Capítulo 20
Nota: (NOS ACERCAMOS AL FINAL) Hola, poco a poco estoy volviendo a mi ritmo. Espero que les guste este capítulo, muy pronto se nos viene la luna de miel. Pero como dicen que después de la calma viene la tormenta, vamos a ver que sucede. Aunque desde ahora les aviso que no voy hacer un real drama, porque siento que a estas alturas no va con el hilo de esta historia. Sin embargo, por la poca comunicación que hay entre estos dos habrá malos entendidos (Esperen y verán).
Chiara
Nada ha salido como pensaba que pasaría después de aquel beso que nos dimos. Puesto que una vez que nos despedimos de los invitados, Zabdiel y yo regresamos a su casa para pasar nuestra primera noche como esposos antes de tomar el vuelo hacia Cancún, que es donde vamos a celebrar nuestra luna de miel. Cuando llegamos pasó el umbral conmigo en sus brazos, y me llevó a su habitación, todo iba muy bien hasta que me comento que había arreglado otra habitación, que es donde dormirá, para que yo pudiera quedarme con la principal. Quisiera enojarme con él, pero sé que solo se esta dejando llevar de las condiciones que propuse para casarme con él. Maldita sea, ahora desearía no haber abierto mi bocaza.
Aunque estaba más enojada porque ni siquiera me había dado un beso de buenas noches, sin embargo, entiendo que un pequeño roce nos llevaría a algo más. Todo esto me da a entender que él respetara siempre mis decisiones.
¡Qué estúpida he sido!
¿Quién carajos me dijo que podría con la tentación de estar entre los brazos de Zabdiel? Ah, claro esa tonta fui yo. Porque él siempre me dijo que nuestra atracción es tan fuerte que tarde o temprano terminaríamos satisfaciendo nuestros deseos. Que en su mente no concebía como dos personas que estuvieran bajo el mismo techo, aunque fuese por poco tiempo, podrían no caer en la tentación. Aunque muchos otros matrimonios de conveniencia pudieran lograr no sucumbir a sus deseos, tengo muy en claro que yo no soy una mujer de mucha espera. Un vivido ejemplo es mi bebe, puesto que fue concebido después de unos pocos meses de abstinencia.
Observo el camisón sexy y revelador que me regalo Mar para mi noche de bodas, y mientras me acerco a tomarlo tomo la decisión de cambiar los planes, puesto que sé que ha dejado la pelota en mi tejado para que me sienta libre de tomar mis decisiones. Si no he sido una mujer tímida anteriormente, no comenzare ahora a serlo. De modo que tomare el toro por los cuernos.
Una vez que me vestí tan solo con el camisón transparente, sin nada que me estorbará debajo, salí de la habitación para dirigirme a donde se encontraba Zab. Tan solo di unos cuantos pasos al cuarto contiguo, una vez que abrí la puerta me quedé absorta viéndolo mientras contemplaba la noche estrellada por el balcón. Tan solo llevaba puesto el pantalón negro de seda que usó en la ceremonia. Mientras su camisa había desaparecido dejando su pecho al descubierto y permitiendo que los rayos de la luna nadaran sobre su cuerpo, de modo que realzaban su figura imponente que maravillosamente recreaban una escena perfecta para poder plasmarla en un lienzo.
Tan solo de observarle desde mi lugar, sentía las revoluciones de mi pulso a mil por hora y ese calor comenzaba a arder dentro de mí. Sin siquiera terminar de cerrar la puerta, como si hubiese sentido mi presencia Zab se volvió y su mirada conecto con la mía. Durante unos segundos nos quedamos absortos mirándonos mientras esa burbuja de tensión sexual crecía.
Clara de lo que quiero y ando buscando, comencé a romper la distancia entre nosotros. Sin siquiera mencionarle nada imitó mis pasos, mientras me escaneaba para terminar buscando algo en mis ojos, y permitirme ver brillar esa chispa de duda que cruzaba en su iris. De modo que debía expresarme de forma que entendiera que busco en su habitación.
—Tuve tiempo para pensar y cambiar de opinión respecto a algo—enuncio despacio cautivada por su perfume.
—¿Respecto a qué has cambiado de opinión?
—Respecto a nuestra clausula confidencial sobre nuestra noche de bodas. Al final considero que debemos de realizarla como se debe—pronuncio mientras intento mantener mis manos quietas hasta que él acepte la propuesta.
—¿Estas segura de querer esto? —a pesar de que quería resoplar de la frustración, entiendo su pregunta solo necesita estar seguro de lo que quiero. Por lo que asentí para responder a su cuestionamiento. —¿Solo deseas esta noche o algo más?
—Zabdiel, he cambiado de opinión respecto a nosotros y el sexo. Quiero que compartamos la cama mientras estemos juntos como esposos. ¿Estás de acuerdo?
No respondió durante unos largos segundos, pareciera como si estuviera absorbiendo la información. Su respuesta no llegó sin antes brindarme esa sonrisa que enmudece todo en mí y hace que mi corazón tartamudee.
—Claro que estoy de acuerdo. Pero me encuentro curioso de saber porque has cambiado de opinión. Puesto que fuis...—interrumpí sus palabras con un beso, porque en estos momentos dar explicaciones no me interesa y habrá momentos para ello, pero justo ahora no, porque solo quiero sentir sus labios y su cuerpo junto al mío.
Justo esta acción detono que la necesidad que he venido acumulando estallará en un torrente de deseo y lujuria. Zabdiel tomo el control del beso. No pude evitar gemir, mientras sentía como mi cuerpo se estremecía y lo único que podía hacer era perderme en sus labios con la misma intensidad que le estaba imprimiendo. Sus brazos se aferraron a mí y me levanto sin ningún esfuerzo, tan solo pude atinar a rodearle el cuello con mis brazos.
Zab abandonó mis labios justo antes de colocarme encima de la cama, dio un paso atrás y me observó con ávido deseo. Lentamente apoyó su rodilla izquierda en medio de mis piernas para evitar que pudiera juntarlas. Cuando estuvo satisfecho con su posición entre mis muslos, acerco su mano derecha para acariciar mi pecho, a pesar de tener un camisón no era gran impedimento para él. No pude evitar gemir por el efecto que provocó cuando su mano entro en contacto con mi seno, y mucho mas cuando pellizco mi pezón, el cual se endureció por su contacto.
Para continuar con su tortura descendió su mano hacia el dobladillo de mi camisón para terminar quitándomelo y dejándome desnuda a su merced. Sus dedos hábiles abordaron mi centro de placer, lo que provocó que lo deseara más.
Ya había esperado tanto por sentirlo otra vez, que seguir con juegos previos me mataría. De modo que le supliqué que me hiciera suya, porque si solo sus toques me tenían al borde, llegaría a la gloria con el moviendo al compás conmigo.
Ni corto ni perezoso, Zabdiel se deshizo de su pantalón y volvió a acompañarme, pero esta vez su cuerpo presionaba el mío mientras sus labios entraban en contacto con los míos. Sin perder el rastro de su mirada sentí como nos unimos en un solo cuerpo, y como al mismo tiempo gemimos. Comenzó a moverse despacio como si su plan fuese desesperarme, por lo que también me uní a él moviendo mis caderas de modo que aumentara los movimientos. En estos momentos no me importa lo rápido que haya sido, lo que verdaderamente importa es sentirlo.
Pasé mis uñas por su espalda cuando el patrón de sus acometidas aumentó, y pronto solo era consciente de como entraba y salía a su antojo dejándome sentir su miembro en mi interior, al mismo tiempo que sus posesivas manos ahuecaban mis caderas. Llegue al punto máximo de placer, dejándome arrastrar al final y después de unas cuantas estocadas más él me alcanzó. Sus brazos me sostuvieron y sus labios devoraron los mío con un hambre feroz.
No sé qué me deparara el futuro, pero estoy dispuesta a vivir el día a día. Hoy no es momentos de lamentarse, habrá otro día para hacerlo. Mientras tanto disfrutare de mis días con Zab y nuestro bebe en camino.
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