1 | Desde los rincones oscuros.
MARGOT
—...y así queda conformado el plan, ¿Dudas?—Todos se me quedan mirando con gesto aburrido. Kath se me queda viendo fijamente.—¿Alguien ha sabido noticias de Alessandro y Michael?—pregunté.
—Siguen buscando información de las plantaciones de marihuana en Suiza—respondió Hazam.
Estaba a nada de preguntar algo más cuando la voz de Katherine me interrumpe.
—¿Estás segura de que no se nos escapa nada? Lo haces ver demasiado fácil...
Hazam se acomoda sobre su sillón con una mueca de obviedad.
—Literalmente es lo más fácil que hemos hecho en mucho tiempo, cariño—señala, guiñándole el ojo.
Kath lo fulmina con la mirada, y yo escondo una sonrisa detrás de mi mano. Él le vuelve a sonreír, esta vez con suficiencia.
Detallo en Kol, que se ha mantenido callado, distante, en su rincón. La capucha de su sudadera deja escapar sus risos castaños y lleva las mangas por los codos, revelando el bronceado de sus antebrazos. Bajo el peso de mi mirada, levanta la suya, aparto la mía a toda velocidad.
—Katherine tiene razón—dice este último—. Debemos echarle un ojo de nuevo al plan. No podemos dejar cabos sueltos—habla por lo bajo, con la mirada alternada entre nosotros y sus zapatos—. Si nos han salido bien las cosas hasta ahora es porque hemos sabido no subestimar al enemigo, no podemos empezar a estas alturas.
Hazam suelta un resoplido burlón por lo bajo.
—Noto cierta tensión muy fea en el ambiente, familia ¿Y si relajamos las cosas con alcohol?
Chasqueo la lengua con aceptación.
—Buena idea, tengo una presión de la hostia sobre los hombros. Un trago me vendría de puta madre.
Después de varios días de acá para allá, buscando cerrar cualquier variable que pudiera salirse del plan, me cuesta un poco mantener el cuerpo relajado. Cuando tienes el peso del grupo sobre tus hombros siempre está esta tensión de que algo puede salir mal, y que ese algo puede ser culpa tuya.
Hazam le hace un gesto a Kol y, como los gemelos que se creen, basta eso para que salgan al mismo paso del lugar. Al instante, Kath me dirige una mirada que me hace saber que viene un sermón, así que volteo los ojos y me preparo psicológicamente.
—Sabes que no siempre puedes tener todo bajo control, ¿verdad? —levanto una ceja en su dirección.
—Lo sé, pero no voy a permitir fallos que conlleven a muertes por un descuido. Corta el rollo—mascullé de mala gana.
—Ya, vale, finjamos que todo está bien, bebamos y vayamos de compras como si nada. Al final, cuando no puedas más, sé que vas a soltarlo.
Bufo por lo bajo.
—Eres una perra, a veces odio lo mucho que me conoces.
Ella se ríe.
—Sueles ser bastante predecible.
Abro la boca con indignación.
—Siempre encuentras la manera de ofenderme.
Ella hace una mueca.
—Te ofendes de nada.
Volteo los ojos, y luego, como una cría, le saco la lengua.
Ella se ríe abiertamente y se acerca a mí hasta darme un apretón en el hombro.
—Vamos por esos tragos, anda.
Katherine y yo nos conocimos cuando ella llegó de Moscú e hicimos buenas migas al instante. Poco a poco, decidí que contaba con habilidades perfectas para el negocio del espionaje por el entreno que recibió de sus padres en la Mafia Rusa. Así que, juntas, decidimos crear nuestro propio imperio. Ella arrastró a Hazam, con quien mantenía una amistad...compleja, y a su vez, él incorporó a su mejor amigo. Juntos, hemos creado el Escuadrón Rojo.
¥°¥
KATHERINE
A penas ponemos un pie en el DeadCharm, varias cabezas se voltean hacia nosotros. El lugar está oscuro, iluminado por la ténue luz LED que rodean el techo. Una música baja se oye de fondo. Nos dirigimos a la barra , en silencio. Margot se queda sentada con la mano bajo el mentón, supongo que tratando de adivinar qué canción está sonando mientras el chico a cargo del bar le dirige un escaneo mal disimulado. Al parecer nuestra amiga tendrá acción esta noche. Me rio por lo bajo ante ese pensamiento.
Hazam se fija en mi risa y no tarda en buscar mi atención.
—¿Qué le resulta tan gracioso a la dama?—pregunta con una sonrisilla, invadiendo mi espacio personal. Murmuro una maldición por lo bajo.
Sabe que odio que me toque sin mi consentimiento, así que me aparto bruscamente, aunque noto que ha sido un poco grosero. Le señalo con un gesto al chico de la barra que no pierde de vista a la rubia a nuestra derecha.
Él mira hacia allá y se ríe.
Luego sus ojos vuelven a mí.
—Ya sabemos que ella se lo va a pasar bien esta noche, podemos imitarla si te apetece.
Me remuevo algo incómoda en mi lugar ante el brillo esperanzado en sus ojos. Joder, esto se está saliendo de control. Niego sutilmente con la cabeza.
—Hoy no me apetece...—murmuro, seca. Una sombra de decepción pasa por sus ojos pero la disimula al instante. Eso último me confunde un poco, no entiendo a qué viene esto ahora.
—Ya, vale ¿Y te va a apetecer algún día?¿ O después de un par de veces ya te has aburrido?—ataca, ¿está dolido?
Frunzo el ceño.
—¿Qué pasa?—rebato, hastiada de este numerito—¿Te has enganchado tan rápido, eh? Porque te recuerdo que era un rollo pasajero, Hazam.
A penas nota que he prácticamente escupido su nombre da un paso atrás.
—Haz como siempre, lo que te da la puta gana, Katherine...Aunque quiero que sepas que las personas se cansan de esperar.
Suelto una risa desganada por lo bajo.
—Ese es el problema, Hazam. Nunca te di razones para que me esperaras.
Él solo me mira por un segundo, como si no me conociera , antes de acercarse a Kol al otro lado de la barra. Este último me mira con algo similar a la desaprobación, oliéndose lo que ha pasado.
Cansada, me giro hacia Margot y la acerco conmigo al chico de la barra. Este parpadea un par de veces cuando prácticamente le suelto en un regaño que nos sirva dos tragos de lo más fuerte que tenga. Margot me mira con el ceño fruncido y levanta las cejas al echar un ojo al otro lado de la barra, donde Kol parece intentar calmar a Hazam que gesticula en el aire, enfadado. Veo la pregunta en sus ojos al instante.
—No pasó nada—aseguro, rápidamente.
Ella me mira con gesto de obviedad.
—Me has respondido antes de que lo preguntara, así que me es difícil creer que no pasa algo. Escúpelo.
Suelto un suspiro sobre el vaso que el bartender nos pone en la barra.
—Hazam se ha enganchado. ¿Te lo puedes creer?
Ella suelta una risilla que me enoja más.
—¿Ahora es que lo notas? Era demasiado obvio —Me quedo de piedra. Joder, ¿En serio? Pienso en lo mal que he manejado las cosas. ¿Cómo pude joderlo así? Al parecer Margot nota mi cara porque se apresura a añadir—: No te juzgo, sabes que no puedo hacerlo. Pero soy consciente de todo lo que hemos estado viviendo en los últimos meses, cualquiera hubiera podido pasar por alto algo así en nuestra situación. Sabes que eres como yo, estando en el trabajo, los sentimientos quedan en un segundo plano. Aunque a veces, te pasas de la raya.
Al instante me pongo a la defensiva.
—Siempre le dejé las cosas claras—rebato—. Le dije que podía acabar tan rápido como empezó. Él no tiene derecho a reclamar nada ni a joder las cosas así con sentimientos estúpidos.
Margot me mira con cierta desaprobación.
—Tú sabrás, pero te recuerdo que todos somos amigos. Siempre y cuando no afecte al negocio pueden tener la relación que quieran, pero no quiero peleas que arruinen mis planes, Katherine.
Doy un ligero golpe en la barra con el vaso.
—Son nuestros planes—mascullo.
Ella voltea los ojos.
—Lo que tú digas.
Y nos volteamos al frente para seguir bebiendo.
¥°¥
—...¡Y tú , chico—llamo al bartender , otra vez— invítanos a la sexta ronda, venga!
Margot se gira hacia mí con la boca abierta. Tiene las pupilas dilatadas y los pómulos rojizos.
—¿Estás de coña, tía?
Me río.
—El tío lleva casi dos horas mirándote mientras tú le ignoras deliberadamente. ¡Deja que disfrute un poco!
La música está un poco más alta para ese entonces y nos cuesta más escucharnos.
—Sabes que no ando para rollos de una noche, Kath, no te pases.
Paso de ella y le sonrío al bartender que llega con nuestra nueva ronda. Margot voltea los ojos pero no duda en llevarse uno a la boca y bebérselo de un trago. Antes de que ella pueda reaccionar la tomo del brazo y la arrastro a la pista de baile. Call out my name de The Weeknd llena el lugar. Margot, algo pasada de copas, toma la mano de un desconocido y le hago un gesto para que no se aleje mucho antes de seguir bailando sola. Justo cuando la canción alcanza su clímax, siento una ligera corriente de calor a mi espalda. Una electricidad me recorre la columna vertebral. Siento el roce de unos dedos en mi antebrazo y, de repente, unos labios tocan mi oído, justo en el lóbulo, para susurrar :
—Hübsch...—una voz ronca me hace estremecer, pero al voltearme no hay nadie.
Un escalofrío me recorre de la nada.
Y me siento observada, desde los rincones oscuros.
¥°¥
MARGOT
El resto de la noche transcurrió rara. La tensión se podía cortar con un cuchillo, cantaba a todo pulmón una canción de Ariana Grande con una panda de desconocidos con los que me había juntado en la pista de baile. Cuando la canción terminó, me acerqué a Katherine que miraba a su alrededor, alerta, cerca de la barra.
—¿Todo bien?—pregunté.
Ella levantó las cejas, distraída.
—¿Eh? Ah, sí, todo bien.
Estaba nerviosa, se le notaba en los hombros tensos.
—Katherine, en serio...¿Estás bien?
Ella volvió a mirarme con cara de que no me había atendido.
—No, digo, sí...es que voy pasada de copas. No más.
Lo cierto era que yo también iba algo...contenta, así que la tomé por el brazo.
—Deberíamos irnos ya, vamos a buscar a Kol y a Hazam.
Ella negó.
—No quiero estar cerca de Hazam, Margot, no después de lo que ha pasado hoy.
Suspiré.
—La camioneta es de Kol, tía...él no va a dejar tirado a Hazam. Así que debemos irnos con ellos, porque no pienso tomar un taxi estando borracha. Tú misma—me encogí de hombros.
Ella masculló una maldición por lo bajo, pero me siguió. Llegamos al otro extremo del lugar, que estaba un poco más concurrido, y vimos a Hazam. Él estaba recostado en una mesa, donde habían dos chicas que se reían de lo que sea que les estuviera diciendo. Vi a Katherine tragar saliva y me pregunté si estaría celosa, o solo incómoda. Decidí no preguntarle. Nos acercamos y toqué el hombro de mi amigo con mi característica mueca de hastío. Me estaba aguantando con todas mis fuerzas para no ceder al alcohol y dejar que se me fuera la olla.
—¿Qué pasa?—me preguntó, ignorando a la chica a mi lado.
—Estamos cansadas, es mejor que nos marchemos a casa.
Él resopla.
—Debemos esperar a Kol.
—¿Dónde está?
—Se ha metido al baño con una tía, tú sabrás.
—Venga ya...—murmuré por lo bajo ¿Por qué los tíos no se podían estar quietos? Le hice una seña a Katherine para salir fuera a tomar aire. Me volteé hacia Hazam a medio camino— Os vamos a esperar fuera. No os demoréis.
Él asintió de mala gana y volvió con las chicas como si nada. Katherine iba sospechosamente callada en todo el camino cuando salimos. Seguía comiéndome la duda de qué sentiría en ese momento, pero sabía que no me diría nada, era la clase de gente que no podías presionar.
—Joder, qué frío—exclamé a penas llegamos a la acera. Llevaba un pantalón de mezclilla , un pullover corto y unas botas. Todo de negro. Como toda mi ropa, ahora que lo pienso. Creo que a mi armario le faltaba algo de color. O tal vez no. El negro en la ropa molaba, e iba con mi personalidad.
A la mierda, el que quisiera verme más alegre que me diera un porro.
Kath iba del mismo color, aunque ella solía variar más su paleta de colores de vestir que yo : llevaba una falda de vuelo por la mitad de los muslos y un top debajo de un chaleco de cuero, todo combinado con unos tenis de suela alta.
Tenía sentido que nos estuviéramos congelando, la verdad.
Miré a mi alrededor, tratando de pensar en algo de lo que pudiera hablarle a Kath para que saliera de lo que sea que le carcomía la cabeza. Pero ella tuvo los mismos planes porque la sacudió un poco, como centrándose y de la nada preguntó :
—¿Crees que soy...insensible?
—No dejes que Hazam te coma la cabeza—advertí.
—No fue eso lo que pregunté, Margot.
Solté un bufido.
—Claro que no eres insensible...solo eres...compleja.
—¿Por qué no puedo sentir lo mismo por él?
Fruncí el ceño. Joder, sí que estaba borracha.
—¿Eh?
—Siempre me ha tratado como una reina, desde que fuimos amigos hasta que nos acostamos...Se supone que debería ...haberme enganchado...No lo sé, al menos debí dejar de verle como un amigo...Pero no.
—¿No?¿Cómo...lo sabes?
—Le vi con esas tías...—soltó una risa incrédula—y no sentí nada. No sentí absolutamente nada, Margot.
Hice una mueca.
—¿Defines tus sentimientos por él solo porque no te pones celosa?
Se ríe.
—Tú sabes que soy una mujer posesiva, si sintiera algo por él...lo habría notado...—cuando se giró hacia mí supe que lo que dijera me haría enfadar —. Las mujeres exteriorizamos los celos, a veces de maneras muy disimuladas, pero lo hacemos...Tú debes saberlo mejor que nadie.
—¿Yo?¿De qué coño hablas?
Ella estaba a nada de abrir la boca, pero los chicos salieron.
Hazam había comprado una cerveza para llevar, y salió usando una de sus manos para abrirla. A su lado , Kol iba acomodándose la capucha de la sudadera con una mano mientras con la otra se atusaba el cabello excesivamente desordenado. Iba a preguntar si la habían pasado bien, pero sabía que no había sido así...al menos no para todos. Me senté en el asiento de atrás y Katherine a mi lado, cerró los ojos recostándose hacia atrás.
Noté que Hazam la miraba por el espejo retrovisor, y luego bajaba la mirada. Kol, desde el volante, le dijo algo que no escuché y rieron juntos, Katherine se quejó por el ruido que hacían. Hicieron silencio y me encogí en el asiento, agotada.
Fui la primera que se quedó en su casa; a penas entré, caí en la cama, dormida al instante.
Estaba agotada, porque aunque a veces mi actividad física era casi nula, siempre estaba pensando.
Y el agotamiento psicológico era el peor de todos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro