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Cap: 4


¡Emboscada! ¡Gritos! Y secretos 1er parte...

-¡¿Cómo que la UDAP está aquí?!

-Están aquí, calculo alrededor de unos diez agentes y puede que hayan más encubiertos.

-¿Cómo te diste cuenta?

-Mismo uniforme- contesto con cierta ironía en su voz-

Olvidaba que él y Daniel también estaban disfrazados de agentes de la UDAP.

-P ¿estás bien? – Inquirió preocupado y con cierta alarma en su voz-

- Lo estoy-conteste en un intento de aliviarlo-

-Voy en seguida.

-¡Claro que no! ¡No puedes! Tranquilízate J estoy bien, no hay nadie aquí.

-Por ahora-musito-

-Cálmate ¿ok? Necesitamos asegurarnos de que todos estén bien. Y entre todos defender a Aleyda.

-No es a Aleyda a quien quieren.

-¿Ah no? ¿Entonces a quien?

-A nosotros, Aleyda está en coma ella no les sirve de nada, confirme que ellos robaron una copia del expediente y por eso lo saben, no se atreverán a experimentar con ella, pero Carolina, Miriam y Lira están bien, y pueden ser sometidas a una extracción, si no hacemos algo pronto, las atraparan y una vez que lo hagan temo decir que ni tu ni yo podremos sacarlas de allí.

-Ok, conectaré las cámaras a la laptop y te ayudaré a encontrarlas, pero una vez que las encuentre ¿qué harás?

- Pues creo que pedrsaujk

-¿Qué? Repite por favor.

Un golpe fuerte se escuchó detrás de la línea y no pude evitar llevarme las manos a la cabeza.

-J, J ¡RESPONDE!- grité-

- ¡J! ¡Por favor háblame!-supliqué-

-¡JULIO!- grité ya desesperada-

El programa de las cámaras se abrió, pero no veía a nadie. Retrocedí un poco la imagen y vi a Julio entrar en el cyber. Adelanté un poco más y vi a otro chico con el mismo uniforme entrar allí.

Sin pensarlo dos veces cerré la laptop, la guarde en su estuche y salí del sótano.

Debo de estar loca, ¿En qué puedo ayudar? ¿Qué pasa si era Daniel el que entró y yo estoy preocupándome por esto? ¿Y si le pasó algo? ¿Y si se molesta por ir hasta allá poniéndome en peligro? No... No creo que se moleste al verme ¿o sí?

Como sea ya estoy aquí, así que ¿ahora por donde?

Seguí corriendo desenfrenada, estoy por doblar en un pasillo y un rayo de fuego pasa por enfrente de mí.

Ok... Eso estuvo cerca.

Esa ha de ser Carolina, saqué un espejo de mi bolso y lo coloque enfrente de mí en diagonal a la escena, efectivamente era Carolina enfrentándose a dos agentes de la UDAP.

Es bastante rápida pero poco precisa, y para dos rivales que tienen golpes precisos... La tiene difícil.

Un par de minutos antes...

Narra Carolina.

Caminaba con Miriam tranquilamente cuando de la nada ocurre un corte eléctrico dejándonos a oscuras en uno de tantos pasillos de ese hospital.

Miriam me comenta que ya era la segunda vez que esto ocurría.

Típico, yo siempre la ultima en enterarse.

Sugerí separarnos con el motivo de asegurar que todos estuvieran bien, pero creo que mi verdadera razón era alejarme de ella, no mentiré, a mi me cuesta perdonar a las personas, tiendo a recapitular cada una de sus acciones, pero esto no ayuda a superar su error, ni a olvidarlo ni mucho menos seguir adelante, por el contrario me enoja y hace que llegue al punto de repudiar a la persona con solo verla.

No soy hipócrita, si estoy molesta con alguien se lo digo en su cara, para algunos esta es una conducta inmadura, pero para mí inmaduro es colocar la sonrisa más falta que se tenga y hacer como que no pasa nada cuando no es así.

Camine entre los pasillos a oscuras en busca de una ruta que me llevara a los laboratorios, Paula siempre suele estar allí.

Cuando de repente un brazo me toma por la cintura y una mano de piel áspera tapa mi boca.

Gira mi cuerpo en un rápido movimiento dejándome contra la pared, logrando visualizar que se trataban de dos oponentes masculinos, pero eso no era lo serio del asunto, sino el hecho de que sus uniformes tenían las iniciales UDAP.

Al leer esto me alarme ¡Era una emboscada!

En serio no puede empeorar más este día, primero no consigo realizar ninguno de los ejercicios de entrenamiento del poder suelo que Miriam me coloca, según ella por no concentrarme pero ¡Yo estaba muy concentrada! Concentrada en el hecho de que no quería estar en ese momento con ella y posiblemente ningún otro, concentrada en que tenía que controlarme para no incendiarla por impulso, enojada conmigo misma porque muy en el fondo me siento culpable por el estado de Aleyda, es mi mejor amiga y el hecho de haber intentado salvarla y haber fracasado me frustra y me consume por dentro.

Y para colmo eran dos contra una, nada justo a mi parecer.

En cuestión de mili-segundos evalué fugazmente a mis rivales determinando sus posibles destrezas y debilidades.

Al comenzar el combate pude notar que estos eran bastante hábiles pero su fuerza no era la gran cosa al menos no como esperaba, su estatura... Diría que unos 4 cm más bajos que yo, son altos pero yo soy más alta que la mayoría de las personas. Empezaron a atacarme de una forma desenfrenada pero coordinada, creé unas bolas de fuego para detenerlos pero estos las esquivaron, por consecuencia yo recibí su ataque en el abdomen no era muy fuerte pero sí bastante preciso a tal modo que me derribó, en ese instante caí de cuclillas en el suelo, por inercia generé rayos que impactaron en diferentes lugares y proseguí a dispararles a discreción aprovechando uno de los pilares como protección, lastimosamente estos eludían mis disparos como si se tratase de un juego de quemados.

Técnicamente si los impactara se quemarían pero ese no es el punto, estos rayos en forma de pelotas de béisbol no eran tan fáciles de esquivar debido a la velocidad que las mismas adquirían, sin embargo ellos hacían que pareciese fácil. Uno de ellos se separó dirigiéndose a mí arrojando un golpe que conseguí esquivar pero al evadirlo lanzó uno consecutivo directo a mi rostro; curiosamente el golpe fue tal que hizo que surgiera una lagrima de mi ojo, el golpe fue directo en mi mandíbula haciéndome perder el equilibrio.

Estaba desesperada y al mismo tiempo furiosa, arrodillada en el suelo cerré mi puño y lo golpeé firmemente contra el suelo y este empezó a temblar.

¿Pero cómo? Esto no está bien, si hay algo en lo que Miriam colocó su énfasis era en que nunca debíamos utilizar nuestros poderes bajo la influencia de la ira ya que se saldrían de nuestro control, pero yo en la clase ni si quiera pude sacudir un árbol y ahora estoy haciendo temblar todo el hospital... Esto no me gusta.

Entre mi agonía y desesperación desvié mi atención de los agentes enmascarados sin poner la mínima atención a lo que pasaba, la sacudida o temblor duró aproximadamente 10 s, su magnitud era tal que la tierra empezó a abrirse a mi alrededor.

Uno de los agentes trató de atacarme para detener el acontecimiento pero una parte del suelo se levantó en forma de un muro y lo detuvo, consiguiendo lesionar una de sus piernas.

Al momento en el que conseguí escapar de la tormenta momentánea acontecida en mi cabeza reaccioné y mire a mí alrededor dándome cuenta de todo lo que había ocasionado.

La primera palabra que cruzo mi cabeza fue ¡Wau!... Pero la segunda, la tercera, la cuarta y todas las que le prosiguieron me regresaron a mi realidad.

Esta es mi oportunidad... Puedo hacerlo.

En el instante en que estas palabras cruzaron mi cabeza el temblor se detuvo.

Perfecto.

Giré por el suelo en una vuelta de carro hasta llegar al filtro, el cual cubría un poco más mi cuerpo y me proporcionaba un ángulo diferente con respecto a la ubicación de los agentes.

Al levantarme tome un impulso mental y disparé un rayo de fuego directo a uno de los agentes, consiguiendo un impacto por el hombro derecho, no pudo esquivarlo por estar distraído mientras auxiliaba a su compañero, el cual estaba tirado en lo que quedo del suelo después del terremoto.

El agente no resulto carbonizado gracias a su chaleco antibalas pero tampoco salió ileso. Tal como dice el viejo refrán: El que juega con fuego se quema. En este caso quien se mete conmigo saldrá herido.

Mientras estos reaccionaban yo me preparé para lanzar una bola de ceniza, el agente recién lesionado se levanto como pudo ingeniándoselas para atacarme más logré detenerlo dándole un puñetazo en toda la cara para que supiera que sucedía si se metían conmigo, mientras el caía su compañero me atacó pero como era de suponerse lo bloqueé y le regresé el golpe aun más fuerte de lo que alguna vez habría podido y ambos cayeron al suelo cual pinos de boliche.

Inmediatamente otros dos me llegaron por la espalda, tome sus brazos y los gire colocándolos frente a mí, uno me arrojo una patada a la cara más yo me agache esquivándolo, supe que estaba perdiendo el tiempo así que tome una de las bombas de ceniza que había aprendido a hacer y la arrojé hacia uno de ellos, mas este la esquivó y esta siguió su curso en el aire.

Ambos agentes se miraron y rieron, uno le arrojó una soga a su amigo y ambos comenzaron a acercarse, de pronto vi que la bomba rebotó contra un objeto que no conseguí identificar, y regresó explotando en la cabeza de uno de mis rivales, inmediatamente la ceniza derribó a mis cuatro oponentes dejándolos inconscientes

¡Sí! exclame para mí misma.

Al hacerlo sentí una contracción en uno de los músculos de mi cara. Ese golpe dolió, pero viviré, mas debo decir que...

¡Eso fue increíble! Creo que podría acostumbrarme.

-¿Carolina?-pregunto una voz femenina muy familiar sacándome de mis pensamientos de victoria-

-Si Paula soy yo, ven no tengas miedo no quedo nadie.

-Eso veo...

Comento saliendo tímidamente de una conexión con otro pasillo y tratando de mantener la cordura y de ignorar los cuatro cuerpos que nos hacían compañía.

-Una pregunta, ¿qué es eso que usaste para adormecerlos?

-Bomba de ceniza. Así se llama, una de las pocas cosas que Miriam ha conseguido hacer que aprenda, deja inconsciente al oponente, y tengo que fabricarlas con tiempo, me quedan unas ocho, y son del tamaño de sus esferas de tele transportación de modo que puedo llevarlas a todas partes.

-Eficientes-comento con cierta sonrisa-. Pero debes mejorar tu puntería de no ser por mi espejo esa bomba nunca habría llegado a estallar en el lugar correcto.

- Lo tendré en cuenta- murmuré-. ¿Sabes algo de los demás?

-Solo sé que Daniel no contesta a mi intercomunicador, ni tampoco Julio, voy camino al cyber en las cámaras aparece allí la última vez.

¡Espera! ¿Qué?

-Espera un segundo, ¿qué cámaras? Y más importante ¿qué intercomunicadores? ¿Ahora usamos eso?

La chica de ojos y cabellos negros evidentemente más bajita que yo mordió sus labios y se agitó un poco con la pregunta.

-No exactamente... Se trata de... son... Equipos de prueba, no están listos de modo que los estamos probando.

-¿De verdad?-pregunté-. No tenía idea.

-Bueno ahora lo sabes.

Y repito nuevamente, ¡Siempre soy la ultima en enterarme de todo!

Ella comenzó a correr sin decirme nada.

-¡Oye!- exclamé llamando su atención-. ¿A dónde vas?

Ella frenó afincándose en los talones generando un rechinar de la suela de sus zapatillas y luego regresó hacia mí.

-Buscaré a los chicos, tú busca a las chicas, y ten mucho cuidado los de la UDAP no quieren a Aleyda, o al menos no es lo que creemos, Julio me dijo que las buscaban a ustedes.

-¿Nosotras? Pero ¿por qué?

-No puedo explicarte eso ahora, solo hazme caso, busca a Miriam y a Lira, una vez juntas hagan lo que sea para despertar a Aleyda.

-¿Pero cómo lo?

Ella me interrumpe molesta y alarmada.

-¡NO ME IMPORTA COMO LO HAGAN, SOLO HAGANLO DEBEMOS IRNOS DE AQUÍ!

Finalmente suspiró.

-Toma ponte esto.

Era una especie de dispositivo de comunicación que se colocaba en la oreja afirmándose en el cartílago.

-La línea está abierta-explicó-. Solo debes presionar este botón-comento señalándomelo-. Y todo lo que digas lo escucharé, en la línea llámame P y yo te llamare C, así sabremos que se trata de nosotras, cuando estemos en peligro di código azul.

-¿Azul?-pregunte extrañada-. ¿No debería ser rojo?

- Peligro puede ser, estar emboscada y amenazada por la UDAP al punto de querer obligarte a llevarnos hasta una trampa, allí dices código azul y nosotros sabemos que es que necesitas ayuda pero a ellos puedes explicarles que se trata de que todo está bien, o fallas técnicas o cualquier cosa que desees inventar en el momento.

- Ok P ya te he entendido.

-Bien, cuando tengan a Aleyda lista llévenla al frente Julio Daniel y yo nos las ingeniaremos para que puedan escapar.

-¿Qué pasará con ustedes?-inquirí-

-No te preocupes por eso, concéntrate en lo que tienes que hacer y déjanos lo demás a nosotros.

-De acuerdo- acepte sin estar del todo convencida-

Cada quien corrió por su lado y yo seguí mi camino en búsqueda de Miriam.

Aun me invadía la intriga de cómo pude generar ese terremoto, comenzaba a sentir temor hacia mis poderes creo que ni yo misma se lo que puedo hacer...

Mientras tanto en otra parte del hospital...

Narra Daniel.

Estaba preocupado, no era normal. Lira no contestaba, mi intercomunicador fallaba, a esto puedo sumarle la oscuridad y el ambiente pesado y peligroso que se respira.

Ahora entiendo a que se refería Lira con respecto a los hospitales.

Corrí cerca de la última dirección que tenia de ella (aproximándose a la habitación de Aleyda) ya que allí comenzaría la misión.

La busqué y no la encontré, comenzaba a desesperarme cuando de pronto freno violentamente al recordar algo.

Regresé a la puerta de la UCI y esta estaba abierta, entré y me dirigí inmediatamente a la habitación de Aleyda, no había nadie que pudiera negarme el paso así que lentamente abrí la puerta pero no pude procesar lo que veía.

-¡Hey!- grité captando la atención de aquel hombre misterioso sentado junto a su cama con una jeringa llena de un líquido que no pude identificar-

El sujeto cargaba un chaleco negro y una máscara con gorro, se deslizo como una sombra por la ventana justo antes de que lograra sujetarlo.

Proseguí a asomarme y ver en donde había caído, pero no conseguí vislumbrar nada.

¿Quién era? ¿Qué hacía allí? ¿Que contenía su jeringa? ¿Lo habría extraído de ella? ¿Su intención era inyectárselo? Tenía mil preguntas pero ninguna respuesta.

Inmediatamente regresé mi vista a Aleyda, acaricie suavemente su mentón y fue como si todas mis inseguridades y temores desaparecieran en un instante, proseguí a arregostar mi frente sobre la suya.

-Se que no puedes oírme, pero si lo haces quiero que sepas que te quiero, y no dejaré que nada te pase.

Mi cabeza parecía una ensalada de sentimientos, sentía dolor por su estado, pero a la vez sentía una corriente que me erizaba la piel, tenía ganas de besar sus hermosos labios carnosos, pero me resistí sabía bien lo que quería, quería que el día en que me arriesgaré a hacerlo ella me correspondiera y eso es algo que todavía yo no sabía.

Me limité a besar su frente, luego aseguré la ventana revise pero no había más nadie allí, ni pista alguna sobre el sujetó, cuando de pronto me acorde.

¡Lira!

Cerré la puerta y continué mi búsqueda, en eso escuché dos voces masculinas y el instinto me dijo que me ocultará.

Solo estaba el filtro y un espacio entre dos vigas en el techo. Había practicado antes pero nunca duraba demasiado, mis piernas flaqueaban después de los 10 segundos...

Tendré que durar más. No sé cómo pero tengo que.

Salte de la pared al techo del filtro y luego regresé un pie a la pared en un salto y finalmente conseguí quedar en el espacio entre ambas vigas, y si, allí estaba yo, en el techo.

Solo espero que no miren hacia arriba.

Mis manos temblaban y mis tendones estirados comenzaban a dolerme, no era una posición nada cómoda.

Ambos pasaron corriendo por debajo de mí pero logre identificar sus uniformes.

¡Era la UDAP! Pero ¿cómo? Ya sabíamos que vendrían pero nunca pensamos que sería justo ahora. Deben de tener a Lira, estoy seguro de ello.

Despegue mis piernas y caí de cuclillas una vez que los agentes se habían ido. Tome mi pistola y seguí el camino por el cual se habían ido.

Vamos Lira, aparece...

Si tan solo hubiera una forma de saber en dónde está.

Este hospital es demasiado grande me tardaría demasiado buscándola necesito pensar en algo que pueda decirme en donde.

Vamos Daniel piensa. ¿En dónde? ¿DONDE?

-¿P estas allí?- pregunté por el intercomunicador-

Estática...

-Eso me temía.

Debe haber fallas en el intercomunicador debido a la falla de energía

Nota: Cuando esto ocurrió Paula no había conseguido restaurar la conexión todavía.

Bien, estoy por mi cuenta, buscaré en el tocador en el que estaban Paula y ella antes de iniciar la misión.

Corrí lo más rápido que pude, no me importaba que fuese el tocador de mujeres entraría allí a como diera lugar.

Y efectivamente lo hice, pero no había nada, ningún indicio que me guiara a Lira.

Ya estaba arto de correr sin rumbo, estaba deprimido, cansado, molesto, muy molesto.

La UDAP me ha quitado a Aleyda, ¡No me quitaran a nadie más!

Decidí buscar a Julio, tal vez estuviera con ella, recuerdo que dijo que revisaría la causa de la falla así que salí a las afueras pero tampoco lo encontré. Respecto a la falla, no me tomé la molestia de examinarla por 2 razones.

1. No conozco mucho de esa área.

2. ¡MIS AMIGOS ESTAN DESAPARECIDOS!

Estos son los momentos en los que me gustaría tener un súper poder, como visión de rayos X así solo tendría que mirar y sabría donde están.

Pero los poderes solo son fantasías de las películas, oh bueno... Eso creía yo hasta hace 3 semanas atrás, y no son cualquier cosa, son poderes de fuego, suelo, tierra, agua, aire, fauna, flora. Después de esto creo que la visión en rayos X sería algo muy normal.

Regresé al interior del hospital y seguí corriendo por los pasillos.

Escuché un sonido extraño como... El bramido de un toro pero muy leve, tal vez por la distancia, no sabía si creer que se trataba de un ringtóne de alguno de los pacientes o familiares o no, pero igual lo seguí, tropecé con una que otra persona sin poder disculparme ya que no quería perderlo de vista.

Podía ser una pista.

De pronto los bramidos cesaron, todo quedo en silencio, tanto que escuchaba el sonido de mi respiración acelerada y el despegar de la suela de mi zapato contra el piso.

Fue entonces cuando la vi...


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