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Cap: 7



Intervención...

Narra Daniel.

Pum pum pum.

-golpean la puerta-

Sobresaltado despierto golpeándome con el techo.

¿Por qué tuvo que tocarme la parte de arriba de la litera?

Pum pum pum

¡Dios! ¿Pero porque tanto escándalo?

A penas abrí la puerta un par de manos pequeñas y heladas me sacaron de la habitación.

-¿Qué rayos quieres Miriam?

Por un segundo ella quedo sorprendida ante mi actitud ya que nunca me le dirijo de esta forma esperaba un pequeño reclamo o una represión breve y directa pero después parece haberlo ignorado por completo.

-Tu madre quiere matarme.

Estiré los brazos despreocupado, no le había entendido a la primera y creo que eso le molesto ¿Que esperaba? ¿No ha visto si quiera la hora?

-Si claro-bufé-

Debo admitir que no la estaba escuchando a penas y la miraba.

-¡Escúchame de una vez!-exigió con voz firme-. Esto es serio tu madre y los padres de Aleyda están aquí en Argentina.

- ¡¿QUÉ?!- grité- ¿Pero cómo? ¿Por qué?

-El por qué ambos lo sabemos no perderé mi tiempo explicándolo y el cómo, me imagino que en avión, pero Daniel debes hacer algo. Si la policía se entera de esto todos moriremos.

-Exactamente ¿por qué? -inquirí con fastidió- ¿Acaso hacemos algo ilegal?

Ella gruño, se notaba que no le gustaba dar explicaciones...

¿A quién me recuerda? Cierto Carolina... son tal para cual.

-Si la policía se entera de lo que somos- explica refiriéndose a las portadoras de los elementos- La UDAP no tendrá problema en convencerlos de que somos una amenaza para la humanidad, extraerían nuestros poderes con la excusa de la ¨investigación¨ y en vez de eso lo usarían.

-Para ocasionar caos- completé- Lo sé, buscaré mi teléfono.

Regresé a la habitación y revise por doquier, incluso tumbé a Julio de la cama pero aún no aparecía

-Miriam no lo encuentro, debí dejarlo en el hospital...

-Bueno utiliza otro, del mío no contestará.

-Cállense ambos y busquen el mío-gruñe Julio arregostándose nuevamente en la cama-. Esta sobre la mesa de la cocina.

Asentí con la cabeza y corrí hasta llegar a la cocina, tomé el teléfono con violencia y empecé a teclear quizás con demasiada fuerza el número.

-Su saldo es insuficiente...

¡Estúpido saldo!

-¡JULIO! TU TELEFONO NO TIENE SALDO-grité-

-¡CLARO QUE TIENE!

Regresé rápidamente al cuarto y lo conseguí sentado en la cama con cara de pocos amigos.

-¡No tiene! Míralo tú mismo.

Le arrojé como pude el teléfono.

-Este no es mi teléfono Daniel.

-¡Es el mío!- exclamó Paula-

Parece que los gritos de Miriam no tardaron en despertarla, llevaba una franelilla y unos shorts que formaban un conjunto blanco con rayas rojas y negras. Se veía muy animada para ser las... Casi la 1:00 am, su cabello ahora corto se encontraba un poco disperso por su rostro, el conjunto la favorecía pero en ese momento estaba demasiado inmerso en el problema como para prestarle atención, pero no tan distraído como para notar como mi amigo la recorría rápidamente con la mirada y contestar luego con una simpática sonrisa a su saludo.

-Significa que el tuyo debe de estar

-En mi habitación-comprendió Paula-

Paula y yo salimos directo a su cuarto con Julio pisándonos los talones al llegar a la puerta nos detiene la figura imponente de la entrenadora.

-¿Ya la llamaste?-pregunto seria-

-Aun no.

-¡Y QUE ESTAS ESPERANDO! ¿QUE LLEGUE AQUÍ? ¡APURATE MUCHACHO! HARAS QUE ME DE MIGRAÑA.

Decidí ignorar sus gritos y entrar a la habitación, Aleyda siempre fue de sueño ligero pero esta vez yacía profundamente dormida, abrazando su cobija como si alguien fuese a arrebatarla se su manos.

La chica de ojos negros tumbo un par de cosas y finalmente lo encontró.

-Aquí está- sonrío arrojándome el teléfono-

-Gracias Paula- presioné el pequeño botón donde prendía pero este no obedecía-

-No prende- murmuré exasperado-

-Presta acá-dijo el chico de piel pálida arrebatándolo de mis manos-

-¡Rayos! Murió la batería.

-¡Genial!- exclame sarcástico-¿Y ahora qué?

-¿Es una broma? ¡NO LA HAS LLAMADO AUN!

¡¿Tantos teléfonos y no puedes hacer una llamada?!

Esa arruga iba a salir de su frente... Creo que va a explotar.

-¡Suficiente!- exclamó Carolina-

Ay no... Pase de la sartén al fuego.

Ella tampoco se veía mejor, sus ojos azules iban a salirse de su cara.

-Este teléfono es de Aleyda ya está marcando a sus padres- expresó algo irritada pero más tranquila de lo que esperaba.

¡MUCHO MAS TRANQUILA!

Me lo entrego en la mano pero antes me jaló por el cuello de la franela

-No lo vallas a arruinar-me susurró-

Igualmente esperaba algo más fuerte, comparado con lo que esperaba... Esto no fue nada. Era extraño ¿estaba decepcionado? ¡Como sea! A lo que vine... ¡el teléfono!

-¿Hola? ¿Aleyda?

Inhale profundo...

-No, habla Daniel.

-¡Daniel! Oh Dios mío muchacho ¡Tu madre está muy preocupada! Pondré la alta voz.

Era buena idea así que decidí hacer lo mismo.

-Escuchen lo pondré en alta voz, solo escuchen no quiero que nadie hable.

Todos asintieron.

Ok aquí voy...

-¡HIJO!-resonó un grito ensordecedor –

Debí haberlo esperado, pero la verdad no lo hice.

-¿Donde estas? ¿Estás bien?

-Si mama estoy bien pero antes que nada no quiero que por ningún motivo llames a la policía.

-¿Por qué no? ¿Acaso te están amenazando para decir esto?-inquirió con voz seria, ya me la imaginaba encajándole las uñas al pobre teléfono.

Apreté los dientes con ansiedad, no sabía cómo convencerla sin que me viera.

-No mama, no lo entiendes la señora Miriam y los demás salvaron mi vida.

-¿También te amenazan para que digas eso? Tranquilo hijo ya mismo llamo a la comisaria.

-¡MAMÁ!- vociferé verdaderamente enojado- Por una vez escucha lo que te digo- le exigí- Aleyda y yo estamos bien ¡No llames a la policía! Confía en mí.

Ella carraspeo su garganta y se produjo un tenso silencio en la línea telefónica.

Pude ver el rostro de todos en la habitación, esto no me ayudaba en absoluto, Julio se pasó una mano por la cabeza murmurando entre dientes, Paula estaba sentada en el piso con las piernas cruzadas expectante a la vez que nerviosa y Miriam... seguía siendo ella, me encantaría arrojarle el teléfono en la cara pero no lo hago por respeto al teléfono.

Finalmente pude escuchar la voz de miguel en el fondo.

-Daniel ¿Aleyda está allí?

Eh... por mi culpa un rubio con problemas de ira mato a su hija y luego sus tres mágicas amigas la revivieron ¿cómo se los explico  sin que estos se alteren?

-Está dormida- contesté inconscientemente- Miriam les explicará todo, ya saben dónde estamos por favor vengan, aquí esta Carolina y Lira también. Pero no traigan a la policía.

De pronto miré a la ventana y me di cuenta de la hora.

-Es muy inseguro que se trasladen  a estas horas , por favor busquen un hotel o algún sitio para quedarse esta noche. Nosotros pasaremos por ustedes en la mañana.

-No llegaran... Estamos como a unas 5 o 6 horas de distancia.

-Solo pásenme la ubicación nosotros nos encargaremos del resto.

Miguel titubeó pero finalmente me dicto la dirección, garabateé el nombre rápidamente en una hoja y se la entregue a Miriam.

-Daniel un último favor.

-¿Si?

-Cuida de Aleyda.

-Miguel sé que no confías aun en Miriam pero aquí nadie quiere hacernos daño, de todas formas no te preocupes no dejaré que nada le pase.

-Gracias.

-No hay de que, descansen nos veremos mañana.

Finalmente colgué.

Todos quedaron con la mirada clavada en mi pero honestamente hice caso omiso a ellas me encontraba demasiado cansado.

-¿Como piensas que podemos ir manejando hasta allá? – me pregunta la chica de ojos oscuros-.Te recuerdo que considerando la reciente lucha con la UDAP, es más que evidente que estén tratando de rastrearnos nuevamente, y eso descarta la opción de movernos de aquí.

-Me sorprende que no recuerdes los poderes de tu madre.

-¿A qué te refieres?- inquirió Miriam incrédula-

-Tus esferas de teletransportación con ella podremos ir y traerlos en un dos por tres.

-Es un buen plan. Mañana despertaré a Lira a las 7:00 am, Daniel tu vendrás con nosotras también.

-¿Y qué pasará con Aleyda?-pregunte- ¿No creen que sus padres se alarmaran si la consiguen... así? 

-No podemos hacer más al respecto-respondió con frialdad-

-Bien- asentí- Hasta mañana.

Técnicamente ya era mañana pero la costumbre gana.

No tardamos ni 5 minutos en regresar todos a sus camas y la oscuridad pacifica y cálida de la habitación volvió a reinar.

(...)

Narra Lira.

6:30 am

Es difícil levantarse cuando tu cuerpo parece estar atado a la cama, cuando tus parpados pesan toneladas y tu cerebro no da para más, en ese momento en el que deseas que el sol no salga para así nunca tenerte que levantar es cuando sacuden tu cama interrumpiendo tus profundos sueños para regresarte a la realidad.

Finalmente Miriam lo consiguió deje que el aroma a madera y musgo se filtrara por mis fosas nasales... Necesitamos una limpieza primaveral.

Pero por supuesto no será hoy, había otros asuntos que atender. Me duche con rapidez y me coloqué un pantalón de mezclilla con un blusa manga corta color beige, un torerito (una chaqueta ligera que cubre hasta por debajo del busto) color rosa y un par de zapatillas converse negras con agujetas blancas.

Algo de compacto, mascara, rubor y labial suave. No puedo evitarlo siempre me maquillo, es el diario vivir de las maquilladoras profesionales como yo.

Mi cabello era un desastre así que lo recogí en una desordenada coleta.

-Te ves diferente con el cabello recogido.

Giré mi cabeza y le vi sonreír.

-¿Crees que se ve mal?

-Al contrario te queda bien.

-Gracias-sonreí-

Llevaba una gorra blanca con verde, una chaqueta de algodón negra que hacia juego junto con una franela verde con una frase escrita en ingles, un par de zapatillas y un mono deportivo.

-Parece que conoceré a tu madre.

-Eso parece-resopló Daniel-

En su respuesta no encontré ni la menor chispa de entusiasmo.

-Estuvimos una semana entera en el hospital, ¿por qué no la llamaste?

-Es complicado.

-Vuélvelo fácil- conteste irónica, pero esto no le saco una sonrisa-

-Cuando estamos en casa, casi nunca nos vemos ella se va temprano y regresa en la noche, hablamos en la cena y tampoco es mucho lo que conseguimos hablar. Digamos que está presente pero es como si fuera un mueble más.

Aught eso me dolió.

-No me siento cómodo a su lado, cuando quiero hablarle las palabras nunca me salen la veo más como una fría abogada que como esa mujer que llamo por teléfono preocupada por mí. 

-Pero sé que ella me ama, a su manera claro está.

Mejor le cambio el tema no quiero verlo triste por su madre.

-Nunca me has hablado de tu padre, ¿en dónde está en estos momentos?

-Lo mismo me pregunto yo- contesto aun más triste que al comienzo-

Por eso Lira es que debes mantener la boca cerrada.

-Discúlpame no debí tocar el tema.

De repente comenzó a reírse.

-¿Que dije ahora?

- Tu nada es solo que...

-Basta de charla chicos-entró Miriam cortante- Debemos irnos.

Ambos asentimos y nos pusimos detrás de ella.

Arrojó rápidamente la diminuta esfera al piso y esa se rompió abriendo el portal. Lo atravesamos sin problemas y al hacerlo nos encontrábamos en el lobby de la posada en la que se encontraban.

Era rustico pero acogedor como si el tema fuera el campo, un olor a canela y café invadía el aire. Algunos ojitos de buey iluminaban algunas vitrinas de color caoba con ciertos objetos de madera y artesanía étnica.

No tardamos en encontrarlos, la madre de Daniel se abalanzó contra él lo cual pareció incomodarle pero al final termino abrazándola con fuerza. Miguel y Alesandra se me acercaron con expresión seria.

-Nos alegra verte Lira-expresó Miguel con una sonrisa forzada en el rostro-

-A mi igual, Aleyda está bien no se preocupen la verán en un momento, pero deben acompañarme.

-¿A dónde?-preguntó Alesandra desconfiada-

-A un lugar con menos espectadores-susurré-

-¿Por qué abríamos de ir contigo?- recriminó Matilda acercándose con fiereza-

-Haber respóndeme-dijo amenazante-. Dame una razón para confiar en ti, o en Miriam. Mi hijo estuvo desaparecido durante una semana entera por su culpa, y de esa Aleyda.

-No hable así de mi hija- exigió Alesandra-

-Por favor cálmense, la gente nos está viendo-suplicó Miguel-

-No me importa, ¿no te das cuenta? ¡Ellas no son lo que parecen! por fuera se ven hermosas llena de confianza con sus poderes mágicos para salvar el mundo., pero yo sé lo que eres-volteó hacia mi-. ¡Solo son un montón de malditos monstruos!

Tragué saliva y me sobre exalté ante el insulto deseé profundamente ser Carolina en este momento para arrojarle una bola de fuego en el cabello, pero ni si quiera conseguía enojarme solo... No sentía nada, estaba bloqueada, paralizada, congelada, petrificada y todos los sinónimos que existen. No me movía, ni hablaba, ni expresaba, solo... intentaba regresar de los mil metros bajo tierra en los que me encontraba hundida a la superficie para ver una vez más el fuerte sol de la realidad.

-¡Aquí el monstruo eres tú!-intervino Daniel a mi favor interponiéndose entre ambas-

Yo aun seguía anonadada por el insulto. Monstruos...

-Y no dejaré que te dirijas a ella ni a ninguna de esta forma, ¡sin ellas!-exclamo señalándome y tomándome como representación de todas las portadoras-. Tu precioso hijo estaría muerto, y si hubieses sido la mitad de madre que deberías habrías venido por mi desde el primer momento en el que te enteraste de todo, o por lo menos llamar, o no se... Ocuparte en lugar de hacer falsas acusaciones sobre un crimen que ¡No existe! Tu mejor que nadie deberías saberlo por ser abogada, pues bien ahora te digo que tienes derecho a cerrar la boca y no abrirla hasta que tengas algo bueno que decir madre...

-Daniel-susurró ella con expresión vacía-

-¡No quiero escucharte!- expresó con seriedad-. Por favor limítate solo a seguirnos. Ah y deberías disculparte con Lira y con las demás por lo que acabas de decir pero lo dejaré a cargo de tu conciencia.

Daniel me tomo por el antebrazo y nos guió a un sitio más apartado de los turistas murmuradores que nos acosaban con la mirada.

Contemple la escena de forma impotente a la vez que ausente miraba mis manos y me cruce de brazos cayendo en cuenta de la importancia que tenia este secreto. Si una señora cuyo hijo salvamos era capaz de llamarnos monstruos ¿que nos esperaba por parte de los demás?

-Espérennos aquí- les exigió Daniel, y de inmediato me separo de los demás-

-Lo lamento-susurró Daniel una vez retirados con voz entrecortada-

-Fuiste muy duro con ella.

-No tiene derecho a llamarte de esa forma.

- Y tu deberías ponerte en su zapatos- ahogué en un sollozo- ¡Es tu madre!

-Nunca he podido verla como tal.

-¡Ella te ama!-repliqué-

- Vaya amor- resopló-

-¡Estaba peleando por ti!

-Nunca se lo pedí.

-Eso es lo que hacen los padres, te protegen, te cuidan, te aman, aunque tú no se los pidas ¡Y TU DEBERIAS HACERLO!- sin darme cuenta las lagrimas comenzaron a brotar por mis ojos- ¡Yo desearía conocer a mi verdadera madre! ¡Y TU SOLO DESPRECIAS A LA TUYA!

Esté trago saliva y retrocedió ante mi exhortación.

-Aprovecharía cada segundo que tuviera a su lado pero no puedo. ¡Mi madre falleció y mi padre me dio en adopción! Pase casi toda mi niñez sin saber lo que significaba la palabra familia ¡y tu das por sentado lo que tienes como si no fuera nada!

-Lira...

-No digas nada- lo fulminé finalmente con la mirada- Acabemos con esto- dije con la esfera en la mano regresando con los demás.

Arrojé la esfera y esta abrió el portal ante nosotros.

-Esto nos llevará a donde queremos-explique con sequedad- No hagan preguntas solo crucen-proseguí con brusquedad-

Todos me miraron un poco asombrados pero no me arrepiento de haberme comportado de esa forma, no estaba de ánimo para preguntas ni caprichos, o insultos o cualquier cosa o grado de desconfianza que cruzara por sus cabezas.

Dudaron pero finalmente todos siguieron a Daniel y yo crucé de última para asegurarme de que nadie más entrará.

Al hacerlo note que Miriam no había tenido ni la mas mínima participación en todo esto. Mejor. Cuando uno no tiene nada bueno que decir, es mejor no decir nada.

Finalmente estábamos de nuevo en casa. Los padres de Aleyda y Matilda estaban algo mareados pero no tardaron en regresar a sus fríos rostros de desconfianza.

Carolina se me acerco seguro dándose cuenta del poema que describía mi rostro.

Puse una mano sobre su hombro y hable antes de que ella me preguntara.

-Son todos tuyos.

Seguí caminando hasta la habitación y me arrojé a la cama no quería saber nada mas...

Narra Carolina.

-¡Hola! Alesandra, Miguel y... Tú debes de ser Matilda la...

-Mama de Daniel-contesto con seriedad-

-Si un gusto conocerla.

Me miro y emitió una amarga sonrisa falsa.

-Como me gustaría decir lo mismo.

Ok creo que ya entiendo la expresión de Lira.

-Por favor tomen asiento-emitió Miriam con cierta formalidad-

-Primero queremos ver a Aleyda-exigió Alesandra tomando a su marido de la mano-

- Alesandra-susurró Daniel- Aleyda en este momento está un poco delicada, es mejor que no sufra emociones muy fuertes, obviamente podrán verla pero necesitamos que primero nos escuchen.

Suspiré aliviada cuando ambos se sentaron, la tensión era casi palpable en el aire, esta sería sin duda la mañana más larga.

-Bien-asintió Miriam- Su hija como ya saben es portadora de uno de los elementos, cabe destacar que ella tiene un poder muy particular, su don es el más fuerte de todos y esto llamó la atención de un grupo llamado la UDAP que desean extraer esos poderes para traer caos y destrucción al planeta.

- Disculpa un segundo Miriam, ¿quiere decir que existe alguna forma de liberar a mi hija de sus poderes?- Inquirió su madre-

Las arrugas de la frente de Miriam se marcaron con mayor intensidad, la miré y ella suspiro.

-Si la hay, pero me temo que no es una opción viable puesto a que cuando el elemento elijé a una persona esta forma a ser uno con él, el forma parte de ella y ella del elemento, si este es extraído pasarían alrededor de 48 horas para que la portadora fallezca.

Los ojos de Alesandra y Miguel se pusieron blancos y abiertos como platos.

-La UDAP se aprovecho de la amistad de Daniel con Aleyda para usarlo a él cómo carnada para que ella fuera capturada. Se los llevaron a ambos a los cuarteles que están aquí en una zona remota a unos cuantos kilómetros de este faro.

-Ella accedió a entregar sus poderes para salvarme -continuó Daniel- Y al hacerlo se condeno.

-¡¿Quiere decir que mi hija está muerta?!- chillo Alesandra mientras las lágrimas comenzaban a aflorar de sus ojos-

-No-interviné para tranquilizarla-. Finalmente antes de que este plazo se rompiera Miriam Lira y yo rescatamos con un poco de ayuda a Daniel y después logramos salvar a Aleyda.- agregué cortante-

Preferí saltar a esta parte para que Daniel no se le ocurriera pasarse de bocón y mencionar cosas innecesarias como por ejemplo el asesinato cometido por Lucas o la visita a Airea. O cualquier cosa que pusiera más nerviosos a los cuerpos que yacían ardientes en esta sala del infierno que a pesar de tener buena ventilación ardía con la tensión de la conversación.

-Sin embargo no fue fácil paso un Tiempo en coma en un hospital cercano que fue precisamente la razón por la cual no pudimos llevarla con ustedes. Todos nos quedamos con ella, y ya está en proceso de recuperación.

-¿Quien se hace cargo de ella?-pregunto Miguel-

-Yo Señor-contesto Paula vestida con un vestido negro con una bata blanca encima-

-Les presentó a mi hija Paula Mirei. Ella se está haciendo cargo de la recuperación de Aleyda.

-No se preocupen Aleyda está en buenas manos conmigo, tengo experiencia en estas cosas.

Ella estrecho la mano de Matilda pero se detuvo al llegar con los padres de Aleyda

Los tres se quedaron paralizados al verse. Era extraño.

-Perdóname-dijo Alesandra soltando finalmente la mano de Paula- Es solo que me recuerdas a mi cuando tenía tu edad.

-¿También estudio medicina?-pregunto sonriente-

-Realmente no, solo hice un trimestre porque después dejo de llamarme la atención pero yo hablo de tu voz y... el color de tus ojos. Eres una chica muy hermosa pero no te pareces mucho a tu madre a excepción del color de piel.  Tu padre debe ser maravilloso.

Carraspeé la garganta ante el comentario.

-Bueno gracias por el cumplido y si me imagino que el habrá sido un hombre maravilloso, tengo algunas fotos de él tenía los ojos azules y el cabello negro como el mío.

-¿A que te refieres con que imaginas?-inquirió la abogada-

Ella bajo la Mirada y Miriam se levantó del sofá sacudiendo su falda-

-Nunca lo conoció. Su padre falleció antes de que la diera a luz, así que les pido por favor no hacer más preguntas.

-Lo lamento jovencita- expresó Alesandra con cierta incomodidad reflejada en sus ojos oscuros-

-No hay problema-contesto dulcemente mientras que sus ojos negros volvían a su tono de brillosidad- Imagino que querrán ver a Aleyda-sonrió-

-Claro, siempre y cuando no falté alguna otra instrucción de tu madre- contesto Miguel-

-El caso es, que Aleyda no puede regresar a su casa ya no es la misma chica de antes, corre grave peligro allá.

-¡Pero debe regresar!-protestó Alesandra un poco más calmada por la presencia de Paula- ¿No hay alguna forma de ocultarla?

-No- contesto Julio sin tomar la molestia de presentarse- La UDAP tiene agentes por doquier, realmente así es como pudieron ubicarla desde el principio con un agente encubierto, debería desconfiar de todo el mundo incluso de ustedes ya que un agente podría eliminarlos y tomar su lugar sin ningún tipo de inconveniente. Además los pondría en peligro a ustedes, a sus amistades como fue el caso de Daniel y a su hermano.

Miriam ha entrenado durante décadas a los portadores de los elementos, con mi ayuda y sus poderes podemos enfrentarnos a la UDAP.

-Alesandra por favor dime que no estarás pensando dejar que tu hija se involucre en esto-le soltó Matilda-. ¡La estarías dejando participar en una especie de guerra mágica!

-¿Exactamente quién eres tú para ayudarlas?- le pregunto con severidad-

-Me llamó Julio pertenecí a la UDAP sin saber los planes que tenían, al enterarme de su intención de traer guerra y muerte al planeta cometí traición al ayudar a Aleyda y a su hijo a escapar.

-¡Es una trampa! ¿Cómo esperas que te creamos ese cuento? Cómo podías estar dentro de la UDAPA, ude...¡ lo que sea! ¿Sin saber sus planes?

-Mentiras mi señora- expresó con respeto-. Mi padre me lleno la cabeza de mentiras y siempre tenía una historia para ocultarme la verdad sobre cada misión que yo hacía.

-¿Y quién es tu padre?

- El líder de la UDAP.

Podría decirse que no lo dijo, casi escupió esta última frase. Le molestaba severamente.

-¡Vete de aquí muchacho!-exclamó la señora con severidad-. No eres más que un espía.

-Se que no tengo derecho a pedir su confianza, pero todos son testigos de el apoyo que les he brindado para esta causa- se le acercó con respeto-. Traicioné a mi familia para salvar a su hijo y a Aleyda, tal vez mi apellido no sea el de alguien noble, yo mismo no le voy a negar que he matado gente en mi pasado pero con toda firmeza le puedo decir que esos días quedaron atrás, yo ya no pertenezco a ese lugar mi nuevo hogar esta con ustedes-sonrió al vernos a todos- Así que no le pediré que confié en mi, le pediré que confié en lo que ellos confían-suplico señalándonos-. Confían en un mapa, en un soldado y en un amigo.

-No me convences muchacho-dijo un poco más tranquila pero fulminándola con la mirada-

¡Esta señora es insoportable!

-De igual forma no queremos su aprobación-comentó Julio cruzándose de brazos con expresión seria pero respetuosa-¿Querían saber la verdad? Pues aunque les cueste digerirla es esta. Aleyda es una chica capaz con un elemento poderoso, sin el podría ser el fin de la vida como la conocemos. No les pedimos su permiso ya que es su destino desde el día en que nació, no le pedimos su ayuda, le pedimos su compresión.

Ambos padres se miraron con gesto preocupado.

-¿Podemos verla?-preguntaron al unísono-

-Por supuesto-sonrió Paula-

Todos recorrimos el pasillo y al entrar la encontramos arregostada.

Alesandra y Miguel no tardaron en acercársele.

Ella se sentó a su lado y comenzó a acariciar sutilmente su cabello.

-Hola mi hermosa nena.

Lentamente esta comenzó a abrir los ojos y todos quedamos boca abiertas.

-Hola mama-sonrió y la abrazó-

Miguel reaccionó de inmediato y todos comenzaron a llorar.

-Creo que debemos darles espació-comenté-

Todos estuvieron de acuerdo y finalmente fui la ultima en salir.

Narra Aleyda.

-¿Que están haciendo aquí?-pregunte desconcertada empapada de lágrimas de alegría-

-Queríamos saber cómo te encontrabas- contesto mi dulce madre-

-Estoy bien me recupero rápido aunque aún no se con certeza que fue lo que paso.

Ambos se miraron y besaron mi frente.

Al verlos allí a mi lado me di cuenta de lo mucho que los habría extrañado, de lo mucho que los amaba y fue entonces cuando me di cuenta de que mis poderes eran los únicos que podían salvarlos.

Así fue como por un momento el miedo de perderlos fue reemplazado con la satisfacción de saber de que podría llegar a luchar por ellos.

De pronto caí en cuenta

-¿Ustedes ya saben todo?- lo pregunte pero de todas formas ya sabía la respuesta-

-Así es hermosa.

Un sentido de culpabilidad me recorrió desde la planta de mis pies hasta la raíz más pequeña de mi cabello.

-Lo lamento yo nunca quise.

-Está bien- me interrumpió mi padre antes de que pudiera si quiera deprimirme por la mentira-. Lo entendemos.

De pronto me puse feliz, había perdido un peso de encima.

-¿Les gustaría ver?

-Claro mi amor- sonrió Alesandra-

Sonreí, era hora de enseñarles.

Estaba ansiosa y nerviosa...

¿Y si lo hacía mal?

Hola gente hermosa de Wattpad, lo prometido es deuda aquí tienen otro capítulo espero y les guste, espero sus votos, comentarios no se olviden de suscribirse y pasarse por mi otro libro UNA LUZ EN LA OSCURIDAD. Que próximamente será actualizado. Saludos y mil bendiciones a todos los quiero bye.

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