Cap: 26
¿Confías?...
Narra Aleyda
Retumba con fuerza mi corazón, mi cuerpo, mi cabeza contra el suelo. Siento un liquido en mi cabeza, la toco y observo mi mano... sangre.
Respiro con dificultad, miro a todos lados, estoy sola... Creo que estoy sola.
Lo intento, pero vuelvo a acostarme, no debo levantarme aun. Podría caer inconsciente de un mareo.
— Rayos...
Intento usar mi brazalete de comunicación pero deben estar trabajando aun en la comunicación.
Trato de arrastrarme por el suelo y veo un cuerpo de un soldado herido con una bala detrás de un estudio, retrocedo por temor a que siga vivo.
Veo a alguien acercarse, me oculto velozmente tras un pilar esforzándome todo lo posible por sentarme apoyando la espalda en él. Saco mi revólver... este no es mi revólver.
Me incorporó y apunto a quien se acerca, espero con la mirada fija con la voluntad clara en no sucumbir ante el dolor y enfocarme en no caer muerta en este combate.
La figura vestida de negro continua caminando con la mirada fija al frente, casi elevada buscando algo, o alguien.
Aleyda es ahora o nunca...
Intento utilizar mi poder de arcoíris y sujetarla pero no tenía suficiente fuerza para controlarla una vez atada.
Vi el estudio donde estaba el soldado caído.
— Funciona... ¡Funciona! — le exigí a mi telequinesis —.
Cuando empezaba a levantar el estudio, la persona se voltea y dispara al foco de luz.
¡Rayos ya me vio!
Empiezo a disparar hacia su posición, sudaba y me esforzaba por no soltar el revólver, suponía un gran esfuerzo disparar.
Me disparan directo a mi arma y esta sale volando. Siento a la persona justo frente a mí, instantáneamente cierro los puños alrededor de mi cara y recojo las rodillas.
— ¿Aleyda? — preguntó y al mismo tiempo afirmo una voz femenina, quebrada, conmovida y familiar—.
— ¿Miriam?
Ambas encendemos nuestras linternas. Y una laguna de emociones saltó desde mi estomago, hasta mis parpados humedecidos, por un momento me olvide de todo dolor. Ella coloco su mano en mi hombro y esbozo una sonrisa tierna y un suspiro de alivio.
— ¡Miriam! — esbocé perpleja y emocionada, abrazándola entre gemidos —.
— ¡Estas aquí! ¿Cómo escapaste? — Le pregunté —.
Ella se acerco a mi oreja.
— En realidad no escape...
—¿Qué? — Inquirí—,
De pronto sujeta mis muñecas con una de las suyas y saca una pistola y apunta justo a mi cien.
— Feliz muerte Aleyda.
Narra Miguel.
— ¿Paula todo bien? — pregunté preocupado—.
— Todo mal... Fénix no contesta.
— El drone detonó —le informé—,
— Debo ayudarla —la chica tomó su bolso con el equipo de primeros auxilios y una esfera de teletransportación—.
La sujeto de la mochila.
— No sabía que tenías eso —dije mirando la esfera—.
No emitió palabra.
— Es peligroso. Déjame acompañarte —le supliqué—.
—Te necesito aquí.
— Paula —repliqué—,
— El equipo te necesita aquí.
— No vas a convencerme de...
De pronto una señal de auxilio entra al ordenador y nos distrae, es de Aleyda...
Miro a Paula.
— Tu hija te necesita aquí.
Me siento en el ordenador e intento rastrear su brazalete.
— Debo ir Miguel, yo sé primeros auxilio y he estado infiltrada antes.
Respiro profundo y regresó la mirada a ella.
— Bien... Pero regresa tan pronto ella este a salvo.
— Lo prometo.
— Hija —le digo con cariño y admiración —Solo hazlo y ten mucho cuidado.
Ella asintió y en dos segundos desaparecía en medio de una esfera de luz.
En este viaje, es como si hubiese ganado otra hija en ella. Era extraño, quizás demasiado.
Concéntrate Miguel.
— Pegaso ¿Dónde estás?
Empecé a desesperarme por Aleyda.
Trato de contactar a los otros pero debo restablecer la comunicación.
— Señor, tú que estas en el cielo y en la tierra cuida de mi hija...
Me llevo las manos a la cabeza.
— No puedo salir, pero sabotearé lo más que pueda desde aquí a la UDAP, y restableceré esa comunicación cueste lo que cueste.
Narra Paula.
— Fénix —La llamaba entre carraspeos por el humo—. ¡Fénix!
— ¡Oh por Dios!
Me lancé al suelo al encontrarla inconsciente, empecé a revisarle los signos vitales.
— Respira... No tiene pulso.
Empecé a aplicarle RCP.
— Tú puedes Carol... ¡Reacciona!
Ella reacciona y comienza a toser.
— Paula...
— Por Dios Carol tranquila, te llevaré lejos del humo.
De pronto ella crea una burbuja o campo mágico y el aire de pronto lo sentí puro.
— No te asustes, Solo alejé al humo y cree un campo. Estaré Bien solo dame 5 minutos.
— Ok, revisaré en casos de que tengas alguna lesión interna.
— ¡Aguarda! — Me interrumpe—,
— Gracias por venir a ayudarme.
— No hay de que — le sonreí—.
Pasado los 5 minutos, Carolina no tenía lesiones ni contusiones, estaría sorprendida si no estuviera en contacto con milagros como este todos los días en este grupo que ahora considero más que nunca mi familia.
— ¿Como va el plan? — Inquirió Fénix—,
— Hay problemas con la comunicación, Miguel debe estar en eso. No sé nada de los demás, pero debemos seguir con nuestra parte, como la bomba arruinó la sala central y los ordenadores creo que tendré que ayudarte a encontrar otro lugar desde el cual podamos sabotear la antena.
— Mira, respeto mucho tu método y no dudo que puedas encontrar un lugar. Pero no hay tiempo, esta explosión atraerá la atención hacia acá, y si existe otra computadora capaz de controlar esa antena créeme que reforzaran la seguridad. Te propongo hacer algo más arriesgado, pero rápido. ¡Ir y volar esa cosa en pedazos!
Lo pensé y observé su mirada convencida, el panorama que nos rodeaba no era bueno empecé a ver esa no como la mejor, sino como la única opción.
— Bien, volamos esa cosa, ¿luego qué?
—Tú regresas con Miguel, y yo apoyo a los demás. Una vez cortada la comunicación debemos acabar con Antonio rápido.
— Bien — asentí—, ¿Puedes levantarte?
—Tengo que —dijo levantándose con dificultad apoyándose en mi hombro y estirando un poco las piernas—.
Saco mi arma y ambas nos cubrimos el rostro con los pasamontañas. Le señalo la dirección y ella me sigue, ha mantenido el ritmo y eso me tranquiliza. Sobre todo si tendremos que salir con una tormenta afuera.
— Alto — me sujeta Carolina contra la pared—. Soldados, ¡corre y sígueme!
Nos regresamos por el pasillo.
— ¿No deberíamos enfrentarlos?
— No, mejor no arriesgarnos, quiero volar esa antena, salir de aquí sin dejar rastro ni armar escándalos, el combate vendrá cuando vaya ayudar a los otros.
— ¿Quién eres y que has hecho con la Fénix impulsiva que conozco?
— Tú ganas, no estoy en mi cien por ciento ¿vale? — respondió en un tono defensivo—,
De pronto un grupo de soldados se encuentran delante de nosotros.
— ¡Dispárenles! —ordenó uno de los soldados—.
Comenzamos a correr y el grupo de soldados nos rodeo por ambos lados. Una bala casi me impacta y la veo frente a mí en un escudo creado por Carolina
—Tú dispara, yo debo esforzarme por sostener esto.
Tomo el arma de Carolina y empiezo a disparar con su rifle.
Como no estoy muy acostumbrada, de pronto me viene una imagen de Julio a la cabeza.
— ¡Como le encantaría a Julio una escena como esta junto con un rifle! —pensé—.
Continuó disparando y la cara de Carolina no es muy alentadora.
— Debemos pensar en algo, no podré sostenerlo por mucho — observé el escudo y este disminuía su tamaño—.
¡Tengo que pensar en algo rápido!
Narra Aleyda
Contengo el aliento y activo mi alarma de auxilio, cierro mis ojos y escucho el disparo...
El arma se separa de mi cabeza, abro los ojos lentamente y veo a Miriam sangrando en el suelo y una mano extendida delante de mí.
— ¡Levántate rápido!
La tomo y el chico me levanta, ilumino su cara...
— ¿Julio?
— ¿Estás bien? —inquirió con la cara pálida colocando sus manos en mi cabeza mirándome fijamente a los ojos.
—¡Aléjate! —lo empujo— ¡No eres tú! Tú estás...Siento el dolor en mi cabeza y me tambaleo.
El chico me sujeta llamándome un par de veces.
—Déjame —susurré golpeándolo—,
— ¡Soy yo Julio!
— ¡Pruébalo! —le dije zafándome y colocándome frente a él dispuesta a pelear—. Si veo que no eres tú, te mataré.
—No dudo que sí, lanza tu golpe.
Y empezó el combate
Se encontraba atentó, esperando mi primer golpe, lo lancé hacia su cuello me bloqueo y luego lanzo un golpe a mi cortilla, logré bloquearlo con mi brazo, seguido de una patada y dos golpes más...
Bloqueo, golpe, patada, golpe, golpe. Si es Julio esta apunto de patearme.
Utilizo mi arcoíris con dificultad y sujeto sus muñecas, me le acerco ferozmente y levanto ambas piernas pateándolo en todo el abdomen lanzándolo a la pared. Eso me daría unos segundos para respirar.
En breve se reincorpora y me lanza una patada lateral, bloquea los siguientes golpes con sus brazos, y me derriba de una patada al suelo, me sujeta ambos brazos contra el suelo.
Patada, bloqueo, bloqueo, patada. Es el mismo patrón de Julio, faltaban solo dos golpes para volver a repetirse.
— Aleyda no quiero golpearte, ¡Date cuenta que soy yo!
Seguí luchando en su contra.
— ¡Suéltame!
Use mi telequinesis para arrojarle unas enciclopedias a la cabeza para hacer que me soltará.
Me lo quité de encima y atraje con mi telequinesis el revólver hacia mí.
— ¿Te das cuenta de que me estas apuntando con mi revolver? —me preguntó — Me lo quitaste al besarme —.
Mire el arma y efectivamente logré recordar lo que me decía, era de Julio.
Lo apunté de frente, permití que se levantara.
— Mi amigo murió, lo vi bañado en sangre delante de mí. ¡Tú acabaras igual que él! — grité enojada —,
Estoy por dispararle y de pronto el saca mi revolver.
Quedamos frente a frente apuntándonos el uno al otro.
—Este odio no es parte de ti Ale, yo estoy bien. Debes controlarte, sabes que es peligroso tu elemento cuando te alteras.
— ¡Te enseñaré Ropni cuan peligrosa puedo ser!
Empecé a arrojarle témpanos de hielo para herirlo, lloraba con amargura mientras lo hacía, recordaba a Julio ¡ese imbécil porque tuvo que matarse!
Después de varias heridas y moretones decidí dejarme de jueguitos. Comencé a dispararle, el torpe me esquivaba pero no contestaba el fuego.
Mientras lo hacia una adrenalina invadía todo mi cuerpo, era incontenible.
—Aleyda ¡debes detenerte!
De pronto reaccioné y mire atrás de mí, una sombra. Mi sombra...
—¿Qué es esto?
Las voces gritaban en mi cabeza, el odio la venganza atormentaba, me hicieron volar y arrojarme encima del muchacho.
—¡Aleyda! ¡Pegaso! ¿Cómo debo decirte para que reacciones?
De pronto quise soltar el arma y no pude hacerlo a voluntad mis emociones me controlaban. El chico también me apuntaba con miedo.
— ¡No puedo soltar el arma!
—Entonces yo lo haré.
El chico arroja su revólver el cual era el mío y se queda mirándome fijamente.
— ¡Pelea! — le grité—, aunque no me sentía como yo.
—Ya he peleado mucho contra alguien a quien amo. No lo haré más, si quieres matarme, solo dispara.
Hacia todos mis esfuerzos, sudaba y lloraba. Parecía que enserio iba a dispararle.
— ¡Si eres realmente tú! ¿Por qué mataste a Miriam? — le reclamé—.
— No es Miriam, es un soldado con el compuesto de Ropni, ¡Iba a matarte!
— ¡Julio también lo intento! — respondí con dolor—.
— La UDAP también me controló a mí, pero ya no lo hace ahora, tú me hiciste volver a ser quien soy, por favor vuelve a ser tú ahora. Dame mi revolver.
Las lágrimas brotaban de mis ojos y la sangre de mi cabeza, me costaba respirar. En un esfuerzo extraordinario coloque el arma en su mano sin soltarla.
— Tú puedes. Confía en mí.
No podía, si podía, no podía, si podía. El dolor era insoportable. Tomo el arma y disparo a voluntad. La bala impacto en una lámpara cercana, coloqué el seguro y arrojé el arma. Me dejé caer sobre el chico.
—¡Suficiente! —me ordené—.
No podía hablar, casi ni respirar, la sangre caía por mi cabello.
—Lo lograste mi voladora — sonrió complacido y al mismo tiempo aterrado—. Te colocaré esta etiqueta, ayudará a curar rápidamente tu herida, sin dolor ni inyección, es una especie de avance biotecnológico.
Cerré los ojos sin entender ni una sola palabra, solo me quedaba que de verdad funcionara.
(...)
Desperté acostada en un mueble negro un poco desgastado, coloque mi mano en mi cabeza, ya no sangraba. Solo sentía mareo y dolor visual, cansancio a lo mejor,
Me siento y veo a Julio entre dormido y despierto en una silla frente a mí.
— Tus ojos estaban negros— comentó serio el chico—.
No era fácil para mí olvidar la escena, lo recordaba todo con intensidad y culpa.
— Entonces si soy un monstruo.
— No lo creo... pero necesitaremos a alguien que nos ayude a saber que te paso.
Decidí cambiar el tema.
— ¿Cuánto estuve dormida?
— Un par de horas.
Miré la habitación y era pequeña pero hasta cierto punto confortable, aunque algo descuidada.
— Era mi escondite, creo que todavía lo es.
— Creo que quiero vomitar.
El chico me alcanzó un balde.
—Iré a buscarte una toalla y algo de agua. No salgas de aquí.
Se tardó alrededor de 15 minutos, me imagino que iría de incognito. Tuve tiempo de vomitar y vomitar, y volver a vomitar... En la última expulse un líquido color negro extraño.
Luego de limpiar todo y de votar el vomito. Llego Julio.
— Hidrátate, y aquí hay una toalla limpia.
— Gracias — respondí mientras me limpiaba los labios y la cara—.
Pude cepillarme y desinfectarme, cuando acabo Julio me pregunta lo siguiente.
—¿Vomitaste algo color negro?
—Si —conteste intrigada y apenada—. ¿Por qué?
—Te explico eso luego, llevamos mucho aquí, necesito saber cómo estas para poder avanzar con el plan.
— ¿Cómo están los muchachos?
— Miguel estableció contacto conmigo, le dije que estabas bien. Está intentando comunicarse con los demás, pero necesita que los encontremos para poder darles la nueva señal de comunicación.
—No puedo creer que seas tú — balbuceé con lagrimas en mis ojos y una sonrisa de paz y alegría—.
De inmediato creé un campo de fuerza alrededor de nosotros. Julio se levantó un poco exaltado, yo me levanté para calmarlo.
—¿Y eso?
—Cada vez que te encuentro nos disparan, no me arriesgaré a perderte otra vez.
Me abrazó contra su pecho con fuerza. Finalmente algo de este plan no ha salido tan mal.
— Debes perdonarme.
Lo miro confundida.
— Intente matarte... Algo paso conmigo después de ver el video de Miriam, deseaba matarla, pero luego sentí un piquete en mi pierna y esa rabia que tenía se volvió incontrolable, llegue a creer incluso que tú eras Miriam y casí yo...
— Shhh — lo callé —No paso, tranquilo. Creo que la UDAP tuvo que ver con eso... pero ¿cómo fue que reaccionaste?
Sonrió levemente con una mirada picara en sus ojos azules.
—No fue con el beso si eso piensas.
No pude evitar sonrojarme, ese impulso fue demasiado atrevido hasta para mí.
—Aunque admito que fue una excelente estrategia para intentar disipar mis intentos de matarte — sonrió—. Realmente reaccioné y vi que eras tú cuando te ví llorar.
Julio se queda un momento en silencio mientras me mira.
— Me acorde el día que te dije que Daniel se fue, nunca pude borrarme tu imagen adolorida ese día y tus ojos azules llorosos me parten el corazón.
Recojo las armas que veo en la habitación, mientras lo escucho, en el último párrafo regresé la mirada hacia él.
— La amistad puede ser algo tan misterioso a veces. Estoy feliz de tenerte de vuelta.
— Y yo de que estés a salvo. Ambos nos miramos y lentamente terminábamos nuestro abrazo de reconciliación.
— ¿Te puedo preguntar algo Julio?
— Claro mi voladora.
Respiré profundo, y me atreví a preguntárselo.
—¿En serio me amas?
Dos horas antes...
(...)
Narra Daniel
Yulian me apuñala en el corazón o eso creí, unas enredaderas logran sujetar justo a tiempo la muñeca de Yulian rosando mi camiseta por milímetros con la punta de su estilete
— Tienes buenos amigos, lo reconozco.
Miro detrás de él y reconozco a Lira en el suelo, los otros dos guardias y a Tony en el suelo amarrados.
— ¡Te dije que te fueras Tony, termina el trabajo desgraciado!
Lanza la daga con su brazo libre y libera a Tony rosando con el filo las plantas, sin pensar dos veces empuño una daga en cada mano y me lanzo a la espalda de Yulian. ¡Que comience lo bueno!
Narra Lira
Tony me toma por sorpresa y me apunta a la cabeza jalando el gatillo muy rápido, afortunadamente soy más rápida. De unas semillas en mi mano crecen una combinación entre enredaderas y raíces tejiéndose y compactándose lo suficiente para detener la bala, aunque el impacto lo recibo haciendo que me duela y sangre un poco la cabeza.
Tony se abalanza sobre mí, antes que me pueda hacer algo, con unas raíces lo mando a volar y se golpea la cabeza con un pilar que sobresale en el pasillo quedando inconsciente.
Me levanto y saco mi bastón para ayudar a Daniel. Literalmente se trata de un palo en medio de una pelea de cuchillas, dagas y estiletes, intento entrar a la habitación y otros dos guardias tratan de golpearme en el abdomen, antes que logren acercarse revelo los filos de mi bastón y los apuñalo en la garganta a cada uno.
—Ya estoy molesta — mencionó a Daniel que forcejea con Yulian en el centro de la habitación —.
Intento cortar el tendón de su pierna derecha, pero lo esquiva junto a un ataque a la cara de Daniel. Nos enfrentamos al compuesto de la fuerza, el cual aumenta las habilidades físicas del portador y tal como el de nosotras puede ser entrenado y fortalecido, es imposible decir con exactitud el límite de su poder, aunque por sus expresiones y forma de moverse, es deducible que se está conteniendo a tal punto de jugar con nosotros.
— ¡Daniel! —llamé captando su atención —,
En dos movimientos desviamos la mirada de Yulian y de lado a lado lo apuñalamos en el abdomen y el corazón, hubiera sido menos intimidante si solo lo esquivaba. En cambio, sujeta las hojas con sus dedos pulgar e índice a ambos lados.
—Esto es muy divertido amigos míos - escupe con una risa de lado a lado en su rostro - pero me canse de que me quieran cortar como a un pavo en navidad —.
Acto seguido rompe las hojas de acero forjado como un palito de helado, aprovechamos la oportunidad y escapamos de la habitación. En el camino le quito a un soldado inconsciente su banda de municiones y un arma.
—Esto es una locura —dije entre jadeos a mi compañero —¿Cómo es eso posible?
—No tengo idea, pero debe de tener un punto débil.
Corremos por el pasillo y una zona del techo colapsa separándome de Daniel y encerrándome con Yulian que ya me había alcanzado.
Creo una barrera al mismo ritmo que la destruye, me quedo sin opciones y uso las últimas semillas y agua que me queda para cubrir mis brazos y cuello creando una armadura improvisada lo suficientemente densa para detener sus golpes.
Lanzó unos cuantos golpes a su cara y costados sin éxito, me cubro con mis brazos y el arroja un golpe a mi barbilla y el impulso me eleva y choco contra el techo agrietándolo, sacándome todo el aire de los pulmones.
Contraataco haciéndole un corte en el parpado del ojo derecho utilizando esos segundos para ubicarme junto a los escombros. Yulian intenta golpearme, sin embargo de un salto lo esquivo e impacta su puño contra el concreto liberando el camino.
En consecutiva Daniel le dispara en sus piernas y hombros. Reviso el equipo que le quite al guardia y encuentro dos granadas de mano, les quito el seguro y antes de que pueda reaccionar lanzo una al piso y otra al techo sobre Yulian explotando y cayendo en cadena sobre él los escombros y su cuerpo al piso inferior.
Uso las lianas que aun servían de mi torso y sujeto a Daniel antes de que sea afectado por la avalancha.
— Casi me matas — dice histérico mi compañero—. ¿Qué paso allí?
Señalo al techo caído.
— Digamos que ya me debes tres —digo sarcástica —
— ¿Quien las cuenta?
— Pues yo, y ya van tres
Cuando el polvo se dispersa veo a Yulian en el fondo debajo de los escombros
—¿Crees que este muerto? — pregunto a mi compañero —,
—No creo que eso lo mate, cuando mucho estará inconsciente. Puedes subirlo desde acá
— Si, pero debes ayudarme. Aun me duele la cabeza.
Enredo sobre él lo que me queda de enredaderas y lianas, al estar arriba las use amarrando en una especie de capullo y lo alejamos del borde.
— Por cierto, luego me explicaras como sobrevivir a un disparo de bala y a mister Hulk con unas plantas — menciona con sarcasmo —.
— Vale, por ahora debo conseguir algo de tierra para conseguir unas semillas y Daniel...
El chico voltea confundido
— Debo reparar mi bastón.
— Eso luego. Es hora de quitarle su juguetico a Yulian
Veo a Yulian inconsciente y no puedo sentirme mejor ante la escena. Le quito el reloj con cuidado, no sé si el compuesto de pronto reaccione y me ataque, lo trataré con respeto... Creo que esto de la magia empieza a enloquecerme.
— ¿Lo tienes?
—Si.
Afirmé. ¡Por fin!
Me lo coloqué celosamente, hora de probarlo.
En eso el resto del techo comienza a desmoronarse. Mi compañera y yo nos miramos atónitos.
— ¡Corre! —le grité a Lira—.
Ambos comenzamos a correr, me dirijo a la puerta y veo que escombros comienzan a caer tapándola.
—¡No!
Rápidamente flexioné ambas piernas y salté los escombros cayendo en una vuelta de carro del otro lado de la puerta.
Ruedo mal y me golpeo contra el piso, veo de reojo la salida.
— ¿Lira?
Me regreso rápidamente pero la entrada se sella.
— ¡Lira! —grité desesperado llamándola, me callé al recordar que estaba en la UDAP — .
Comencé a golpear las rocas con intensidad. No funcionaba.
Lira estaba atrapada, si es que seguía con vida.
(...)
¿Sobrevivirá Lira? ¿Resistirá Paula y Carolina el ataque de la UDAP? ¿Sentirá algo Julio por Aleyda?
Todo esto y mas en el proximo capitulo ¡No se lo pierdan!
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Ambas páginas son nuevas pero estaré publicando en ellas esta semana.
¡Este año, ambos libros de esta trilogía participarán en los WATTYS2019!
Cuento con su apoyo. ¡Este mes tendremos otro capítulo!
¡Se vienen capítulos, nuevos libros y mucho mucho más!
Los quiero mucho a todos gracia por su apoyo.
Att:Synnaiva
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