Capítulo siete
Marcy en multimedia
***
Llevaba bastante rato despierta, y no entendía como me había levantado tan temprano si me acosté tan tarde.
Di vueltas en la cama pero me era imposible volver a dormir.
La puerta de mi habitación se abrió suavemente y vi a mi padre asomarse, cuando se dio cuenta de que estaba despierta ,entró.
Las marcas negras bajo sus ojos eran muy visibles pero eso no le quitaba lo guapo. Tenía algunas arrugas alrededor de sus ojos y en la frente, sus ojos eran verdes, un verde oliva, un poco más oscuro que los míos.
Se sentó en la orilla derecha de mi cama y me sonrió.
-Hola- susurró suavemente poniendo su mano en mi cabello-¿Cómo te fue en la fiesta?
-Bien- sonreí un poco.
-¿Te divertiste?
- Mucho- contesté sacando el sueño de mis ojos.
-Me alegra hija- contestó barriendo sus dedos por mi cabello-Lamento mucho lo del otro día.
-No pasa nada papá- sonreí
-Sé que no soy el mejor de los padres, pero quiero que sepas que lo intento mi cielo- él negó con la cabeza-No sé muy bien como hacer esto, Megan era mi guía y mi ancla por supuesto, sin ella me perdí un poco ,pero lo intento.
Cerró los ojos unos segundo y después me miró.
-Cometí muchos errores antes de tu madre, y los sigo cometiendo después de ella, pero te amo
-Papá, no tienes que decir eso, te amo y para mí eres el mejor- tomé su mano y él se inclinó para besar mi frente.
-Voy a tratar de estar aquí para cenar,¿te parece?- preguntó con una sonrisa.
-Me encantaría papá- él asintió suavemente y me sonrió antes de salir.
Cerré los ojos ,quería volver a dormirme.
*
Harry.
No había dormido nada bien, fueron pocas las horas en las que conseguí dormí, no podía dejar de pensar en Abby.
La había dejado sola diciendo que serian solo diez minutos , pero me demoré una hora y media.
Me sentí sucio , muy sucio cuando la busqué por todos lados y no la encontré. La llamé y no contestó ,yo realmente me asusté.
Tenía planeado solo calentar un poco a Izzy, pero demonios, esa chica sabía lo que hacía. La conocía desde hace ya unos años, estar con ella era divertido.
Bajé del auto y me sentí nervioso, ¿Ella acabaría con el trato? , si eso era así mi padre iba a matarme.
Toqué varias veces a la puerta y esta vez, no fue Fred quien me atendió, Dania sonrió apenas me vio.
-Joven Styles , pase- se apartó y me dejó entrar.
-Mm, hola- no sabía muy bien que decir-¿Abby está?
-Sí, en su habitación- contestó amablemente.
-¿Puedo ir a verla?- pregunté jugando con las llaves entre mis dedos.
-Es su novia, claro que puede verla- ella se rió -Su habitación es la última, al final del pasillo. La única puerta blanca - sin decir más se retiró.
Suspiré y guardé mis llaves en mi bolsillo antes de subir.
Habían muchas puertas, todas de color marrón oscuro, excepto una, blanca y al final.
Me paré frente a aquella puerta única y estrellé mis nudillos suavemente sobre la superficie para que sonara.
Abby abrió la puerta y pareció sorprendida al verme.
Me quedé en silencio porque se me había olvidado todo lo que tenía que decirle.
Usaba una coleta alta y un vestido largo , hasta sus tobillos de un color gris.
Ella no dijo nada solo se apartó para dejarme pasar.
Su habitación era enorme de color crema y morado. La cama era redonda y tenía muchos cojines. Había algo escrito en el techo, pero no alcancé a leer. Me senté en la orilla de su cama.
Ella se cruzó de brazos y caminó hasta su ventana. Sus ojos fijos en los míos.
-Lo siento muchísimo- dije por fin.
Ella se sentó en el alféizar de la ventana y suspiró, pero no dijo nada.
-Estuvo mal, y no debí dejarte sola, pero...
-No necesito tus explicaciones Harry- ella me interrumpió-Tú y yo no somos nada, al menos no de verdad, es tu vida y puedes hacer con ella lo que quieras, de verdad.
Estaba muy sorprendido, no me esperaba esa respuesta.
- Lo siento, lo juro que no se repetirá- dije avergonzado.
-No es como sí yo vaya a ir a una fiesta de nuevo contigo- ella rió y yo alcé las cejas- Lo siento, no debí decirlo así- se aclaró la garganta y se sonrojó.
Dejé de estar en su cama y me senté a su lado.
La miré durante algunos minutos y me sorprendió muchísimo que ella mantuviera sus ojos sobre los míos, siempre apartaba la mirada ,pero esta vez no.
-Lo lamento mucho- dije, y realmente lo sentía.
Ella asintió suavemente- Harry, puedes hacer lo que quieras, esto- movió su mano entre nosotros-No es real.
Asentí sin dejar de mirarla.
-¿Le dijiste a tu padre?- pregunté con cautela.
-Por supuesto que no Harry- ella parecía ofendida.
-¿Por qué no? Soy un cabrón, lo merezco- quise saber.
-Sí, puede ser, pero tu padre no lo merece- ella suspiró-Si tú sigues actuando mal la presa estará sobre él con atención negativa, eso no es lo que él necesita para las próximas elecciones, tiene que ganar la presidencia.
Era cierto, ella tenía toda la razón, mi padre necesitaba mantener en calma a la prensa, el período presidencial del actual presidente estaba por terminar y mi padre era el principal candidato.
-Tienes razón, pero lo siento Abby, quiero que lo sepas, no pude dormir bien , pensé que algo te había pasado, anoche te llamé y no contestaste.
-Lo sé, pero no tenía ganas de hablar contigo Harry, estaba enojada- ella susurró, me quedé en silencio, no tenía nada más que decir, había repetido demasiadas veces la palabra lo siento.
Abby analizó mi rostro sin ninguna expresión facial, sus ojos se movían por todas partes, me sentí nervioso.
-Quiero preguntarte algo, pero me gustaría que fueras sincero- dijo por fin.
Demonios, haría lo que sea.
-Pregunta.
-Esa chica, la morena de anoche, ella es ¿tu...que?- su voz era tranquila.
-Ella no es mi nada- le dije rápidamente- Su nombre es Izzy. La conozco desde que tengo diecisiete, ella es mayor que yo algunos años, es divertida, es así como mí, amiga.... con beneficios- Abby asintió-Pero no pienso verla más lo juro- me apresuré a decir.
Ella se rió y sacudió la cabeza- Harry, repito, puedes hacer lo que quieras- sonrío un poco y bajó la cabeza para mirar a su regazo haciendo que un mechón de su cabello cayera sobre su rostro. Mi mano comenzó a picar por tocar aquél trozo de cabello pero me contuve.
-Dices eso, pero no me has dicho si me perdonas- susurré mirando su perfil.
Abby acomodó aquel mechón que tantas ganas tenía de tocar y me miró.
-Sí Harry, yo no soy de las que guardan rencor- me dijo.
-¿Quién te trajo a casa?- pregunté, realmente quería saber.
-Un chico
-¿Qué?,¿Cuál chico?
-Caleb, Caleb Morgan, él me dijo que te conocía.
-Lo conozco, es un buen tipo.
-Muy buen tipo- ella sonrió.
-Tiene novia- dije de inmediato, tal vez soné un poco alterado, tal vez.
-Ya lo sé- ella dijo rodando los ojos.-Solo digo que es una gran persona.
-A diferencia de mí- dije amargamente.
-Tú no eres mala persona Harry- se encogió de hombros-Sólo que haces las cosas sin medir las consecuencias. - me reí.
La pillé mirándome y le sonreí, ella desvío la mirada a la alfombra.
-¿Tienes algo que hacer?, voy a ir a buscar algunas cosas para picar en la cocina, puedes quedarte- dijo poniéndose de pie.
Se suponía que había quedado con los chicos para ir por unas cervezas , pero ya ese plan no llamaba mi atención.
-Me encantaría - respondí y ella sonrió, por alguna razón eso envió una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
Abby salió de la habitación y suspiré, al menos ella me había perdonado.
Aproveché para leer aquello que estaba escrito en el techo y sonreí al leer palabras tan bonitas, su madre seguro que era la responsable.
Su habitación era hermosa , enorme, estaba ordenada y olía de maravilla.
Abby entró con un bolsa guindando de sus dientes , un frasco en su mano derecha y un refresco en su mano izquierda.
Dejó todo sobre su cama y me hizo señas para que la acompañara.
Me senté a su lado y sonreí al ver lo que traía.
Abrió un paquete de galletas con chispas de chocolate y luego sumergió la galleta en el chocolate para untar del frasco. Cerró los ojos mientras masticaba.
Era hermosa.
Terminó su galleta y luego untó con chocolate otra ,pero no la comió, me la dio a mí.
-Gracias- dije tomándola y dándole un mordisco-Está increíble.
Ella sonrió y limpió la comisura de su labio con su pulgar.
*
Estábamos jugando una pequeña guerras de pulgares, ambos echados en la cama. Mis ojos no podían apartarse de los de Abby.
Logré poner mi pulgar sobre el de ella, ganando.
Ella se deshizo de nuestra unión y suspiró.
-No quiero jugar más, me has ganado como quinientas veces- se sentó y yo la imite-¿Quieres jugar un juego de mesa?- preguntó soltando aquella coleta haciendo que su cabello quedara libre.
-Claro- dije observando como se ponía de pie.
El jodido vestido le quedaba genial.
Había un closet en la pared frente a su cama y cuando lo abrió mi boca cayó abierta.
-Mierda, ¿Por qué tienes tantos juegos?- pregunté poniéndome de pie.
Ella se encogió de hombros aún de espalda-Cuando mi madre vivía, los miércoles eran días de juegos en familia, ella compraba un juego de estos cada semana- paso sus dedos por todas aquellas cajas hasta encontrar la que quería.
-Son demasiados- susurré sobre la piel de su cuello. Ella se giró con un pequeño salto y apretó la caja contra su pecho.
Me acerqué más a ella pero retrocedió pegando su espalda al closet.
Sin ningún tipo de vergüenza, miré su boca.
Maldición, ni siquiera Izzy tenía esos labios.
Sonreí cuando apretó los labios juntos y miré a sus ojos. Ella tenía los ojos muy abiertos y brillantes, me acerqué más.
Puse un brazo al lado de su cabeza pero ella escapó por debajo de el, me reí antes de girarme y caminar a la cama.
Las mejillas de Abby estaban muy sonrojadas mientras sacaba los dos tableros.
-¿De qué trata el juego?- pregunté sacando mis zapatos y sentándome frente a uno de los tablero, el de color azul, que también poseía como unas ventanas amarillas pero estas estaban hacia abajo.
-Tienes que levantar estas ventanillas- ella levantó dos para explicarme-Luego eliges una carta del mazo- puso un mazo de cartas pequeño frente a nosotros- Va a salirte un personaje y yo voy a preguntarte características físicas sobre el , como sexo, color de cabello o piel, obviamente tú también vas a preguntarme a mí- ella tomó aire- Vas a bajar las ventanillas cuando me preguntes algo y mi respuesta sea no , no soy muy buena explicando, pero,¿entendiste?- se rascó el brazo.
- Sí, entendí- le dije riendo mientras levantaba mis ventanillas, tomé un carta y me salió un sujeto llamado Dann.
-¿Estás listo?- preguntó ella subiendo la última de sus ventanillas y tomando una carta. Me miró y yo asentí- ¿Tiene cabello rubio?
Demonios.
*
-Es Morgan- dijo ella con una sonrisa llena de triunfo.
-Nop, es Jordan- dije mostrando mi carta.
-¡Eres un tramposo Harry!- ella me lanzó el mazo de cartas-¡Te pregunté si era mujer y dijiste que sí!- se inclinó sobre los tableros para empujarme.
Sostuve su mano contra mi pecho y bajé mi vista a su pecho con la esperanza de que el vestido se hubiera holgado, pero le quedaba muy ajustado.
Me empujo con más fuerza y logró que quedara tendido sobre la cama, pero no le solté, la llevé conmigo.
Su cabello creaba una pequeña cortina que ocultaba nuestros rostros, su mano estaba justo sobre mi corazón, la fui soltando poco a poco y pensé que la quitaría de allí, pero no fue así.
Levanté mis dos manos y metí los mechones de su cabello detrás de sus orejas. Mi mano izquierda volvió a su lugar en la cama, pero mi mano derecha se quedó en su mejilla.
Sus ojos se cerraron cuando pasé mi pulgar de arriba abajo sobre su mejilla , pero apenas fueron unos segundos.
Tomó mi mano y la quitó de su cara, después se puso de pie.
Se arregló el vestido y quitó la coleta que tenía alrededor de su mano mano para volver a amarrar su cabello. Me levanté.
Me paré frente a ella, sus brazos estaban cruzados y cuando abrió la boca para hablar, la puerta de su habitación quedó abierta.
-Papá- ella susurró con algo de sorpresa.
-Bueno, hola- él sonrió, ya no llevaba la chaqueta del traje pero aún usaba la camisa y la corbata.
-¿Cómo está ministro?- pregunté extendiendo mi mano para darle un apretón.
-Oh vamos Harry, no tienes que llamarme ministro siempre- él devolvió el saludo y yo asentí.
-Señor Miller- dije y él se rió.
-Vamos por buen camino- dijo acercándose a Abby y besando su frente-Llegué para cenar, te lo prometí- él lo dijo muy suave pero alcancé a escuchar.
-Gracias- ella dijo con una bella sonrisa.
-¿Vas a acompañarnos en la cena Harry?- preguntó
-No señor, gracias, pero mi madre me ordenó cenar con ella esta noche- contesté.
-Bueno, te perderás de unos riquísimos champiñones rellenos con gambas- él dijo caminando hacia la puerta-Te espero para cenar- señaló a su hija antes de cerrar la puerta.
Abigail.
-Debo irme- dijo Harry apenas mi padre cerró la puerta. Lo vi caminar hacia mi cama para ponerse los zapatos.
-Sí- susurré inclinándome ligeramente sobre la mesa donde mis libros y cuadernos estaban. Habíamos dejado allí los móviles mientras jugábamos, uno de ellos vibró y giré el rostro para ver cual había sido.
La pantalla del móvil de Harry dejó de estar iluminada muy rápido, pero fue suficiente para dejarme ver el remitente de ese mensaje; Emma.
Volví mi vista a Harry en el momento en el que se acercó a tomar su teléfono y ponerlo en uno de sus bolsillos.
-Me gustó pasar la tarde contigo- dijo suavemente y yo asentí-Supongo, que nos vemos, mmm, otro día.
-Claro- sonreí y él suspiró.
-Vale, entonces me voy- dijo pero no se movió.
Me analizó unos segundos, antes de inclinarse y darme un rápido beso en la mejilla.
Esperé algunos segundos después de que se fue para reunirme con mi padre en la mesa.
Está vez, no estaba leyendo papeles o concentrado en su teléfono, él estaba comiendo y nada más. Sonreí cuando me senté a su lado y él me devolvió aquella sonrisa, Dania puso un plato frente a mí lo cual agradecí.
No dejaba de pensar en lo que había pasado en mi habitación, Harry se había comportado diferente, la manera en la que puso su mano en mi cara fue increíble, se sintió increíble.
La forma en la que acarició suavemente mi mejilla, realmente me gustó.
Pero entonces pensé en esa chica Izzy y su toqué ya no era el mismo.
El mensaje que recibió no había de la morena , lo que me confundió un poco. Yo leí perfectamente el nombre de una tal Emma.
¿Quién era Emma?
-¿Te gusta la idea?- la voz de mi padre resonó en mi cabeza y volví mi atención a él.
-¿Sobre qué?- me di cuenta que ni siquiera había probado la comida.
Mi padre suspiró y negó con la cabeza-Sobre comprar una propiedad en Orlando.
-¿En Florida?- fruncí el ceño-¿Para qué quieres una casa allí?
-Bueno, Orlando es una zona muy bonita, el turismo es su mejor negocio, sería una buena inversión, podrías ir allí antes de que acabé el verano y divertirte- se encogió de hombros, simplemente asentí. -Estás algo distraída.
-Sólo estoy algo cansada- pinché una gamba y la llevé a mis labios.
-Ya- dijo mi padre no muy confiado-Tú y Harry parecen cómodos juntos.
-Me cae bien- dije simplemente.
-¿No será él quién te tiene distraída?- preguntó divertido.
-Por supuesto que no- rodé los ojos.
- Harry, es algo malcriado, pero es un buen chico, muy trabajador.
-Hmmm
-James está muy feliz con que tú les estés ayudando.
-Me imaginó que sí.
-¿Me dirás si ustedes, ya sabes, entran en algo?- quiso saber.
-¡Papá!- gruñí-No estamos , ni vamos a estar, solo hago esto por su padre, Harry me agrada pero créeme no es el tipo de chico con el que yo quisiera entrar en algo- y menos después de lo de Izzy. Por supuesto aquél mensaje de texto también estaba presente.
-Vale, solo quería saber- dijo mirándome divertido.
Tema cerrado.
Me retiré de la mesa sin terminar la comida, lavé mis manos y tomé mi teléfono para hacer una llamada.
La primera vez nadie contestó, pero la segunda vez podía escuchar música y voces de fondo.
-¿Hola?- los ruidos comenzaron a hacerse menores.
-Mmm, así que sí fuiste al baile- cerré la puerta de mi cuarto y me tumbé en la cama.
-No puedo creer que me llames solo para comprobar-Emily bufó.
-¿Cómo la estás pasando?
-Súper, él realmente me gusta- dijo atropelladamente y yo me reí-Intentó besarme pero yo quité el rostro.
Se me salió una carcajada-¿Por qué?
-No voy a hacérselo fácil, no quiero que me use y luego adiós.
-Chica lista- me reí cuando la escuché suspirar.
-¿Qué tal todo con Harry?.
-Normal.
-Claro... Tengo que volver, te escribiré mañana.
-De acuerdo, te quiero.
-Yo te quiero más- la linea murió y yo suspiré cerrando los ojos.
Necesitaba dejar de pensar acerca de lo de Emma.
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