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Capítulo cinco

Sammy en multimedia.

****

-Si yo fuera tú, no estaría despierta a las siete de la mañana en el primer día de vacaciones-Sammy me reprochó una vez más por teléfono.

Había aprobado el día de ayer , así que desde hoy, estaría libre.

-Ya te lo dije tengo cosas que hacer- tomé mi bolso y salí de mi habitación

-Te llamaré más tarde, tengo que ir a clases- dijo Sammy y yo me despedí.

Mi padre estaba leyendo el periódico cuando entré en el comedor.

-Buenos días- dije y él me miró.

-Buenos días,¿Qué haces despierta tan temprano?-me preguntó mientras Dania le ponía su café sobre la mesa.

-Mm, voy a salir- dije tomando una tostada y poniéndole mermelada de fresa.

-¿Adónde?- preguntó sin apartar la vista de su periódico. Como si le importase.

-Tengo que hacer una compras- susurré y agradecí cuando Dania puso un jugo frente a mí.

-¿Necesita que la lleve señorita Abigail?- preguntó Fred dejando de pulir las ventanas.

-No Fred, está bien, tienes suficiente con llevar a mi padre, llamaré a Donald para que venga por mí- sonreí.

-En ese caso, no se preocupe, yo me encargo de llamar a Donald mientras usted termina de desayunar - dijo suavemente y asentí- Con permiso

Mi padre me miró por encima del periódico y suspiró-Me dijo Dania que llegaste a la una de la mañana

-Ujum- le indiqué con mi mano que esperara que terminar de tragar-Tú no estabas.

-No, no estaba, ocurrió algo- dijo con el ceño fruncido

-Mmm- llevé otro pedazo de tostada a mi boca-¿Está mal que salga? Porque papá, tengo diecinueve años.

-No, no esta mal, solo que no me gusta que llegues a esas horas sola

-Harry me trajo, no estaba sola

-Harry- repitió mientras asentía

-Sí papá, Harry- rodé los ojos

-Él no podría defenderte si algo ocurre , en cambio Donald está capacitado- dijo suavemente.

-No tengo que limitarme a que solo me lleve Donald papá, eres tú quién debe cuidarse, no yo- sacudí la cabeza. -Jamás salgo y entonces cuando lo hago me lo echas en cara, genial- suspiré frustrada.

-Vale, no voy a discutir contigo ahora Abigail, me cansas- se puso de pie y tiró el periódico sobre el plato- Recuerda la cena en casa del ministro Scott

-Que tengas un buen día- dije con ironía cuando abandonó el comedor sin despedirse. Fred entró y se acercó a mí.

-Donald estará aquí pronto- me informó Fred antes de irse apresurado de nuevo.

Dania comenzó a recoger los traste que dejó mi padre, miré mi tostada a medio comer y suspiré, no tenía más hambre.

-¿Qué le pasa a mi padre?- pregunté entrando en la cocina y dejando mi plato sobre la isla.

-Está estresado mi cielo, y se enojó porque llegaste tarde y no le avisaste

-Cómo si a él le importara- Tomé una botella de agua y salí de la cocina con dirección a mi habitación para lavarme los dientes.

Una vez aseada , bajé las escaleras.

Donald estaba parado al final de las mismas y sonrió al verme.

-Buenos días señorita Abigail

-Buen día, Donald- sonreí y lo seguí hasta el auto.

Cerró la puerta trasera para mí y luego entró en el puesto del piloto.

-¿Adónde la llevo señorita Abigail?- preguntó suavemente.

-Al centro comercial del centro por favor- dije mientras le escribía un mensaje a Sammy contándole la actitud de mi padre.

Donald era callado , no decía mucho, eran pocas las veces en las que teníamos una conversación , él simplemente me llevaba dónde yo le dijera y listo.

*

Podía sentir los pasos de Donald detrás de mí, cuando me giré ,él retrocedió un poco.

-No tienes porque quedarte- dije suavemente-Yo voy a encontrarme con mí.... mmm, novio , él va a dejarme en casa- mentí esperando que me creyera.

Donald levantó una ceja y asintió dudoso-¿Segura?

-Sí, segura- sonreí tratando de parecer natural.

-Si algo sucede no dude en llamarme- dijo y yo asentí-Nos veremos entonces- se despidió de mí con la mano.

Una vez que Donald estuvo fuera de mi campo visual, hice lo que tenía que hacer.

*

Estuve esperando un rato a que algún taxi se detuviera .

Cuando conseguí uno, el conductor me ayudó a subir las bolsas en la parte trasera del auto e incluso cerró la puerta para mí.

-¿Adónde la llevo señorita?- preguntó mientras acomodaba el espejo retrovisor. Le di la dirección exacta y él asintió diciendo que conocía el lugar.

Me dediqué a mirar por la ventana en total silencio, podía notar como aquél hombre me miraba por el espejo retrovisor haciéndome sentir inquieta.

-Señorita, disculpe el atrevimiento, pero,¿Es usted la hija del primer ministro Miller?- preguntó suavemente , me reí.

-Sí, soy yo

-¡Lo sabía!- golpeó el volante -Espera a que Billy lo sepa joder, siempre está alardeando de la vez que ayudo a ese chico Bieber a escapar de los fans- me reí-¿Conoces al presidente ,verdad?

-Sí, señor

-Demonios, voy a callar la fea boca de Billy con esto- murmuró para si mismo.

El taxista- cuyo nombre era Gus- me ayudó a bajar las bolsas y espero paciente hasta que me asegurara de tener todo , le pagué y él se retiró.

Tomé las bolsas , caminé por la entrada de aquella pequeña casa y toqué la puerta.

Esperé algunos segundos antes de que la señora Summers abriera la puerta.

-Abigail- susurró con alegría envolviendo mi cuerpo con sus delgados brazos.

Hace tres años, había conocido a la señora Summers y a sus hijos.

Cuando tenía dieciséis, mi padre me consiguió unas prácticas en el hospital de niños de Washington DC. Fue allí donde conocí a Emily, la hija de la señora Summers. Ella tenía trece años y sufría de asma. Por su situación económica no podían tener un nebulizador en casa, por lo que siempre tenían que ir al hospital.

Emily era la niña más guapa que había visto, solo tenía trece y era más inteligente que muchas chicas de dieciséis.

Me hice cercana a Emily, solía contarme lo asustada que estaba cuando le daban los ataques de asma, ella siempre decía que algún día no podrían llegar a tiempo y entonces moriría. Eso me hizo sentir fatal.

Me tomé el atrevimiento de buscar su dirección en los archivos del hospital y de ir hasta allí para regalarles un nebulizador.

Me llevé la sorpresa de que no eran solo ellas dos, también habían dos niños. Marcus y Daniel.

Desde ese día, ellos se hicieron personas importantes en mi vida, una vez al mes iba a su casa y les ayudaba con lo que necesitaran. A pesar de que ellos siempre me decían que no lo necesitaban yo sabía que sí. Ellos no tenían a nadie. El padre de los niños se fue cuando nació Daniel, el más pequeño, alegando que no podía mantener a una familia como esa, me enteré porque Emily me lo dijo y mis ganas de ayudarlos aumentaron.

Tres años después yo seguía cumpliendo, una vez al mes les traía alimentos y cosas que necesitaran.

-¿Cómo han estado?- pregunté dejando las bolsas en el suelo.

-Muy bien, conseguí un trabajo en una cafetería , me pagan más- contestó acariciando mi cabello y luego dirigió la mirada a las bolsas en el suelo-Abigail, no tenías que hacer eso- dijo en un susurro.

-Ya lo sé, pero seguiré haciéndolo- dije con una sonrisa y levanté las bolsas de alimentos para dárselas- ¿Los chicos cómo están?

-Enojados contigo, no viniste el mes pasado, y ellos se pusieron tristes- ella sonrió caminando hacía la cocina , fui tras ella.

-Lo siento, en serio, lo intenté, pero fue complicado

-Cielo, yo eso lo sé, son ellos que no les gusta la idea de dejar de verte- ella sonrió y cuando me miró sus ojos se volvieron cristalinos- Eres como un ángel- susurró suavemente acercándose a mí -No sé lo que hicimos para merecerte

-No diga eso señora Summers- abracé su cuerpo y ella suspiró-Son como mi familia- sonreí -Traje algo para los niños,¿Puedo ir a dárselos?

-No puedo creer que también trajeras algo aparte de la comida- ella puso las manos sobre su cintura-Estás obligada a quedarte a cenar - recordé la reunión que tenía esta noche pero no me atrevía a decirle que no.

-Claro que sí- susurré antes de salir de la cocina y tomar las bolsas para subir las escaleras.

La primera habitación era la de Daniel de seis y Marcus de nueve.

Me reí cuando vi el cartel en la puerta.

{Proivida la entrada a la traidora de Abigail Miller}

No solo me reí por la manera en la que la palabra prohibida estaba escrita sino también por la parte de traidora.

Toqué suavemente y abrí la puerta.

La mirada de ambos niños dejó de estar en el televisor para mirarme.

Daniel estuvo apuntó de venir hacía mí pero Marcus lo sostuvo del brazo.

-Pensé que sabías leer- dijo frunciendo el ceño yo me reí

-¿En serio Marcus?

El niño no se movió.

-Vale entonces me voy

-¡No!- ambos niños gritaron y entré en la habitación.

Dejé la bolsa a un lado cuando me senté en la cama junto a ellos.

-¿Por qué no viniste el mes pasado?- preguntó Daniel suavemente

- Tuve unos problemas , lo siento, de verdad- tomé la pequeña mano del niño y luego miré a Marcus.

Él sonrió y yo chillé

-¡Mudaste el diente!- tomé su rostro entre mis manos y examiné.

-Te hubieras enterado pero como no viniste- se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

Y solo me reí-Les traje algo- susurré comenzando a sacar las cosas de la bolsa.

-Abigail, no tienes que traernos nada, con que vengas estamos bien- dijo Daniel

-Saben que me gusta hacerlo, no dejen que su madre les meta eso en la cabeza- saqué la caja de Daniel y se la di, luego la de Marcus y la puse en sus piernas.

-¡Son nintendos DS- gritó Daniel abriendo rápidamente la caja.

-¡Esto es una pasada!- Marcus lo encendió y me miró-Muchísimas gracias, de verdad , gracias- Marcus enrolló sus brazos en mi cuello y sentí a Daniel trepar por mi espalda.

-No es nada- les devolví el abrazo y me puse de pie- Tienen una memoria con muchos juegos, no van a aburrirse- les expliqué-Voy a ir con su hermana, traje algo para ella también.

Los niños asintieron sin despejar la vista de aquellos juguetes y yo salí de la habitación.

La habitación de Emily era la última al final del pasillo, su puerta era muy pulcra, a diferencia de la de los niños.

-Pasa mamá- escuché la voz desde adentro de la habitación luego de que toqué la puerta.

Abrí y sonreí cuando vi a Emily en su mesa de estudio haciendo su tarea.

-Em- susurré y ella levantó la vista.

-¡Estás aquí!- arrastró la silla lejos de ella y corrió hasta mí.

Me hizo retroceder cuando su cuerpo impactó contra el mío.

-Te extrañé- le dije cuando se separó de mí.

-Yo también a ti- dijo con una sonrisa.

Emily era preciosa, su cabello castaño claro era largo y tenía unos ojos azules increíbles.

-¡Oh! De esta no te salvas- dijo y corrió hasta su cama. Aventó al suelo todas sus almohadas hasta que dio con una revista. Me la enseñó.

Gruñí cuando vi mi cara junto a la de Harry en la portada.

-¿Cuándo ibas a decirme?- preguntó con una sonrisa mientras movía la revista.

-No lo sé- me senté en su cama.

-Harry Styles , Dios mío, siempre pensé que saldrías con alguien no sé, cómo, mmm, ¿Seth Jones? , mierda, Harry es un sueño- ella hablaba demasiado rápido-¿Besa bien?- preguntó y yo me reí.

-¿Sólo piensas en eso?- empujé su hombro con el mío

-Sabes que no, no es como si yo hubiera besado a alguien, es solo que quería saber si él lo hace bien, ya sabes, luce como si besara bien- dijo y sus mejillas se pusieron rojas.

El problema es que yo no lo sabía.

-Te traje algo- cambié el tema rápidamente. Y saqué la pequeña caja para dársela.

-No- dijo sacudiendo la cabeza.

-Emily

-¿Estás loca? , es un iphone , un jodido teléfono celular- dijo mirándome.

-Sólo acéptalo, no veo nada malo, yo quiero dártelo

Emily miró la caja y volvió a negar.

-No quiero que pienses te queremos por esto, joder, no es así- ella se limpió el ojo y yo suspiré al ver que estaba llorando. - Tú eres muy especial para mí, no sabes cuanto.

-Em, te quiero mucho, ¿vale? Se que no me quieres por esto, pero quiero que lo tengas- abrí la caja y le entregué el fino teléfono.

Ella lo analizó pasando sus dedos por la pantalla.

-El plan de servicios esta conectado a mi tarjeta de crédito, así que no te preocupes por eso- pasé mis manos por su cabello y me miró. -Lo mereces , ser la mejor de la clase tiene que tener sus beneficios

-Muchas gracias , muchísimas gracias- me abrazó fuertemente y yo sonreí.

-Tengo algo más- le dije con una risa y ella se separó de mí.

-No, nada más

-Lo siento , ya lo compré

-No voy a aceptarlo, en serio

-Vale, entonces simplemente se perderá- contesté sacando la bolsa y Emily jadeó. -Mm, no has visto los zapatos- ella chilló.

-¿Quieres qué reciba un teléfono celular ,unos zapatos Louis Vuitton y un vestido Fendi?

Sonreí, Emily sabía demasiado de moda, ella quería ser diseñadora de modas.

-Me enteré del baile de fin de curso, no me habías dicho, así que te compre algo

-Yo no voy a ir al baile- dijo suavemente

-¿Por qué no?

-Nadie me ha invitado- murmuró mirándome.

-No es cierto- levanté una ceja. Eso era absurdo , ella era hermosa e inteligente, ¿Quién no querría compartir tiempo con ella?

-Ok, está bien, es mentira, pero no quiero ir. Nunca he ido a un baile de esos, no encajo allí, sabes eso- se rascó el brazo.

-¿Quién te invitó?- me crucé de brazos.

- Déjalo

-Dime

-Agh, fue Jordan Fitz

-Vaya, que coincidencia, el chico que te gusta- murmuré acercando mi cuerpo al ella. -Mañana vas a decirle que lo pensaste mejor y que irás con él

-No lo sé- ella se pasó las manos por la cara y miró a su cama- Es demasiado

-Lo mereces Emily- murmuré abrazándola.

*

Miré mi reloj , suspiré y me puse de pie. Luego de la cena nos habíamos instalado en la sala.

La cena estuvo bien , los niños me contaron sobre la escuela y Emily sobre su obsesión con cumplir ya los diecisiete y pasar al nuevo año escolar.

Mañana les darían las vacaciones y les prometí que nos veríamos más.

-Tengo que irme - les dije.

-¿Por qué?- preguntó Marcus

-Porque tengo que ir a un evento-dije poniéndome de pie y tomando mi bolso.

-¿Con Harry?- preguntó Emily sin levantar la vista de su nuevo teléfono, no respondí.

-Nos vemos pronto, lo prometo- besé la mejilla de todos y me despedí antes de salir.

*

Retoqué una de las uñas que se me había estropeado , del color de siempre, rosa pálido.

Mi vestido era bonito, sencillo y de color rojo hasta un poco más arriba de mis rodillas.

Me miré en el espejo y sonreí, me gustaba mí aspecto.

Decidí alisar mi cabello por completo y usar un maquillaje más atrevido que otras veces.

Tomé mi pequeño bolso y bajé las escaleras.

Dania se encontraba limpiando los últimos escalones cuando me acerqué.

- Estás hermosa- dijo con una sonrisa

-Muchas gracias- miré la hora en mi móvil, eran las ocho y veintitrés, Dania iba a irse pronto.

-¿Va a llevarte Donald?- preguntó

-No, Harry va a venir por mí en cualquier segundo- le dije sonriendo. Ella movió las cejas y yo rodé los ojos.

Estuvimos unos minutos hablando hasta que la bocina de Harry sonó.

Me despedí rápidamente de Dania y salí.

Harry estaba al final de la pequeña escalera del porche luciendo guapo.

Su traje era completamente negro, tanto el saco y los pantalones como la camisa y la corbata.

Bajé hasta estar a su mismo nivel y sonreí.

-Hola- dije yo primero.

-Hola, mm, luces alta- dijo rascándose la nuca

¿¡En serio!?

-¿Gracias?- comencé a caminar junto a él.

-En serio, de verdad, luces muy alta- dijo mientras abría la puerta de su auto. Al menos.

-Sí, bueno , deben ser los zapatos de tacón- levanté mi pie enseñándole los zapatos antes de entrar en el auto, él cerró la puerta y lo rodeó rápidamente.

-Creo que es injusto eso, las mujeres solo necesitan montarse en esas cosas y crecer, estás de ejemplo, debes medir como 1,60- dijo y yo me reí.

-1,66, para ser exactos- aclaré.

-¡Exacto!- Harry exclamó tocando la bocina para despedirse de los de seguridad -Y esos zapatos tienen al menos diez centímetros

-Ocho- volví a corregir.

-Vale, ocho, cómo sea, no es justo- me miró rápidamente.

-¿Cuánto mides?- pregunté.

-No lo sé

-Oh, vamos Harry, apuesto a que lo sabes, eres demasiado alto, tienes que saberlo

-Vale- él alargó- Me atrapaste , 1,80- dijo con una linda sonrisa.

-Muy alto

-Bastante- se encogió de hombros en el momento en el que mi teléfono sonó.

< Es el mejor regalo que me han dado en la vida, aparte del nebulizador , claro está. Muchas gracias , te quiero>

Sonreí al leer el mensaje de Emily, contesté de inmediato.

<Espero que para mañana ya tengas en número de Jordan, eso, y que le digas que sí vas al baile del sábado, te quiero más>

Lo envíe y bloqueé el dispositivo para guardarlo en mi bolso.

-Abby, sé que estás estudiando medicina, pero no me has dicho que rama.

-Oncología- susurré y Harry me miró sorprendido.

-Joder, eso es, mmm, joder- se aclaró la garganta- Es fuerte - dijo finalmente.

-Fuerte y también irónico,¿No crees? - me reí amargamente- Voy a estudiar para curar personas que tienen la misma enfermedad que mató a mi mamá

-¿Lo haces por ella?

-En parte sí, sé , que como ella muchas personas van a morir pero intentaré ayudar a la mayoría - Harry simplemente asintió y no dijo nada más.

*

Harry sostuvo mis dedos contra los de él en el momento en el que pisamos la casa del ministro Scott.

Habían algunas personas de la prensa , pero todos ellos decentes, vestidos elegantemente y tomando fotos sin alboroto.

Cuando Harry y yo terminamos de subir las escaleras fue nuestro turno de posar juntos.

-¿Podemos hacerles unas preguntas?- preguntó uno de ellos, miré a Harry quién asintió.

-Que sea rápido- dijo

-¿Cómo se conocieron?- preguntó y me tensé.

-En una cena, hace unos meses- contestó Harry con naturalidad.

-Correcto, pero sí fue hace algunos meses,¿Por qué salen ahora? - pregunto de nuevo. Esto iba a acabar mal.

-Bueno, es algo obvio, yo la estaba tratando de conquistarla- dijo divertido , yo me reí.

-¿Acoso ella habla?- preguntó

-Sí, si lo hace- contestó Harry enojado-No más preguntas- apartó a aquél reportero y tiró de mi mano para caminar.

-Eres bueno mintiendo- dije entre dientes con una sonrisa y mirando al frente.

-No tienes idea- susurró de vuelta.

Habían muchas personas, todas ellas importantes.

Localicé a mi padre en una mesa junto al presidente y al padre de Harry quién estaba acompañado por su esposa . El contralor Jones se encontraba a unas cuantas mesas de distancia con el ministro Harper.

Harry me guió hasta la mesa de mi padre.

-Buenas noches- dijo con su voz lenta, todos los presentes devolvieron el saludo y su padre sonrió hacia nuestras manos entrelazadas.

Harry sostuvo una pequeña conversación antes de despedirse y hacer nuestro camino hasta nuestra mesa.

-Espero que no nos toque en la misma mesa del senador, juro que no puedo soportarlo- dijo Harry y yo reí mientras mis ojos trataban de encontrar la mesa veintidós.

-Es allí- señalé con mi dedo hacía la mesa y sonreí cuando vi que todos los chicos estaban allí.

*

-No has tocado tu comida- dijo Harry a mi oído.

-No tengo hambre- dije suavemente y es que era verdad había comido donde los Summers.

-¿No estarás obsesionada con tu peso o algo así verdad?, porque luces bien, de verdad.

-Nada de eso, en serio, es solo que comí antes de venir.- dije y llevé el vaso de vino a mis labios.

Harry me analizó unos segundos antes de hablar.

-No te lo había dicho, pero te ves hermosa- dijo suavemente. Sentí mi cara arder.

-Muchas gracias- susurré y él asintió sin dejar de mirarme. Era un poco incómodo.

- El rojo te va bien- dijo mirando mi vestido y lo poco que quedaba de labial de dicho color en mis labios.

-Y a ti te va bien el negro, muy bien - respondí de inmediato.

-¿Estás, cómo, coqueteando conmigo?- él alzó la ceja.

-Definitivamente- jugué con él.

-Mmm, tienes que buscar mejores maneras de abordarme- dijo inclinándose más hacía mí. El aire como que faltaba.

-¿Estás usando acaso Bleu, de Chanel?- pregunté cuando sentí su perfume. Harry alzó las cejas sorprendido.

-Sí, de hecho, es mi favorito

-Buena elección- susurré- Es bastante masculino - miré sus labios.

-Mm, sí, es bueno su olor es sensa...¡Oye!, me estás abordando- dijo sorprendido. Sonreí.

-No soy tan mala, al parecer- alcé mi copa hacía él y luego bebí. Mi actuación había salido mejor de lo que pensé.

Oh Dios mío, me había comportado como una prostituta.

Traté de que Harry no notara mis nervios.

-Eres buena- susurró y volvió a sentarse con naturalidad entrando en la conversación con el grupo.

Al menos había salido bien.

Intervine varias veces dentro de la conversación, ellos hablaron en su mayoría de la fiesta de mañana.

Busqué varias veces a Seth con la mirada pero no lo vi , envíe un mensaje a Sammy y ella me dijo que él no había venido hoy.

Miré a cada una de las personas de la mesa y sonreí, estaba empezando a sentirme cómoda con ellos.

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