Parte Única
— ¡Tan sólo imaginadlo! Una casa abandonada... donde al propietario lo dieron por muerto pero jamás encontraron su cuerpo..., un lugar maldito donde todo el que entra acaba yéndose del pueblo...
Todos se quedaron mirando en silencio al chico que proponía su gran plan para la fiesta de Halloween que sería mañana. Habían dado algunas ideas, pero la mayoría demasiado aburridas y algo débiles con respecto al terror, ya que este año querían hacer algo grande, inolvidable y divertido.
Y lo que no se esperaban, es que conseguirían un resultado aún peor.
Día 31 de octubre, los chicos abandonaron sus clases una vez finalizaron y caminaron a casa juntos mientras comentaban la, no tan mala, idea de TaeHyung, el chico que propuso ir a celebrarlo a una casa de un difunto que murió hace muchísimos años.
— No sé..., no creo que sea buena idea —comentó Jimin quien no estaba muy de acuerdo que se asaltara una casa ajena y mucho menos en la cual había muerto una persona.
— Oh, Jiminie, no seas así —su novio tiró de su manga y le hizo pucheros—. Yo quiero ir...
— JungKook, esto no es un juego de terror, lo que vamos a hacer se llama asalto a una propiedad.
— En la que nadie vive —continuó YoonGi pareciendo apoyar a JungKook, lo que provocó que lo soltara y fuera junto a su apoyo y pasara su brazo por los hombros.
— Debí salir con él, me entiende mejor —dijo JungKook junto a YoonGi pero mirando a Jimin, quien rodó los ojos.
— ¡Aléjate, rata! —el grito de HoSeok hizo que JungKook agarrara con más fuerza a YoonGi.
— ¡No quiero!
— Ya empiezan. En fin, me marcho, hablamos más tarde —NamJoon negó y se despidió del resto cuando llegó a una calle de su casa.
El resto continuó su curso, separándose poco a poco una vez llegaban a sus casas y quedando siempre los dos últimos a solas. JungKook y Jimin eran casi vecinos, de ahí a que se conocieran antes que al resto y comenzaran a salir juntos por todo el tiempo invertido. Se conocían demasiado, aunque JungKook le gustara molestarlo diciéndole lo contrario, pero ambos conocían cada faceta del otro, aún con una mirada podían saber qué se les pasaba por la cabeza, lo que también tenía su lado malo y es que ninguno podía ocultar nada y mucho menos mentir, pero eso con el tiempo desarrolló una relación de total confianza y mutuo entendimiento.
— Realmente quiero ir a esa casa, Jimin.
— Ya lo sé, no dejas de repetirlo —no dijo nada más y JungKook decidió seguir clavando sus ojos en él, esperando por una respuesta tras sentirse tan observado. Siempre le funcionaba—. De todas formas parece que a todos les gustó la idea de Tae y lo más seguro es que vayamos.
— ¡Será genial! ¿De qué te disfrazarás?
— Mmm, no sé, ¿de qué lo harás tú? —Jimin agarró su mano y continuaron caminando a un ritmo tranquilo.
— Podría ponerme el traje de Iron Man.
— ¡No!
— ¿Por qué no? —dio un tirón a sus manos cogidas.
— Porque no querrás quitarte nunca la máscara y no quiero ver a Iron Man toda la noche sino a mi novio.
— Es que no tiene sentido ser Iron Man sin máscara.
— JungKook..., no —el chico bufó y ambos se detuvieron, se despidieron con un beso y cada uno fue a su casa.
Horas más tarde, los chicos se reunieron en la casa de Jin para prepararse y maquillarse entre ellos, algunos daban miedo y otros, más que miedo, risa, pero gracias a ello el ambiente se tornaba más divertido, comenzando por las pesadas bromas hacia los disfraces y acabando por el maquillaje mal pintado.
Todos estuvieron de acuerdo de seguir con el plan de TaeHyung, el chico de ideas brillantes cuando se trataba de fiestas, y una vez estuvieron preparados se encaminaron hasta el final del pueblo donde habían casas muy separadas y las cuales pertenecían al distrito antiguo del pueblo, por lo que sólo vivían inquilinos de avanzada edad.
En el camino bromeaban con sustos o con historias inventadas que pretendían hacer creer que eran reales, pero todos se conocían lo suficiente como para caer en aquellas bromas. El sol cayó a sus espaldas mientras los chicos continuaban caminando, sus sombras se convertían en enormes gigantes larguiruchos y que también fueron foco de burlas para matar el tiempo mientras llegaban. Sólo eran siete chicos, al menos por ahora, pero aún con ellos nada más, montaban tales fiestas que parecían haber docenas de personas.
— ¿Falta mucho? —se quejó YoonGi.
— No mucho..., creo —contestó NamJoon mirando a su alrededor, aún no encontrando la casa.
— Agh, llévame —tras un gruñido y una pequeña orden por parte de YoonGi, HoSeok se agachó y el chico de piel pálida se subió a su espalda, pasando sus brazos por el cuello del otro.
— ¿Estás cansado, Jiminie? —preguntó JungKook de forma tierna.
— No, ¿por qué?
— ¡Tenías que decir sí! También quería llevarte como ellos —señaló JungKook a la pareja que muy felices compartían ese tierno gesto.
— Pero no estoy cansado, Kookie.
— ¡Entonces llévame tú! —sin dejarle responder, JungKook dejó de caminar dejando que su novio siguiera adelante pero observando sus intenciones, en cuanto estuvo a sus espaldas, corrió y saltó a ésta.
— Ahora sí que me cansaré —JungKook siseó en respuesta y continuaron el camino.
A lo lejos, quedando una de las últimas casas del pueblo, se encontraba la casa que tanto buscaban. Era demasiado vieja, la fachada tenía la pintura desgastada, los cristales de las ventanas estaban tan sucios que apenas se veía su interior, la valla parecía caerse a pedazos de lo oxidaba que estaba y lo comprobaron cuando TaeHyung la tocó y ésta cayó al césped quemado.
— Ups, perdón.
El crujido de la hierba romperse bajo sus pies los hacía estremecerse, el ambiente era más que bueno para el día de hoy y TaeHyung se sentía entre algo asustado y feliz por la buena idea que tuvo. Cuando llegaron a la raída puerta, NamJoon llamó y todos se le quedaron mirando extrañados, ¿quién se supone que les iba a abrir? Pero quedaron aún más desconcertados cuando la puerta rechinó y se abrió lentamente revelando la oscuridad absoluta del lugar.
— Ok, me largo —dijo HoSeok con el rostro pálido.
— Nadie se va —Jin lo agarró del disfraz e impidió que diera un paso más, lo que hizo que el pobre chico comenzara a lamentar la corta vida que tendría.
— ¿Quién trajo las velas?
— Yo.
JungKook abrió su mochila y sacó velas para cada uno, prendió la mecha con un mechero y estuvieron listos para entrar. Sus velas fueron alumbrando el reducido espacio que los rodeaba, iluminando viejos muebles llenos de polvo y telarañas, una de las velas, la cual no dejaba de temblar, provocaba que las sombras se movieran y eso asustara un poco, por lo que terminaron por arrebatarle la vela a HoSeok.
Una vez llegaron a lo que parecía ser el salón de la casa, colocaron las velas en lugares concretos para que toda la sala quedara alumbrada.
— Bueno..., no es tan terrorífica —comentó NamJoon riendo algo nervioso pero en ese mismo instante, una fría brisa apagó todas las velas que habían colocado.
— ¡PUTAS, YO ME LARGO!
— ¡Calmaos, no gritéis, no corráis!
Aunque Jin intentara calmarlos, los chicos corrían a ciegas buscando la salida, chocando con muebles en el proceso y gritando cuando se topaban entre ellos. Una pequeña luz iluminó un rincón de la estancia y todos miraron en la dirección, JungKook había sacado el mechero de su bolsillo y volvió a alumbrar poco a poco la estancia.
— Gracias, Kookie, eres el único sensato de aquí —agradeció Jin y lo ayudó a prender el resto de velas.
— No, en serio, no pienso quedarme aquí por más tiempo.
— HoSeok, deja de comportarte como un niño miedoso, no ha sido más que el viento, debe de haber una ventana abierta —su novio le impidió el paso y HoSeok pareció tranquilizarse y mirar en busca de esas ventanas presuntamente abiertas.
— Está bien, me quedaré y buscaré esas ventanas —YoonGi rodó los ojos y agarró las velas que JungKook le pasó para que las encendiera y las fuera colocando por más sitios de la casa.
Al parecer todo iba perfecto, la casa quedó tenuemente alumbrada, dándole ese toque terrorífico que la noche y este día necesitaba. TaeHyung sacó su radio portátil, la conectó al móvil poniendo algo de música y animó aún más el ambiente. Los chicos bailaban con el ritmo y jugueteaban con sus disfraces, las botellas de alcohol fueron saliendo de la mochila de NamJoon y Jimin y sirvieron vasos de plástico a los demás.
YoonGi llamó a algunos amigos y los que fueron siete, ahora eran como veinte o treinta chicos bailando, bebiendo, fumando e incluso enrollándose por algunas esquinas. El alcohol había aumentado con la llegada de los nuevos y el ambiente se avivó de una forma eufórica, grupos de chicos jugaban a juegos atrevidos, como lo era el Strip Poker, aunque dicho novio de tal chico, se negaba en un principio a jugar pero la bebida pudo con él y terminó cediendo.
— ¡No puede ser, ¿cómo perdí de nuevo?! ¡Tú lo viste, ¿verdad, Jiminie?! ¡Viste que buenas cartas tenía! —lloriqueó JungKook bastante borracho y habiendo perdido los zapatos, el disfraz y ahora perdería la camiseta.
— ¡Es cierto, yo lo vi! —lo defendió Jimin señalando su ojo con un tono de voz que a todos les pareció gracioso, pero era el efecto del alcohol y nadie podía decirle nada pues todos estaban igual de bebidos.
— Calla, Jimin —TaeHyung tapó la boca de su amigo— ¡Vamos, Kookie, sácatelo todo!
— ¡¿QUÉ, TODO?! —JungKook se tambaleó cuando se levantó de la silla y miró primero a su novio que negaba con la boca tapada y luego al resto.
— ¡TODO, TODO, TODO, TODO, TODO!
Gritaron todos en esa mesa, ocultando los crujidos que habían en la planta alta y que sólo HoSeok pudo escuchar, por no decir que era el único sobrio y paranoico de la fiesta que no dejaba de mirar a su entorno con horror.
— Hobi, no hay nada aquí dentro, sólo es una casa abandonada y vieja que cruje. Es normal —le dijo YoonGi sentándose junto a él en el posabrazos del sillón de una esquina del salón.
— Se escuchan pasos... T-también he oído como murmullos.
— Sólo es producto del miedo. Todo está aquí —su índice fue a parar a la frente de HoSeok.
— Quédate aquí conmigo —dicho eso, YoonGi le sonrió y se sentó encima suyo, abrazándolo por el cuello y acariciando su cabeza.
— ¡JUNGKOOK, NO. SÓLO YO PUEDO VERTE! —gritó Jimin después de deshacerse de TaeHyung y corrió hasta JungKook, quien se había despojado de la camiseta y ahora todos gritaban emocionados de ver el cuerpo marcado del chico— ¡Ponte la camiseta, JungKook!
— ¡NO, BAILANOS, JUNGKOOK! ¡ERES EXTREMADAMENTE SEXY¡ —comenzó por gritar TaeHyung y todos acabaron por seguirle—. ¡BAILANOS, SEXY BOY!
JungKook se sonrojó con una sonrisa tonta en el rostro y comenzó por moverse un poco, Jimin, al ver que su chico sería capaz de tal cosa por estar bajo los efectos del alcohol, cubrió su torso con la camiseta antes quitada y lo echó del salón a empujones, llegando a las escaleras que conducían a la segunda planta.
— ¡¿De verdad ibas a hacerlo?!
— No..., ¿sí?
— ¡No, JungKook, no!
— Ok, no —JungKook bajó la cabeza como un perro regañado y eso partió el débil corazoncito de Jimin, que acabó abrazándolo.
— Sólo yo puedo ver ese cuerpecito, Kookie.
— Entonces... —el menor mordió su labio inferior y pasó su mano por todo su torso, haciendo tragar muy duro a Jimin— ¿Truco o trato?
— ¿Qué?
— No sé, es lo que se dice en Halloween, ¿no?
— Sí, pero no le encuentro el sentido que lo digas en este momento.
— Mmm, bueno sí que tiene —JungKook sonrió con malicia y se acercó al oído de Jimin— Dame dulce o tendré que ser malo.
— Joder, Kookie, tienes que beber más a menudo —Jimin agarró su nuca y lo atrajo para besarlo.
La pareja continuó con sus besos y toqueteos a pie de escaleras, las cuales fueron subiendo poco a poco y en total oscuridad, al llegar a la planta de arriba se separaron y sonrieron cómplices de las intenciones que ambos tenían, pero, ¿dónde?, se preguntaron ambos mirando todas las puertas cerradas que había. Juntos, fueron abriendo puerta por puerta e incluso escucharon un fuerte portazo en la planta de abajo y el cual ignoraron. Al llegar a la última puerta se encontraron con una habitación con una gran cama en el centro.
— Perfecto —dijo JungKook entrando, Jimin lo siguió aunque no muy convencido pues a saber que tanta suciedad tenía aquella cama.
— No creo que eso sea muy higiénico.
— Pondremos algo.
— El qué —JungKook pensó y buscó entre los cajones, sacando una sábana y mostrándosela a su novio—. Ni en broma voy a acostarme en eso.
— ¡No te quejes tanto, soy yo el que va a estar tumbado! —gruñó y la sacudió un poco antes de colocarla en la cama.
— Kookie...
— Jo, Jimin, venga que estoy muy caliente —hizo berrinche caminando hasta Jimin y agarrando sus manos para llevarlo hasta la cama, no sin antes correr para cerrar la puerta y luego tumbarse sobre la sábana que a pesar de estar guardada en un mueble, tenía mucho polvo.
— Estás loco, Jeon JungKook.
— Y así me amas —ambos sonrieron y Jimin se sacó su disfraz antes de subirse encima del menor.
Las prendas fueron cayendo al suelo a medida que se deshacían de ellas entre risas pícaras y bromas que contenían más toqueteo que palabrería. Sus cuerpos eran marcados con los labios del otro, sus manos recorrían cada rincón y se detenían en zonas que hacían gemir con total libertad, ya que la música alta ocultaban sus voces, también había uno que otro estornudo por el polvo, pero nada por lo que preocuparse cuando el placer era mayor a la incomodes del lugar.
— Esto es lo más extraño que he hecho en mi vida —dijo Jimin abriendo las piernas de JungKook—. Hacer el amor encima de la cama de un muerto —JungKook contuvo la risa que ni siquiera sabía por qué le hacía tanta gracia, quizás el alcohol, quizás el placer, o puede que ambas juntas.
El cabecero de la cama comenzó a golpear la pared cuando Jimin se empujaba dentro con fuertes estocadas, JungKook continuaba dejado salir sus fuertes gemidos sin ningún pavor, también apretaba las nalgas de su novio como tanto le gustaba y ambos continuaron hasta que no aguantaron más y eyacularon casi al mismo tiempo. Los muelles del colchón cesaron, así como los golpes en la pared. Jimin cayó sobre JungKook para recuperarse y también dejar que el alcohol bajara su efecto tras largo rato de estar así, fue entonces que abajo comenzó bastante ruido.
— ¿Eso... son gritos?
— Eso parece..., ¿a qué estarán jugando?
— ¿Deberíamos bajar? —concluyó JungKook cuando sentía que los gritos que escuchaban no parecían muy de juegos, o quizás sólo era su imaginación.
— Sí, vistámonos.
Ambos se levantaron algo apresurados y comenzaron a vestirse, mientras Jimin subía la cremallera de su pantalón, vio algo que no encajaba con el zócalo de la pared. Se acercó con la única luz de la luna iluminando, tocó la madera, le dio algunos golpes y oyó que se escuchaba hueco. Lo que le había llamado la atención no era tanto el que pareciera estar algo sacada, sino su color diferente, así que lo agarró con fuerzas y tiró hasta sacarlo, parecía suelto. Dentro había un hueco el cual no pudo ver con claridad pero tuvo el valor para meter la mano y sacar algo.
— ¿Qué es eso? —preguntó JungKook ya vestido.
— No lo sé, parece... ¿un álbum?
— Ábrelo —Jimin hizo lo que JungKook dijo y ambos quedaron con una sensación extraña al ver la primera foto. Era un hombre vestido con un traje oscuro y espantoso, pero lo que daba miedo era su rostro, algo en ese individuo ponía los pelos de punta.
— ¡CORRED!
Jimin y JungKook se sobresaltaron por un nuevo grito y bastante ruido en la zona inferior, ambos se miraron y corrieron tanto como pudieron. Cuando bajaron, la mitad de las velas parecían haberse apagado y todo estaba en absoluto silencio, llamaron a sus compañeros pero ninguno contestó, incluso vieron la puerta de entrada abierta.
— Que frío —se encogió JungKook abrazando sus brazos—. ¿Por qué está abierta?
— No lo sé.
Un crujido, dos crujidos, tres crujidos y de nuevo silencio, los dos chicos tragaron con dificultad y caminaron hasta el salón ignorando la puerta. Las velas en aquella habitación se habían reducido a dos y lo que alumbraba en el centro era la silueta de una persona de espadas a ellos, no lo reconocieron, quizás era uno de esos chicos que habían llegado más tarde, pero eso no respondía el porqué no había nadie más que ese chico y ellos dos.
— ¿Hola? —habló Jimin con la voz algo temblorosa.
El chico pareció reaccionar a su voz y comenzó a girarse lentamente, revelando el rostro de un ser completamente desconocido pero que poseía los ojos completamente blancos y toda su ropa manchada de sangre, tenía un cuchillo en la mano izquierda y aquello fue la última señal para hacer que dos chicos corrieran despavoridos en dirección a la salida. La puerta se cerró de golpe en sus narices y tiraron del pomo que se negaba a abrir, aporrearon la puerta sin sentido, más por miedo que solución y la persona o ser de ojos vueltos apareció detrás de ellos, levantando el cuchillo e intentando clavarlo en el par que salió corriendo cogidos de la mano.
— ¡Jimin, nos quiere matar! ¡Tenía sangre, tiene un cuchillo, sus ojos...!
— JungKook, calla, necesito pensar —el menor guardó silencio y un tirón en su mano hizo que quedaran escondidos tras el sofá—. Hay que salir de aquí —susurró Jimin y JungKook asintió.
JungKook notó el temblor en las manos de Jimin, sabía lo miedoso que podía llegar a ser, quizás no como HoSeok pero sí que era algo asustadizo, y ahí estaba, portándose de nuevo como el hyung que era de los dos, como lo había hecho varias veces atrás y le demostraba que a pesar de sentir miedo o cualquier otro tipo de emoción, él siempre estaría cuidándolo sin importar la adversidad. Para JungKook eso era admirable y amor incondicional.
— Jimin —lo llamó y ambos se miraron fijamente, JungKook lo abrazó tras no saber muy bien qué decir por el miedo que tenía, pero supo que su gesto fue más que suficiente.
Algo rajó la tela del sofá en el que se encontraban, la punta del cuchillo atravesó el respaldo y los dos chicos gritaron saliendo de su escondite. El desconocido sacó el arma blanca del sofá y caminó hacia ellos con lentitud, los dos chicos lo hacían en sentido contrario y prácticamente abrazados. Cuando llegaron a quedarse cerca de la puerta, Jimin intentó abrirla inútilmente, sólo era una simple puerta pero parecía cerrada a cal y canto, JungKook gritó en el momento que el chico se acercaba más y más y Jimin lo siguió cuando supo que ni con golpes la puerta se abriría.
— ¡Déjanos en paz! —gritó JungKook agarrando una pequeña lámpara y golpeando al tipo que cayó al suelo por el golpe en la cabeza.
Los dos quedaron en silencio cuando vieron que el chico no se movía, quizás había muerto, quizás no, pero no tuvieron tiempo de comprobarlo cuando las cortinas de una de las ventanas, y la cual estaba cerrada, comenzó a moverse, se ondeaba como si la meciera el viento pero no había nada de brisa. La respuesta llegó cuando tras la cortina comenzó a formarse la silueta de una persona, más concretamente la de un niño, parecía incluso moverse, susurraba cosas que helaron la sangre a ambos chicos y se apartaron rápidamente cuando ese niño fue hasta ellos abriendo la puerta consigo.
- ¿Qué... fue... eso?
- ¿Era un... niño?
Un sonido al nivel de sus pies los alarmó y lo que vieron en ese momento no se les borraría jamás de sus mentes.
Del cuerpo del chico, algo salía, parecían dos brazos largos, luego la cabeza asomó mostrando un rostro conocido pero que estaba tan pútrido que costaba reconocerlo, parecía como si la piel le cayera a pedazos y su voz, tan grave y monstruosa como un molesto chirrido enmudecedor.
— ¡CORRE!
Corrieron de nuevo hacia la salida pero ésta seguía cerrada, miraron en más direcciones, fueron hasta las ventanas pero todas tenían barrotes, volvieron a correr cuando escucharon las sonoras pisadas de aquel ser que no se le podía llamar humano y entonces volvieron a ver aquella figura infantil. Ahora se veía más clara, sus facciones eran más visibles y su dedo índice apuntando escaleras arriba fue lo que comenzaba a hacerles entender algo.
Aquel niño pretendía ayudarles.
Subieron a toda prisa con aquel detrás, otro niño, uno distinto al anterior, señaló otro lugar y ambos entraron en la habitación cerrándola a sus espaldas.
— Por aquí —oyeron el susurro de una niña que entraba en un armario y algo dudosos la siguieron. Miraron el interior oscuro del armario, quizás no era una buena idea, quizás era una trampa pero no había elección.
— Entra, JungKook —el menor asintió y los dos quedaron ocultos dentro del armario. Sus cuerpos temblaban, sus dientes rechinaban y sus respiraciones eran fuertes y aceleradas—. Shh —siseó y se abrazaron cuando el ente entró en la habitación y caminó por ella. Dejaba escapar gruñidos aterradores, así como el fuerte golpe de sus pisadas cuando daba un paso, se acercó hasta el armario pasando sus afiladas uñas por la madera y teniendo a ambos chicos a punto de recibir un paro cardíaco, pero acabó por alejarse poco a poco hasta desaparecer.
— ¿Se-se ha ido?
— C-creo que sí.
JungKook abrió la puerta despacio, saliendo él primero y luego su novio, una tercera persona salió también y caminó hasta desvanecerse. Los dos miraron a ambos lados del pasillo antes de salir, no tenían ningún plan, no sabían qué hacer, pero por suerte, aquellos niños que aparecían y desaparecían querían ayudarlos, como las marcas de agua de unos pies pequeños que salieron bajo la puerta del baño. JungKook buscó su mechero entre los bolsillos y alumbró el camino de pisadas que dejó ese niño. Se sorprendieron cuando fueron a parar a la habitación en la que rato antes ellos habían consumado su amor, entraron cerrando la puerta y las pisadas acabaron justo frente al álbum que Jimin encontró. Lo volvió a coger abriéndolo y viendo cada una de sus fotos. En un principio sólo aparecía ese mismo hombre, que incluso ambos sospecharon de que aquel extraño ente se trataba de éste hombre, pues sus facciones, aún siendo deformes, tenían similitud. Las fotos comenzaron a cambiar, ya no salía él, pero en cambio salían niños, muchos niños, tantos que la situación comenzó a ser muy clara.
Y demasiado triste.
— Esos niños..., Jimin.
— Lo sé, JungKook... Esto es horrible, debemos salir de aquí cuanto antes —el menor asintió repetidas veces—. Pero no sé cómo...
— ¿Debemos matarlo?
— ¿Cómo se mata a alguien que ya está muerto?
Ninguno dijo nada, no tenían una solución, pero sí que aquellos niños la tenían, dos de ellos aparecieron cerca de la puerta, los miraron y salieron corriendo por ella.
— ¿Quieren que... los sigamos?
— No... no lo sé.
— ¡Jimin, nuestros móviles! ¡Llamemos a la policía!
— El mío está en el salón, lo dejé en la mesa mientras jugábamos.
— El mío igual...
— Vamos por ellos.
De nuevo a las andadas con un pequeño plan en mente, fueron escondiéndose entre las sombras y bajando cuando comprobaron que el lugar estaba despejado, consiguieron llegar al salón pero cuando sus móviles fueron obtenidos, alucinaron al ver que el aparato mal funcionaba; la batería cambiaba constantemente, la cobertura subía y bajaba y la luz del móvil no dejaba de parpadear.
— Es inútil.
Ambos brincaron cuando la desgarradora voz de aquel ser hizo eco en toda la casa, corriendo hasta el umbral del salón, escucharon con más claridad sus pisadas bajando las escaleras. Maldijeron mentalmente, se sentían rodeados y sin ninguna salida, parecía que sólo podían correr y esconderse, no había forma de salir, no a menos que hicieran algo, pero, ¿el qué?
— Mira —JungKook señaló a una puerta que se encontraba al fondo de un pequeño pasillo, la puerta estaba entreabierta y una delgada mano los llamaba.
— E-esto es una locura.
— Vamos —JungKook agarró la mano de Jimin y tiró de él hasta la puerta, sacó su mechero y alumbró dentro. Habían unas escaleras que bajaban a un sótano, al llegar abajo buscaron por el lugar y lo único útil que encontraron fue una linterna que les sirvió para alumbrar mejor el habitáculo. Jimin apuntó a cada pared, pero sólo en una de ellas encontraron otra señal, marcas de manos mojadas aparecían por la sucia pared, parecían no acabar nunca como si quisieran decirles algo.
— ¿Crees que esa cosa atraviese puertas? —preguntó JungKook.
— No lo sé, ¿por qué lo dices? —JungKook no contestó, simplemente le arrebató la linterna a Jimin y busco más minuciosamente en cada rincón, encontrando un enorme martillo en el fondo de un baúl de trastos.
— Genial, podemos usar eso como arma.
— No la vamos a usar de arma.
— Espera..., ¿qué pretendes, Kookie?
— Voy a echar abajo esa pared.
— ¡Estás loco!
— ¡Debe de haber algo ahí detrás!
— ¡Pero...! —un gruñido se escuchó tras la puerta del sótano— ¡Mierda, aguantaré la puerta!
Jimin subió las escaleras con un palo oxidado de hierro que JungKook sacó del baúl y lo usó para trabar la puerta, uso su fuerza como ayuda y JungKook comenzó a golpear la pared, echándola abajo y revelando un hueco con un montón de sacos negros. Sus piernas flaquearon y cayó de rodillas sabiendo, aún sin mirar el interior, lo que se encontraría ahí dentro. Dejó caer el martillo y arrastró un saco, su mandíbula temblaba y las lágrimas comenzaban a aparecer en sus ojos, lo abrió despacio y ahí estaba, un esqueleto del tamaño de un niño. JungKook comenzó a llorar asustando a Jimin que gritó su nombre mientras seguía sosteniendo la puerta, pero el menor estaba tan dolido que ni siquiera contestó, en cambio, vio una niña frente a él, quizás la que ahora era simples huesos y polvo, caminó hasta el centro y señaló bajo sus pies. JungKook se levantó limpiando sus ojos y yendo al sitio donde la niña desapareció, parecía una trampilla, la cual fue fácil de abrir, pero dentro no había nada, sólo un hueco cerrado con piedras. El chico busco a la niña para obtener una respuesta pero no apareció y la voz de Jimin anunciándole se no aguantaría más, no le dio otra opción que inspeccionar mejor el hueco. Tocó el suelo sintiendo que era hormigón, luego las piedras, dando un ligero recorrido hasta que sintió que una de ellas parecía moverse, la sacó dejando caer algunas de encima y tras quitar más otro hueco oculto dio paso a otra pequeña estancia, tan oscura o más que el resto. Agarró su linterna y justo cuando la encendió y alumbró, la puerta fue echada abajo, Jimin corrió junto a JungKook.
— ¡JungKook, hay que salir de aquí! —tiró de su camiseta— ¡Jung... Kook..!
Los dos pares de ojos no podían creer lo que veían, justo debajo del suelo y oculto entre las piedras, había un cadáver, pero éste no poseía el esqueleto de un niño sino de un adulto. El ente bajó las escaleras y golpeó a Jimin con fuerza, JungKook sacó un pequeño saco entre las manos esqueléticas y se dio la vuelta teniendo al ser horripilante frente a él.
— ¡JungKook, corre!
Su cuerpo tembló, lo hacían él y el saco que comenzó a elevar entre sus manos, eso pareció molestarlo y gruñó con fuerza, golpeando y lanzando lejos a JungKook, el saco en sus manos cayó junto a él y objetos que había dentro salieron del interior. JungKook, aún débil por el golpe, pudo ver los pies de una niña que agarró una gargantilla que salió del saco, el resto de niños aparecieron haciendo lo mismo con objetos diferentes, y todos corrieron hacia el ser monstruoso que sintió pavor ante los niños que lo arrastraron con ellos.
Entonces todo desapareció.
— JungKook, ¿estás bien? —la voz de Jimin seguía llamándolo pero él acabó por perder el conocimiento.
Despertó en un hospital con su mano sostenida por la de Jimin, quien también llevaba una bata de hospital. Jimin le contó todo lo que había pasado después, el cómo lo llevó en su espalda y pudieron salir de la casa. Incluso le contó todo lo que la policía sabía y había terminado por investigar.
Aquel hombre, el cual su historia se reducía a un muerto y sin cuerpo enterrado en el cementerio sólo por el hecho de la nota de despedida que dejó el mismo día que desapareció y que presuntamente la policía creyó que murió tirándose de algún barranco o río, escondía una historia mucho más atroz. Él fue el causante de las tantas desapariciones de niños sin resolver que el pueblo tuvo en antaño. Él los mató, les arrebató sus vidas, sus recuerdos, sus identidades y después se enterró el mismo bajo el suelo y tras las piedras, e incluso en la muerte, siguió atormentando a esos niños, impidiendo que descansaran en paz, pero ahora ya no estaban, y sus almas por fin podían descansar.
Con respecto a lo que ocurrió en la fiesta, dos chicos murieron a causa de otro, que según el resto aseguraron que parecía estar poseído por algo, y tuvo lógica cuando Jimin y JungKook vieron salir a esa cosa del cuerpo del chico.
El pueblo se ganó una horripilante historia que sería contada año tras año en el día de Halloween, pero ninguno sabría jamás con seguridad lo que Jimin y JungKook vivieron y sintieron aquella inolvidable y terrorífica noche.
FIN.
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No sé qué fue esto xD algo raro jajaja, pero espero que os haya gustado. Como veis, el claro ganador fue Jikook xD pero mencioné YoonSeok porque también tuvo muchos votos, así como extra :3
En fin, largo a dormir que por escribir esto dormiré poco xD pero valió la pena. Besitos y abracitos ♡♡♡
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