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Capítulo 17 - ¡BANG!

No hay mucho que introducir el día de hoy. Es el preámbulo y primera mitad de un capítulo extenso. Gracias por seguir leyendo el fanfic y perdón por lo que suceda en el 18.

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Un día como hoy se celebra un evento especial para pocas personas cercanas en la vida de Himeno. No es de extrañar que ella siempre ha tenido conflictos con el alcohol, su adicción a esta bebida le ha traído problemas que no tienen solución.

La mañana es preciosa, el cielo está parcialmente despejado, el sol está en su apogeo acompañado de una brisa que hace más ameno el clima y la temperatura de la imponente Tokio. Cómo de costumbre, sus ciudadanos empezaban o continuaban sus actividades, incluso los cazadores se encontraban en activo. Desde novatos hasta individuos de alto rango, como la jefa de la cuarta división, Makima.

3 horas antes del incidente.

Makima

Tú nunca puedes quedarte callado cuando Makima es el tema de conversación, puedes estar a favor o en contra de ella, pero nunca encontrarás a alguien de seguridad pública que no tenga una opinión de su jefa incluso si nunca se la han topado. Famosa por su búsqueda de la eficiencia y de individuos valiosos a quienes apodó cómo sus "perros".

El día de hoy, tiene la obligación de ir hacia la ciudad de Kioto, dónde los altos mandos de los cazadores de demonios en Japón solicitaron su presencia con el fin de discutir un tema con respecto al Demonio Pistola. Para disgusto de Makima, ella solo quiere volver a tomar una cerveza en cualquier bar incluso de mala muerte.

Cómo de costumbre, llegó a una de las estaciones que conectan los trenes bala de una ciudad a otra, en búsqueda de su compañero, incluso personas de un mayor rango como ella deben estar acompañadas de otro cazador experimentado.

—Oh, vaya casualidad nos ha traído la vida. Es una alegría tenerlo otra vez como compañero señor Tsukasa.

—El honor es mío señorita Makima, veo que hoy está más resplandeciente que de costumbre.

—Un poco, sigo recordando una noche en particular donde me invitaron unas cervezas, ¿Qué dices, luego de ir y hablar con esos peces gordos nos dirigimos a un bar de tu agrado?

—Un gusto. Aunque todavía tenemos tiempo de sobra, el tren que nos toca abordar llega en 20 minutos.

—Oh, es suficiente, vamos le invito el desayuno antes de que llegue.

—Descuide, será un placer acompañarla.

4 supuestos civiles también llegaron a la estación, hicieron un pequeño comunicado antes de entrar propiamente.

—Aquí el equipo C. La Reina está por subir al carruaje.

—Ridículos— Pronunciaba el señor Katana, quién estaba en la parte trasera de su auto personal en dirección a Dattebayo!— Ya que hablan en clave, cortenle la cabeza a mitad del camino. Si los arrestan, usaré mis contactos para que no pisen la prisión.

—Como usted ordene, mi señor.

Cada integrante del equipo llevaba consigo un arma cargada que se les había proporcionado previamente. Todos se dirigieron a comprar su boleto y pidieron específicamente en el vagón que subiría Makima.

—Lo sentimos, no pueden ir todos juntos— Decía la boletera— los asientos que están pidiendo ya fueron tomados por una pareja, si quieren, puedo ofrecer la hilera de atrás de ellos ¿Habría algún problema?

—No señorita, de hecho, me agrada más así.

—E-está bien. Disfruten su viaje hacia Kioto.

Himeno y compañía

Himeno, Aki y los dos demonios iban caminando en búsqueda de algún enemigo al acecho. Realmente era de extrañar que Makima sea tan permisiva para que un equipo tan grande cubra un área menor. Denji se consideró la razón de ello, puesto que Makima está interesada en él, por eso les da preferencia.

—Bellaco, ni tú te crees esa idiotez.

—¿A quien llamas Idiota, idiota?

—Obvio a ti, pendejo perdedor.

Himeno no paraba de reír viendo la dinámica de ambos novatos, mientras que Aki se encontraba cansado. Un poco obvio, su amada no tenía que lidiar a diario con los mismos inútiles y pagar por los platos rotos.

—Callense par de estúpidos, hoy es un día especial y vamos a celebrarlo. Himeno dijo que pagaría su comida. Si ustedes se mantienen callados, compraré carne Kobe y comeremos en casa— Aki declaró mientras encendía un cigarro.

—¡ENTENDIDO SUPERIOR HAYAKAWA! — tanto Denji como Power estaban saboreando esa carne en su mente.

—Jaja. Eres todo un diplomático Aki. Debiste estudiar relaciones exteriores o ser político, estoy seguro que chicas como yo votaríamos por ti.

—Nah, el sistema japonés no es tan tonto para que cosas así sucedan.

—¡Oye! Eso me dolió— decía Himeno mientras actuaba como si un puñal entrara en su corazón.

—¿Por cierto, ya le avisaste a Kobeni que vamos a ir al restaurante ese?

—Eh... aún no, me había dicho que tenía una deuda pendiente con Arai y por eso no podía estar ahorita con nosotros.

—Solo avísale donde estaremos.

—Está bien, está bien.

«¿Kobeni tiene alguna deuda con ese idiota de la cicatriz?» — Denji no podía hablar por órdenes de Aki, pero se preguntaba que pudiera deberle Kobeni al otro novato.

Power vio eso y aunque quería molestarlo. Sabía que Kobeni le debía un cono de helado al otro tipo, en un entrenamiento ella se lo mencionó.

—Si te sirve de consuelo bellaco, la perdedora pregunta más por tí que por el otro tipo.

Denji se avergonzó un poco, no había coincidido con Kobeni desde su primera "cita".

—¿A-a que te refieres, pendeja?

—Nada, preguntó que cuál es tu comida favorita y obvio le dije que cualquier mierda, incluso vómito.

—¡ERES UNA PE...— Denji no pudo concluir su amenaza. Su vista se desvió a la mirada asesina de Aki, luego de eso, se tranquilizó y habló en un tono más calmado— Agh. La próxima vez dile algo normal, pizza o nuggets.

—Tú nunca has comido ninguna de esas dos cosas.

—Sigh. Lo sé, pero en compañía de esa enana sabe mejor la comida.

—¿Qué me das a cambio si le digo?

—Un jodido arenero, no puedo soportar el olor que deja Nyako cuando orina en la sala.

—Oh— Power se puso nerviosa— Si, a veces Nyako no puede ir al baño, no alcanza el retrete... sí, eso.

Kobeni y Arai

"Entre rascacielos,
la brisa de un día nuevo
Tokio despierta"

—Wow, eso sonó muy lindo, Arai— decía Kobeni mientras patrullaba con su compañero.

—Seh. Es un pasatiempo que me ha acompañado buena parte de mi vida. Creo que siempre me ha gustado crear estos haikus al momento.

—Eso suena lindo. Yo nunca fui buena con la literatura, se me dificulta concentrarme para siquiera leer un libro, mucho menos puedo crear cosas con palabras. Me gusta más dibujar, es más mi estilo.

—Algún día deberías enseñarme tus trabajos

—¡Oh! Para eso traigo está pequeña mochila— Kobeni recibió de obsequio de parte de Himeno una mochila donde puede colocar un pequeño cuaderno de dibujo, algunos lapiceros, colores y otras cosas— ¡Aquí tienes! Son los edificios que se pueden ver en la casa de Himeno.

—¡WOW! es hermoso. Deberías seguir con esto más seguido.

—Un poco, a veces estoy cansada, luego del trabajo voy a entrenar con Himeno.

—¿Al gimnasio?

—E-eh... no. Es complicado...

—Entiendo. Sabes, ya no te veo tan insegura como antes. Antes eras aún más introvertida, pero creo que la has pasado mejor.

—Un poco, me sigue costando hablar con desconocidos, pero amigos como Himeno, Kei o tú... Creo que me siento más cómoda conmigo misma.

—Es un alivio, me agrada que me consideres un amigo, Kobeni.

—C-claro. Creo... que debimos juntarnos desde antes, entramos casi al mismo tiempo.

—Si... Yo tampoco soy bueno con las palabras, de hecho es algo que desde siempre se me ha complicado.

—Acabas de decir un haiku muy bonito, yo creo que eres excelente en ello. Tu mamá debería estar orgullosa de alguien como tú... no podría decir lo mismo de los míos.

—Oh... perdón por eso. Mi mamá... ha estado mejorando últimamente, creo que sus pronósticos de salud han sido más optimistas, un poco más y también me saldré de este trabajo. Incluso, hemos fortalecido más nuestra relación, creo que podría decirse que ahora sí somos unos auténticos madre e hijo.

Kobeni se alegró por su amigo, al menos él iba por un buen camino con la relación de su madre. Sus padres desde que ella llegó a Tokio, no han preguntado por ella. Una que otra vez sus hermanos menores preguntan por ella, otras veces Kaori; aunque molesta a Kobeni con respecto de ese pretendiente y Kenji la busca del diario, su sentido de hermano mayor hizo que le dijera sobre ese chico, a lo que nuestra protagonista tuvo que decirle lo que realmente pasaba. Había mentido para no hacer sentir mal a su hermana, ya que ella no tenía nada de éxito en esas cosas, pero no había alguien que pretendiera a la cuarta Higashiyama.

Kenta por su parte ha sido más reservado con las llamadas, solo ha mandado 2 cartas más, una mostrando sus notas y la otra con un pequeño collar de un corazón con la Letra K.

"Suena tonto, pero esa letra siempre me hace recordar a mis hermanos. Me recuerda que estamos unidos en esto y que sin importar cuánto sea el reto, lograremos cumplir nuestros sueños. Te amo muchísimo mi pequeña artista."

Parte del fragmento de la última carta que recibió.

—Tus hermanos deben estar agradecidos de tener una hermana tan dedicada a ellos.

—U-un poco. Supongo que es algo reconfortante, ellos son lindos.

—Hablando de cosas reconfortantes ¿Quieres ir por un helado?

—Jajaja. Vine preparada para la ocasión, y-yo invito Arai... ya sabes lo que dicen las malas lenguas, la comida sabe mejor cuando la paga alguien más.

Una pequeña anciana estaba mirando a lo lejos a la pareja de cazadores hablando mientras patrullaban.

—No lo haces porque quieras hacerlo, lo haces por Satoshi. Vamos, tú puedes hacerlo...

A la pequeña abuela se le instruyó cómo funcionaba la pistola que se le proporcionó, pero estaba el inconveniente de su propia voluntad. Solo podía escuchar fracciones de la conversación y solo podía darse la idea que la pequeña tenía sueños, no podía concebir que dos personas inocentes serían asesinados por ella ese día.

1 hora y 30 minutos antes del incidente.

Makima

—Ou... No quiero ir a ver a los altos mandos, Tsukasa.

—La verdad yo tampoco ¿Que dices si antes de esto vamos a comer a algún lado, matamos el tiempo y luego vemos a esos señores?

—Si, creo que es una buena idea señor Tsukasa, la verdad extraño el día que me invitaron a tomar unas cervezas, fue... lindo de cierto modo ¿Sabes cuánto nos falta para llegar a Kioto?

—Media hora, señorita Makima. La verdad vamos a buen tiempo, ahí nos vamos a encontrar con mis compañeros Tendō y Kurose, son agradables pero un tanto reservados.

—Creo que alguna vez los he topado ¿Son los que tienen alguna clase de marca, no?

—Seh esos mismos. Creo que hicieron el contrato con algún demonio al mismo tiempo, su marca en sus rostros parece ser compartida. Capaz sean novios o algo así.

—Interesante. Si, yo pagaré la comida de todos cuando lleguemos ahí.

—Siempre tan generosa, señorita Makima.

Los dos asientos de atrás y los dos asientos de adelante estaban siendo ocupados por los 4 integrantes del equipo C, todos ellos concordaron que una vez los 30 minutos que tarda el tren en llegar a su destino, sería el momento de la muerte de Makima y su compañero. De sus chamarras y sacos sacaron sus pistolas, todas ellas ya se encontraban sin seguro para que el trabajo sea rápido.

El equipo C de forma coordinada se puso de pie. Los integrantes de la parte trasera fueron los primeros en apuntar con sus armas y los de delante les siguieron.

—Señor Tsuka...

—¿Pero qué mierd...

Una serie de disparos hasta agotar el cargador impactó en distintas partes del cuerpo de Makima y del señor Tsukasa, quienes no tuvieron tiempo de reaccionar y fueron las primeras víctimas de parte de este ataque coordinado.

El más avejentado de los 4 sacó su radio, el debía ser el encargado de dar la noticia sobre la muerte de la chica pelirroja y de quién lo acompañe. Ya no corrían el riesgo de filtrar información debido a las advertencias que se les dió una vez estuvieran cerca de ella.

—Señorita serpiente, Makima ha caído. Hemos acabado con el miembro más valioso de los cazadores de Tokio.

—Perfecto. Muchas gracias por la noticia, en breve nosotros haremos lo propio con el resto de divisiones. Ustedes recojan los cuerpos, son necesarios para nuestro encargo.

—Como usted ordene, señorita.

El inerte ojo de Makima se encontraba abierto, mirando hacia el pasillo en dirección al asiento de Tsukasa, quien se encontraba siendo movido a la parte trasera del vagón, el tipo no era alguien de valor para la operación.

Los dos vagones próximos al de Makima y compañía se quedaron asustados, escuchar sonidos de disparo eran raros, lo que terminó confundiendo a todos.

Los dos hombres más jóvenes fueron los encargados de cargar el cadáver de la jefa más reciente de la cuarta división. Un tanto apenados, una chica tan hermosa era un desperdicio como cadáver.

—Que horrible, ella perfectamente pudo ser mi esposa— dijo el miembro más joven del equipo.

—¿Podrías apresurarte imbécil? No tenemos mucho tiempo y debemos irnos de este vagón, de lo contrario seremos arrestados— decía el segundo miembro más viejo.

—Ya, era un simple comentario. Además, está muerta, ni que estuviera escuchando esta conversación ¿Verdad señorita?— el joven fijó su mirada a los ojos peculiares de la pelirroja, quienes respondieron a su mirada, continuando con un parpadeo— ¿¡Qué mierda!?

El joven tiró el cuerpo de Makima, lo que terminó espantando a su compañero.

—¿¡Qué mierda te sucede?!

—¡Ese ojo! ¡Ese ojo se movió!

—Imposible, esta mujer está muerta para hacer algo así.

El cuerpo fue arrastrado por el otro compañero y dejado en un extremo del lugar.

Prefirieron estar preparados por si alguien entraba a inspeccionar los ruidos. Ignorando el cadáver de la de la chica pelirroja y cómo poco a poco restaura su consciencia.

—¿Oyeron algo?

—Nah, es tu imaginación puto idiota. Hiciste que me asustara por hacerme pensar que ella no estuviera muerta.

—¡Te digo que yo vi como su ojo se movía!

—Idiota, vaciamos todo nuestro cargador en ella es imposible alguien incluso fuerte resista a eso.

Todos los integrantes del equipo C daban la espalda a Makima, quién recuperó toda su conciencia y empezó a levantarse.

El miembro más joven se percató del ruido y decidió voltear por mera curiosidad. Cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde, Makima había regresado a la vida.

—C-chicos...

Himeno/Kobeni

La cuarta Higashiyama recibió una llamada desde su celular, proveniente de su mejor amiga.

—Ko-ko-ko-be-be-be-ni-ni-ni.

—¿Eh?

—¡KOBENI!

—¡Uwaaa! N-no me grites.

—JAJA perdón. Eh, ya casi es nuestra hora de descanso y nos estamos dirigiendo hacía Dattebayo! Ahí vamos a celebrar mis 2 semanas de sobriedad.

—M-me alegra Himeno ¿A qué hora será?

—Mmmm, capaz tardemos en llegar creo que Power y Denji acaban de encontrar a un jodido demonio... ¡OYEEE DENJI APÚRATE Y MATA A ESA COSA!

—¡MALDITA IDIOTA, DEJA DE LLAMAR Y AYÚDANOS!...

En el fondo de la llamada se escuchan los gritos de lo que parece un ave gigante...

—Lo siento Kobeni, luego te vuelvo a llamar.

La llamada finalizó, Kobeni quedó un tanto asustada por el hecho que estaban en medio de un ataque contra un demonio.

—Descuida, Himeno está siendo acompañada por el resto de tus amigos, yo creo que estarán bien.

—S-si... tienes razón, me preocupa el hecho que le pase algo. Cuando me vuelva a llamar le preguntaré si también puedes venir.

—Sería un honor. Vamos, debemos encontrar ese puesto de helados mientras seguimos nuestra ruta.

—Claro.

A las espaldas de ambos, la anciana seguía esperando un momento oportuno, pero su miedo a ser una asesina era grande y no podía sentirse cómoda. Debía buscar una excusa para matar a los dos, aunque aún no la encontraba.

«¿Que tal si solo le pido indicaciones a la chica con este mapa y luego les disparó? Buena idea, solo falta conseguir el valor para hacerlo» — pensó la viejita, aún dándose valor para matar a Kobeni y a Arai.

1 hora y 25 minutos para el incidente.

Makima

Todos los hombres la vieron levantarse en el mismo sitio donde la dejaron tirada, sorprendidos por el mero hecho que ella pudiera resistir a todos los proyectiles que le habían sido disparados.

—Wow. Tengo que admitirlo ha sido muy desprevenido de mi parte, los felicito muchachos. Ahora díganme ¿Quién fue el que les encargó esta misión?

—Maldita sea, estoy seguro que le disparamos varias veces en la cabeza ¿Por qué ya no tiene heridas?

Makima se acercó al chico más joven solamente para dirigirle la palabra.

—Muy encantador, pero no eres mi tipo. Soy más de los chicos sumisos y que ladren para mí ¿Tú lo harías?

No hubo ninguna respuesta del más joven, después de esa pregunta, el hombre visualizó en su propio abdomen un orificio de gran tamaño, lo suficiente para que una cabeza quepa ahí.

—¿Q-qué me h...

—No ladraste.

Los otros 3 integrantes del equipo quedaron perplejos con lo que veían, su amigo se desmoronó en el suelo mientras seguía brotando sangre. Fue inmediato, el menor de los cuatro integrantes había muerto.

—Evitemos más cosas así chicos, solo díganme lo que pedí y los dejaré tranquilos.

Dos miembros del equipo quedaron sin palabras, pero sabían que fracasar la misión no era una opción, incluso si llegasen con vida, el señor Katana se encargaría de torturarlos y mandarlos con el resto de sus víctimas. Makima no tuvo reparo en acabar con sus vidas de la misma forma, esquivando los golpes que eran dirigidos a su rostro y solo respondiendo con una pequeña palmada en el abdomen de los dos hombres, dejando el mismo orificio que a su primera víctima.

—Veo que eres el último, Señor ¿Sería usted tan amable y prudente de darme la información que solicité?

—¡Aléjate de mí!

—Veo que te causé miedo.

—¡No soltaré nada, confió plenamente en mi señor!

—Tus palabras suenan seguras, pero tu mente dice otra cosa. Así que solo te diré, dime los nombres de los involucrados y cuáles son sus intenciones. Es una orden.

El mayor del equipo, aterrado por la situación solo pudo ver los ojos sin vida de la chica pelirroja. Tenía miedo por su vida, sus colegas han sido asesinados y él no tenía oportunidad para enfrentarla, era inferior a ella. No tenía la intención de soltar la información que Makima le solicitó, si era asesinado, la muerte de los otros 3 no habría sido en vano.

—E-está bien te lo diré.

«¡¿Qué mierda?!» — el último pensamiento del integrante con vida antes que todo se torciera.

—Adoro a gente como tú. Tan servicial.

La nariz del sujeto empezó a sangrar y sus oídos le siguieron. Cuando se dio cuenta, todos los nombres del resto de equipos y hacía dónde se dirigen lo filtró sin que él pusiera resistencia.

Después de revelar la información, se sintió aliviado por el hecho que su señor, de formas tortuosas hiciera que olvidarán su nombre de nacimiento y todos lo reemplazaran por el de Katana, de la señorita serpiente no había mucha información, desde siempre la conocieron así.

El mismo orificio que el resto de sus hombres tenían, dio aparición en el abdomen del más veterano de los 4, dejándolo sin vida en el suelo sabiendo que condenó la vida y posiblemente la operación de sus dos jefes.

Makima analizó el escenario que ella mismo dejó. Buscó las cuatro armas que el equipo empleó y las recogió, sabía que era imposible que civiles pudieran portarlas al menos en japón, su regularización había sido tan estricta que sólo algunas organizaciones gubernamentales tenían permitido su portación.

—Quizá deba sacar ventaja de esto— esbozó una pequeña sonrisa y se dirigió hacia su difunto compañero Tsukasa.

«Por lo visto, alguien quiere quitarme a mi perrito. Sería una pena que este ataque tenga cierto éxito.» — Makima buscó la forma de sacar provecho a lo que apuntaba ser una tragedia a gran escala.

La jefa introdujo las 4 armas en la boca de su compañero, el cadáver cada vez estaba teniendo menos movilidad incluso para abrir la boca, una por una, cada pistola era forzada a ser introducida en el tracto digestivo de su difunto colega ocultando las armas que sirvieron para matarlos. Para su fortuna los daños hechos al señor Tsukasa no serían tan evidentes a simple vista, fueron pocos los disparos que sirvieron para matarlo. La gran mayoría de proyectiles fueron incrustados en la cabeza de Makima sin éxito en la misión.

1 hora restante

Himeno y compañía

—No me explico bellaco ¿Por qué carajos no usaste tus motosierras y acabamos más rápido con ese maldito demonio?

—Sigh. Detesto darle la razón a Power, pero en esta ocasión pudo ser de gran ayuda — Aki replicó el reclamo de Power

—¿Y manchar de sangre mi traje cuando es una ocasión especial? Ustedes no tiene vergüenza trío de inútiles, también les dejé divertirse

—Jaja ¿Y desde cuándo te importa estar presentable? — Himeno participó en la discusión — ¿Será por cierta personita?

Denji se molestó por ello.

—¡Kobeni no tiene nada que ver en esto, idiotas!

—Yo no me referí a ella, a Makima también la invité y probablemente venga a comer con nosotros (mentira), pensé que hablábamos de lo mismo.

—Ah... Y-yo...

—Basta de ridiculeces y vamos a comer, tenemos un merecido descanso par de idiotas y Himeno— Aki calmó la tensión e hizo que continuaran su camino hacia el restaurante.

Señor Katana

—¿Es ese el lugar?

—Afirmativo mi señor, aquí es donde indicó la señorita del parche que vendría a comer junto con el resto de cazadores incluyendo al monstruo llamado Denji.

—Perfecto. Cuando ustedes se encarguen del resto de perros de seguridad pública, yo empezaré mi venganza ¿Cómo va el resto de los equipos?

—Los equipos B, D y E están en posición para acabar con las otras divisiones. Los integrantes del A lo estaremos escoltando, aunque otros como usted lo pidió se encuentran al acecho de los cazadores de la cuarta división.

—¿Y el equipo C?

—Confirmaron la muerte de Makima y de un acompañante, supongo que en este momento buscarán la forma de dispersarse.

—Entendido, vayamos a comer.

Tendō y Kurose

Un par de integrantes de la primera división de la ciudad de Kioto, estaban a la espera de su camarada Tsukasa y de la jefa de la cuarta división Makima.

Kurose Yutaro, un hombre de estatura promedio, con cabello negro de longitud mediana y una evidente cicatriz horizontal que la mitad izquierda de su rostro, desde su nariz hasta su terminar aproximandose en su oreja.

Su compañera, Tendō Michiko es una mujer que debe estar cercana al 1.80 de altura, cabello negro y recogido aunque algo desordenado, contando con dos flequillos en casa lado que llegaban a sus hombros, al igual que su compañero Kurose, portaba una cicatriz idéntica pero que estaba ubicada en la parte derecha de su rostro.

—Escuché que fueron disparos lo que se escucharon en el vagón que tomó la señorita Makima— Mencionó Kurose

—Lo que haya sido, nos espera un día largo. Tenemos que reportarlo a Tokio una vez veamos la escena del crimen— Respondió Tendō

—Somos cazadores de Demonios, no policías—Kurose dio un respiro profundo y luego exhaló— Y pensar que el día iba tan bien.

El par de cazadores estaban acompañados con algunos policías que también fueron notificados de los ruidos.

El tren que había abordado Makima estacionó en frente de ambos cazadores, a la espera del peor escenario, sus dos colegas asesinados y sospechosos a la fuga. Una vez las puertas abrieron, múltiples individuos salieron rápidamente, algunos asustados por lo que habían escuchado y otros por temor a ser las siguientes víctimas.

La puerta que estaba en frente del dúo, se abrió también llevando consigo una indescriptible sorpresa. Makima se encontraba relativamente sana, pero su traje delataba signos de violencia y era la única de su vagón que bajó.

—Se-señorita Makima ¿Usted está herida?

—Algunos moretones señor Kurose. Pero lamento informar que el señor Tsukasa no corrió con la misma suerte. Fue un verdadero héroe e hizo frente a los 4 hombres que nos atacaron. Logré acabar con ellos una vez dejé de estar aturdida por lo sucedido.

—¿Llevaban armas de fuego?

—No

—¿Y los ruidos que se escucharon según los pasajeros?

—Señor Kurose, tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Para mí desgracia me vi obligada a usar uno de mis contratos en humanos, por muy cruel que haya sido su acto terrorista, es algo que no me dio gusto hacer. Pero no debemos seguir perdiendo el tiempo. Solicita al personal de la organización la extracción del cuerpo del señor Tsukasa y de los criminales. Luego acompáñenme, tengo tareas para ustedes. Por lo visto nuestras sedes en Tokio son el objetivo principal.

Cuando Makima se separó de la pareja de cazadores ambos empezaron a tener sus dudas con respecto a las afirmaciones que daba la jefa.

—¿No crees que ella está mintiendo?

—¿Makima? Probablemente, pero no tenemos nada que pueda comprobar tu punto. Solo queda esperar que analicen la escena y el cuerpo Tsukasa.

—Mal día para ese tipo. Me caía bien, era agradable y podía hablar con él sobre fútbol— Kurose finalizó, ambos tuvieron que volver a juntarse con la Makima, esperando las órdenes mientras la seguían sin rumbo fijo.

—Tendō, necesito que solicites reservación en el santuario más elevado posible y si es posible, consigueme un traje limpio.

—Entendido.

—Señor Kurose, pide al ministro de justicia 30 prisioneros que tengan cadena perpetua. En caso de negarse, solo di que Makima los solicita.

—E-entendido...

—Bien, hagámoslo lo más pronto posible, notificaré a Tokio de lo sucedido y espero que haya respuesta inmediata de mi gente. Por lo visto, no soy la única que tenían como objetivo.

30 minutos restantes

Kobeni y Arai

—¡Wow! Nunca había imaginado un sabor más delicioso que el de vainilla— Kobeni empezó a saborear su helado.

—Claro, recordé que existía el de galleta. Es sabroso, además está empezando a hacer calor.

—U-un poco. Gracias Arai, te dije que te debía un helado en nuestra siguiente patrulla.

—D-descuida... no era necesario, me gusta pasar tiempo contigo, solo es eso.

—Igualmente, es más entretenido pasar tiempo con un amigo que con un superior, a menos que sea Himeno, ella siempre dice tonterías.

—Te creo... ella me contó que tú y Denji... eh, tuvieron una cita, pero es algo imposible jaja.

«¡Ay esa boca floja!»— Solo podía pensar Kobeni

—N-no... e-eh... le debía algo a ese v-vago jaja dos hamburguesas.

—Oh, ya veo.

—F-fue agradable, si te tomas el tiempo de conocerlo, no es un mal tipo.

—Supongo que será para la otra, por el momento disfruto del patrullaje, ha sido tranquilo últimamente, ojalá siga así.

—S-si... realmente, podría decir que no ha sido tan mala elección venir a trabajar aquí, quitando de lado lo del hotel... pero, creo que podría solicitar mi transferencia al área civil luego del retiro de Himeno.

—No es mala idea. Yo también debería, sería más tranquila, quizá menos pagan pero estaría al lado de una amiga.

—Heh. Sí... ¿Qué tal un haiku sobre el helado de galleta?

—¿En serio? Bueno, déjame pensar bien las palabras y...

"Sabor dulce y rico,
Crujiente galleta en crema,
Helado sublime."

—¡Cool! Eres genial Arai, algún día te debo dibujar con un helado en tu mano.

—Si...— Arai empezó a sonrojarse después de esa propuesta— Me encantaría algo así, más si proviene de ti.

—Es al menos más tranquilo que lo que me pidió Denji, el tonto quiere que lo dibuje siendo el motosierra.

—¿No es peligroso eso?

—E-espero que no, me da m-miedo de tan solo p-pensarlo.

—¿Y si le pides algo más normal? El con alguna comida que le gusta, como yo y el helado

—Mmm... Puede ser, quizá haga un retrato de él con una hamburguesa, Himeno con una malteada y Power con comida de gato

—¿Y Aki?

—No he hablado mucho con él, supongo que después le preguntaré que le gusta comer.

La anciana que se le encomendó la misión de asesinar a la cuarta hija entró en acción, haciendo uso de la excusa que llevó planeando por minutos.

—Disculpen jóvenes, estoy un poco perdida en estas calles y necesito llegar a ver a mi nieto Satoshi ¿Serían tan amables de indicarme dónde queda Katsushika?

—Eh... eh... Señora... No soy d-de... a-aquí...— Respondió Kobeni.

—Ou... Lo siento señorita, pero necesito su ayuda y no encuentro a nadie más... verá, los padres de mi nieto han tenido problemas económicos y necesito verlos para ayudarles a cuidar a mi querido Satoshi, aunque sea debo cuidarlo mientras ellos continúan trabajando...

—Supongo que no perdemos nada en intentar ayudar a la señora ¿Tiene algún mapa? — dijo Arai.

—Oh, claro aquí tiene, joven ¿Es el novio de la joven?— La anciana entregó el mapa que el propio señor Katana le había dado.

La pregunta terminó incomodando a los dos chicos, Kobeni era más fría ante la sospecha de la anciana, aunque quería ignorar el hecho que tanto Haka cómo Himeno confirmaron que Arai sentía atracción hacia ella. El chico por su parte se puso rojo, realmente intentó evitar hacer contacto visual con Kobeni, era evidente que él sí se sonrojó ante la suposición.

—A-ah... No, este... Claro que no, yo la verdad, solo estoy aquí para ayudar a mi familia... — Kobeni fue la primera en responder.

—Oh, ya veo una disculpa por mi equivocación...

—No hay problema señora, mi amigo y yo le ayudaremos en lo que podamos—Kobeni y Arai intentaron leer el mapa algo confundidos dándole la espalda a la anciana, veían algunas líneas trazadas en ciertas calles y por lo visto, estaban alineadas hacía donde ellos iban.

—Huh. Es raro este Mapa, no encuentro donde está lo que nos pide la señora, pero parece que ya hay un camino que seguir.

La señora intentó sacar de su bolso la pistola que le fue otorgada para la misión, sin embargo ella seguía dudosa de hacer esto, tenía el momento perfecto para matarlos a los dos... Pero no veía malicia en ninguno, solo sabía que la chica se suponía que era la novia del "monstruo"

El momento ideal había pasado, Kobeni volteó a ver a la señora que le encomendó ayudarla y le preguntó qué significaban las rayas, ya que estaban sobre la zona donde ellos están ubicados y no podían ver el resto de calles, posiblemente una esté tapando a la que busca.

—Oh... eh, jovencita, un señor me indico más o menos la zona y había dicho que siguiera ese camino y la verdad sigo perdida...

—No se preocupe señora, nosotros más o menos seguimos la misma ruta, estoy seguro que podríamos acompañarla y encontrar el lugar— aconsejó Arai

—M-me parece... una buena idea, g-gracias...

Los cazadores y la anciana partieron camino hacia la ruta que estaba marcada, Arai y Kobeni no se habían percatado que esa línea representaba el camino que se esperaba que tomen, aunque comenzó silencioso el trayecto, Kobeni fue la primera en hablar.

—Señora, l-la verdad y-yo... también tengo problemas económicos... e-es un tanto difícil, m-mis padres no pueden trabajar mucho y l-los mayores tenemos que hacernos cargo de muchas cosas— Kobeni sorprendentemente, aunque con un ligero tartamudeo, intentó iniciar una conversación con una desconocida.

La anciana veía el otro lado de la moneda, intentó deshumanizar a Kobeni para verla únicamente como la novia del monstruo, pero ella estaba contando algo personal en el camino, algo que la hacía verse así misma, una mujer con preocupaciones con su familia, dándoles su lugar y trabajando para ellos, un poco a lo que hacía en su juventud.

—M-mis padres... no son los mejores, n-nos endeudamos con gente un poco p-peligrosa... pero desde que trabajo aquí, he podido p-pagar un poco y no sentirnos presionados.

—Entiendo pequeñita, yo también tengo d-deudas y sé que pronto debo pagarlas...

—E-estoy segura que usted es una gran abuela, su nieto debe ser alguien afortunado.

—U-un poco, s-somos pobres, es lo que menos puedo hacer para que siga bien.

—Entiendo señora, yo también esto es lo que menos puedo hacer, tengo un hermano en la universidad, será un gran médico... Quizá algún día m-mi hermano atienda a su nieto ¿Que edad tiene?

—5 años.

—Mmmm, la verdad no sé cuánto dura la carrera pero supongo que hasta para eso él será bueno atendiendo eh... niños más grandes.

—¿T-tú por qué no estás estudiando, también te ves muy jovencita?

—A-ah... Mi familia decidió que solo mi hermano puede tener educación, n-no tenemos dinero y... mi sueño no es justificable p-para que yo estudie.

—S-supongo que e-en... de alguna u otra forma puedes llegar a cumplirlos.

—Ojalá aunque parece que será en la otra vida...— Kobeni luego de decir esto, dejó pensativa a la anciana. Sentían empatía ambas, pero no era suficiente para no intentar salvar a su nieto.

—Supongo que así será... — Susurró la anciana así misma.

Kurose

El tiempo seguía corriendo, para el cazador de Kioto. Una vez contactó al ministro de justicia por llamada, estuvo reacio a entregar a los prisioneros en un primer instante.

—¡Por última vez idiota de seguridad pública! Los prisioneros aunque tengan cadena perpetua no serán conejillos de indias para cualquiera de su organización. Ellos tienen estrictamente prohibido cualquier tipo de movilización que no sea desde su propia cárcel— el ministro de justicia no estaba feliz con la petición.

—Sigh. Lo sé, yo tampoco sé para qué se necesitan, pero tengo una solicitud para que 30 de ellos sean enviados al santuario más alto en Kioto. De lo contrario posiblemente suceda una desgracia en Tokio.

—Eh... ¿Qué dices?

—Tch. Que los envíen al santuario más alto de Kioto o de lo contrario habrá una desgracia.

—¿Quién putas te manda hacer eso?

—Eh... La jefa de la cuarta división de Tokio, Makima.

La llamada tuvo una pausa, Kurose podía escuchar la respiración nerviosa del ministro. Al parecer luego de decir el nombre de Makima, tuvo una reacción distinta a como inició en la conversación, el hombre seguro y terco con él que discutió, pasó a ser alguien más modesto y podría decirse que hasta sumiso.

—Oh, p-perdón... No sabía que Makima los estaba solicitando. Debiste iniciar por ahí, los 30 prisioneros serán movilizados al santuario más alto.

—Eh... Señor ministro ¿Por qué con Makima si se puede solicitar eso?

—Ésta llamada acabó—Luego de eso, solo hubo silencio.

Kurose se sentía extrañado por lo sucedido, no tenía una remota idea de lo que acababa de pasar. En primer lugar, el ministro de justicia siempre fue caracterizado por ser una persona que se cree por encima de los demás, pero cuando escuchó el nombre de Makima, no hubo más esa visualización, era alguien más sumiso y la orden fue recibida sin ningún pero. El hecho que se haya evadido la pregunta hizo pensar a Kurose, quizá Makima sabe más de lo que realmente aparenta.

Lo último dejó en duda al cazador, por lo que decidió hacer otra llamada a su compañera Tendō, quién ya estaba ubicada en el santuario, en las escaleras mientras que Makima estaba en el interior arreglándose.

—¿Qué sucede?— Respondió Tendō.

—No mucho, un ministro enojado y poco dispuesto a cooperar hasta que escuchó el nombre de Makima.

—Vaya, similar aquí. El idiota de acá estuvo insultandome por querer apartar un santuario y siempre llamándome "perra de seguridad pública" justificando el valor del lugar, además de los turísticas que había.

—Wow. Similar a lo que me sucedió ¿Y dijiste por quién era?

—¡Eso! Cuando les mencioné el nombre de Makima, no hubo más insultos y negaciones, decidieron cerrar el lugar y llevar a los turistas hacía la salida. Ahora mismo ella se encuentra cambiando ¿Tú ya vienes?

—Seh. No faltará mucho para que ya les esté haciendo compañía.

—Perfecto, la verdad Makima me está dando miedo, dijo que ayudaría a Tokio una vez lleguen los prisioneros.

—Oh... ¿Sabes cómo?

—Realmente no, dijo que explicaría lo que deberíamos saber y luego se marchó al interior del santuario.

Kurose condujo camino hacia el santuario. Cómo su compañera Tendō hacía dicho, el lugar era un valioso punto turístico para la ciudad Kioto, pero debido a las solicitudes de Makima quedó completamente vacío, ajeno de la vibra positiva que siempre había dado. Despejado y con un ambiente pesado en su haber, solo quedaban 7 minutos para el gran cambio en la vida de Kobeni.

El cazador había cumplido con la petición de la chica pelirroja. Un vehículo de transporte de prisioneros llegó con exactamente 30 individuos con cadena perpetua. Todos custodiados por policías y el alcaide de la prisión que aceptó las solicitudes.

—Alcaide Arakawa, un gusto saber de usted— saludó Makima mientras observaba el ascenso del alcalde junto con resto de prisioneros.

—E-estas ya no son cosas que alguien de mi edad... d-debería hacer señorita Makima... — el alcaide jadeaba, mientras llegaba al último escalón.

—Lo siento, es solo una solicitud para evitar un mal peor. Al parecer es demasiado tarde, los terroristas lograron esconder bien sus huellas y no han detectado a nadie sospechoso cerca de mi división, desconozco si las demás lo hayan podido hacer.

—¿Qué... tiene planeado hacer, señorita Makima?

—Un pequeño apoyo remoto, alcaide aunque si me disculpa...— Makima sacó una cinta de color negro y se la ofreció al alcaide— Este es un asunto de cazadores de demonios, incluso con su rango me veo en la difícil situación de pedirle qué se cubra los ojos.

Los prisioneros fueron cambiados de sus prendas a unas totalmente blancas y sueltas, puestos en dos filas una enfrente la otra, con el fin que todos tengan de lado el templo y por el otro a la ciudad de Kioto. Makima solicitó a los policías y a algunos asistentes del propio lugar que cubran los ojos de los prisioneros también, luego de cumplirlo también tuvieron que vendarse los ojos.

Kurose y Tendō quedaron juntos, lo suficientemente lejos de Makima para que ella no pueda escuchar sus susurros. Ambos también fueron obligados a acatar la orden de la pelirroja, vendaron sus ojos y con excepción de Makima, todos los presentes no podían observar ningún carajo.

—¿Se puede saber porque tenemos que vendarnos?— Kurose quería que lo sacarán de dudas.

—Makima fue muy seca con su explicación, incluso como parte de la organización no tenemos el rango suficiente para saber con qué demonio ella hizo contrato, por lo que debemos no mirar o sino también pagaremos las consecuencias—Tendō respondió.

Makima tenía todo listo, caminó un poco en dirección hacia la vista que daba para Kioto, 2 metros alejada del escalón más alto y luego empezó a hacer un juego con las manos, como si estuviera moldeando masa. No dijo ni una sola palabra y esperó el momento preciso para entrar en acción.

3 minutos antes del desastre

Fushi y Takeshi

En mitad de los suburbios a 2 kilómetros de Dattebayo! Se encontraban en su patrullaje habitual dos amigos cercanos y compañeros de trabajo. Fushi y Takeshi, no eran muy parecidos, Fushi siempre estuvo dentro del lado más intelectual, leer libros de ciencia, artículos y conferencias, era lo que lo mantenía cuerdo después de tanto caos que los demonios lo hacían vivir, incluso una vez jodió a Power ya que él presumía un comprobado IQ de 134 mientras que ella juraba tener uno de 100, a partir de ahí ella lo aumenta por miles.

Takeshi era un tipo más de acción, su entretenimiento se basaba en películas de samurais, deportes de contacto como el Judo o Karate, de ahí su físico tan atlético y con algunas acompañantes nocturnas, luego de sus horas de servicio como cazador. Kobeni jura que pese a su apariencia intimidante, también tiene un lado amable.

El contraste de ambos individuos era notorio, pero su amistad empezó cuando coincidieron en su primera patrulla y fue gracias al baseball, un deporte amado por millones de japoneses y que pese a su rivalidad, unía a los fanáticos. Fushi era fanático de los Lions mientras que Takeshi de los Swallows, ambos estaban cerca de llegar a la serie japonesa, la final de su liga nacional.

—¡POR UN DEMONIO TAKESHI ES IMPOSIBLE QUE LOS LIONS PUEDAN SER DERROTADOS POR LOS SWALLOWS!

—HAHAHA, todos sus pitchers son malísimos, recuerda mis palabras Fushi, los Swallows este año serán los campeones de japón.

—¡No hay modo! Este juego es de ciencia y matemática pura, la probabilidad puede ser medida es por eso que el manager Higashio ha tenido éxito, los Lions a través de los números serán los campeones.

—Fushi, serás muy listo para los números pero eres un tonto donde realmente importa, en la pasión y la voluntad. El baseball puede tener su poder en los números, por algo es el rey de los deportes, pero un verdadero hombre sabe que el poder de nuestros brazos y piernas viene del corazón y la fuerza de lo que nuestra mente desea. Por eso tengo completa confianza en el Manager Nomura y cómo ha gestionado al equipo, les transmite esa pasión y hará de tu equipo nuestras putas. Heh.

Los dos amigos empezaron a reír, la patrulla había sido amena, incluso algunos de los civiles quienes los acompañaban riendo, parecía que ellos también eran fanáticos del deporte.

—¿Cuánto apuestas, si tus Swallows ganan te ofrezco 3 noches pagadas con las mejores acompañantes del distrito rojo? Una oferta tentadora.

—¡HAHA! Lo pones complicado hermano. Si tus Lions ganas, ofrezco llevarte a California y que conozcas la universidad de Stanford.

—¡Idiota! Lo mío sigue siendo más caro.

—¿Y San Diego?

—Hecho. Iré preparando las maletas hermano, California nos espera.

Lastimosamente el ritmo y el ambiente que ambos habían creado en base a una charla amistosa de baseball había acabado.

En distintos puntos pero sobre todo en frente de ellos se escuchó el sonido de la corredera de pistolas siendo retraídas. Fushi y Takeshi detuvieron su paso, dudosos de lo que ambos habían escuchado. Las dudas se disiparon cuando los civiles que parecían acompañar a los dos cazadores apuntaron hacia ellos con las armas que habían sonado.

—¿Pero... qué carajos?— Preguntó Fushi

—¡MIERDA, FUSHI!

Takeshi intentó cubrir a su amigo con su propio cuerpo. Los disparos habían iniciado y con ello, la operación que el señor Katana y la señorita serpiente tenían planeado ejecutar en los minutos siguientes.

Madoka y Keiko

A 3 km de distancia de Dattebayo! Y 8 km de Kobeni.

El patrullaje estaba siendo más tranquilo que de costumbre aunque Keiko estaba teniendo sus dudas. Podía ver como algunas personas no se separaban de su pareja y ella, Madoka por su lado estuvo calmado y prefirió seguir hablando con su novia con respecto a la mudanza, faltaba poco para ya poder retirarse cómodamente.

—¡Oh, ya sé! Podríamos hacer que una de las habitaciones se vuelva tu propio salón de estudio.

—¿Qué dices? No creo que tengamos mucho espacio para eso.

—¡Es Hokkaido! Allá apenas habrá gente que nos pueda molestar con respecto al espacio. Lo pensé todo, encontré una casa a buen precio con suficientes habitaciones para nosotros dos, un estudio de arte y un salón de estudio para ti, ¿Qué dices cariño?

—W-wow... ¿Desde cuándo me dices cariño?

—E-es algo que quiero empezar a mejorar, ser no solo el tipo que te molesta sino también el que te dice cosas lindas. Seré un tanto más distraído que los demás... Pero creo que cuando estoy contigo, siempre tengo mis ojos enfocados en ti.

—Awww... ¿Te quieres quedar con la habitación más grande para tu estudio, no es así?

—Ish. ¿Cómo supiste? Vamos, Kei, yo voy a necesitar más espacio.

—Jajaja, era de esperar de ti, Madoka. Claro, puedes tenerlo...

—¿E-en serio? Te conozco Kei ¿Cuál es la condición para eso?— Madoka empezó a dudar de su novia en tono de juego.

—Primero, yo escojo cómo será el diseño de nuestro jardín. Segundo, yo seré quien se encargue de la seguridad y los sistemas de alarma con lo distraído que eres es bastante posible que se queme nuestra casa al tercer día— Kei recuerda la vez que Madoka tuvo que mudarse a su casa por un tiempo porque su cocina se incendió luego de no apagar la estufa cuando estaba cocinando, el se fue a trabajar y el resto es historia.

—P-pero... Y-yo debería hacerme cargo de esto.

—Hey, a partir de ahora seremos un equipo no solo como compañeros— Kei se acercó a Madoka, los suficiente cerca para ver qué sus intenciones eran las de dar un abrazo a su novio— ¿Qué harías sin mi, gran idiota?

—H-hey... hay gente que no está viendo.

—¡Qué más da! Solo disfruta de este pequeño momento.

—S-si... — Madoka terminó respondiendo el abrazo de su pareja— La verdad, además de comer comida deliciosa...

—Tarado.

—Jaja. Nunca me faltes, pequeña gruñona, la comida contigo sabe mejor... mucho mejor.

—Eres un tonto jaja. Bueno, tercero, habrá una habitación para que mis hermanos se queden cuando nos visiten.

—jajaja, yo también pensé en eso, la verdad si fuera por mí, podrían vivir en nuestra casa ¿Que opinas?

—Necesitan estudiar, acá encontrarán mejores opciones que en Hokkaido, será algo que debemos discutir cuando los vayamos a ver.

—Está bien, ¿continuamos?

Madoka y Kei finalizaron su abrazo y continuaron su camino, Kei debido a su habilidad tomó la delantera y caminó en frente de Madoka quién apreciaba el cielo y no aguantaba las ganas de irse de una vez. Entre sus dudas y certezas, lo único que parecía un hecho es que había encontrado a la mujer de su vida, capaz mientras seguían viviendo juntos buscaría la forma de ahorrar para un anillo de compromiso, realmente estaba encantado por cómo era la dinámica y química de ambos.

—Kei ¿Crees que sea pertinente si hoy le entrego lo que me falta por darle a Kobeni? Ya tengo lista mi carta de reasignación solo sería cuestión de dársela a Makima ¿Qué dices?

Kei no respondió, de hecho el sonido de sus pasos se detuvo, al igual que con Fushi y Takeshi el mismo sonido de las correderas de las pistolas se hizo presente. Las sospechas de la mujer se habían hecho realidad. Los civiles que los estaban viendo no eran cualquiera y cuando se dieron cuenta ya empezaban a apuntar sus armas, todas a los ojos de la mujer.

Madoka chocó con la espalda de su pareja, entrando en razón y mirando a lo que ella también observaba. 3 hombres, todos armados con una pistola apuntando directo a los dos. Kei estaba consternada y Madoka asustado. La mujer fue la primera en actuar girando lo más rápido posible en dirección de su novio y empujándolo, haciendo que pierda el equilibrio y caiga de espaldas.

—¿Q-qué estás haciendo ke...

—¡CUIDADO MADOK...— pronunció la mujer mientras derribaba a su novio

La frase no pudo ser completada, después de eso se escucharon múltiples disparos, todos en dirección a la cazadora.

Kobeni y Arai/Himeno y compañia

La charla de los 3 individuos fue interrumpida luego de una llamada, la mejor amiga de Kobeni volvió a contactarla para decir que precisamente ya se encontraban en el restaurante que decían y ya hasta habían recibido sus pedidos.

—¡KOKO!— Himeno de forma animada llamó a su amiga, aún no le encontraba un apodo bonito— ¡Solo faltas tú, pequeña! y... Arai, claro si quiere venir aunque dile que Denji se encuentra acá.

—¿A qué te refieres con eso?— decía Kobeni desde la otra línea.

—¡Nadita de nada!— aunque Kobeni no lo podía ver, Himeno estaba roja de la vergüenza, cosa que Denji y Aki se percataron.

—¡Y yo por qué debería ser una advertencia ojo loco! — preguntó Denji aunque después de eso recibió un calvazo fantasmal.

Denji y Kobeni no sabían que Himeno y Arai presenciaron un momento que se terminó malinterpretando, para desgracia de Himeno aún no le ha explicado a su compañero que Denji y Kobeni no tuvieron sexo esa noche.

—¡POOOR NADAAA! — Himeno exageraba caras aunque lo hacía por vergüenza. Su cara se ponía roja mientras lo entonaba.

—Power, revisa si Himeno no tomó alcohol mientras no nos dimos cuenta— solicitó Aki.

—Nah, sigue limpia. La estoy revisando mientras disfruto de mi ramen, por cierto coleta ¿Te vas a comer tú takoyaki?— Luego de eso Aki se lo dio sin muchos problemas, mientras menos broca hiciera Power mejor para él.

El restaurante era algo modesto en su interior, solo había 4 mesas donde sin problema cabían 6 personas sin necesidad de llevar más sillas. La mesa que Himeno y compañía apartaron estaba cerca de la cocina, Denji y Power compartían lado mientras que Himeno y Aki estaban en frente de ellos.

Mirando hacía la ventana estaba ubicado el misterioso señor Katana, un hombre que rondaba los 30, cabello negro, con un peniado que lo hacía ver un tanto corto aunque con unas patillas pronunciadas, a diferencia de los demos secuaces que venían con ropa más casual tirando a incognito todos ellos repartidos en las mesas restantes y otros esperando a fuera. Katana vestía una gabardina de cuero sobre un saco con botones muy distintivos, todo en tonalidades oscuras.

Al señor Katana le parecía nefasto escuchar las risas de la mesa de al lado, pero solo tenía que esperar las señales para que él pudiera continuar con su plan. La señorita serpiente dijo que lo iba a alcanzar unos minutos después con la advertencia que más le valía acabar con el motosierra.

La plática de la mesa de al lado continuaba, pero solo enfocada en Kobeni y Himeno.

—¡En fin! ¿Dónde andas Kobeni?

—Estoy en... Arai ¿Dónde se supone que estamos?

—Se supone que este lugar es Katsushika...

—Katsushika, Himeno. Estamos ayudando a una abuelita a llegar a su casa para ver a su nieto.

—Siempre de tan buen corazón. Me agrada mi pequeña aprendiz, igual de pura que su maestra.

—(...)

—Ya entendí — el único ojo de Himeno se puso serio— No está tan lejos, no vengas caminando, voy a llamar a un Taxi por ti, deben ser como 5 km hasta donde nos encontramos si no me falla mi memoria.

—Ya veo... Soy mala aún guiándome por Tokio.

—Luego te llevaré a pasear, nos hace falta visitar Disneyland.

—Oye... ¿Sigue siendo Kobeni?— preguntó Denji

—¡Shhh! Cállate.

—¡Hey Kobeni! ¡¿Qué estás esperando, abandona a esa anciana y al idiota ese, y vente a comer conmi... ¡Con nosotros, Himeno paga todo!

—Ish. Es una charla de amigas no de amantes— Himeno tuvo que colgar mientras se reía por lo que escuchaba, al parecer el interés de Kobeni si estaba medianamente correspondido.

Denji quedó un poco avergonzado y prefirió continuar devorando su ramen para olvidar eso.

—¡Es una delicia! — celebró Denji

El señor Katana cada vez quedaba más insultado por esas palabras, para él, el mismo ramen sabía cómo la peor basura.

1 minuto

Kobeni

El otro lado de la línea había finalizado de forma abrupta. Himeno y Denji hicieron pasar vergüenza a Kobeni ya que se escuchó buena parte de la conversación a los oídos de Arai y un poco escuchó la anciana.

Aún así, se sintió un tanto feliz al parecer había hecho un gran amigo y por mucho que tenga esa atracción, ninguno de los dos sabía definir bien lo que sentían. Solo pudo expresar una tonta sonrisa y un rubor muy tenue en su rostro, la cuarta hija no podía esperar para llegar allá.

Arai se percató de eso, en su corazón sentía una presión, bajo su perspectiva y sin explicarse cómo, Denji y Kobeni pasaron de aparentemente odiarse o sentir aversión a tener una noche muy pasional desde su punto de vista. No tenía sentido, pero ellos dos habían llegado a un acuerdo y al final parecía que una cosa llevó a la otra. Incluso si fuera un malentendido, él ya tenía la contienda perdida, por lo que sin decírselo a nadie, prefirió mantener una amistad con Kobeni. Dolía menos de esa forma.

—Señora, tal parece que este es su punto para llegar a ver a su nieto. Fue un placer conocerla y espero volver a verla pronto— Kobeni luego de eso hizo una pequeña reverencia, quien fue respondida por la anciana.

—¿Nos vamos Kobeni?

—Claro, vamos a un lugar donde haya taxis así podemos alcanzar a Himeno y a los demás

La anciana seguía dudosa, conoció a una jóven que pese a lo introvertida de su ser, era alguien con intenciones buenas y no lo que aparentaba el señor katana, no la pudo deshumanizar, siguió viendo a una mujer con propósitos, pero la vida de su nieto le importaba más.

—Espero que puedas perdonar a tu abuela, Satoshi, esto no fue lo que te enseñé pero quiero que sigas viviendo...— susurró para sí misma.

—¿Eh? Dijo algo señora — preguntó Kobeni mientras aún le sonreía.

—Oh. Nada señorita, solo estoy buscando algo de mi bolso...

Kobenji y Arai decidieron darle la espalda a la anciana, en busca de algún Taxi para por fin ir a Dattebayo! Con sus amigos. Mientras seguían un poco su rumbo, se podían escuchar distintos ruidos en todas direcciones, sonidos fuertes y estruendosos. Algunos parecían ser lejanos y pero la mayoría estaban cerca, ninguno de los dos podía explicarse qué fue lo que originó tanto escándalo.

Kobeni estaba distraída, buscando un origen fijo sin darse cuenta que también al igual que otros casos mencionados, se escuchó aunque de forma más lenta el sonido de una corredera de una pistola siendo retraída. Cuando Arai se dió cuenta, volteó en dirección de dónde se originó el sonido y observó a la misma anciana que los acompañó con un arma apuntándole a Kobeni, debido a la propia debilidad de la anciana, los disparos serían más lentos y le temblaba la mano.

Arai reaccionó primero, para su desgracia el primer tiro que parecía en dirección a Kobeni, él lo recibió sin tanto esfuerzo yéndose a su clavícula. Aún podía moverse por lo que decidió actuar con más determinación, arrojándose y cubriendo lo más que pudiera a su amiga.

Kobeni reaccionó tarde y cuando por fin se percató de la situación, un segundo disparo se dirigió a ella. Arai actuó cómo escudo y lo recibió, en una zona más peligrosa, su cuello y evitó que Kobeni recibiera daños.

—¿Q-qué? — fue lo único que pudo pronunciar la cuarta hija.

Himeno

Por primera vez después en tanto tiempo, Himeno no sé había saboteado así misma, las cosas parecían optimistas en su opinión. El retiro estaba a la vuelta de la esquina, la relación con Aki parecía volver a tener esa chispa que en el pasado, su aprendiz estaba decidida a cumplir su problema y Denji se bañaba. Power... Existe.

Todos los integrantes habían pedido un ramen para empezar, Aki lo acompañó con Takoyaki mientras que los demás estaban por recibir el resto de sus pedidos. Himeno comió un poco más lento que de costumbre, quería comer en compañía de su mejor amiga y la que hizo el esfuerzo de ver un lado positivo en una caótica vida como la de ella.

Realmente era extraño, por primera vez veía una luz en su vida que no era bajo el engaño de la bebida. Denji y Power no eran capaz de verlo, además que estaban rotundamente distraídos devorando sus platillos como si hubiera un apocalipsis, pero Himeno y Aki sostenían sus manos entrelazadas.

La parejita se vio a los ojos y solo pudieron darse una pequeña sonrisa, Aki pese a su icónico rostro frío que ha expresado a la mayoría de sus compañeros y de la sociedad japonesa, por fin podía sentir que las cosas ocurrían cómo debían, Himeno, la chica que pese a sus errores y tropiezos ha sido la persona que más ha buscado su bienestar, Denji por alguna razón cada vez estaba más tranquilo y Power comió una zanahoria el otro día, todo tenía un lado más optimista.

—Te doy la razón, idiota. Este ramen sabe bien— dijo Aki a Denji

—¡Te lo dije imbécil! Soy un gran conocedor de lo que es bueno y sabe más delicioso aún porque Himeno lo está pagando.

—¡Hey le robaste la línea a Kobeni!

—Y estoy segura que no es lo único que le ha robado a la enana— Power también se unió.

Himeno se empezó a reír y Aki solo la observó, su sonrisa es lo único que le prestó atención.

—¡Cállate idiota pendeja y bellaca!

—¡Ahora tu también me robas las líneas a mi estúpido!

—¡YO LAS DIGO MEJOR!

—¡No te puedes comparar a la inigualable Power, Denji imbécil!

El señor Katana, cansado de la forma de expresarse de los 2 demonios, decidió una vez acabar su plato, mandar a callar a los insolentes de la mesa de al lado. Pero la señal se había dado.

Desde dentro no se podían distinguir los ruidos provenientes de distintos puntos de la ciudad, por fuera Tokio empezaba a ser un caos y sobre todo para la cuarta división. Por dentro, solo era un constante sonido inofensivo que no se podía distinguir.

—¿Son truenos?— preguntó Denji

—¿Y escuchas la lluvia pedazo de imbécil, es obvio que son tambores?— respondió Power

—¿Por qué habría tambores? No he escuchado anuncios sobre algún festival o desfile— Respondió Aki

—¿Quizá disparos?— preguntó Himeno, siendo la más inquieta de los 4.

Katana decidió por fin hablar, por fin harto del grupo de protagonistas y sobre todo del tipo que había matado a su abuelo tiempo atrás.

—¡Gente como ustedes no podría reconocer un buen ramen ni aunque lo tuvieran en frente suyo!

—¡Qué diablos estás diciendo, granuja, no me hables cómo si me conocieras!— respondió Power

Himeno observó el lugar con mayor detenimiento, una vez el extraño hombre dijo esas palabras, el resto de comensales dirigieron su mirada hacia los 4, la chica del parche empezó a sudar del nerviosismo después de ver a tantos ojos observándola, no sin antes preguntar.

—¿Quién eres?

—Ese no es el punto. Cuando uno es niño los sabores son determinantes en su paladar, comer y probar sabores exquisitos es útil para ser alguien feliz.

—¡Pero yo sí soy feliz!— Power volvió a responder.

—Gente como ustedes que desde niños los han hecho comer la misma mierda solo provocó que tuvieran atrofiado el paladar, tanto tiempo así solo te vuelve un miserable infeliz.

—¿Eh, y este tipo que le picó?— Denji por fin le prestó atención a lo que decía

—No lo sé, pero levántense. Le pagaremos todo en el mostrador a la señorita y avisaremos a Kobeni que la veremos en otro lado—Aki sugirió eso, las miradas de los demás también lo estaban perturbando, nada bueno iba a salir de esto.

Antes que ellos pudieran salir de su asiento, el señor Katana sacó una foto peculiar. Su contenido era solamente dos individuos posando hacia la cámara, el anciano del que siempre se quejó Denji y del que Kobeni sabía que lo hacía trabajar para pagar una deuda que siempre crecía y el mismo señor Katana ahí presente, cuando aún era un niño.

—«Oh... Esa maldita cara» — Denji reconoció el rostro del anciano.

—Mi abuelo era la persona más bondadosa que existía, un gran hombre. Era un Yakuza, claro, pero uno de los que aún mantenía su honor en el trabajo. Gracias a él conozco los verdaderos sabores de una buena comida. Un mal necesario para un país como lo es Japón, la gente lo amaba y lo respetaba hasta que un sinvergüenza miserable lo terminó asesinando— Katana miró directamente a Denji al rostro.

—¿Denji, tu conoces a ese sujeto?— Preguntó Aki.

—A-a él no, pero el vejestorio de esa foto hacía de mi vida una mierda.

—¡Y ASÍ DEBIÓ HABER SIDO SIEMPRE!— gritó Katana.

Tras ese grito el grupo de Himeno se percató del peligro en el que estaban metidos. Himeno veía como todos los demás hombres estaban estaban intentando sacar sus armas, pero el primero que debía comenzar con los disparos era su propio jefe.

El señor Katana fue el más rápido en desenfundar su pistola, en dirección a la mesa de Denji y compañía, los protagonistas solo se quedaron paralizados luego de ver una auténtica pistola en manos de lo que seguía siendo civil. Incluso los Yakuza tienen dificultades para poseer armas.

«E-es... ¡UNA PISTOLA!» — Aki y Himeno pensaron lo mismo, pero cuando por fin decidieron actuar en defensa, escucharon las últimas palabras que pronunció Katana segundos antes que todo el día se fuera a la mierda.

—¡Tú corazón será un regalo de mi parte para el demonio pistola!

El incidente dio inició

¡BANG!

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Wow, esté ha sido el capítulo más extenso de toda la obra. Espero que haya sido de su agrado y pues iba a ser un capítulo entero y en teoría cerrado. Pero creo que como iba la cosa se pondría densa la cantidad de información.

Espero que les haya gustado ver sobre todo un poco más del punto de vista de Makima, probablemente en ocasiones puntuales la volvamos a ver protagonizar algún segmento.

Este se volvió el preámbulo del primer quiebre mental y emocional que tendrá Kobeni.

Tengan lindo día

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