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Capítulo 7

La delgada línea de la amistad

Jimin dejó la almohada a un lado mirando a Jungkook a los ojos, es que tantos años juntos no habían pasado en vano. Se amaban, quizás no de una manera amorosa, su amor iba más allá de eso. Ambos sonrieron abrazándose sin dudar un minuto más.

—Yoongi fue anoche a mi casa, me llevó chocolates. Esta muy insistente conmigo. Tengo miedo de que me haga daño... Tú sabes mejor que nadie cuál fue la causa de nuestra ruptura —dijo en medio del abrazo.

—Anoche estuve pensando en ir a tu casa, quizás era un presentimiento. —Jungkook suspiró apartándose de los brazos de Jimin— Te extrañé bastante, Jimin te quiero mucho.

—No digas eso porque mi corazón engañoso lo puede confundir.

—¿Y que si quiero confundirlo? —Alzó la barbilla retándolo con la mirada.

—No lo hagas, no me confundas.

—Carajo, voy a arrepentirme de esto...

Jungkook empujó a Jimin en la cama subiéndose arriba de él sosteniéndolo de las muñecas con fuerza, lo miró a los labios sintiendo que el bulto entre sus piernas se agrandaba cada vez más al mismo tiempo que las respiraciones de ambos se intensificaban. Jimin tragó saliva e intentó zafarse de su agarre.

—Si quieres que me detenga dime que lo haga —dijo acercándose lentamente a los labios del rubio.

Jimin carraspeó la garganta pero no emitió palabra alguna, los labios jugosos de Jungkook cada vez estaban más cerca de hacer colisión con los de Jimin hasta que finalmente lo besó.

Primero fue despacio porque era su primer beso a un hombre y no quería lastimar a Jimin, pero después fue aumentando la intensidad, Jimin intentó levantarse para tomar el control de la situación pero Jungkook reafirmó el agarre en sus muñecas impidiéndoselo.

—Jungkook... Rompiste la delgada línea entre nosotros —dijo en medio de besos.

Jungkook lo ignoró lanzándose directo al cuello, devorando su piel como si de un majar exquisito se tratara. Tratando de borrar con sus caricias todo rastro que Min hubiera dejado en el pasado.

—Digamos que preferí tus labios en lugar de nuestra amistad... —dijo soltándole las muñecas.

—Entonces ya no somos amigos...

—No necesitamos etiquetas. —Jungkook sonrió de lado quitándose la camisa escolar rápidamente, Jimin hizo lo mismo.

Una a una fueron cayendo sus prendas en el suelo hasta que quedaron completamente desnudos. Jimin se mordió el labio con su diente chueco, después tomó a Jungkook de las caderas obligándolo a tumbarse en la cama, con sutileza le abrió las piernas mirando la zona prohibida que estaba perfectamente depilada.

—Nunca haz estado con un hombre... —Jimin se puso de rodillas al decir eso— ¿Te muestro lo delicioso que puede llegar a ser estar conmigo? —Alardeó.

—Hazlo antes de que me arrepienta.

Jungkook tragó saliva, la osadía de hacía unos instantes atrás se había esfumado, ahora estando desnudo, frágil y con las piernas abiertas se sentía vulnerable. Jimin no habló más, tomó con sus manos pequeñas los muslos de su amigo para después comenzar a hacerle un oral. Cuando Jungkook sintió la lengua mojada en el glande cerró los ojos formando un arco con su espalda. Jimin sabía exactamente dónde tocar, donde lamer, donde chupar porque desde su experiencia propia conocía los lugares más sensibles del cuerpo.

—No te detengas —masculló Jungkook tomando el cabello de Jimin con sus dos manos para obligarlo a permanecer en el mismo sitio.

Jimin no pudo hablar pues tenía la boca llena del delicioso fruto prohibido. La erección de Jungkook cada vez crecía más, el rubio sabía que era cuestión de tiempo para que terminara así que se detuvo tomando con sus manitas el trasero del pelinegro alzándolo un poco encima de la cama, lamiendo y chupando el círculo rosado que no había visto el sol ni conocido la gloria.

—¿Quieres que te penetre? —preguntó pero siguió chupando provocando que el cuerpo de Jungkook deseara más y más.

—Hazlo.

—Va a doler. —Advirtió.

—Puedo soportarlo. —Jadeó.

—No mi vida, no vas a soportar. —Sonrió.

Jimin apartó sus labios del cuerpo mojado de Jungkook acariciándose a si mismo con la mano izquierda para después introducir lentamente su dedo índice en el aro rosado.

—Jimin... —susurró Jungkook sintiendo sensaciones nunca antes experimentadas.

—Vamos despacio, no quiero lastimarte —murmuró.

—¡No me importa que lo hagas! —gritó.

—No voy a cambiar de opinión.

Jimin retiró el dedo del cuerpo de Jungkook metiéndolo a su boca, se quedó de rodillas apreciando al hermoso hombre a su merced. Pero Jungkook no iba a quedarse con ganas de más, así que se puso de pie mirando con ferocidad a Jimin, parecía animal salvaje en celo.

—¿Y a ti te duele? —cuestionó agitado.

—Ya superé esa fase —Jimin contestó sonriendo con picardía.

—Estupendo.

Tomó a Jimin con facilidad subiéndolo a la cama, colocándolo en cuatro, el rubio estaba acomodándose pero Jungkook no esperó más. Él dejó ir de lleno su atributo lujurioso dentro de las entrañas de Jimin provocando que ampliara los ojos sorprendido, provocando que gimiera alterando todavía más los sentidos del pelinegro quien lo tomó de las caderas embistiéndolo en repetidas ocasiones.

En la habitación se escuchaban únicamente las respiraciones de ambos y el choque de sus cuerpos mojados pero a medida de que Jungkook aumentaba la velocidad y la fuerza, Jimin gemía más fuerte.

—¡No usaste cóndon! —se quejó Jimin en medio de la acción.

—Tranquilo, no es como si fueras a quedar embarazado... —Sonrió para después darle una nalgada que resonó en la habitación.

—No termines, quiero montarte! —Pidió Jimin en medio de jadeos.

—Lo que pidas.

Y así como entró; salió.

Sudoroso se acostó en la cama invitando con la mirada a Jimin para que se montara encima suyo. El rubio se sentó cuidadosamente en la silla del pecado y cuando estuvo conforme inclinó su cuerpo para besar a Jungkook a medida que se movía en círculos sensuales sintiendo un calor que quemaba en sus entrañas.

—Eso fue rápido —dijo cuando Jungkook terminó.

—Jimin, eres ardiente. ¿Cómo puede ser que jamás lo había notado?

No contestó la pregunta, simplemente se hizo para atrás moviéndose todavía más y Jungkook tomó el miembro de Jimin jalando con fuerza para que soltara el dulce néctar masculino.

Los dos se quedaron dormidos completamente desnudos. Cuando Jungkook despertó Jimin estaba enredado en la sábana y boca abajo, durmiendo como un angelito recién cogido. Se mordió el labio recordando sus cuerpos siendo uno solo y acarició la frente de Jimin con dulzura. Ya estaba anocheciendo y le preocupaba que no hubiera rastros del hada por alguna parte, no porque no supiera cuidarse, es que le daba vergüenza que haya entrado a la habitación mientras que el rubio estaba en cuatro.

Cansado se puso la pijama para dirigirse a la cocina a beber agua, cuando cruzó por la sala Kim Taehyung estaba parado en una esquina en su forma humana, sus ojos parecían desorbitados y su ropa estaba sucia, tenía grasa negra. ¿De automóvil? Eso no lo sabría hasta preguntarle.

—¿Qué pasó? Pareciera que estuviste arreglando un auto todo el día —dijo siguiendo su camino a la cocina.

—Hum... —Taehyung pareció salir de su transe para dirigirse a donde estaba Jungkook.

—¿A qué hora llegaste? —preguntó mientras se servía el agua.

—Hace treinta minutos... —contestó al sentarse en la barra de la cocina.

—¿Y por qué estás sucio? ¿No puedes limpiarte con magia?

—Oh, cierto. —Taehyung encendió sus manos en su color amarillo/verde y en cuestión de segundos su ropa quedó completamente limpia.

—Uff, tenía mucha sed —dijo terminándose toda el agua del vaso.

—No sabía que los automóviles eran tan rápidos, creo que ocasione un accidente... Uno de ellos me atropelló.

—¡¿Qué?! ¿Y estás bien?

—Sí, las hadas son inmortales. —Sonrió— ¿Te reconciliaste con tu amigo? Los vi dormir juntos.

Jungkook se sonrojó pero luego asintió con la cabeza.

—Sí.

—Entonces ya no me necesitas, puedo volver al jardín.

—¡No, no, no! Quédate, siempre eres bienvenido.

—¿Seguro? Jimin no puede saber que soy un hada, si lo descubre perderé mi magia.

—Entonces diré que mis papás me pidieron que vivieras aquí un tiempo, no va a negarse. —Encorvó los hombros.

—¿Y quién se supone que soy? ¿Tu primo lejano?

—Jimin sabe que no tengo primos, por eso le diremos que eres hijo de unos amigos adinerados de mamá. —Sonrió ante su maravillosa mentira.

—Bueno, acepto.

—Mmm... Jimin está durmiendo, cuando estemos en mi habitación no vayas a entrar al menos que te lo pida.

—Por supuesto, no quiero presenciar su acto sexual.

Jungkook amplió los ojos sintiéndose atrapado.

—¿Cómo lo supiste?

—Hueles a sexo. —Taehyung hizo aparecer entre su mano una manzana para morderla.

—¿De verdad? —Jungkook comenzó a olerse los brazos.

—Sí, te lo juro.

—Bueno, confío en que guardarás el secreto.

—Jungkook, yo estoy aquí para ti. Puedo ser y hacer lo que tú me pidas. —Sonrió de oreja a oreja mostrándole sus hoyuelos.

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