarse, como la que está sonando ahora mismo.

Someone told me

Love was only

In the movies

It don't exist in real life these days now

Tamborileo sobre el volante al ritmo de la canción sin poder contenerme, aunque intento no silbar a la misma vez, consciente de que hay más gente en el coche. Oigo el repiqueteo constante de un pie contra el suelo, pero al mirar de reojo en el lugar de Saoirse los suyos están quietos. Desvío mi atención rápidamente de ahí, para enfocarla de nuevo en la carretera, centrándome más ahora en el tap-tap que hace alguien que en la propia canción.

That it's unlikely

To do other things you wanna do cuz life just ain't fair now

But don't be lonely

Find somebody

Entonces, el repiqueteo empieza a ser acompañado de un murmullo que, al mirar por el espejo retrovisor, averiguo rápidamente de quien se trata.

Ella ni se inmuta cuando alterno la vista entre ella y la carretera de forma casi obsesiva.

Tiene la cabeza apoyada sobre el cristal, donde se forma un vaho a su alrededor ante la diferencia de temperatura, pero que, en lugar de molestarle, aprovecha para dibujar figuritas sobre él. Mueve ligeramente la cabeza mientras que sigue tarareando la canción, centrada solamente en el ritmo y en la melodía, en lugar de en la letra. Aunque, siendo sinceros, ahora mismo no me importaría que fuese al revés. Que se fijase en la letra.

Girl when I'm with you, you know, girl i'll be holdin' on

Said you feel my love

Did you feel my love

Al ver el cartel que da la bienvenida al puerto aparto definitivamente la mirada de ella y me concentro en la búsqueda de un aparcamiento o, en lugar de no encontrarlo, ser capaz de acercarme lo máximo posible a la entrada del paseo.

—¿Te puedes acercar un poco más? —pregunta Saoirse, cuando llego a la zona de la valla que impide que pueda seguir avanzando.

—Estoy al lado de la valla.

—Estás muy gruñón hoy, ¿te lo había mencionado antes? —cuestiona a la misma vez que abre la puerta del copiloto.

También oigo dos puertas más abriéndose y observo como Thais sale del vehículo, cerrando la puerta detrás de ella con más fuerza de la necesaria, pero decido no hacer ningún comentario al respecto.

Espero a que Esther la siga. Sin embargo, al mirarla choco directamente con su mirada jade observándome a mí. Tengo que emplear toda mi fuerza de voluntad para no sonreír al entrever un leve rubor en sus mejillas.

Esta vez, en lugar de pasar la bolsa de una mano a la otra, se recoloca un mechón detrás de la oreja, aunque ya estuviese en su sitio.

—¿No quieres venir? —pregunta, insegura.

«¿Desde cuándo me habla... así?», me cuestiono, frunciendo el ceño al planteármelo.

Y claro, Esther interpreta eso de una manera que no es.

—Eh... que supongo que no querrás venir... seguro que tendrás mejores planes y...

—Me encantaría —la corto. Ella deja caer la mano sobre su regazo y ahora es quien frunce el ceño, con la pregunta implícita en su mirada—. Pero lo tengo totalmente prohibido.

—¿Prohibido? —suelta en medio de una risa floja.

Sonrío ante el sonido, percatándome de que ya no está tan tensa como antes.

—Palabras textuales de Saoirse: Tarde de chicas, Ryu.

—Siempre puedes pedirle algún tutú a Nara, ¿no?

—Creo que tu mejor amiga tenía eso previsto también porque luego añadió: —Carraspeo antes de continuar—, «Tu única función hoy es llevarnos al faro e irte...y te vas, Ryu. Nada de quedarte cerca» —imito el tono "amenazante" que empleó conmigo Saoirse cuando la recogí de su casa.

La risotada que suelta al escucharme es demasiado contagiosa para seguir conteniendo la carcajada que se me escapa un par de segundos más tarde.

—Me alegro que te haga tanta gracia. Por tu culpa no podré ir al puerto hoy.

—¡Cuánto sufrimiento! —exclama con dramatismo.

—No te haces una idea.

Niega con la cabeza, divertida y me ofrece una pequeña sonrisa antes de salir del coche.

Veo como cruza por delante del morro. Cuando pienso que se va a marchar sin decir nada más, oigo como se apoya justamente en frente de mí, acabando los dos a escasos centímetros del otro.

Si estuviésemos en una situación distinta, sería el momento perfecto para acortar la distancia entre los dos y besarla, pero como no lo es, me limito a esperar lo que sea que quiera decirme.

—Gracias por traernos, Ryu —dice a modo de despedida.

Ni siquiera me da tiempo a despedirme. Se aparta de la puerta y comienza andar hacia Saoirse y Thais, que la esperan apoyadas en el edificio rocoso donde se pueden sacar las entradas para alguna de las embarcaciones turísticas que hay por aquí.

No obstante, cuando estoy a punto de arrancar el coche, su voz, como siempre, detiene mis movimientos.

—¡Espera!

Al desviar la mirada del frente, me la encuentro trotando de nuevo hacia mí.

—¿Cuál era la canción? —suelta en medio de un suspiro.

—¿C-Canción?

¿Acabo de tartamudear?

«Estoy jodido».

—Sí, la que estaba sonando antes —dice más segura.

—Es Feel My Love de Glenn Travis.

Ella asiente con la cabeza y me fijo en que susurra el nombre un par de veces, supongo que para recordarla y buscarla después.

—Pero... —hablo antes de saber si quiera lo que voy a decir—. Si quieres, puedo pasarte el enlace directamente.

—Hum... vale...—Sé, al ver como se recoloca de nuevo el pelo, que no es todo lo que pretendía decirme—. ¿Y el enlace de la playlist?

—¿De la playlist? —repito.

Ella vuelve a asentir con la cabeza.

Debe pensar que estoy sordo de verdad si sigo repitiendo todo lo que dice.

—Me han gustado las otras canciones también.

Eso no me lo esperaba.

Y claro, siendo Esther, no me da tiempo si quiera a poder responderle cuando ella sola, interpreta mi silencio del modo que su cabecita cree.

—Que si no quieres no hace falta —añade atropelladamente—. Sé que la música a veces es más personal de lo que creemos, yo... eh... —Antes de terminar lo que sea que va a decir, mira por encima de su hombro ante el silbido de Saoirse y el movimiento de mano que la alienta a acercarse a ellas—. Debería irme. Gracias otra vez, Ryu.

Con la misma mala manía que le ha pegado Saoirse, se marcha dejándome con la palabra en la boca, aunque tampoco puedo recriminárselo porque no tenía ni pajolera idea sobre que responderle. Nunca me habían pedido mi playlist. Alguna canción, algún artista... ¿pero la playlist entera?

Aunque más me sorprende lo dispuesto que estoy de mandársela. De abrirme de alguna a forma a Esther a través de las canciones.

«Estoy muy jodido», pienso para mí mismo.

N/A: ¿Sorpresa? 👀

Este capítulo es un pelín más corto de lo habitual, pero merece la pena.

Así de pregunta curiosa... ¿qué es para vosotras la música? ¿Algo muy personal? ¿Algo que te da igual? Leeré las respuestas.

Espero no ser la única que, a pesar de que adoro a mi bebé Esther de narradora, este capítulo es muuuuuuuuuuuuuuuy interesante y muuuuuuuuuuuuuucho más entretenido. No porque lo narre Ryu, eh. Es por otra cosa. Nada que ver. En absoluto.

Bueno, ¿para qué mentiros? Los capítulos narrados desde la perspectiva del interés de amoroso de la protagonista son otro nivel siempre. Así que... ¿qué os ha parecido? 😏

Ahora que sabemos que los dos están teniendo mariposas por el otro es cuando empieza lo verdaderamente bueno, aunque, eso no quita que la tensión pueda alargarse un poquitito más. Nunca se sabe. 

Está claro que Saoirse es la shippeadora oficial de... (no tiene nombre el ship *modopayasa*) la inmadura y el engreído jeje.

GRACIAS POR LOS 20 KILITOS. ¡Sois geniales!

Nos vemos el próximo viernes, inmaduras. 🧡

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