Capítulo 18
Sé que no es jueves, pero... Maratón 1/????? 🙈❤️
Advertencias: Lloré mientras escribía los siguientes capítulos 😩
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AGUSTÍN
Detallo cada parte con lápiz, borrando las líneas sobrantes y lo doy por terminado, sonriendo como el pendejo en el que me he convertido en los últimos días, cumpliendo los antojos de Therine y haciendo este regalo para ella.
Claro está, que, el momento de dárselo, aún está en planes, porque aún ni siquiera decido si dárselo o no. Su posible reacción me aterra un poco.
—¿Ya terminaste de ocupar la oficina? —Miro hacia la puerta.
Therine está esperando para usar ella la oficina. He trabajado desde aquí desde hace dos semanas para cuidar de ella, aunque obviamente ella no sabe que es por eso, sino que le dije que decidí quedarme por mi padre que ha estado insoportable y, pese a ser cierto, preferí quedarme aquí, incluso Dylan ha estado viniendo todas las tardes.
—Solo estoy esperando que Dylan me pase unos informes, pero puedes sentarte aquí a trabajar si quieres. —Le hago señas en mis piernas. Ella achica los ojos y después sonríe.
—No seas un pervertido, Gus. —Aún así, se sienta en mis piernas y abre su computadora—. Solo mandaré a imprimir algo, dame dos minutos.
—¿Un nuevo guión? ¿Ya vas a mostrarme al menos uno?
—Claro que no. —Evita que vea la computadora—. Es sorpresa, que tu prometida sea la guionista no significa que tengas privilegios.
—¿Y si hago esto? —Meto mis manos debajo de su blusa para tocar sus pechos—. Uh, ni siquiera traes brassier. Que delicia.
Therine gime.
—Si haces eso, lo que va a pasar es que terminemos desordenado el escritorio... otra vez.
—¿Y no te gusta eso?
—Sí, me gusta mucho. —Gime cuando preciono más—. Pero no es el momento, tengo que imprimir eso antes de ir a entregárselo a Gera... ah.
—Aún tienes tiempo, déjame tocarte un rato, campanita.
Y, por supuesto, me deja hacer algo más que tocarla. Como siempre. Es maravilloso, aun cuando ninguno se atreve a aceptar lo mucho que nos encanta estar así de conectados.
***
Dylan aparece como cada tarde, justo unos diez minutos de que Therine se ha ido a entregar su nuevo guión.
—Hoy Vera me preguntó por ti otra vez, adivina qué le dije —Luego de entregarme algunos planos y documentos, se acerca a mi refrigerador a tomar una soda.
—¿Que estaba en casa con mi prometida y que dejara de molestar? —Pregunto, dejando todo en la mesa. Ya los revisaré después.
—No, le dije que cómo chingaba, que si no sabía preguntar otra cosa.
El desgraciado se ríe.
—Qué maldito eres.
—Ay, es que es castrosa, Agustín, no manches, es el títere de tu padre, ¿qué puedo decir? La pobre ingrata no tiene desición propia, supongo, además su padre ha estado yendo estos días.
—¿Y ese viejo qué?
—Uh, pues investigué para ti. —Bebe un gran sorbo de soda antes de volver a hablar—. Esteban está molesto porque no aceptaste la condición y tu padre ha tratado de convencerlo de que tú solo estás inventando lo de Therine y tú.
—Dios, qué pesado es. —Paso una mano por mi cabello.
—¿Verdad? Además, no puedo creer que aún no crea en tu relación con Therine, si yo ya me la creí completa. —Toma soda otra vez—. ¿Entonces seré o no el padrino?
—Sabes bien que este trato...
—Trato, mis huevos. —Se sienta en una silla frente a mí—. Ella y tú dejaron de fingir hace rato.
Suelto una risa pesada.
—No sabes lo que dices. —Me pongo a la defensiva, ¿por qué pronto me resulta difícil soltarlo? Siempre he sido abierto en ese aspecto con Dylan, ahora me da vergüenza admitir lo enamorado que estoy.
—No voy a juzgarte —dice y suspira, recargandose en la mesa—. Yo la cagué con una mujer tan hermosa el mes pasado, y me siento de la mierda.
—¿Ah, sí? ¿Qué pasó?
Nunca lo había visto así.
—Creí que era una prostituta del bar al que fui y después del sexo le quería dar dinero. —Chilla, se escucha demasiado avergonzado—. Pero me cacheteó y me dijo que era un pendejo.
Me aguanto con todas mis fuerzas las ganas de reír y pongo una mano en su espalda para mostrarle apoyo.
—¿Y ya intentaste hablar bien con ella?
—Sí. —Chilla otra vez y vuelvo a aguantarme las ganas de reír, en serio no había visto a Dylan así jamás—. Conseguí su número con una de las chicas que estaba con ella esa noche, de pura suerte me la encontré, y entonces la llamé, ¿y sabes qué pasó?
—¿Te mandó al carajo?
—¡Sí! Pero no del modo que pensé, me siento mal, de veras. —Levanta la cabeza y las ganas de reír se me van, tiene los ojos llenos de lágrimas—. Me dijo que esa noche había salido porque tenía años sin salir con nadie, y que se sentía mal por acostarse conmigo y que eso le gustara demasiado, y un montón de cosas, que me perdonaba la grosería, pero que no me podía volver a ver. ¡Ella estaba llorando al teléfono, Agustín!
Honestamente ni siquiera sé qué decirle, así que solo palmeo su espalda un rato.
—No sé qué hacer, creo que quiero volver a buscarla, pero ya hasta me bloqueó y no sé dónde vive. —Se queja y se seca las lágrimas—. He de parecer un pendejo llorando tan de repente.
Esta vez sí me río.
—Si te hace sentir mejor, creo que sería justo que te dijera que estoy enamorado de Therine pero creo firmemente a que ella simplemente me mandará al diablo.
Toma aire.
—Eso ya lo sabía, solo necesitaba tu confirmación. —Se limpia por completo las lágrimas—. Ya actúan como una pareja real sin necesidad de que haya gente a su alrededor, no entiendo cómo no puedes hablarlo con ella y que sepas que ella también te ama.
—No sabemos eso.
—No se necesita ser adivino, baboso, ¿o qué crees que ella aceptaría dormir contigo y acurrucarse como buenos novios solo porque todo tiene que parecer real para alguien que no los ve en ese instante?
Bajo la cabeza, avergonzado. La semana pasada, dijo que él nos encontró durmiendo muy abrazados y prefirió irse. Había llegado sin avisar y nosotros habíamos dejado la puerta sin seguro una tarde. Dijo que hasta trató de que Caballero no hiciera bulla antes de irse.
—Bueno, la cosa es que incluimos eso en el trato. —Intento defenderme.
—¿Ah sí? ¿Incluyeron en el trato darse amor mutúo en privado? Y no me refiero al sexo que seguramente tienen, Agustín, tú y ella son tan empalagosos que...
La puerta se abre de repente, mostrándonos a Therine sonriendo con un par de bolsas del super. Qué rápido volvió.
—Hola, Dylan... ¿Por qué lloras? ¿Qué le hiciste, Gus?
—Hasta "Gus" te dice —Susurra Dylan antes de dirigirse a ella—. No me hizo nada, Theri, solo estábamos hablando de mis desgracias, ya me iba, tengo que ir a deprimirme en mi casa.
—¿Pero por qué deprimirse solo? Quédate a cenar y así no te deprimes al menos un rato.
Me acerco a ella a ayudarle y secundo la idea. No quiero que mi mejor amigo se vaya así.
—Anda. —Insiste Therine cuando él se niega—. Se me antojó una ensalada de repollo con zanahorias y pensé en acompañarla con carne desebrada, no te puedes negar a eso. Es la primera vez en lo que llevo embarazada que se me antoja algo que no sea aparentemente asqueroso.
Tiene razón, incluso la semana pasada se le antojó un hotcake con salsa de tomate y cilantro finamente picado a la mezcla. Casi me vomito yo pero ella pareció disfrutarlo.
—Vale, vale. —Dylan alza las manos en señal de rendición—. Pero déjame ayudar a cocinar.
—Ni hablar —digo—. Cocinar no es una de tus virtudes.
—Andar de metiche sí —se defiende—. Por eso solo haré lo que Theri me diga para no arruinar la cena.
Therine se ríe.
—Vale, entonces los dos me van a ayudar, así que, muevan esas manos.
Los tres terminamos haciendo la cena. Afortunadamente todo sale bien pese a que Dylan casi tira el bol de ensalada. Cenamos mientras hablamos de cualquier cosa, Therine nos cuenta cosas de su adolescencia y no puedo evitar sentirme tan bien de saberle más cosas. Siento que cada vez conozco más lados de ella que me fascinan, y no solo eso, la siento más cercana a mí, como que está cómoda a mi lado.
O no lo sé, pero amo tanto que ella se sienta segura.
—Voy al baño, ya vuelvo. —Me alejo cuando ellos asienten.
Una vez que regreso, me encuentro con ellos dos secreteando mientras ven sus teléfonos, y, cuando notan que he vuelto, se quedan callados. Pese a estar confundido, no pregunto porque eso delataría que me da un poco de celos que sean íntimos amigos desde que se conocen, si no fuera porque ahora sé que Dylan está enamorado de otra mujer, pensaría que me la quiere quitar.
"Quitar". No seas ridículo, Agustín, no te pueden quitar algo que no es tuyo.
Suspiro y vuelvo a mi sitio.
Cuando Dylan se va, entre Therine y yo, limpiamos todo nuestro desastre, yo me pongo a lavar los trastes que usamos mientras ella guarda todo lo que sobró en otros recipientes.
—Adivina qué me pasó cuando fui con Gera. —Habla de repente y entiendo por su tono que está más que emocionada y no aguanta ni a que yo intente adivinar—. ¡Se imprimirá el cómic como libro infantil y a color! El dueño del periódico nos aprobó la idea.
Me giro solo para compartir su emoción, incluso alcanzo a escuchar cómo el plato choca con el metal del lavatrastes cuando sin importarme nada camino hacia ella al tiempo en el que ella quiere abrazarme. Incluso salta, enredando sus piernas al rededor de mi cintura.
—Esa es una noticia tan inesperada, pero maravillosa, campanita. —Nos separamos un poco y así me doy cuenta que hasta se puso a llorar. Lentamente la bajo y trato de limpiar cada lágrima—. Felicidades, bella y asombrosa Teria Days.
Ella suelta una risita en medio del llanto.
—En realidad dejaré de ser un seudónimo, le he perdido un poco el miedo a eso gracias a ti. —Recarga su frente en mi pecho—. No sabes lo que me aguanté de contarte frente a Dylan, además de Gera solo te tengo a ti para hablar de mi secreto.
—Aún me siento afortunado de saberlo. —Beso su cabeza—. Te irá de maravilla, campanita, y sé que Tadeo, desde donde esté, está orgulloso de lo que has logrado y lograrás.
Me abraza más fuerte, sé que eso la hará llorar más, así que le levanto la cabeza para que me vea.
Dios, sus maravillosos ojos brillan y no solo por las lágrimas.
—Gracias —dice bajito y sin pensarlo me da un corto beso en la boca—. Eres una persona asombrosa, Agustín Margo, la mujer que se quede contigo para siempre será afortunada.
¿Cómo dice?
Ni siquiera sé qué quiero decir al respecto, pero sé que lo que ha dicho me ha dolido mucho.
—¿Vamos a dormir? —Baja la cabeza y se separa de mí, limpiándose las lágrimas ella sola—. Estoy cansada, voy a bañarme y te veo allá, ¿vale?
Sin esperar mi respuesta, solo se va a la habitación. Yo de verdad siento que algo se ha roto.
La mujer que se quede contigo para siempre.
—¿Por qué no puedes ser tú? —Susurro para mí mismo y, sin analizarlo, siento que mis mejillas se mojan, estoy llorando—. ¿Por qué no puedes ser tú la que se quede conmigo para siempre, Therine Díaz?
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