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Cap: 22

¡Esto es guerra!

Narra Daniel.

Los segundos de espera se vuelven eternos en mi mente, la observo con detalle simplemente maravillado, la amo y ahora lo sabe y ya había tomado una decisión nunca me separaría de ella.

De pronto de la nada cae un rayo del cielo y todas las luces y lámparas se apagan, giro la cabeza y escucho un crujido me muevo instantáneamente y activo la luz de la pulsera para ver a Aleyda, al alumbrarla me doy cuenta de que el ruido ha sido el quebrar de una rama que ha caído encima de Aleyda.

Estábamos tan inmersos, tan perdidos el uno dentro del otro que ninguno habría podido anticiparlo, me levanto y quito la rama, esta era grande y gruesa de modo que no se me hace tan sencillo. Acelero y me preocupo cuando me doy cuenta de que Aleyda no se movía, la rama la había aplastado directamente contra el piso.

—Ale... Ale ¿estás bien?

Ella me mira un poco confundida y se lleva la mano a la cabeza.

—¿Qué paso? ¿ me caí?

—Estas bien, una rama te aplasto pero creo que no te ha hecho daño.

—Daniel veo cuatro tus.

—Ok bueno... quizás si te hizo algo,

—La... la cabeza me da vueltas, me duele mucho... oye ¿cómo, como me cayó una rama?

—¡Aguarda! ¿No recuerdas nada?— pregunte asustado tirándome con ella en el suelo-

No, por favor que no se haya olvidado de esta noche. De lo que paso, por favor que no.

Veo que mueve sus manos sin acertar hasta finalmente abrazar mi cuello acercando nuestros rostros, esforzándose visiblemente al máximo por centrar su mirada.

—Tranquilo, no he olvidado nada de lo nuestro— me sonríe tiernamente recorriendo mi nuca con sus dedos y da un largo suspiro, me quedo extasiado respirando su aire finalmente aliviado con ella—. Te quiero Daniel.

—Y yo a ti más Aleyda— contesto aliviado depositando un beso en su frente, abrazándola fuerte contra mi pecho.

Luego de unos segundos eternos, me pregunto.

— Entonces ¿esto es un sí a mi pregunta?— me separo unos centímetros para observarla.

Ella frunce el entrecejo.

—Disculpa, eh...

—¿Aleyda?

La noto de pronto confundida.

—Lo siento es que no... no recuerdo. ¿Qué pregunta me hiciste?

Respiré profundo... aquí vamos otra vez.

—Te pregunte si...

De pronto las luces intermitentes de nuestras pulseras se encienden y ambos nos miramos serios, de inmediato comienza a revisar la señal.

—¿Quien está en peligro?

—Miriam...

Me incorporo de un salto.

—¿Qué tan lejos está? — digo listo para correr—.

—No... no puedo— titubea—.

—¿Qué ocurre?

—Bloqueó su frecuencia... No puedo rastrear nada.

—Debemos regresar —le suelto decidido—,

—¿Qué? ¡No! Hay que buscarla.

—No podremos buscarla así al azar sin saber dónde está. Si la UDAP está cerca no tardará en encontrarnos.

—¡Pero si la llevan a sus cuarteles la perderemos! — me suelta estresada—.

—Yo digo que regresemos quizás haya una pista en la computadora de Paula que nos lleve a donde está.

—¡Ah! — se queja—. ¿No hay nadie en la casa que nos pueda ayudar?

—Todos están en el norte por el tema de los trajes, solo Miriam y yo estábamos allá y yo... La dejé sola.

Aleyda se lleva las manos en la cabeza.

—¿Qué hay de Paula? según se no iba a ir.

—Pero... yo vi que salió.

—Arreglemos esto... Julio— lo llama presionando el botón de su pulsera y se escucha la estática—. Es cierto están demasiado retirados.

—¿Tú radio no es de alta potencia? — le pregunto—.

—Potencia media — me aclara—. Y fue difícil para Paula disfrazarla para que no fuera detectada por la UDAP, es fácil hacer uno de mayor alcance pero si lo hacíamos nos detectarían en la primera transmisión — termina de hablar y sale corriendo—.

Que mala costumbre...

La persigo sin pensarlo.

—¿No puedes avisarme antes de correr?

—¿Tengo que hacerlo?— me pregunta de forma irónica—.

—Supongo que no, si tuvieras tampoco lo harías.

Saltamos un par de troncos cayendo en vuelta de carro para continuar zigzagueando entre los arboles mayormente secos, evitando las partes del camino que ya han sido cubiertas por la nieve.

—Entiende algo Daniel cada segundo que perdemos hablando Miriam esta en mayor peligro.

—¿Como la encontramos?

Con rapidez y brusquedad me detiene con su mano en mi torso y una sonrisa maliciosa en el rostro.

—Allí lo tienes— sonríe, señalando el suelo—.

—Perfecto — sonrío al observar las huellas en la nieve—.

Seguimos el rastro fresco en la nieve mientras que el cielo se ensombrecía ocultando las estrellas y dando paso a grandes nubes.

—Espero que te guste el frio.

Aminoramos un poco el paso para mantener la resistencia.

—El frio me encanta, aunque solamente puedo amar el tuyo.

Ella me mira de reojo y sonríe mientras seguimos corriendo

—¿Este clima lo estás haciendo tú?

—No, es muy extraño, aunque así es la naturaleza. Si empieza a nevar lo detendré, no nos conviene que la nieve borre nuestra única pista.

El rastro comenzaba a acelerarse, parecía que daba más pasos por segundo y eran más largos como si estuviese corriendo, luego se desplazaba de un lado a otro complicándolo más.

—¡Espera! — me grita Aleyda—,

Me detengo y miro nuestro rastro terminado. Respiro agitado por la corrida afincando las manos sobre mis rodillas.

No entiendo ella no pudo desaparecer de la nada...

Aleyda y yo seguimos mirando alrededor buscando algo que nos indicase el camino cuando una figura femenina salta de entre los árboles.

—Chicos, ¡qué bueno que llegaron! La chica de cabello oscuro y corto abraza a Aleyda, pero yo la miro confundido.

—Paula, ¿tú no estabas con los otros?

—No, yo salí sola ¿Qué hacen aquí chicos?

—No espera, primero ¿qué haces tú aquí? — le pregunto—,

—Solo salí muchachos, buscaba a Miriam ¿la vieron?

—La estamos buscando, seguíamos sus huellas — explicó Aleyda—,

—Esas son mis huellas, no he visto a nadie más por aquí — nos responde agitada—.

—Excelente — digo arrecostándome sobre un árbol—. Paula y ¿por qué corrías?

—Solo para resistencia, no soy muy buena en eso...

Aleyda me mira y la observa a ella con suma atención.

—Paula ¿te sientes bien? te noto rara.

—Solo agitada es todo, —contestó cortante—,

Ella se le acerca y noto que aprieta levemente los puños.

— Aja... y tu pulsera ¿donde esta?

Paula agita la cara nerviosa buscando una explicación cuando de pronto suelta una expresión.

—¡Ah! Al diablo con esto.

Lanza una patada al rostro de Aleyda y ella se agacha lanzando un golpe a su costado, Paula lanza otro a su cara y ella lo bloquea con el codo hacia un lado y devolviéndoselo en la barbilla, pero ella toma su puño y la sujeta por el brazo.

—Bastante rápida, pero te falta fuerza niña. La toma por el brazo y la jala de él arrojando todo su cuerpo hacia el suelo golpeándose las costillas.

Avanzo hacia ella pero sale corriendo, y me agacho al lado de Aleyda.

— Estoy bien, estoy bien. Te alcanzo en un momento ¡ve tras él!

Asiento y empiezo la persecución.

Voy tras de ti... Ropni.

Sigo corriendo siguiendo su rastro en la nieve la cual me dificultaba todo pero no dejaba que me detuviera. Después de unos segundos veo a Aleyda volar sobre los arboles delante de mí, sonrío y sigo corriendo hasta que llegamos a un claro.

Aleyda aterriza y ambos vemos a Miriam desmayada en una camilla dentro del helicóptero y a Ropni desactivar su poder dejándonos ver su maléfico rostro dentro del helicóptero que empezaba a elevarse.

Aleyda salta del suelo lista para perseguirlo en vuelo cuando Ropni dispara una red que la atrapa. Va cayendo con rapidez por un momento pienso que no la alcanzaré cuando finalmente logró alcanzarla y atraparla tambaleo por la fuerza del impacto y me afinco con una rodilla en el suelo.

—¡Quítamela, quítamela! — me grita sacudiendo la red—.

Saco mi navaja y la corto sin problemas al liberarla la abrazo con fuerza contra mi pecho, me siento débil al sentir como su corazón late potente, frio, incalmable.

—Ropni va a pagar por esto — le susurro—,

Estrecho su cabeza contra mi cuello, su ritmo persiste intranquilo.

—Créeme lo hará— insistí rozando su cabello—,

Nos quedamos así un tiempo, a lo mejor no era lo más seguro pero no iba a soltarla, no hasta que estuviera bien.

Con los segundos su ritmo se apaciguo igual que su aliento frio en mi cuello en un respiro de alivio.

—Eso espero... Daniel tienen a Miriam ¿Qué vamos a hacer? — me mira angustiada—,

—Ya pensaremos en algo, ven—le tomo la mano—. Debemos decirles a los otros.

Narra Aleyda.

El retorno se me hizo eterno solo pensaba en Miriam, la angustia de si tendríamos oportunidad de salvarla, la realidad en contra que es que mínimo deben tener 20 soldados fuera de su celda esperando por nosotros, ¿Cómo contralaré el elemento agua sin ella? Y no solo la desventaja, también el hecho del peligro...

Yo casi muero en esos cuarteles... recordé.

Al acercarnos decidimos caminar, ambos estábamos sumergidos en nuestros pensamientos, me encontraba supremamente intranquila aunque lo disimulaba, claro que con Daniel eso es inútil pero agradecí enormemente su silencio.

—Daniel hay algo que no encaja en todo esto.

—¿qué?

—Paula... ¿crees que también la hayan capturado?

—Si es así pobre de Julio — rió—,

—Je...si, también lo notaste, pero ya enserio si capturaron a Paula estamos en mucha desventaja.

—Puedes encargarte de las cámaras — me sugirió—,

—No puedo... me necesitan para luchar, además no soy tan buena como ella.

—¿Has probado rastrearla?

Lo miré y abrí los ojos como plato de inmediato empiezo a chequear la pulsera.

¿Como no lo hice? Cielos estoy muy lenta.

—Las señales de todos están en la casa — le informo—,

—¿Paula?

—También— contesté—.

—Eso es algo— ya íbamos por el faro y él me levanta sobre un tronco caído—.Trata de calmarte estas muy tensa.

—Me asusta Miriam— confieso una vez frente a él—. Lo único que tiene ella es su compuesto después de quitárselo ella ya no les sirve de nada.

—Bueno no pensemos en eso, concentrémonos en evaluar todo.

—¿Y cuanto tiempo nos tardaremos en eso?— le recriminé—. Daniel ustedes apenas llegaron para salvarme, ¿y si no llegamos a tiempo? ¿Y si Miriam muere por nuestra culpa? ¡Deberíamos estar allá ahora!

—Shhh Hey bajémosle un poco a esa mala onda— se acerca para abrazarme—,

—No es broma Daniel— lo aparto con mis brazos—,

—Mira Aleyda, se que te preocupas pero como te dice Miriam, debes controlarte. Todo es peligroso a partir de ahora.

—Exacto, el peligro esta asechándonos desde hace mucho ¿y qué hemos hecho? ¡Escondernos!

—Se han estado preparando Ale...

—Se que si pero estoy harta, ¡no voy a dejar que le hagan daño!

Él avanza hacia mí y me toma por el antebrazo

—Nadie va a dejar que le hagan daño. Escucha, vamos a la casa nos reunimos con los otros y sacamos a Miriam de allí, no llegamos tarde contigo y tampoco lo haremos con ella, no dejaremos a nadie atrás— se acerca a mi oído—, Todo estará bien.

Con su mano levanta mi barbilla y me besa la mejilla entrelazando mi mano con la suya.

—Gracias — le suelto finalmente tranquila—,

—Para eso estoy querida— sonríe tiernamente mientras acaricia mi mano—.

—Mejor apurarnos ya.

Él asiente y apresuramos el paso a la casa.

10 minutos después...

Narra Julio.

Vacía...

La casa esta vacía, la pulsera de Paula en el suelo, Miriam, Daniel y Aleyda desaparecidos y la computadora de Paula perdida, sin forma de rastrear a ninguno.

—¿Nada en el patio Lira?

—Nada Julio.

—Carol ¿revisaste el Faro?

—No había nadie allí Julio, es más uno de las barandas se cayó pero no encontré nada que pudiera servirnos de pista.

¿Donde se metieron? —Gruñí para mis adentros—,

Se abre la puerta dejando entrar a Daniel y Aleyda.

—¡Por fin! Estábamos preocupados — les habla Lira—. ¿Estáis ambos bien?

—Lo estamos pero necesitamos hablar con Paula— suelta Aleyda con evidente estrés—,

—Me temo que no se puede— le entregué la pulsera en sus manos—. Ella no está, creí que estaría con ustedes... Aunque eso significa que esta con Miriam— dije con una esperanza módica—,

Daniel y Aleyda se miran y sé de inmediato que no son buenas noticias.

—Aleyda ¿qué está pasando?

Ella respira y me afinca la mirada encontrando la mejor forma de explicarse.

—Miriam fue capturada por la UDAP y creemos que Paula también — nos suelta a todos—.

—No, no me tienen a mí— entro Paula detrás de ellos toda mareada con una ampolla médica en la mano.

Daniel y Aleyda le abrieron paso y yo la atrapé cuando sus piernas flaquearon cargándola hacia el mueble.

—Paula ¿qué paso?

—Miriam y yo salimos no recuerdo mucho... Un ruido o quizás dos... ambas nos separamos y entonces alguien... Dispara esto a mi pierna— me entrega la aguja en mis manos—. Esto me hizo desesperarme por completo, sentía miedo y pánico incontrolable, me encontraba catatónica en el suelo y... él se la llevo, me apunto con su arma, me uso como sebo y la amenazo... luego se la llevo. ¡Esta maldita cosa no me dejaba reaccionar en nada! — se quejo con tanta fuerza que contrajo la columna chillando y con dificultades para enderezarla otra vez.

—Julio —chillo tomando con fuerza mi mano—,

—Tranquila, respira y cálmate...

—Si solo hubiera podido dispararle primero...

—A veces eso pasa, solo recuéstate— le suplica Lira con voz sutil—,

—No podemos ir por ella— dice entre sollozos—. No quiere eso— aprieta los ojos sujetando aun mi mano—.

—No podemos dejarla allí — replica Aleyda—,

—La usan como carnada, nos están esperando— trato de explicarle mientras sigo al lado de Paula.

En eso Carolina me alcanza el calmante en otra ampolla médica.

—¿Esta es la dosis que necesitas? — le pregunto—,

—Ella asiente temblorosa apretando los labios del dolor que le produce la sustancia.

—De acuerdo, dame tu brazo.

La inyecto y finalmente se recuesta, logro distinguir los murmullos de Daniel y Aleyda en la parte de atrás y la cara blanca de Lira preocupada además de Carol en su inescrutable neutralidad.

—Tienen... tienen... ellos la tienen—susurra Paula con pocas fuerzas—,

—¿Qué tienen?

—La gema del sol— susurra antes de caer dormida-.

Sostengo su mano cálida contra mi rostro y finalmente la dejo descansar.

—La llevaré a su cuarto, les sugiero que se sienten hay muchas cosas sobre que hablar.

Tomo mi tiempo y coloco a Paula en su cama la cubro con el edredón y siento que he de estarla mirando demasiado, dejo escapar una sonrisa apago la luz y cierro la puerta tras de mi respirando en mi interior por lo que venía, habían demasiadas decisiones que tomar.

Regreso a la cocina y todos están sentados Lira y Daniel conversaban con Carol mientras Aleyda se encontraba sumida en el universo del tapete de mesa... o así digo porque allí miraba aunque era obvio que no miraba nada solo pensativa, inmóvil... la gente que hace eso a veces me asusta siento que con solo tocarlos pueden estallar.

—¡La UDAP ha ido demasiado lejos!— protesta Carol colocando su puño contra la mesa—,

—Si atacaron a Miriam deben saber que estamos aquí— supuso Daniel—,

—No lo saben — lo interrumpí—,

—¿Cómo puedes saberlo? — me interroga la rubia teñida—,

—Muy simple, estamos aquí y no han venido— Aleyda me pasa una soda fría y la abro de un solo movimiento—. Créanme que si lo supieran nada los detendría para venir.

—A menos que quisieran que fuéramos nosotros —sugiere Lira—,

Tomo un largo sorbo y me paso mi muñeca por mi boca.

—Es una posibilidad, la cuestión es que sea cual sea el caso nos quieren muertos.

Todos quedan en silencio.

—Bueno— re apunto—. A mí me quieren muerto, a él lo quieren muerto— dije al señalar a Daniel—. A Paula y a Miriam las quieren muertas, ustedes tres serian torturadas hasta entregar sus poderes y periódicamente también morir.

—Es la realidad chicos— les explico—,

—Pues no dejaremos que pase— se levanta una Lira con convicción, pero todos la miran de reojo y ni con la cuarta parte de su confianza—. Cierto ¿no?

—Estarán esperando por nosotros ¿qué caso tiene? — pregunta Carol—,

—Pero debemos actuar— replica Daniel dirigiéndose a la mujer de cabello oscuro y expresión irritada—. ¡No podemos quedarnos aquí sin hacer nada!

—Debemos pensar que es lo más conveniente al nivel estratégico — apunté—,

—No estarás considerando dejar a Miriam allá ¿verdad? — inquirió una Lira más seria y arrogante—.

—¡Es una locura! — suelta Daniel—,

—¡No puedes considerarlo! —lo apoya Lira—,

Y así inició la pelea, lo peor es que entendieron algo que yo nunca dije.

Narra Aleyda.

Ya no distinguía quien hablaba, todos discutían intentando hallar una solución, estrategia o una opción que postergara la muerte que todos temían. De pronto recuerdo una frase de una de las películas de Piratas del Caribe.

¿Le temes a la muerte?

Si me lo preguntasen diría que no, no mientras muera por alguien a quien amo o defendiendo algo en lo creo. Pero si muriese sola y no ayudase a nadie... eso si sería una decepción.

Miraba las bocas sin entender lo que decían en cada uno distinguía una palabra. Miedo, venganza, justicia, miedo... ¿cual palabra seria la mía?

Me aparto inmersa en mi mundo, el universo de mi mente tratando de distraerme fregando los platos restantes, mientras mis manos enjabonadas restriegan la esponja por el cuarto y último plato en eso Daniel aparece a mi lado tomando mis manos con una toalla secándolas dulcemente, sabía que venía para preguntarme lo que pasaba pero estaba tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera lo miré, solo observaba como recorría mis manos con su toalla secándolas con suavidad.

—Necesitamos tu elemento ahora —me susurro—,

—¿Qué elemento?

—Este que llevas aquí— toco con su dedo mi corazón—. Que siempre lo has tenido, por algo eres Unidad.

—Daniel eso no funciona como la magia.

El sonríe.

—Tú nunca la necesitaste, siempre estuvo allí. Ahora es tu turno.

—¿De hacer qué? — inquirí—,

—De hacer lo que siempre haces. Ser tú.

Lo observo a los ojos y me desvío a los chicos.

—¡Esto es demasiado peligroso! podrían llegar aquí en cualquier segundo — exclama la rubia teñida seguida luego de Carol.

—¡Nos atacaran!

—Pues entonces debemos atacar antes que ellos— declamé segura colocando ambas manos sobre la mesa captando su total atención—,

—¿Por qué esperar que nos encuentren? Sabemos donde están, sabemos cómo entrar. Ya han lastimado a cada uno de nosotros, nos han flechado, disparado, encerrado y liberado a su gusto. Han estado jugando un juego y nosotros hemos sido sus sucias piezas ¡y no se lo vamos a permitir!

—Hemos crecido como grupo y ellos nos subestiman pero a pesar de todo saben que somos una amenaza y lo que no quieren es que nosotros nos demos cuenta. ¿No quieren dejar ya de escondernos tras estas paredes y salir a darles la cara? ¡Eh!— les grité—.

— ¿Qué más vamos a esperar? ¿A quién más deben lastimar o capturar para que sea el momento? Estamos aquí y estamos listos para ganarles, yo creo que podemos lograrlo pero más importante aun es algo que debemos hacer, no solo por Miriam sino por cada vida que la UDAP ha tomado, por cada portador que han matado, por cada inocente que han usado, por cada herida que nos han hecho. Nos creen novatos, yo iré y salvaré a Miriam y al mundo pero todavía mejor les enseñaré que se equivocan pero no puedo ir sola ¿Quién va conmigo?

—Yo — contestó Daniel levantándose de la mesa—,

Julio asintió con la cabeza.

—Y yo.

—Yo también— alego Lira—,

—Hecho, me necesitan, no voy a dejarlos morir— sonrió Carol poniéndose de pie—,

—Está hecho... Aleyda ¿cuál es tu plan? — inquirió Julio—,

Pensé un momento y empecé.

—Yulian y Ropni son nuestra mayor amenaza, ambos con compuestos si logramos quitárselos quedan fuera de juego.

—No cantes victoria tan rápido— me interrumpe Julio—. Son asesinos profesionales incluso sin sus poderes.

—Pero son mortales, creo que podremos con ellos. Julio necesitamos que nos des toda la información que tengas sobre sus compuestos.

—Se que tienen que ser prendas para camuflarse con los atuendos pero no se cuales son, tiene que ser algo que nunca cambie como el collar de Miriam.

—Lira, Daniel, ¿pueden encargarse de averiguar cuáles son y de acabar con ellos?

Lira titubeó pero Daniel la abrazo por la espalda.

—No hay problema.

Sonreí.

—Aleyda esta sede es la principal, si logramos destruirla refuerzos de todas partes llegaran en minutos — me comenta Julio—,

—Entonces — proseguí—. Debemos eliminar toda forma de comunicación que tengan, sino pueden comunicarse las otras sedes de la UDAP no sabrán que hay peligro alguno y no nos preocuparemos de sus refuerzos.

—He visto ese sistema— admitió Lira—. El software se protege así mismo, se necesita de alguien con mucha experiencia.

—Paula se encargara de ese sabotaje, además del monitoreo externo de la misión.

—Y cuando lo haga ¿qué les parece si volamos el edificio?— sugiere Carolina con una sonrisa maléfica—,

—Sus pilares tienen un refuerzo de blindaje— comento Julio, desplegando un holograma de su pulsera a la mesa—. Se necesita más que unas simples bombas para echarlo abajo.

—¡Si se puede! –—aseguró la mujer de cabello oscuro, cuyos ojos brillaban exaltados ante la oposición de su propuesta—. La superficie es firme pero yo podría...

—¡Es muy arriesgado Carolina! — la interrumpe la rubia de ojos —,

¡Solo escúchenme!— exigió molesta—. Con mis poderes y algunos explosivos podemos hacer volar el lugar.

—Tienen un bunker de explosivos justo aquí— señala Julio en el mapa—,

—Yo creo que es una buena idea — me aproximé evaluativa—. Pero Carol debes recordar que también debemos recuperar no solo a Miriam sino también la gema del sol. Sería imposible encontrarla entre los escombros.

—Eso es otro problema— comento Daniel—,

—Mmm... debe haber una forma de encontrar esa gema— pensé en voz alta—,

A mi mente vino la imagen del pequeño hermano de Julio aquel niño de largos mechones negros y ojos brillantes. Tenía una idea pero creo que a Julio no le agradará.

—Me encargaré de pensar cómo obtener la información de la gema ustedes dos concéntrense en Ropni y Yulian alguna estrategia de ataque, distracciones ¡Lo que sea!

—Hecho— asintieron los dos juntos—.

—Entonces... Julio y yo nos encargamos de sacarle a Antonio la información de Miriam y la gema, mientras tanto Carolina conecta la red de Paula para que ella pueda hackear el centro de comunicaciones. En eso Lira y Daniel deben acabar con Yulian y Ropni.

—Una vez hecho eso— proseguí—. Julio tú iras por Miriam y tu hermano— coloco mi mano en su hombro—. Sabemos que él es importante para ti y no dejaremos que sufra daño. Yo iré por la gema y Carol se preparará. Necesitamos a alguien en el bunker... Bueno después pensaremos en eso.

—Chicos si volamos el edificio todos deben salir no quiero a nadie adentro y eso va contigo Aleyda, no puedes tardarte con esa gema— agrega Julio con seriedad—.

—Está claro... ¿qué opinas del plan? — le pregunto a Julio—,

—Creo que es bueno... falta que funcione...

—Y si no lo haremos funcionar.

Y con estas palabras nosotros los portadores declaramos:

¡LA GUERRA!

(...)

¡Hola a toda mi gente hermosa de wattpad! Perdonen la demora... demasiados asuntos personales aquí están quiten el matarme de sus listas yo se que estaban con la expectativa y si... parece que Aleyda y Daniel tomaron un rumbo que nadie se espero jamás, ¿en los siguientes capítulos Daniel se animara a preguntarle? ¿Sobrevivirán todos a la guerra? ¿Ganaran? ¿Habrá muerto Miriam? Déjenme sus comentarios y teorías en sus comentarios. Felices vacaciones para todos este capítulo va dedicado a niho 15. Los quiero mucho no se pierdan del próximo capítulo que esto apenas empieza. Bye los quiero. No olviden suscribirse votar y comentar cuento con ustedes.

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