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Capitulo 6

-con el pasar de las horas el pueblo comenzaba a preparar el momento de festividad pero el rubio estaba mirando la montaña a lo lejos, aprovecho la distracción de la gente para escabullirse a escondidas hasta el primer indicio de que aquel camino saliendo de la ciudad fuese el camino que conducía a la guarida o casa de aquel que esperaba pudiera asistir, entre más se alejaba y subía no solo podía ver la tragedia de frente sino que con un paso infalso acechaban un riesgo de muerte, el pequeño rubio con valentía subía y subía a paso lento con seguridad y sin pretexto.-

-mientras tanto el canto del pueblo llegaban muy lejos como si fuese un eco, contagiando los sueños de aquel hombre hasta el punto en que la misma letra llegaba a las cuerdas vocales que vibraban entre ellas sin articular sonido alguno salido de la boca ajena hasta que abriendo los orbes lentamente hasta que terminó reaccionando para levantarse a escuchar sobre la cama aquella melodía, con desgusto cubrió sus orejas y cabeza con la almohada.-

Camus: agh, de nuevo esa maldita música...

-se levanta despacio a encender toda la habitación y llenarla de instrumentos o de cualquier cosa que haga ruido opacando aquel canto, seguido de eso encendió las luces a manera de que ignorase el hecho y se concentrara en remodelar los interiores de esa cueva con un frío cada vez más potente hasta el punto de que ciertos picos en el techo llegaban a adornar casi todo el contorno del dicho en variados tamaños. Por otra parte el rubio seguía subiendo teniendo cuidado de tropezar en las congeladas rocas, usando manos y pies por fin llegó a la puerta de la cueva.-

Hyoga: ¿señor camus?

-al no recibir respuesta volvió a tocar.-

Hyoga: ¿señor camus?

-nuevamente no escucho respuesta decidió finalmente entrar por cuenta propia arreglándoselas para abrir la puerta lo más silencioso posible a pesar del notable ruido que estaba pasando alrededor, curioso y cauteloso de no tocar algo más y dejarse guiar por el sonido y su vista curiosa encontrando al pelirojo sentado en un sofá plegable y algo desgastado por los por los tornillos al aire, leyendo un libro, despacio se acerco a un lado mientras que un mono gigante con platillos chocando unos a otros con gran fuerza, haciendo caso omiso ya estando cerca del mayor y le toco suavemente el antebrazo, éste al percatarse dejo el libro de lado, con una mano bastó para congelar los brazos del simio cuando junto los platillos para que de este salieran chispas por 3 segundos y automaticamente, luego, lentamente volteo la mirada hacia el menor que le miraba confundido.-

Camus: hola... ¿niño?

-comenzó a decirle, y antes de que el menor hablase.-

Camus: ¿como os atreviste a entrar? Que falta de respecto es esa?

Hyoga: estemm...

Camus: ¿sabes en los problemas que tendrás?

-bueno el menor notaba a simple vista que no estaba feliz con su presencia, pero no desistiría.-

Hyoga: lo siento señor Camus... Mi nombre es Hyoga.

Camus: mocoso no digas tanto... Vete a jugar a otro lado.

Hyoga: no tengo con quien jugar.

Camus: no seas ignorante niño, no debes hacer una absurda apuesta por eso...

Hyoga: yo nunca hice una apuesta.

-el pelirojo suspiro-

Camus: nada más vete de aquí...

-y se levanto de su asiento para ir hacia adelante, el menor le seguía por detrás.-

Camus: ¿no te han enseñado que acosar no es bueno?

Hyoga: no creo que esté acosando.

Camus: lo haces ahora...

-en el camino a la profundidad a la cueva se mostraba un tétrico hielo que puede que tarde o temprano en el menor ruido ahí te caiga encima y te mate... El pelirojo harto de que lo siguiera se detuvo y viéndose reflejado en los hielos de abajo rodeo al menor.-

Camus: vete ya mocoso... El miedo te matará.

Hyoga: yo no estoy asustado.

Camus: la negación es parte de un miedo interno...

Hyoga: ..... No lo creo.

Camus: ¿lo dudas?

Hyoga: eemm... Tal vez debería de tener cuidado ahí.

-señalo alado del pelirojo viendo que casi iba apoyar un brazo en un pico, el menor rio muy bajo.-

Camus: aaagh... Estos niños... Ya no sienten nada por culpa de las peliculas y la televisión.

-frunciendo el ceño.-

Camus: ¿que es lo que quieres?

Hyoga: señor camus, he venido a invitarlo... Para que sea nuestro señor de las fiestas!

-el pelirojo quedo incrédulo.-

Camus: ¿el señor de que?

Hyoga: ¡de las fiestas!

-le mostró la invitación en la cual estaba escrito su nombre en primera plana, nada más hizo de rodar los ojos y separarse.-

Camus: buena broma niño...

-le pasa por un lado alejándose.-

Hyoga: p-pero todos van a esperarlo!

Camus: no me interesa.

Hyoga: yo también tengo dudas sobre la navidad -si, estaba siguiéndolo pese a ser ignorado- ¡de verdad! Pero creo que si usted da una oportunidad y asiste a los festejos.

Camus: ¿Como voy a darles una oportunidad y asistir a los festejos? ¡Madura!

Hyoga: ¡por favor señor Camus tiene que aceptar el premio!

-y como si fuese automaticamente se detuvo en seco, internamente gruñó entre dientes.-

Camus: ¿premio?

-sin más opción se dio la vuelta a cruzarse de brazos.-

Camus: nunca menciones, un premio.

Hyoga: ¡si, con un trofeo y todo eso!

Camus: ¿y quien gano?

Hyoga: ¡tu ganaste!

Camus: .......... ¿significa que perdieron todos?

Hyoga: creo que si, pero us-
Camus: vaya, una ciudad entera repleta de perdedores... Es algo lindo... Ver como todos sufren al derrota.

-le miro esperando que dijera algo.-

Camus: ¡habla hace un momento no cerrabas la boca! ¿se te acabaron los detalles?

Hyoga: bueno... Algunos no estaban de acuerdo...

Camus: son de mente podrida, dan asco...

Hyoga: Milo tambien dijo que va a estar ahi˜

-dijo con una sonrisa mientras le ve.-

Camus: ....... Milo?..... Si voy... Me verá como.... Ganador?

-dijo extrañado, es nombre le era muy familiar... El rubio solo asentía con la cabeza.-

Camus: agh, estará sobre mi como fastidosas moscas en un caballo cubierto de azúcar...

Hyoga: ¿entonces iras?

-el pelirojo lo pensó....-

Camus: ah bueno...

Hyoga: ¡genial!

-el mayor guió al menor hacia lo que sería la sala.-

Camus: puede que por esta vez intente ver a los del pasado, y notarán un gran cambio reflejante en el que apodaron antes como "el grinch"

-soltó al menor, que se posó frente a al puerta mientras le ve con una sonrisa.-

Camus: quien sabe... Este señor fiestas puede que cambie mi concepto sobre la vida.

Hyoga: ¿de verdad?

Camus: no.

-jaló una cuerda y una rampa se abre bajo los pies del menor, que por la sorpresa soltó la invitación y se fue en la resbaladilla no con miedo... Sino con risas ya que lo vio divertido, soltó la cuerda pero la invitación estaba cayendo lentamente en el aire... Mientras el rubio disfrutaba la travesía cuando llegó al final fue lanzado hacia la nieve sin rasguño, abrio los ojos y vio el contenedor cerrarse, después el peliverde mayor que estaba buscando a su hermano aparecio.-

Isaac: ¡con que ahi estas! Vamonos, ya otro día seguirás jugando, tenemos trabajo que hacer!

-y así los dos se fueron para preparar todo junto a la gente.-

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