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Capítulo 1

Dos años después. 

Tan solo han pasado  unos meses desde que mi mejor amiga se mudó a Atlanta. Sin embargo, se sentía como una miserable eternidad. Por lo que decidí visitarla, aprovechando que inaugurará su tienda de vestidos de novias y, de este modo, conocer a Shane, a quien solo conocía por celular.

Pensándolo bien, mi bella Azul, me debe agradecer,  porque por mi intervención acepto a ese monumento de hombre.

—¿Chiara, mi hija te informó quién nos va a recoger al aterrizar?— indaga, Sophia, quien está sentada detrás de mi asiento.

—Sí, ella me dijo que Shane y algunos de sus hermanos nos recogerán.

—Ok, gracias querida.—le sonrió. Amo tanto a la madre, como a la hija. Porque sé que sin ella, mi mejor amiga no habría existido.

Cierro mis ojos, para tratar de descansar un poco, ya que este vuelo es demasiado largo y, además, he tenido unos días muy festivos. 

Sophia, me despierta una vez llegamos a suelo estadounidense. Camino apresurada, pasando por los lugares de controles y dejándome guiar hacia donde sé que me espera Azul. Me siento sumamente ansiosa por verla y abrazarla. Aunque también por darle la charla a Shane, esa que toda mejor amiga es capaz de expresar.

Por fín puedo ver la luz después de tremenda oscuridad, cuando la veo de pie en medio de varias personas a su alrededor, esperando desesperadamente poder vernos. Cuando nuestras miradas chocan, corro hacia mi cielo Azul y la abrazo con todas mis fuerzas. 

—¡Te extrañé!—le confieso, con todas mis emociones a flor de piel. 

—También te extrañé, mi loquita hermosa.— No la quería soltar, pero su madre carraspeo para poder saludarla. 

Sé que es su madre, sin embargo, no me gusta compartirla mucho. Mi mejor amiga es mía, aunque para colmo debo permitir que otro ser se añada en la fórmula. 

Azul comienza las presentaciones. Mi corazón se detiene cuando nos presenta a uno de sus cuñados, Zabdiel, él mismo pintor que conocí en España. Por su mirada sé que me reconoció, lo que me sorprende porque solo compartimos unas palabras.

Se necesitaron varios autos, para poder movilizarnos y llevarnos a nuestro destino, puesto que éramos doce los que habíamos aceptado la invitación de Azul a su inauguración. De su familia estaban sus padres, conjuntamente con sus parejas, y sus hermanos, a excepción de la súper estrella, por lo que en total ellos eran nueve. Con sus tías y conmigo, sumamos doce. 

Me subí al auto de Shane, puesto que me quedaría en su departamento y lo compartiría  con  las tías de Azul. 

Agradecí profundamente al Dios de mi madre, por mantener mi cordura, y haberme salvado de ir con Zabdiel. Ese hombre puede llegar a ser mi perdición. 

Lo peor de todo es que soy consciente de que esta no sería la última vez que lo vería. ¿Por qué entre tantas personas, justamente él tenía que ser el hermano de Shane?

 

 ***

Varios meses después

Me apresuro al tocador en Shane's corner, necesito refrescarme y de alguna manera sacar a Zabdiel de mis impuros pensamientos. Durante todo el bautizo de los gemelos, no pude concentrarme en nadie que no fuera él. ¿Será que me ha hechizado con sus ojos avellanas? En realidad, no sé qué me sucede con él, pero cada vez que estamos cerca saltan chispas. 

Antes de lanzarme un chorro de agua,  me miro al espejo y ese insistente recuerdo regresa a mi mente. Aquel día en la boda de mi mejor amiga, después de bailar con Zabdiel un tango, salimos por aire fresco y, como si fuéramos dos sedientos, nos fundimos en un beso arrollador; que si cierro los ojos en estos momentos, podré sentir sus labios sobre los míos.

—¿Qué sucede, Chiara?—le cuestiono a mi reflejo, asombrada por la mujer indecisa que observo, la cual últimamente me intriga—. Tú no eres así. ¿Por qué huyes de él?—me recrimino, ya que necesito una respuesta de mi yo más sincero. 

Nunca me he considerado una cobarde, ni mucho menos, pero desde que lo volví a ver me he empeñado en erigir un muro tan resistente para que no se acerque a mí. Sin embargo, esta no soy yo. Nunca le he negado a mi cuerpo el placer. 

—Chiara, ¿te sucede algo?—esa desagradable voz corta el hilo de mis pensamientos. Todavía me cae mal, no entiendo como Azul pudo perdonarla, aunque es su hermana y  respeto su decisión, pero no la comparto. 

—Sí, estoy bien.—susurre con mis dientes apretados.

—Sé que no te caigo bien, aunque no me importa, porque tampoco me caes bien. Pero sé que eres importante para mi hermana, y, solo por eso, te daré un consejo.

—¿Crees que me importan tus consejos?—Farfullo. Increíble,  ¿Qué  se ha creído está súper estrella de pacotilla? 

—No. Sin embargo, no me quedaré callada. —mencionó, mientras sacaba su labial rojo de su cartera y comenzaba a retocar sus labios—He notado la tensión sexual entre tú y ese pintor.

—Ja, ja ¿estás viendo visiones o se te están subiendo tus actuaciones a la cabeza?

—Yo sé lo que he visto, hasta ese beso en la celebración de la boda de Azul.—me quedé boquiabierta mirándola, pero luego, me encogi de hombros restando le importancia, ni que nos hubiera visto teniendo sexo y, a pesar de ello, tampoco me importaría—Sí, los vi. Luego, les di su privacidad. En fin, lo que quiero decirte es que me sorprende que aún no hayas anotado a Zabdiel en tu lista.

—¿A qué te refieres?

—Chiara, nos conocemos. Sé que eres una mujer activa, en lo referente a tu sexualidad. A pesar de la atracción que sienten no te has acostado con él. Me preguntó ¿por qué?

—¿Qué rayos te importa?—se encogió de hombros.

—Mira, te diré, lo que creo, que le dirías a alguien que estuviera en esta situación. El sexo no es compromiso, ni sinonimo de relación. Ve por lo que quieres y deja de estar lamentandote. Porque sé que tú animaste a Azul para que saliera con Shane, de modo que tengo que sacudirte. No me gusta verte de esta manera, puede que no me gustes, pero me encanta ver a la vibrante personalidad de la loca mejor amiga de mi hermana y no a esta en la que te estás convirtiendo.—Después de decirme semejante discurso, se giró hacia la puerta y salió del baño, dejándome perpleja por sus palabras.

Suspiré, mientras digería su comentario. Tuve que sostenerme fuerte del lavabo, porque, aunque no me gustara, ella tenía razón. 

He estado fingiendo que soy feliz, hace un tiempo que lo que me llenaba ya no lo hace. No sé desde cuándo está pasando esto, solo sé que todas las decisiones que he estado tomando se reducen a esta realidad.

Hace dos meses dejé mi relación abierta de cuatro años con Tim, porque ya no me generaba esa comodidad y felicidad. A pesar de sus reticencias, lo entendió y siguió su vida como si nada, en cambio yo, aun no he encontrado eso que busco.

Desde que descubri el sexo, a mi corta edad de catorce años, nunca he sentido este vacio. Por lo menos, no tan profundo como ahora. ¿La culpa lo tendrán mis años? Porque todo ha comenzado a cambiar, desde que cumplí mis veintisiete años. Pareciera como si mis prioridades están cambiando.

El continuar mi vida como estaba, ya no me satisfacía. Después de la boda de Azul he estado pensando en cosas imposibles, que no merezco, pero que anhelo. Cuando presencié su caminata hasta el altar en brazos de sus padres, donde se encontraba Shane esperándola con una sonrisa resplandeciente, por un momento deseé ser yo quien estuviera en su lugar. Aunque no con su esposo, pero si con un hombre que no sale de mi mente desde hace dos años atrás.

Esa boda me cambió rotundamente, me hizo desear más de lo que tendré. Tengo miedo de que mis sentimientos sigan creciendo, a tal punto, que me destruya en el proceso. Además no creo que este interesado en mí mas alla de una noche, porque la mayoria de los hombres que me han tocado solo me usan. Aunque es algo mutuo, por lo que en realidad no me quejo. 

Pero, ¿y si Zabdiel sintiera lo mismo que yo?, ¿qué  cambiaría? Nada, porque no me veria como alguien para formalizar una relacion y presentarle a su familia. Eso es lo que siempre me dice mi madre, que ningún hombre me tomará en serio por como soy. En su concepto, soy una cualquiera sin escrúpulos.

Por años he querido hacer ver como que no me molestan sus palabras, pero la verdad es que son como una daga que se clavan profundamente en mi corazón. A pesar de ello, nunca he sopesado la idea de abandonar mi estilo de vida, sin embargo, ya no me llena el intentar encontrar algo en los brazos de un hombre, eso solo me llena por un momento y cuando se termina el acto se va el placer, sustituyendolo  ese vacío. Por lo que ya va siendo hora que redirija mi vida. 

Pero de algo estoy segura, y es que si no sacio mi curiosidad de Zabdiel, seguirá estando en mis pensamientos constantemente. Aunque sé que es un alma de doble filo, porque como puedo superar esta atracción, se puede aumentar.

Chiara, ¿estás dispuesta a correr el riesgo? Cuando tengo mi respuesta, sonrío a mi reflejo dandome ánimos para tomar al toro por los cuernos. 

Una noche con Zabdiel bastará. Es todo lo que puedo dar y lo que sé que puedo recibir.

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