Capítulo 6
Llámenme loca, pero ir a un cementerio a sacar fotografías siempre me causaba demasiada paz, era mi forma de alejarme de todas las cosas que daban vueltas por mi cabeza, Austin y Bessie habían decidido acompañarme, en mi plan no estaba ir por lo menos el día de hoy a la casa, no hasta la noche, ya que no me pudiera encontrar con la desagradable presencia de Izan.
-¡Me encanta venir a estos lugares! –dice Austin –muchos de ellos no se han ido –dice de manera sonriente.
-¡Cállate Austin! Faren no cree en eso.
-¿De verdad? Pero si... -Bessie le da un codazo y él se calla. -¿No crees en algo más allá?
-Creo si en una vida después de la muerte, pero no como almas en pena y esas cosas, o actuaste bien o actuaste mal y vas a donde mereces a la hora de morir, solo eso... no creo en cosas pendientes ni nada por el estilo –digo mientras tomo la fotografía de un ángel que pareciera pedir con su dedo índice que el visitante guarde silencio.
-Qué no creas no significa que no existe –responde él.
-Si no lo veo, no lo creo.
-Pero en teoría lo mismo que tú dices tampoco existiría.
-Hay algo llamado fe... -levanto la ceja. –con permiso, justo donde estás es donde necesito estar para tomar la fotografía.
-Curioso -sonríe y se sienta en una de las tumbas mientras saca una cajetilla de cigarros para comenzar a fumar. –te contaré Faren algunas leyendas, justo la tumba donde estás tomando fotografías pertenece a un joven de aproximadamente unos veinticuatro años de edad, por la forma en que viste yo diría que es de los años 20's de hecho te observa curioso, le llamaste la atención –sonríe
-¡Qué mentiroso eres! –le digo mientras sigo tratando de encontrar el lugar perfecto para que la foto salga como quiero, seguramente tendré que editarle algunos detalles como los cables del farol que están detrás de él, y quizá algunos detalles con la luz que no me está ayudando del todo.
Bessie se sienta a lado de su hermano, y entre los dos comienzan a secretearse algo, no me incomoda en lo absoluto sigo en lo que estoy.
-¿Te incomoda si te dejamos un momento a solas? –pregunta Bessie –Tenemos un familiar por aquí cerca y quisiéramos visitarlo.
-Sí, no se preocupen, yo seguiré por este camino, vi algunas otras imágenes que me llamaron la atención. –Austin toma mi mano y me entrega un celular.
-Cuídalo mientras regresamos, cualquier cosa te marcamos.
-¡Está bien! –digo levantando los hombros mientras veo que ellos caminan hacia la parte más lejana del cementerio, observo el epitafio de donde me encuentro y si hago bien mis cuentas es cierto, tendría esa edad y por las fechas es evidente lo que dijo Austin, me río porque me creen tan inocente como para que yo pueda asustarme con historias de fantasmas.
Tomo un suspiro para seguir buscando algunas tumbas que me llamen la atención y que pudiese fotografiar, tengo la ventaja que estemos en uno de esos viejos cementerios en los cuales por el paso del tiempo hace que sean todavía más cautivadores y no solo simples lápidas con nombres y fechas, disfruto del silencio del lugar, del sonido que hacen los árboles cuando el viento los mueve, disfruto de los rayos del sol que está dando el atardecer.
Me encuentro con una imagen de un ángel femenino que toma su rostro con su mano como si estuviera sollozando, me quedo cautivada, así que decido tomar la fotografía, La lluvia ha hecho de las suyas porque incluso pareciera que de su rostro tuviera las marcas de lágrimas, estoy tan enfocada justamente en hacer las tomas de estas marcas que me parece escuchar que alguien realmente está llorando, volteo discretamente para ver de donde proviene y doy un salto al ver al dueño de ese llanto tan triste.
Estoy en un punto medio en el que seguramente él no puede observarme, pero él si es totalmente visible para mí, quiero alejarme de ahí pero me causa demasiada curiosidad ver que hace ahí, para nadie es un secreto lo que sucedió con su ex novia, y de pronto me siento un poco culpable por el berrinche que le hice hace algunas horas, pero... se lo merecía, por más mal que vaya su vida no tiene derecho a tratarme de esa manera.
Él lleva unas rosas blancas que acomoda en los floreros que se encuentran en el lugar donde yace el cuerpo de ella, lo cual supongo puesto que tengo entendido que sus papás viven a dos horas de aquí y que nadie más cercano a él ha fallecido, esa información me ha hecho llegar Adam cuando ha intentado justificar el comportamiento de su mejor amigo.
Me recargo en el árbol que está cerca de mí, porque de hecho la imagen de Izan frente a la tumba me parece una bonita postal, un chico lindo extrañando a quien fuera su más grande amor. Comienzo a jugar un poco al paparazzi y sacar fotografías de él.
¿Qué haría si yo perdiera a Matthew? Seguramente me volvería loca, sentiría que gran parte de mí se iría con él, seguramente no lo superaría de inmediato, hago una mueca con mi boca porque en estos momentos estoy sintiendo empatía por él, suspiro, apago mi cámara y me acerco tímidamente a él.
No se ha percatado que estoy a pocos pasos de distancia, él comienza a decir algo a manera de susurros, me acerco todavía más a él y tomo su hombro, porque noto que su voz sale entrecortada porque está llorando, seguramente no debería de estar haciendo esto, pero nunca me ha gustado ver a la gente llorar, es mi debilidad, y heme aquí, él levanta ligeramente su rostro y me observa, puedo ver que sus ojos se ven aún mucho más verdes por las lágrimas que está derramando, su mano va hacia la mía y la sostiene.
-A veces me siento culpable porque no esté conmigo. –dice –sé perfectamente que los últimos meses yo no había sido el mejor de los novios, desde que comenzamos a vivir juntos todo se volvió mucho más complicado, nuestra relación no fue tan sencilla como debería de ser un noviazgo, incluso muchas veces pensé en terminar con ella y simplemente entender que no nos iba a llevar a ningún lado lo que teníamos.
-Duré muchos años con ella, ha sido mi única novia, la única persona que creía me entendía, pero de pronto cuando comenzamos la universidad se volvió posesiva, te podría decir que me celaba hasta de mi sombra, y de todo discutíamos, odiaba que no confiara en mí.
-Prometo que algún día te contaré como sucedió todo, aun para mí es difícil enfrentar todos esos segundos que pasé en esa fecha, y no sé si algún día logre recuperarme, cuando siento que puedo avanzar en mi vida, que ya pasó el suficiente tiempo y decido simplemente escribir una nueva etapa, pasa algo que parece hacer que me detenga y regrese a donde mismo.
-Faren odio ser así contigo, tú, tú me agradas, te lo digo sinceramente, Alice y tú han traído a la casa algo más que dos chicas lindas, Adam lo notó de inmediato, y quiero ser tu amigo, de verdad deseo que te sientas especial cuando estás conmigo, pero soy muy torpe a veces, muero de miedo que las personas a las que quiero les pase algo. ¡Sólo tengo pánico!
-¿De qué Izan? –él se levanta y me observa fijamente a los ojos.
-De que tenga alguna maldición y las personas a las que yo quiero les pase algo, primero Vera, y después otras chicas que han estado en mi vida que han salido lastimadas o dañadas, y tú de pronto llegas a casa siendo un ser de luz; difícil de ignorar y comienzan a pasar tantas cosas que tengo miedo que yo no pueda estar cerca de alguna mujer, ve lo que le sucedió a Alice, y no sé.
-Izan, eso no existe, ¿Cómo vas a tener una maldición? Ignoro que le haya pasado a Vera, pero tú no tuviste la culpa, y tampoco de las otras cosas, definitivamente debes de dejar de creer en eso, solo han sido coincidencias.
Muerde sus labios y con la manga de mi sweater limpio sus lágrimas y le doy un abrazo.
-Disculpa por haber actuado de esa manera con tu celular, sé que no era la manera en que debía de hacértelo llegar, y tenías toda la razón en haberme tratado de esa manera.
-Discúlpame tú a mi es solo que, odio que un día me trates muy amablemente y al otro día como si fuera la última persona a la que quisieras ver en el mundo.
-Prometo que no va a volver a suceder.
-Ok, pero también debo decirte que no puedo aceptar el celular.
-¿Por qué? – me suelta para poder verme fijamente a los ojos.
-Es demasiado para mi Izan, yo, no puedo darme el lujo de tener un celular de esos. ¿Sabes cuánto tendría que trabajar mi papá para poderme pagar uno de ellos?, creo que no estás enterado pero soy becada, y sinceramente no puedo aceptar, seguramente puedes regresarlo o venderlo, está intacto para que puedas recuperar tu dinero, de cualquier forma agradezco el detalle –él asiente.
-¿Qué haces aquí?
-Necesitaba despejarme un poco, y me gusta ir a los cementerios a sacar fotos.
-¿Puedo ver lo que tienes ahí? –señala la cámara y lo dudo un poco.
-Debo de confesar que te saqué unas fotos – él levanta la ceja y me da una sonrisa de boca cerrada. –con mayor razón quiero verlas -le entrego la cámara.
El celular que me ha entregado Austin comienza a sonar, seguramente están buscándome, y me alejo unos pasos para responder.
-¿Dónde estás? Ya es tarde y debemos de irnos. -Salgo hacia el camino para poderles explicar donde me encuentro y ellos van hacia mí. -¿Qué hacías donde te habías metido?
-Me encontré a Izan –digo
-Esto no le va a gustar –responde Austin
-¿Qué?
-Nada –sonríe.
Bessie observa hacia donde está Izan y hace una señas hacia Austin, se nota que son mellizos y ellos solo entienden lo que se tratan de decir, seguro es como ese lenguaje que entre hermanos uno tiene, yo no tengo tal conexión con mi hermana pero definitivamente teníamos nuestros chistes locales que solamente nosotras dos entendíamos.
-Bien, creo que es momento de irnos. –Izan se acerca a nosotros y saluda a los mellizos.
-Faren se puede ir conmigo, vamos al mismo lugar. –los hermanos se observan y asienten
-Con mucho cuidado por favor –dice Bessie
Me despido de ellos, le agradezco a Austin la amabilidad de prestarme su celular para no perderme y que me hayan llevado hasta ese lugar para sacar algunas fotografías.
Sigo a Izan para ir hacia su automóvil, abre la puerta del copiloto y me invita a subirme a él, me sorprende que tenga ese detalle pero sonrío por su caballerosidad, ok, creo que puedo darle una segunda oportunidad, porque por alguna extraña razón mi corazón me pedía que se la diera.
-¿Lista?
-Si –sonrío
-¡Gracias Faren!
-¿Por?
-Eres la primera persona además de Adam que me consuela por la muerte de Vera, estabas molesta conmigo y aun así no te importó y te acercaste a mí para demostrarme que no estoy solo.
-Es que no lo estás, haces todo para que la gente se aleje pero no lo estás. –toma mi mano y sonríe
-No quiero estar solo. –besa el dorso de mi mano y me comienzo a sentir nerviosa porque esa sensación de él tocando mi mano y besándola hace que mi corazón se acelere.
Una luz alumbra el lugar y comienzan a caer algunas gotas sobre el parabrisas del auto, me encojo un poco en mi lugar mientras él envía algunos mensajes desde su celular, y espero pacientemente.
-Espera unos momentos, es Adam que me pregunta dónde estoy.
-Si, tranquilo toma tu tiempo.
Observo a mi alrededor, la noche está comenzando a caer, poco a poco la luz del día va desapareciendo, y disfruto del lugar aún casi a oscuras, es tan silencioso, tan sereno, tan relajante, ¿Cómo la gente le puede tener miedo a estos lugares?, me acomodo en la ventanilla para visualizar con más calma esa imagen, volteo hacia los asientos de atrás donde Izan dejó mi cámara, creo que aún puedo sacar una fotografía más, le hago los ajustes necesarios y giro hacia la ventana para comenzar a bajarla para acomodarme mejor.
Un destello de luz que llega a ser casi cegador, visualizo un rostro pálido y demacrado sobre mi ventanilla, un sonido ensordecedor y un grito sale de mi garganta.
-¿Estás bien? –pregunta Izan
Miro con atención hacia afuera, claramente vi un rostro en mi ventanilla, ¡No! me estoy volviendo loca, seguro estoy sugestionada por todo lo que dijo Austin; esto es imposible, pero aún puedo recordar los ojos huecos en su rostro y su piel que incluso podría parecer grisácea, con cabello húmedo y labios amoratados.
-¿Faren? –insiste
-Si, es solo... no me gustan las tormentas eléctricas –confieso.
-Tranquila, estás conmigo –toma mi mano. –vamos a casa.
La mente es muy poderosa, lo sé perfectamente, incluso viene a mi mente ese experimento médico que le hicieron a un condenado a muerte al que le hicieron un corte en su muñeca diciéndole que escucharía caer las gotas de su sangre y que poco a poco iría disminuyendo dependiendo el grado de sangre que tuviera en su cuerpo mientras se desangraba, la realidad es que el corte fue superficial, no cortaron ninguna vena ni arteria, y el sonido que escuchaba era de un suero al que poco a poco le iban bajando la presión, el reo pensando que era su propia sangre la que escuchaba caer fue poniéndose cada vez más pálido, así que de un momento a otro le dio un paro cardiaco sin perder ni una sola gota de sangre, así de fuerte es nuestro pensamiento, es obvio que mi cabeza me estaba dando una mala jugada después de escuchar a Austin decir ese tipo de cosas.
- Espérame aquí, iré a abrir la puerta para que bajes y no te mojes. ¿Está bien? –asiento
Izan baja del automóvil, lo veo correr hasta la entrada de la casa donde abre la puerta, regresa conmigo y me envuelve en su chamarra tapándonos de alguna manera a los dos; en cuanto entramos en la casa busco el interruptor de luz pero no prende.
-No hay luz – digo en voz baja.
-Pasa seguido con las tormentas eléctricas
-Emmm, sigo insistiendo en contratar un electricista.
Una luz entra por la ventana del jardín y el sonido de un trueno, doy nuevamente un salto del susto y me giro para abrazarlo.
-Las tormentas eléctricas comienzan a gustarme –dice Izan a mi oído.
-A mí no, las odio, las odio mucho, soy valiente en muchas cosas pero por alguna extraña razón las tormentas me ponen muy mal.
Me sigue abrazando pero avanza unos pasos para cerrar la puerta detrás de él, escucho el movimiento de las llaves para cerrar.
-Te llevo a tu habitación miedosa –toma mi mano y él camina primero; lo sigo
Estoy consciente que él tiene mejor definido el espacio que yo puesto que es su casa.
-¿Tu habitación o la mía? –pregunta
-¿Cómo?
-No creerás que te dejaré sola y muerta de miedo mientras cae la tormenta.
-Prefiero la mía.
-Perfecto
Pasamos por fuera de la habitación de Adam y ambos soltamos una ligera risa al escuchar ciertos ruidos "extraños" que provienen de su interior.
-Por lo menos alguien la está pasando bien –digo e Izan solamente hace un ruido con su boca para decir que está de acuerdo.
Logro dar con mi cama e Izan cierra la puerta de mi recamara, no puedo definir muy bien lo que hace ni su rostro, pero me siento más segura, el sonido de un relámpago hace que yo de un brinco de nuevo y él va directo conmigo.
-¿Por qué le tienes miedo a las tormentas eléctricas?
-No lo sé, vaya creo saber porque pero siempre he creído que es un sueño.
-¿Quieres contarme?
-Quizá un día que no haya una.
-Muy bien.
Me hago hacia un lado e Izan se acomoda junto de mí, me pide que me acueste y lo obedezco mientras que su pecho está pegado a mi espalda y me abraza, no pretendo moverme, su voz llega hasta mis oídos y comienza en susurros a cantar una canción que me hace relajarme completamente.
-Mamá me la cantaba cuando tenía miedo.
-¿Izan tiene miedos?
-Cuando era pequeño al monstruo debajo de la cama
-¿Y ahora?
-Muchos más el mayor es perder a la gente que quiero. –entiendo por dónde va, tomo su mano que rodea mi cintura; entrelazando mis dedos con los suyos.
-Tranquilo; aquí estaré para ti Izan, cuenta siempre conmigo.
-Lo mismo digo Faren, siempre estaré cuando tengas miedo de una tormenta eléctrica.
Es como si esta tarde y noche hubiera descubierto una faceta de Izan diferente, y muerdo mi lengua porque me hace recordar lo lindo que fue cuando se rompió el foco encima de mí, y tengo miedo, miedo a que mañana vuelva a ser el mismo antipático hombre de hielo que suele ser.
-No vuelvas a ser frío conmigo, no me gusta que lo seas –confieso.
-Odio ser de esa manera contigo Faren. –deja un beso en mi mejilla –duerme aquí te cuidaré
Asiento y disfruto de su abrazo, y estoy consciente que no tardaré en quedarme dormida entre sus brazos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro