Capítulo 23
Louise
—Gracias por no hacer el reporte y acompañarme —agradezco al hombre que me observa molesto.
Realmente no tuvo opción, tras aclamarme la noche anterior e intentar llamar a Gael, sin éxito, el miedo me invadió. Las respuestas de mamá de lo que sucedería si Gael se aburría o que Adrien podría llamarlo y contar lo sucedido a su manera me hizo tomar la decisión.
Venir a New York y contarle a mi esposo personalmente lo encontrado, entregar las pruebas y limpiar mi nombre. No fue fácil convencer a Nails y solo fue posible cuando le amenace que si él no me acompañaba yo igual me iría.
—No tuve opción—responde entre dientes.
—Tendrás la satisfacción que me ayudaste a limpiar mi nombre—en respuesta gruñe mientras le da la dirección al taxista.
Fueron ocho horas en las que tuve que soportar su mirada molesta y su mal humor. Solo aceptó con una condición, no me dejaría ver de los Doyle Macgregord y me devolvería ese mismo día. Me hizo prometerlo y me aseguró me lo haría cumplir, por mi parte le hice entrega de las fotos y le di la posibilidad de entregarlas a Gino, quien sabíamos estaría también allí.
—Usted no entiende en el problema que me ha metido —su vos suena preocupa cuando lo dice y suelto el aire.
—Me haré responsable de todo, déjeme a ese Gino Doyle a mí —le digo y bufa.
Me obligó a no llevar solo equipaje ligero según, llegaríamos en la mañana y nos devolveríamos al medio día. Solo un cambio de ropa y él se aseguró que así fuera, también estuvo a mi lado cuando hice las reservaciones. Era un tipo molesto y ahora agradezco que recibiera la orden de guardar las distancias.
Dentro del taxi intercambia mensajes con su jefe, quien me ha dicho es Gino Doyle hijo. Según me muestra está enojado por traerme a América. Me encuentro leyendo a un jefe que despótica en contra de su subordinado y le recuerda que Gael se casó sin el consentimiento de su padre.
—¿Qué quiere decir? —le pregunto y me quita el móvil guardándolo en el bolsillo de su remera.
—Una costumbre nuestra usted tenía que ser presentaba o conocida por el jefe de la familia, en este caso Gino padre — empieza a decir —aun si fuera escocesa, usted tendría que ser presentada ante él y luego vendría la presentación en la fiesta de compromiso. Conocería en ese acto a toda la familia y por un último, la boda, que no sea escocesa complica las cosas señora.
—Y Gael se saltó todo eso—asiente y sonríe —¿Tendrá problemas?
Se encoje de hombros y dice que no lo tiene claro, dado los problemas por los que pasa la familia, Gael fue aconsejado por su hermano que lo mejor era no decirlo. Ese era el motivo por el cual el jefe de Nails no me quería cerca a Gael. Continúa diciendo que su primo está dispuesto a afrontar la culpa y decir que el dio la bendición para casarnos siempre y cuando sea obedecido en todo.
—Lo lamento... Yo... No lo sabía —tartamudeo y el solo se me mira indiferente.
—¿Puede bajar la velocidad? La señora no conoce la ciudad —le dice al taxista quien sonríe asintiendo.
Yo no tengo ganas de ver la ciudad, aun no me repongo de lo sucedido con Adrien y ahora me entero que he permanecido en las sombras ante los Doyle. Observo la ciudad ante mí, mientras Nails se las arregla para ser guía turístico. Ha estado en la ciudad, meses antes de la llegada de Gael e inicialmente de decía él sería su protección allí.
—Nunca se dio, se negó a aceptarla y quiso usar personal de aquí —habla y yo sigo en silencio contemplando las calles abarrotadas de peatones y el tráfico a esa hora —Gael es más de costumbres fijas, estricto en cuanto a cumplir las leyes, por eso sorprende que se casara sin que su familia la conociera.
¿Podría Adrien tener alguna razón? Gael es el encargado de la empresa en París, por ende, quien debe velar por su legado y el buen nombre allí. El hombre que se ha mostrado ante mí, no tiene defectos salvo el que me muestra ahora... no me ha permitido hablar. Algo que según el propio Nails, es muy de los dueños del castillo y que me irá mejor si lo tengo en cuenta para la próxima.
Es la primera vez que guardo un secreto de esta naturaleza, a mis padres simplemente le dije que vendría a ver a Gael y a Nails, que Adrien se puso como loco y quiso explicaciones de mi boda. No sabía cómo manejar todo lo que me confesó no contaba con los medios para averiguar, qué es verdad o mentira. Dudar de Gael, en este instante es lo peor, pero la manera en que nuestra relación se dio es muy rápida. Saber ahora que me ha negado a su familia, no contribuye a mis dudas.
—¡Llegamos! —el timbre de voz fuerte del taxista me hace saltar y Nails sonríe.
Me ayuda a bajar del vehículo y cruzamos el cordón de seguridad sin ningún problema. Apunta su puño a un hombre muy parecido a él quien llama "Hermano", entiendo que se refiere al lazo de sangre, porque si algo tienen los Doyle es que no son dados a esos afectos con extraños.
—La señorita Le Blanc, es la contable de Paris —me presenta y el hombre asiente mirándome fijamente —Gael pidió verla, tiene una documentación urgente que firmar.
Debe tener por lo menos 34 años, alto de cabello castaño rojizo, un tono de color llamativo, en un corte bajo y ojos color miel. Asiente mientras se hace a un lado y le dice a Nails que tendrá problemas con Gino.
—La agenda no dice que vendrías aquí —le susurra sin dejar de mirar en mi dirección —sin importar lo que trafiques y más te vale que la señora Megan no te sepa que le trajiste la amante de su hijo.
—Será mejor cierres el hocico, porque pueda que tengas que pedir disculpas —le advierte Nails rápidamente a su hermano y este se queda viendo mi mano.
Creo que llegue a ponerme roja del coraje, incluso di un paso al frente, porque una cosa era que me negara y otra muy diferente que me insultaran. Temiendo mi reacción Nails me aleja del hombre quien solo me observa intrigado. Golpeo con violencia sus manos y avanzo hacia el sitio de los ascensores.
—No soy amante, soy su esposa —empiezo a despotricar ante la mirada divertida de Nails, quien se limita a cargar mi maleta y a reír.
—Será mejor si habla con el señor —es todo lo que dice y las puertas del ascensor se abren en ese instante. —la familia está pasando por un mal momento, la señora insistió mucho en que no era normal a actitud de Gerald y no fue tomada en cuenta.
—Lo recuerdo...
—Entonces, sabrá que todos pensaron lo mejor era darle espacio —dice deteniéndonos frente a una puerta.
—Entiendo—le digo y miro la puerta luego a él —hablaré con él y su primo, luego nos vamos. De todas maneras, solo quiero dejar claro algunas cosas.
La puerta se abre en ese instante y retrocedo al ver al hombre que en pie me observa con rostro impasible. Su vista va de mí a Nails y una vez lo reconoce regresa su mirada en mi dirección. Endiabladamente alto, rubio y de ojos de un azul único su gesto va adquiriendo un comportamiento distinto. Ahora puedo ver en él, enojo, ira y frustración.
—¿Qué haces aquí? Te pedí devolverte en el jodido primer vuelo —fija sus ojos en Nails y me atravieso entre ambos.
Su cabeza baja de una forma cómica y contempla mi rostro con superioridad. Ese gesto de ser superior le resta belleza, porque a mis ojos lo hace ver como un completo patán. Yo había escuchado de este personaje, pero le daba el beneficio de la duda, una que se fue al caño en este instante. Aunque según fuentes cercanas a este... hombre, solía llevarse mal con los desconocidos.
Y Louise era una desconocida.
—¿Y usted? —me pregunta con despotismo —¿Sabe que debe obedecer? ¿Tiene idea de quién soy?
—Mi jefe —respondo tranquilamente cruzándome de brazos y su ceja rubia se alza aún más —el primo de mi esposo.
—No se haga la chistosa, sé que sabe quién soy —espeta sin dejar de verme, su maldito 1,90 y mas no me intimida, una patada en su entrepierna y lo tengo arrodillado a mis pies, pienso cruzándome de brazos y alzando la barbilla —Toda orden que yo te dé debes obedecer —exige y niego divertida —como toda Doyle...
—No soy Doyle, mis hijos serán Doyle, mi esposo es Doyle...—señaló mi pecho antes de continuar sin dejarme intimidar por su rostro Férreo o estatura —pero Louise no es Doyle...
—Criatura...
—Gino, necesito viajar a ... ¿Louise? —alzo la mano encima de la muralla humana y Gael lo hace a un lado.
En segundos soy abrazada e ingresada al lugar sin dejar de besar mi rostro una y otra vez. Sentirme mimada es bueno, pero no olvido lo que me hizo pasar todo el día anterior por sus celos, por lo que decido no corresponder.
—Mi visita no es social —digo y lo veo alejar su rostro de mi cuello para mirarme fijamente.
—Perfecto, hable y se va —ruedo los ojos y lo veo enojada, en respuesta alza las cejas —¿Y bien?
—Gino, te recuerdos estas frente a mi esposa —le advierte Gael y retrocedo al ver que avanza hacia mí y mi comportamiento parece divertirle a su primo.
—Mi vuelo sale en unas horas... necesitaba hablar con los dos.
—¿Qué tienes que hablar conmigo? —Gael alza la mano mira en mi dirección.
—¿Por qué presionaste el botón de pánico? —pregunta él y su primo miran a Nails.
Sigue en la puerta, al pobre no le han dicho que entre y no lo hará hasta no recibir la orden. Avanzo hacia él, tomándolo de la mano lo hago entrar.
—El señor Le Blanc le asaltó en la noche —empieza a decir.
Cierro los ojos para evitar sus miradas unas intrigadas, otras molestas, las de Gael muestran el terror por cada palabra que Nails le dice. Descubro que conoce más detalles de lo que creí, eso me dice que se mantuvo escuchando por mucho tiempo.
Él pudo librarme del ataque y no lo hizo...
—Lamento lo ocurrido, no le diré que pudo evitarse porque sé que lo sabe y no necesita sentirse más mal de lo que ya está—me dice el muro y mira a Nails —en cuanto a ti, necesito saber ¿Por qué tienes tantos detalles? ¿Usted se los contó?
Me mira en espera de respuesta y miro a Gael, no quiero meterlo en problemas cuando ha hecho tantas cosas por mí. Si Nails hubiera entrado antes de tiempo, hoy por hoy no sabríamos tantos detalles.
—Ocho horas de vuelo —miento y prometo decirle la verdad a Gael —de algo había que hablar para hacerlo callar, no hizo más que quejarse.
Gael no me pierde de vista, pero decido mantenerme lejos de él, su primo nota mi comportamiento, niega molesto resoplando exasperado. Yo poso mis ojos en todo momento a las dos pinturas de un hombre y una mujer que hay en la pared frente al ascensor. Miro por el lugar que he entrado y luego las puertas metálicas, hay dos maneras de salir de ese lugar.
Concentrada en el lujo de todo el lugar decido contar todo tal cual sucedió ese día, desde la conversación entre ambos hombres, hasta la cámara que Nails me dio. Una vez termino de contar como fue mi día, es el turno de Nails de sacar las fotos que tome en ese lugar.
No hago preguntas sobre su esposa o el quien dañó esa entrega, aunque por el rostro que pone y el intercambio de miradas me doy cuenta que saben de lo que hablo. Suelta el aire observando las fotografías y me halaga diciendo que fueron bien tomadas. No le resta importancia a lo encontrado, a juzgar por como aprieta su mandíbula, sé que es delicado.
—Estamos claros en decidir que usted no debe volver ¿Verdad? —pregunta y alzo el mentón.
Le explico le di la orden al abogado de vender, que esa y mi matrimonio fueron quizás los motivos por los cuales fui atacada. No quería exponer a mi matrimonio.
—Lo único que buscaba eran respuestas y ya las tengo —termino de decir sin darle una sola mirada a Gael.
—¿Usted cree todo lo que le dijo? —me pregunta y guardo silencio — probablemente la mitad de toda la porquería que le contó es mentira. Descubrió que no tiene poder sobre usted, las razones que insistía en estar allí eran distintas a que lo ama —alza su mano mientras sonríe sin humor, ese hombre es un verdadero cólico —¿Por qué imagino no lo ama? ¿O sí?
Idiota...
—Dices que Caruso te vio, le dijo a Le Blanc y quiso contar su historia a su manera —habla Gael, quien parece incomodo por el comportamiento de su primo y le lanza miradas de reproche, mientras yo sigo sin querer verlo —mi familia no es peligrosa, ni siquiera sabe de mi matrimonio ¿Le crees a ese hombre después de todo lo que dijo?
—Los dejaremos solos, tu y yo tenemos un plan que trazar —habla tomando a Nails por los hombros —vamos a desayunar, no te ofrezco té porque aquí es horrible. Aprovechen el tiempo, adelantaré ese vuelo...
Agradezco con una leve inclinación de cabeza y cierra la puerta detrás de él.
—Cariño —habla acercándose a mí y me incorporo molesta. —lo siento... sé que fui grosero y radical...
—¿Me estas negando? —le pregunto y sacudo mis manos al ver que esta por tomarla —¿Por qué?
—Antes de responder esa pregunta... creo que debes ver a mi hermano —me dice y suelta el aire —vamos... le diré a Gadien que saque a mamá.
(...)
En vista que no quería mentiras y que hablar la verdad era siempre la mejor solución (por lo menos para mí), le dije que no le conté a Nails lo ocurrido, de hecho, planeaba guardarlo, ante lo incomodo que era para mí narrarlo. Acepté que llegué a poner en dudas, porque era imposible que alguien fuera tan perfecto.
—Ya sabes que no lo soy —me dice con rostro apenado —Exploté de la peor manera, pero ese... bastardo llama cada jodido día a decir siempre lo mismo.
Hay prioridades, de momento estoy de acuerdo en que llegar fue un error, seguramente las ganas de verle eran muy fuertes y solo cree una excusa. Eran más de tres meses sin verle y eso se le sumarian los que faltan. Muchas cosas teníamos que aprender y ello solo sería posible en la convivencia.
No deseo pasar las tres o cuatro horas que tengo disponibles hacer reclamos o discutir era inútil. Vamos directo al sótano y cruzamos un largo pasillo, según puedo ver es del personal de la clínica. Su hermano le envía un mensaje diciéndole que su convenció a la mamá de desayunar y que tiene media hora.
Una vez llegamos frente a una habitación, una enfermera nos pide vestirnos con trajes especiales. Cinco minutos después entramos al sitio, debo sincerarme no estaba preparada para lo que vi. Conocia en fotos a Gerald Doyle y el hombre que veía no se le parecía. Sus pómulos estaban sobresalidos, la piel de sus brazos parecía pegarse a los huesos y sus ojos hundidos.
Un cadáver, eso era lo que reflejaba el hombre que tenía ante mí, entendí entonces el miedo de su madre, los señalamientos en búsqueda de explicación y por qué quería a sus hijos cerca de ella.
Obviamente, no quería pasar por lo mismo...
—Pasó de pesar 85Kilos a 60 míralo. — paso saliva y sin poder creer que un humano le haga eso a alguien.
—¿Se va a recuperar? — pregunto y besa la frente de su hermano.
—Sé que lo hará—responde seguro.
Sus ojos no dejan de ver el cuerpo inerte con ternura mientras me cuenta lo sucedido. En su organismo detectaron sustancias extrañas, un estudio a los medicamentos que ese hombre le daba, develó una historia aterradora. Contenían entre otras cosas: cal, arena, gasolina y hasta cianuro. Lo que debía controlar una neumonía, no lo logró e hizo algo peor destruyo su hígado. Está en lista de espera para trasplante, pero el grupo sanguíneo tan complicado lo hace imposible.
—¿No son compatibles? —le pregunto y me mira sin decir nada un instante. —¿Por qué? Es decir, son hermanos... dios mio ¡Qué injusto!
—Prometo si mejora...
—Cuando mejore —le corrijo y afirma con una sonrisa.
—Cuando mejore, me siento a contarte todo —muerdo mi labio y mis ojos se nublan al ver como él mira con nostalgia y frustración a su hermano —mamá me dijo muchas veces que viniera verle y me negué... todos estos días sueño con escenarios distintos. En todos ellos llegó a tiempo y le salvo.
—Gael. —le ruego tomándolo de las manos y se las lleva a la mejilla —no es tu culpa, no te hagas más daño...
—Mamá me culpa... y sé que ella busca respuesta a lo que ve, pero ¿Y si es verdad?
Por eso no quiere decirle que se casó sin siquiera mostrarme. Ella solo sabe que sale con alguien y que es importante para él, que quedé en su mente desde el primer día y que no ha logrado sacarme de la cabeza.
—No le sé el nombre Louise, pero es tan fuerte y arrasador que solo puede ser amor —habla y pasa una mano por mis hombros acercándome a él—pero no sería capaz de utilizarte como venganza, no somos lo que ese hombre te dijo. Ni siquiera Gino...
Su móvil suena haciéndolo alejarse de su hermano para revisarlo, mira hacia mí y sonrisa, porque puedo entenderle.
—¿Nails está en la puerta? —pregunto y suelta el aire. Si lo conozco bien habrá hecho el cambio de tiquetes por órdenes del odioso de su jefe.
No es momento de hacer reclamos, puedo entender que él no quiera causarle problemas a su familia. En algún momento antes de la boda, debió llevarme conocer a sus padres y hermanos. Ahora no sería una sorpresa conocer a su esposa, podría entender ese punto, lo que no lograba concebir era por qué un tío tenía que dar el visto bueno si era adecuada o no.
—Si, por el sótano... —responde sin dejar de ver mi rostro.
—Me sé el camino —le digo saliendo, pero sigue mis pasos.
—Lo siento cariño, créeme que lo siento y prometo compensarte...
—En este instante, solo importa Gerald y que mejore.
Me quito todo el atuendo azul y salgo a los pasillos, avanza conmigo y me toma de las manos. Estamos juntos, pero hay un muro que se ha levantado entre los dos y que estoy dispuesta escalar. Nails me espera al pie de un auto negro y me detengo un instante.
¿Cuándo lo volveré a ver? No sé ¿Volverá a ser todo como antes? Posiblemente no, pero estaba dispuesta a dar la batalla. Porque pese a que no sabía el nombre a sus sentimientos, los míos habían quedado claro la noche anterior. Toma mis manos y parpadeo muchas veces en búsqueda del valor para despedirme.
—Lamento que sea asi, oculto... tienes todas las virtudes para ser llevada de las manos y mostrarte con orgullo. — repito en mi mente una y otra vez que todo estará bien. —te quiero ...bonita...
—Y yo a ti... te amo —le digo alzando la vista para verle. —no te mentí cuando lo dije en esa suite...
—No voy a defraudarte — sé que no miente, sin embargo, desearía que lo hiciera por convicción y no porque sus leyes lo obliguen a cumplir su palabra.
Avanzo hacia Nails quien por primera vez me toma de las manos, es Gael quien aleja ese gesto molesto. Le he pedido y casi rogado que no le dijera nada a su primo, aseguró no lo haría, pero eso no impediría reclamarle.
—¿Cómo pudiste?
—Piénsalo ... si lo detengo no sabrías en este instante, quién está detrás.... —la molestia está en sus ojos incluso cuando se despide de mí y Nails solo niega.
—Agradécele a Louise—le advierte y me mira un instante soltando el aire —Me llamas en cuanto llegues, no tienes que ir a trabajar, descansa, —dice abrazándome fuerte — algo tan fuerte, que llega a doler debe ser amor Louise —susurra en mi oído y apoyo mi cabeza en su pecho —lo llamaré amor, te amo bonita.
Lo vemos alejarse y suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo.
—Gracias por no tirarme de cabeza —escucho a Nails y lo miro de reojo.
—Gracias no, me debes una Doyle...
—Entendido... —sonríe al abrirme las puertas y me ayuda a entrar al vehículo.
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