Capítulo 2
La fiesta en casa de Jimin
El par de amigos decidieron organizar una fiesta en la casa de Jimin, aprovechando que sus padres estaban de viaje. Querían dejar de hacer bromas a sus compañeros y maestros para pasar un buen rato con sus amigos. Invitaron a unas veinte personas, compraron bebidas, comida y música, y prepararon todo para la ocasión.
La fiesta empezó a las nueve de la noche. Los invitados fueron llegando poco a poco, y pronto el ambiente se animó. Jungkook y Jimin se encargaban de atender a todos, repartir las copas, poner las canciones y hacer bromas típicas de las celebraciones. Se notaba que estaban felices y que disfrutaban de la compañía de los demás.
Todo iba bien hasta que apareció Min Yoongi, el ex novio de Jimin. Jimin y Yoongi habían roto hacía unos meses, después de una relación tormentosa y llena de celos. Jimin había sufrido mucho por él, y Jungkook había sido su consuelo y su apoyo. Yoongi no estaba invitado a la fiesta, pero se enteró por un amigo común y decidió ir a molestar porque no soportaba haber sido votado por mensaje de texto.
Cuando Jimin lo vio entrar, se quedó paralizado. No sabía qué hacer ni qué decir porque sus inclinaciones amorosas eran un secreto y estaba seguro de que Yoongi no estaba ahí para hacer las paces o para divertirse; estaba ahí para molestarlo, para evidenciarlo ante todos, para obligarlo a salir del closet.
—Hola, Jiminah. ¿Qué tal? Veo que te lo estás pasando muy bien. ¿Cómo te ha ido con tu nuevo novio?
Jimin se sintió confundido y avergonzado. No tenía ningún novio nuevo.
—Hola, Yoongi. No sé qué haces aquí. Esta es mi fiesta, y tú no estás invitado. Por favor, vete. No quiero problemas.
Yoongi se enfadó y le agarró el brazo con fuerza para decirle con voz amenazante:
—No me trates así, Jimin. Tú sabes que yo te quiero, y que nadie te va a querer como yo. No me voy a ir sin ti. Vamos, dame un beso y olvida todo lo malo.
Jimin se soltó de su agarre y le dio una bofetada.
—¡Suéltame, Yoongi! ¡No me toques! ¡No te quiero, ni te he querido nunca! ¡Eres un imbécil, un celoso, un violento! ¡Déjame en paz!
Jungkook, que había visto la escena desde lejos, corrió a defender a su amigo, interponiéndose entre ambos
—¡Lárgate de aquí, Min! ¡No tienes derecho a tratar así a Jimin! ¡Él no te quiere, y ya te debió haber quedado claro! ¡Eres un cabrón, un cobarde, un perdedor! ¡Vete, o te arrepentirás!
Yoongi se sintió humillado y furioso. No soportaba que Jungkook se metiera en su relación. Pensaba que Jungkook era un falso amigo, que le había quitado la atención de Jimin.
—¡No te metas donde no te llaman! ¡Tú no eres nadie para hablar así de mí! ¡Ven, si tienes huevos, y peleamos!
Yoongi le lanzó un puñetazo a Jungkook, pero este lo esquivó y le devolvió el golpe. Los dos se enzarzaron en una pelea, mientras Jimin y los demás invitados miraban con horror. La fiesta se convirtió en un caos. Algunos intentaron separarlos, otros llamaron a la policía, y otros se fueron asustados.
Jimin se sintió culpable y triste. No entendía cómo había podido pasar todo eso. Había querido organizar una fiesta divertida, y había terminado en una tragedia.
La policía llegó a la casa de Jimin poco después de que empezara la pelea. Los agentes separaron a Yoongi y Jungkook, que estaban ensangrentados y magullados. Les pidieron sus identificaciones y les hicieron unas preguntas. Jimin y los demás testigos explicaron lo que había pasado, y acusaron a Yoongi de haber provocado el conflicto.
Los policías esposaron a Yoongi y se lo llevaron detenido. Los padres de Jungkook enviaron un abogado ya que ellos no podían estar presentes porque la mayor parte del tiempo estaban en viaje de negocios y ese día no era la excepción. El abogado dijo que iban a levantar cargos en contra de Min Yoongi por allanamiento de morada, agresión y alteración del orden público. Yoongi se resistió y les insultó, pero no sirvió de nada. Se fue entre gritos y amenazas, jurando venganza.
Jungkook se quedó en la casa de Jimin, junto con algunos amigos que se habían quedado para ayudar a limpiar el desorden. Jimin le agradeció su valentía y le pidió perdón por lo ocurrido. Jungkook le dijo que no tenía que disculparse, que él había actuado por instinto, y que haría cualquier cosa por él.
—Lo sabes, ¿no? —preguntó Jungkook abrazando a Jimin para calmarlo porque estaba llorando.
—Sí, desde el día que nos conocimos siempre haz estado para mí.
—Eres mi mejor amigo, nunca voy a dejarte.
Los dos se miraron a los ojos, y sintieron algo que nunca habían sentido antes. Una chispa, una atracción, un deseo. Se dieron cuenta de que lo que sentían era más que amistad, era amor. Un amor que había estado oculto durante años, y que había salido a la luz gracias a una fiesta que había terminado en pelea.
Mientras ellos estaban abrazados alguien seguía observando cada uno de sus movimientos...
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