Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 3

La princesa los guio hasta el palacio mientras Senku aturdía a todos explicando mil cosas sobre el libro y el lenguaje de los atlantes.

Al llegar a las escaleras del palacio, tuvieron que abandonar los pocos vehículos que pudieron pasar por el puente que conectaba la cueva con la ciudad y siguieron el resto del camino a pie.

Llegando a los niveles superiores del palacio, una pequeña niña con una sandía hueca en la cabeza de repente se les acercó, abrazándose a la espalda de la princesa, que la cargó con gusto, aunque luego la niña los notó y se abrazó a la princesa con evidente temor.

—Tranquila, Suika —dijo la princesa en su idioma, con una sonrisa enternecida—. Son amigos. Viajeros de la superficie.

Senku tradujo todo para los demás, aunque no parecían muy interesados, todos miraban con curiosidad a los habitantes de la ciudad, que a su vez los miraban a todos ellos con curiosidad y extrañeza, pero al ver a la princesa y sus guardias parecían calmarse.

—¿Ellos vieron el mundo exterior? —preguntó la niña.

—¿Por qué la sandía en la cabeza? —indagó Chrome, rascando su nuca con confusión.

Senku tradujo la pregunta, mirando con interés el casco-sandía.

—A Suika no le gusta hablar de eso —dijo la princesa en japones.

—¡Oh, yo sé ese idioma! —Suika saltó emocionada, hablando también en japones—. ¡Hola, soy Suika!

—Suika... —Senku se inclinó a su altura—. Dime, ¿tienes algún problema con tu vista?

—¿Eh? Yo... eh... —Se puso nerviosa y se abrazó más a la princesa.

—Los tiene —confesó la princesa—. Viste el poder sanador de este cristal —dijo de nuevo en su idioma natal, mirando desconfiada a los demás, con la clara intención de que solo Senku la entendiera, mientras le señalaba su collar—. Tratamos de curar los ojos de Suika, con algunos funciona, pero con unos cuantos no sirve —miró con frustración el cristal.

—Debe ser miope, suele ser algo genético —comentó Senku, quitándole el casco sin consideración, haciéndola chillar un poco—. Solo necesita unos lentes.

—¿Lentes?

—Lentes, anteojos, gafas... —Ni la princesa ni Suika parecieron entenderlo, a lo que suspiro—. Puedo hacerle unos lentes, ¿tienen dónde crear cristal o vidrio?

—Oh, sí. —La princesa asintió—. ¿Pero qué tiene que ver? —Ladeo la cabeza.

—Te lo mostraré luego de hablar con tu padre —dijo con una risa, dejando visiblemente intrigada tanto a la princesa como a la pequeña Suika.

—¿Podemos continuar? —preguntó Xeno con frialdad, a lo que Senku lo miró con una ceja en alto, pero rápidamente siguió avanzando.

Llegaron a una sala del trono bastante peculiar, el rey estaba sentado frente a una laguna, en medio de la naturaleza, rodeado de estatuas caídas y esculturas derrumbadas.

A su lado había dos guardias, hombre y mujer, él de pelo blanco y la mujer de cabello negro, y... sentado junto al rey, estaba una mujer muy parecida a la princesa.

Senku habría pensado que era la reina, pero parecía muy joven, y el rey muy anciano, así que ¿era la hermana de la princesa que lo encontró, otra princesa de Atlantis?

El rey tenía complexión fuerte, pero parecía estar algo demacrado, su barba y su cabello rubio estaban repletos de canas, y parecía respirar con algo de dificultad. La otra princesa también parecía bastante pálida y de complexión frágil.

Ellos parecían ser todo lo contrario a la fuerte princesa leona que lo había encontrado entre las ruinas del pasaje a Atlantis.

—Les presento a mi padre, el rey Kokuyo —La princesa leona les señaló al rey—. Y mi hermana mayor, la primera princesa, Ruri. —Se inclinó respetuosamente ante los mayores de su familia y máxima autoridad de la ciudad.

Suika, que los había acompañado, también se inclinó, y Chrome y varios de los que los siguieron al palacio también se inclinaron, pero Senku bufó y rascó su oído con desinterés.

—Padre, traje a los viajeros de la superficie —dijo la princesa leona en su idioma—. Son amistosos, y tienen conocimientos que podrían sernos de utilidad.

—No actúes como si no conocieras la ley —dijo el rey con dureza, también hablando en su idioma—. Ningún forastero puede ver la ciudad y vivir para contarlo.

—¡Pero padre! —gritó ella en su idioma, de repente perdiendo su postura respetuosa y mostrando pura ferocidad en su postura—. ¡Ellos podrían ayudarnos! ¡Podrían ayudar a la ciudad y a mi hermana! ¡Sabes que Ruri está muriendo, y tú te estás matando por salvarla!

Senku frunció el ceño, mientras que los demás intercambiaban miradas confundidas por el tono repentinamente conflictivo de la conversación entre el rey y la princesa menor.

La princesa Ruri parecía triste, pero permanecía en silencio.

—¡No necesitamos ayuda de ningunos forasteros! —aseguró en tono agresivo el rey, antes de toser un poco—. No quiero oír nada más al respecto, y hablaré muy seriamente contigo después, jovencita. ¡Ahora hazlos marcharse!

Senku hizo una mueca.

No pensaba poner un pie fuera de Atlantis sin haber descubierto al menos un par de los secretos que les dio tanto poder y avance tecnológico incluso en las épocas más antiguas, hace casi diez mil años atrás.

—¿Qué están diciendo? —preguntó en un susurro el Dr. Xeno a Senku, visiblemente cauteloso.

—La princesa parece interesada en nosotros, pero el rey quiere que nos vayamos —le contestó también en un susurro—. Tengo que buscar una forma de convencerlo...

—Déjamelo a mí. —Xeno sonrió y se adelantó varios pasos—. Su alteza, me honra estar en su presencia. —Hizo una leve reverencia—. Le agradezco inmensamente esta elegante bienvenida. Soy el Dr. Xeno y... —El rey lo interrumpió de inmediato.

—No sé qué les hace creer que son bienvenidos. —Él los miraba con pura desconfianza.

—Alteza, hemos venido desde muy lejos con la intención de buscar...

—Sé lo que buscan —volvió a interrumpirlo con dureza, y por un momento Senku vio una chispa de pánico en los ojos de Xeno, pero fue tan breve que lo atribuyo a su imaginación—. Y no lo encontraran aquí. Su viaje ha sido en vano —aseguró con voz tensa y amenazante.

—Por favor, majestad, somos solo científicos y exploradores en busca del conocimiento, no sé en qué esté pensando usted. —Sonrió con elegancia.

—Y si solo buscan conocimiento, ¿por qué las armas? —Miró con recelo las armas de Stanley y varios de los miembros de la tripulación.

—Son puramente defensivas, nos hemos topado con terribles monstruos en nuestro camino hasta aquí —dijo con calma Xeno—. Sirven para eliminar obstáculos que obstruyen el camino, nada más que eso.

—Pues este es un obstáculo que no eliminaran con sus armas. —Se puso de pie bruscamente—. Regresen con su pueblo. Deben abandonar Atlantis ahora —recalcó con voz que no daba lugar a replicas.

Senku miró a Xeno con cara de que debía hacer algo, ¡no podían irse tan pronto!

—Por favor, alteza, tenga algo de comprensión en nuestra difícil situación... hemos enfrentado muchos peligros, nuestros vehículos de transporte han sufrido daños, permítanos quedarnos aunque sea una noche. Nos daría tiempo para descansar, reabastecernos y prepararnos para salir en la mañana sin más contratiempos. Solo una noche y nos iremos sin chistar. —Xeno concluyo su petición con otra elegante reverencia.

El rey parecía muy dispuesto a negarles todo, pero la mirada suplicante de la princesa menor pareció ablandarlo, por lo que finalmente asintió.

—Muy bien... Una sola noche. Nada más que eso. Luego se irán.

—Muchas gracias, majestad. —El Dr. Xeno sonrió complacido y comenzó a retirarse.

Todos lo siguieron, pero Senku miró atrás, a la princesa menor, que tenía ojos tristes y preocupados, casi anhelantes... como si quisiera desesperadamente decirle algo...

Aparentemente ella quería ayuda... ¿para salvar a su hermana y la ciudad de Atlantis? Senku no estaba entendiendo bien sus motivos, pero... le gustaría poder ayudarla.

Salieron y las puertas se cerraron, dejando a la familia real y sus siervos a solas.

—Podrías haber sido más amable, padre —finalmente Ruri habló, su voz débil y cansada.

—¡La ley dicta que los forasteros no son bienvenidos! —clamó la guardia mujer, Turquoise—. Kohaku siempre está rompiendo las reglas, vagando por las ruinas, enfrentándose a los monstruos que rodean la ciudad en vez de estar segura en el palacio.

—¡Ja! ¿Y ustedes creen que yo me querría quedar encerrada aquí para siempre? ¡Eso jamás lo voy a aceptar! —aseguró Kohaku con la barbilla muy en alto.

—Mantén la calma, princesa —pidió el guardia hombre, Jasper—. Tu padre ya les ha permitido quedarse una noche, es bastante viniendo de él. Después de todo, te guste o no, así lo dicta nuestra ley.

—¡Y yo hubiera esperado que tú cumplieras la ley! —exclamó Kokuyo, tambaleándose un poco, por lo que Turquoise rápidamente lo ayudó a sentarse otra vez—. ¿Acaso mi hija se ha vuelto tan débil? Eres nuestra mejor guerrera, y aun así no eres capaz de deshacerte de esa amenaza. ¿Te has ablandado? Estoy seguro que hace mil años simplemente los habrías matado sin más.

—¡Hace mil años todavía teníamos luz en nuestras calles! —exclamó con frustración—. Hace mil años la comida todavía abundaba, pero ahora nuestra gente tiene que escarbar entre los escombros. ¡Y hace mil años Ruri y tú no estaban al borde de la muerte! —Apretó los puños con rabia—. Ese hombre... el que habla nuestra lengua, ¡él podría ayudarnos a desvelar los secretos de nuestro pasado!

—¿Un forastero de esos? De ninguna forma dejare que nos investigue. Debes verlos como lo que son: una amenaza.

—Ja, hablas como si viviéramos en el paraíso... —Lo miró con sequedad—. Era muy pequeña, pero todavía recuerdo la abundancia y honra con la que solíamos vivir. Esto no es vida, nuestro pueblo agoniza.

—Nuestro pueblo se conserva. —Su padre la miró con firmeza, pero en ese momento Ruri comenzó a toser.

El ataque fue grave, la sangre se coló desde su boca hasta sus dedos.

Kohaku tomó su collar y quiso correr hasta ella, pero Jasper y Turquoise se lo impidieron.

Kokuyo fue el que abrazó a Ruri, colocando su collar sobre su pecho, presionando la palma en medio de sus clavículas.

Hubo un destello en la piel de Ruri y su tos desapareció de la nada, pero Kohaku pudo notar como más canas comenzaban a aparecer en el cabello de su padre.

—Tienes que dejar de hacer eso... —suplicó, con la voz quebrada—. Los voy a perder a ambos... ¡Yo también puedo sanarla!

—Nadie más que yo tomara ese sacrificio —declaró su padre, dejándose caer débilmente sobre su trono—. Un día ustedes van a gobernar. Las necesito a ambas fuertes y sanas... No importa lo que pase conmigo, ustedes deben sobrevivir.

—¿Sobrevivir para qué?... —preguntó Kohaku con la cabeza gacha—. Si los reyes de nuestro pasado nos vieran ahora sufrirían como nunca, por nuestra decadencia...

—Lo importante es no desaparecer... la gente está feliz, incluso en esta situación...

—¡Eso es porque no conocen algo mejor! ¡Podríamos volver a nuestra antigua gloria, pero tú no nos das la oportunidad!

—Si tu oportunidad es ese forastero del que tanto hablas... —Su padre la miró con sequedad— entonces no, no te daré ninguna oportunidad.

Kohaku suspiró con pesadez, dándose la vuelta y marchándose.

Ruri, con ese soplo de vida que le dio la curación de su padre, se sintió más fuerte y la siguió.

—¿Cuál es tu objetivo con ese forastero? —preguntó, acariciando su brazo con cariño—. Yo también he intentado estudiar los secretos de nuestro pasado, pero... esos conocimientos ya se perdieron en las eras oscuras... tantos años han minado de ignorancia y olvido nuestras mentes, incluso yo llegué a olvidar todo lo que aprendí antes de nuestra caída. ¿Cómo podría ese forastero saber más?

—Hay algo en él... yo sé que él puede darme respuestas. —Frunció el ceño con determinación—. Y las voy a conseguir cueste lo que cueste.

.

—Una noche no es suficiente para estudiar todos los secretos de esta civilización —farfulló Senku paseándose como león enjaulado delante de su tripulación—. ¡Debiste conseguir más tiempo, Dr. Xeno! ¿Cómo vamos a obtener datos suficientes con tan poco tiempo?

Xeno y Stanley intercambiaron miradas.

—Dijiste que el rey estaba reacio, pero que la princesa está de nuestro lado —murmuró Xeno, mirándolo atentamente—. Habla con ella, entonces, busca una forma de disuadirla, de que convenza a su padre para que nos deje quedarnos más tiempo. O bien puedes pedirle que te muestre sus mayores secretos ella misma. Haz algo de trabajo, investiga.

—Tsk, ¿y por qué yo? —Rascó su oído con fastidio.

—Todos haremos nuestra parte... —aseguró Xeno, viendo con interés que las dos princesas habían salido de la sala del trono—. Tú llévate a tu princesa, nosotros veremos si la princesa mayor o bien sus súbditos quieren decirnos algo interesante.

—No es mi princesa. —Bufó, pero igual le parecía un buen plan—. Está bien, entonces. Separen a las dos princesas y yo buscare el momento de acercarme a la princesa más joven.

Senku se ocultó detrás de una columna, pensando en qué decirle a la princesa leona para que accediera a contarle los secretos de Atlantis sin que sospechara que era alguna clase de amenazara para su pueblo.

No prestó mucha atención a los murmullos, pero si escuchó algo de la princesa Ruri invitando a todos a un banquete, por lo que volteó y notó que ya todos se estaban alejando, pero no veía a la princesa leona por ningún lado...

Frunció el ceño y salió de detrás de la columna, y en ese momento casi le da un infarto cuando la princesa leona se le acercó de la nada con una gran sonrisa.

Él retrocedió un paso, abrumado por lo cerca que se le puso de repente, pero se concentró en la tarea: debía convencerla de contarle los secretos de Atlantis.

—¡Ven, viajero, te mostraré los secretos de Atlantis! —exclamó alegremente ella, comenzando a arrastrarlo lejos del palacio, ignorando su mueca de incredulidad y el mini ataque al corazón que le dio de repente por la sorpresa.

¡¿Así de fácil?!

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaaa :D

Este cap es una comisión de mi querido King of the Nothing, todas las gracias a él!

Lamento la tardanza y ojala el cap te haya gustado :'3

Ojala a todos les esté gustando y no olviden q se les ama!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro