Cap: 20
Última advertencia.
Narra Aleyda.
Trato de respirar pero mi corazón bombea sangre con una rapidez que me hace agitarme como si hubiese corrido en un maratón, y mi mente se desboca como caballo.
Agito los brazos para calmarme pero no funciona, golpeo el lavado y por poco siento tanta fuerza que pienso que lo romperé, miro a Daniel y veo su ingenua cara de terror.
—¡SAL DE AQUÍ!
Él se queda inmóvil ante mi grito, esto me enfurece pero recuerdo que está preocupado y por un solo segundo me conmuevo por el gesto, luego simplemente lo miro como idiota.
¡Que no sabe que lo puedo matar!
—¡SAL YA! — le grito una vez más—,
Él me obedece y con mi telequinesis cierro la puerta del baño de un golpe.
Me miro al espejo y quedo horrorizada, mi piel se había tornado más pálida y mis ojos de un azul mucho más intenso. Los cierro y trato de relajarme, de pronto me recorre un sentimiento depresivo de forma tan drástica que me atrevería a creer que es antinatural. Me dejo caer sobre mis rodillas y muerdo mis labios.
—No llores... no pierdas el control.
Abro los ojos luego de un largo rato de soledad y observo el reloj que cargo en mi muñeca.
—15 minutos— balbuceó para mí misma—.
Me sentía mejor de modo que respiré hondo y salí, no encuentro a nadie; inmediatamente me penetra un sentimiento de agradecimiento extraordinario al ver que nadie mas había sido testigo de mi escena, y por lo tanto sin testigos no debo explicaciones.
Veo el arco en el suelo.
—Pero alguien si me las debe a mí...
Narra Miriam.
Siempre solía salir satisfecha del desempeño de los portadores que entrenaba, hoy sin embargo no era el caso, simplemente me dejé caer en la cálida hamaca mientras permitía que el traslúcido líquido caliente de mi té ardiera en mi garganta. ¿Que sería de mi vida sin el té?
-¿Madre? ¿Todo en orden?
Cada vez es más difícil enseñar — dije para mis adentros—.
—¿Necesitas algo?
La miro y una intrigante pregunta retumba en mi mente.
—Quisiera saber qué es lo que pasa entre Daniel y Aleyda— me expliqué—. Bien sabes que no me gusta meterme en la vida personal de los portadores, pero por ser la portadora de un elemento tan poderoso admito que no concibo entender qué clase de problema puede ser tal para bloquear su potencial.
—Bueno... He notado que a pesar de todos los problemas que Aleyda ha tenido con Daniel y incluso el daño que se han hecho, se rehúsan a alejarse por completo del otro.
Ella se cruzó de brazos levantándose hasta mi posición.
—Si me permites darte un consejo, no debes estresarte por más cosas. Ellos ya están lo suficientemente maduros para arreglar sus problemas y no hay forma de saber ni de prevenir lo que pasara.
Le sonrio y asiento en forma de agradecimiento por sus palabras
—Ah disculpen— entra por la puerta Julio—. ¿Paula lista para entrenar?
Regreso mi vista hacia ella y siento como la tensión recorre mi cuerpo, aprieto los labios y le clavo la mirada seria.
—¿Entrenar? — pregunto con la voz más neutra que logro modelar—,
Julio vacila la mirada entre nosotras y cierra la puerta tras de sí.
—No me digas que no le dijiste — sonríe con burla el chico de brillantes ojos azules—,
Paula lo fulmina con la mirada y me mira ¨disimulando¨
—De hecho venía para eso, Julio va a entrenarme a partir de hoy
Respiro y cruzo las manos bajo mi mentón.
—Me parece muy bien, no lo harás— los corté y me levanto de la hamaca.
—¡Pero Miriam! — replicó Paula—,
—Soy tu madre y ya dije que no.
Ella se queda balbuceando y cruza una mirada con Julio
—Ella no te lo estaba preguntando — repuso el castaño—.
—¡Y TÚ! ¡Sigues empeñado en llevarme la contraria verdad! — le grito fúrica—,
—Oh por favor ¿de qué estás hablando?
—Primero intentas convencerme de atacar cuando claramente no podemos y ahora quieres hacer que mi hija entrene.
—Yo fui la que decidió entrenar madre— aclaró mientras agarraba confianza—.
—¿Y crees que no se que él te manipulo? Nunca te ha gustado nada con respecto a los entrenamientos.
—¿Qué sabes tú de mi? — reclamó con gravedad y rudeza haciendo que todo quedará en silencio y que me demorara un par de segundos en reaccionar.
—Viniste a decirme y te he dicho que no, y no se discutirá más del asunto— salgo por el marco de la puerta—. ¡Y tú! —fulmino al castaño—. No quiero verte enseñándole o tendremos problemas.
Y culmino cerrando de un portazo, sin embargo lo pienso y me quedo un segundo escuchando con atención.
—Te dije que no escucharía— gimió con tristeza— Ella nunca lo hace.
Me dio un vuelco en el corazón al escuchar sus palabras y un sabor amargo en el paladar, avanzo hasta el pasillo y me miró en el espejo ¿realmente soy así?
De pronto recuerdo algo y mando a llamar a Julio el cual regresa rápidamente no con muy buena cara.
—¿Hiciste el encargo que te pedí? — inquirí en un murmuro—,
—¿Segura que es buena idea? — recrimina el castaño—,
—Es pésima idea, estoy clara pero si ella no va a concentrarse tendré que presionarla.
Él me clava la mirada fija y después una leve sonrisa maliciosa recorre su rostro como si hubiese pensando en algo.
—De acuerdo pero déjame ayudarlos en las ultimas partes ¿vale? De nada servirá si dejas que se maten entre ellos.
—Trató hecho— estrechamos nuestras manos—. Sobre el entrenamiento de Paula.
—Ni lo sueñes— lo interrumpí—. No va a pasar.
Su rostro dejo ver una leve expresión de enfado, aunque bien controlada y fría.
—¿No te preocupa que muera?
—¿Crees que no? ¡La he mantenido lejos todos estos años por esa razón!
—¡Pero no puedes alejarla! ¿No entiendes? Ella ya está aquí, está metida en esto. ¿Qué harás?; ¿Encerrarla aquí el día de la batalla?
Me miro frió.
—Sabes que la necesitamos y no importa donde este siempre estará en peligro desde ahora, ¿no quieres tener por lo menos la paz de saber que si alguien la ataca podrá defenderse sola?
Leí en sus ojos aquello que no veía, ese miedo, ese sentimiento de perderla a ella, era una debilidad que teníamos en común. Él quiere enseñarle, yo quiero alejarla porque mi instinto me dice que es lo mejor pero por una vez solo por lo que ella dijo, decidí que me daría a mí misma el comodín de escuchar.
—Estoy escuchando lo que me estás diciendo— lo dije más para mí misma que para él—,
—Pues espero que sea así, se que la quieres pero piensa en que es lo mejor para ella. Piénsalo Miriam.
—Vete ya Julio— susurré neutra—.
Este asintió y corrió a la sala por su bolso, dejándome frente al espejo con muchas cosas y decisiones que tomar.
Media hora después...
Narra Julio.
Bueno está listo todo; solo necesito tener claro a mi víctima, o mejor dicho mis víctimas.
Lo malo es que no podré usar la parte más divertida, pero pretendo observar desde lejos. No es mi intención perderme de nada de lo que pasará en este lugar. La tarde y el escenario proclamaban un espectáculo muy prometedor.
Decido llamar a Aleyda para que comience con el entrenamiento de Daniel, el cual ella no tiene idea que dará.
Tomo el teléfono, esta es la parte en la que debería pensar las cosas y quizás no hacerle caso a todo lo que diga Miriam por amor a mi mejor amiga, pero esa sería otra persona, no yo, solo puedo reírme pensando en lo divertido que será ver a esos dos tratando de convivir sin que ella lo meta tres metros bajo tierra. Siento lastima por él, pobre de Daniel, pero ordenes son órdenes.
—Que excusa la tuya Julio ordenes... ni si quiera las de tu padre seguías— me reí para mis adentros—.
Bueno pero cuando son de conveniencia... Es muy difícil decir que no.
—Te necesito en el claro. Julio —tecleo rápidamente en el pequeño brazalete.
Si no fuera por esto tuviera que ir y volver —pienso— Ventajas de la tecnología, evita que yo me mueva de aquí a buscarla.
Se han vuelto muy prácticos y eficientes estos aparatos. Desde que Paula ayuda a Ale con las actualizaciones, y combinado con las habilidades de creación no ha podido ser mejor que hasta ahora.
Me quedaré cerca, no ha de tardar mucho —pienso relajándome sobre un árbol cercano—.
(...)
—Llevo medio siglo aquí esperando, ¡donde se supone que estabas!—le digo a mi amiga de ojos azules.
—Recibí tu mensaje pero estaba algo ocupada, perdón por llegar tarde —me dice algo apenada.
—¿Si te das cuenta que la mayoría de las veces que te llamo sueles llegar tarde?
—UF Lo lamento ¿ok? En serio lo siento, te leí tarde y aparte no tuve una bonita experiencia con Daniel hace un rato.
—Y no la tendrás ahora— le digo en mi mente—.
¿Es tarde? sí, ¿estoy molesto? algo, sin mencionar que tengo sed y el viento me congela la piel, aparté de un frió irreal un sol incandescente, definitivamente el peor clima para un entrenamiento. No concibo como no preparé un termo con agua. Regreso la mirada a la castaña quien mira el piso desconectada de todo mientras reajusta sus agujetas.
—Como tu amigo debería estar listo y presto para escucharte, pero llegaste tarde, estoy cansado, sediento y congelado así que tendrás que guardarte el cuento.
Ella se levanta y comienza a alejarse.
—Se supone que el que está molesto soy yo, no tú Aleyda.
—Es así — me afirma ella—.
—Entonces ¿por qué te vas?— pregunto mirándola mientras andaba dos pasos atrás en el caso de que descubriera mis intenciones y se echará a correr—,
—No me voy— se explicó—, Estoy buscando una sombra.
—¿De nuevo el sol?
Consigue un árbol rebelde que aun no ha terminado de secarse con el inicio de la estación invernal y se recuesta en su tronco.
—¿Qué se supone que haré?— me desvía la pregunta—. No me has dicho nada aun —se queja algo irritada—,
—¿No te lo dijo Miriam?, entrenaras a tu buen amigo Daniel lo que queda del día; por cierto suerte.
Camino para dejarla mientras ella aun esta en los 5 segundos previos a estallar.
—Encontraras todas las instrucciones en una hoja, yo vendré cuando acabes con tu parte y obvio no creas que te dejaré toda la diversión. Suerte — le sonrio antes de desaparecer con gran velocidad—.
Narra Aleyda.
Me quedo perpleja, habla tan rápido que no le entiendo ¡y es obvio! No quiere que lo escuche, tardé unos segundos en unir todo en mi cabeza y todo queda claro cuando veo que se da a la fuga abandonándome en el claro.
¡Que!..., ¡Cómo!... ¡Cuando!, espera Julio ¿cómo así? ¡Julio!...
¡Ah!, ¡¿Esto es en serio?!..., vamos todo menos eso Miriam; paso mi mano por mi frente hasta llegar a la coronilla de mi cabello—. ¡Por qué!...
— ¡Y que tiene de divertido! — le grito histérica a Julio el cual se encontraba demasiado lejos para escucharme.
Está bien calma... Respira... ¡Ah!, no funciona. Llamaré a Miriam.
Reviso mi bolso.
¡No juegues! Siempre llevo el teléfono y cuando lo necesito lo dejo, ¡que belleza! Esto no es más que ley de Murphy. Doy un suspiro. El mundo me odia.
Sé que Miriam es la mente detrás de esto pero no puedo dejar de culpar a Julio. ¿Qué clase de amigo hace esto?
—¡Esto no se va a quedar así! — grito a los arboles y me doy cuenta de que no hay nadie escuchando solo mi histeria—,
No hay forma... que mas, tengo que hacer esto ¡Y precisamente hoy que no lo quiero ni ver!
¡AH! ¡ESTUPIDO ÉL QUE INVENTO LA LEY DE MURPHY!
En todo caso donde está Daniel, me debo imaginar que ya le han de haber dicho que lo esperaba ¿O no?
Mejor no arriesgarme.
Le escribo rápidamente por el brazalete y no tarda mucho en responder con un "te veo haya".
Espero que le hayan dicho y no mal interprete las cosas. No quiero empeorar este día de lo que ya está, y lo malo es que creo que esta por volverse más largo aun.
(...)
No tardó mucho en llegar y acercarse al árbol donde estaba recostada, pero no lo iba a felicitar por eso. Al menos no se lo merece.
—Llegas tarde —digo indiferente—,
—Perdón no sabía que ya estarías aquí— responde con una pequeña sonrisa aliviada en su rostro, acerca su mano a mi muñeca—, Lo de esta tarde yo... no lo esperaba ¿Como sigue tu?
—No me toques— doy medio giro y lo fulmino de forma brutal—,
—Sigues mal, ok lo siento— retrocede un par de pasos—,
Lo examino con la mirada y me doy cuenta de lo que pasó guardándome así mis cuatro bendiciones para julio en la cabeza, no puedo olvidarlas porque lo destrozaré cuando lo vea.
—Bueno, bueno. ¿Y que es esa ropa? — le replico— Nada parecido para un día de entrenamiento, ni mucho menos.
—Dejando ese tema de lado, veré que te dejo Julio para hacer — me doy la vuelta buscando la supuesta lista—,
—¿Julio?... y que tiene que ver Julio — dice confundido—,
—¿Qué piensas que haces aquí? — le suelto examinando sus ojos en busca de su respuesta—,
—Yo, eh no lo sé— se cruza de brazos—,
—Vas a entrenar nada más y nada menos — respondo con una frialdad mayor a la de un tempano de hielo—.
Él me mira desconcertada y me enfado.
—¡Así que ve bajando de esa nube si creías que era por otra cosa! —le suelto cortante mientras desdoblo la hoja—,
—¿Entrenar?, y ¿por qué no me lo dijiste? No puedo hacer nada con esta ropa — se queja.
—Me imagine que sabias, pero me he equivocado. Mejor apresúrate que no tengo mucho tiempo.
Ni siquiera le di tiempo a responder cuando ya estaba leyendo la primera etapa de toda esta locura.
La lista que me habían dejado que estaba algo gastada en las esquinas y un poco sucia, pero al menos con letra legible, considerando la letra de Julio se esmero para que ahora pudiera leerla, y allí estaba todo lo que debía enseñar a mi maravilloso alumno.
Fase #1: Resistencia y Velocidad.
Fase #2: Fuerza y reflejos
Fase #3: Puntería y Tiro.
Y la Fase #4: Last breath...
No entendí la última pero la parte tres y cuatro están marcadas y a un lado dice "Llámame cuando llegues a aquí", más instrucciones extras de cada etapa. Supongo que esa parte es la que menciono antes, ¿en verdad debo esperarlo? —digo fastidiada—
—Muy bien empecemos ya —le digo al castaño.
—Claro mi leidi, no hay problema — dice seductor intentando tomar mi mano-,
—Te lo diré fácil y rápido —lo rechazo —Nada de halagos ni nada que se le parezca ¿de acuerdo?
Espero una pequeña respuesta pero el simplemente se queda callado, aunque esa vale mucho más que mil palabras.
Las instrucciones específicas de la etapa uno dicen.
"Para mejorar y llevar al máximo la resistencia tendrá que dar veinte vueltas corriendo por todo el claro"
Mm... me parecen pocas las repeticiones así que le subiré para que no pierda su día. Además estoy a cargo ¿no?
"Por un tiempo máximo de duración de diez minutos, reduciendo dos cada intento fallido".
Esta parte me gusta; seguí leyendo las demás etapas para solo refrescar más adelante.
Y como pensé Julio no se iría limpio. Una nota explícitamente para mí que va diciendo:
"Diviértete mucho con romeo"
Tomaré solo la parte de "Diviértete" por ahora, ya que la parte dos esta buenísima.
—Según Julio debes correr por esa zona sin grama que vez hay. —le digo seria señalándole con mi mano libre— y dar en menos de 10 minutos 30 vueltas. Preparado, listo, ¡tiempo!
Retrocediendo un poco...
Narra Daniel
Mensaje entrante... ¿quién será? No tenía nada pendiente con Miriam, y mi entrenamiento no es hoy.
¿Aleyda?, será lo que creo. "Te veo en el claro. ¡Urgente! Aleyda"
¿Urgente?, le habrá pasado, no hablamos desde lo del arco, ya lo había intentado pero ella estaba renuente, ¿habrá cambiado de opinión? ¿Querrá hablar?
—Me alistaré lo más rápido que pude— pensé—. No quisiera empeorar mis posibilidades llegando tarde.
Me coloqué lo primero y lo mejor que conseguí. Un suéter celeste con letras blancas, un blue Jean azul (mí favorito por ser cómodo y de tela elástica) y zapatos deportivos blancos.
Vamos...
(...)
Llegué lo más rápido que pude y logré ver a Ale sentada de piernas cruzadas en las raíces de un árbol, manipulando con sus dedos una pequeña rama mientras sus rizos castaños le cubrían los hombros.
—Llegas tarde — me dice fulminante—,
—Hola. No creí que ya estuvieras aquí —digo nervioso—,
—¡Sí! Y llevo bastante aquí, pero no perdamos tiempo. Rápido a entrenar
—¿Entrenar? —replico confundido— Nadie me dijo nada sobre un entrenamiento.
Sabía que tenía entrenamiento pero no hoy, ya decía que no me habían dicho nada aun. Obviamente aquí no dan días libres—pienso para mis adentros—
—Mejor apresúrate —dirige su atención al claro— debes hacer mucho hoy. Comienza con treinta vueltas al claro, tienes un máximo de diez minutos.
Saca un cronometro de su bolsillo reiniciando el tiempo que marcaba, tenía dudas de por qué nos habían puesto a entrenar juntos pero no desperdiciaría esta oportunidad para acercarme a ella.
Me pongo en posición esperando el llamado —Listo— le digo a mi amiga de ojos azules.
—Tiempo — al escucharla comienzo a dar la primera vuelta, será algo difícil hacerlo en tan poco tiempo pero quiero impresionarla.
Uno, tres, cinco, diez comienzo a bajar el ritmo por el cansancio sin tomar en cuenta cuando tiempo llevo.
Quince, dieciocho, veintiuno, retomo un poco el ritmo por temor a demorar demasiado.
Veintitrés, veinticinco, veintinueve, doy todo lo que me queda para la última vuelta. No puedo más, no creo que le hayan puesto este ejercicio a alguien antes, en todo caso ¿lo habrá superado en el primer intento?
Treinta, he llegado. ¿Lo habré conseguido?
—Repite, te pasaste por seis minutos. Y no, no perdonaré esos minutos así que andando.
Perfecto, la respuesta es no —me digo diseccionado— Tomaré algo de agua, por lo menos eso no me lo prohíben, ¿espera?
—¿Y el agua? — pregunto a la entrenadora
—Debiste haber traído, yo no tengo.
—¡Vamos! ¿No eres la portadora del agua?
—Elemento agua.
—¿Y entonces?
—Escucha, que sea la chica del elemento agua no significa que cree agua de la nada.
—Pero Carolina logra crear fuego y ella es
—¡ES ELLA! ¿Ok? ¡No soy yo! Yo...— desvía la mirada histérica y angustiada rebuscando las palabras mientras veía la impotencia en su expresión—. Yo no puedo...
Quise acercarme pero encerré inmediatamente ese impulso con todas las fuerzas que tenía. Otro paso en falso y la perdería.
—No te quedes allí, ¡vamos arranca ya!
Respiro un segundo. — Bien ahora acabemos con esto —pienso molesto— comenzaré a correr que más tengo por hacer.
—Tiempo... — escucho sin ánimos a lo lejos, empiezo con todo lo que doy sin detenerme—.
Diez, quince, veinte, estoy agotado y con sed. Mala combinación.
Veinticinco, veintinueve, y treinta, cruzo la línea de llegada y me siento en el pie de un árbol cercano colocando mis manos en mi cabeza exhausto. Me pregunto cómo me fue
—Repite, y es el último intento —me dice mi compañera — lograste seis minutos.
—¿Y por qué debo repetir, no eran diez?— reclamé confundido
—No te lo dije antes, por cada repetición que hagas se reduce la mitad del tiempo así que esta vez era en cinco no en diez —dice odiosa—. Vamos que aun vas empezando, si no puedes más demostrarías que no podrás seguirnos el paso o incluso ayudar en algo.
—No te preocupes, lo lograré — me levanto de un salto y corro a la línea de salida.
—Una cosa, si quieres lograrlo no continúes como lo haces, no solo corre con todo ya que te cansaras. Ve poco a poco manteniendo el ritmo, así harás mejor tiempo.
—Gracias, lo lograré — le digo confiado— en eso veo que saca una botella con agua y comienza a beber. ¿De dónde la sacaste? — pregunto confundido—,
—Fui a buscarla mientras corrías, si quieres un poco gana. En tal caso comenzaremos las segunda etapa de todos modos —toma un sorbo de la botella.
¿Una recompensa?, ya tengo dos razones para continuar.
Al escuchar la señal de salida corrí lo más rápido que pude en ese momento, recordé el consejo de Ale y mantuve la misma velocidad todo el tiempo.
Diez, veinte y treinta, al dar esta última caí exhausto en el sedoso césped y me arrojaron algo al abdomen, y para mi satisfacción era el cronometro marcando dos cincuenta y nueve.
—Tienes cinco minutos — me arroja la botella con agua y yo la consigo atrapándola de reflejo—.
(...)
Habían pasado algo más de diez minutos y yacía en el suelo medio inconsciente por el sueño que me había provocado la suave brisa helada que recorría todo el lugar ¿por qué la gente le tiene tanto pavor al frió? A mí me encanta. En eso llega mi compañera y me lanza una bola de nieve helada al rostro, haciendo que reaccioné de inmediato. Miro a mí alrededor, no hay nieve, es obvio que la ha creado ella.
—No es hora de dormir, comencemos con la parte más divertida. Segunda etapa, fuerza y reflejos
—Debes derribar cada uno de los sacos colocados entre los árboles, tienes tres minutos para entrar y salir —señala el interior del bosque — son un total de cinco sacos, será algo muy fácil y divertido. Estaré volando por encima, así podre verte.
—¿Y cuál es la parte divertida? — digo nervioso—,
—Ya verás.
Escucho el sonido un silbato y veo a Ale volando por encima de los árboles, salgo corriendo ya que me imagino que aún continúa la regla del tiempo y no quiero repetir.
El recorrido es bastante sencillo, salto y esquivo algunas ramas derribando los primeros dos sacos consecutivamente y sin percances. Una idea cruza mi cabeza en ese momento ¿No era de fuerza y reflejos?, cuando de repente un saco sale de entre los árboles y me golpea rebotando a un lado dándome en un costado con otro árbol.
—Te dije que sería divertido — escucho a Ale entre los arboles— y vamos el tiempo corre.
—¿Qué rayos fue eso? —digo aturdido. Me levanté con dificultad pero seguí con mi camino sin quejas, derribé los dos sacos que seguían y me dirigía al tercero donde más adelante se encontraba otro pequeño claro.
Tumbo con dificultad el ultimo y prosigo a finalizar con el recorrido, me tropiezo con una especie de cuerda no muy lejos del saco y otros dos salen desde los arboles como en esas películas de aventuras. Desvío uno con mis brazos pero el otro me cae de lleno en el costado cayendo contra el suelo por una segunda vez.
—Ya no es necesario que termines, de cualquier forma ya sobrepásaste el límite de tiempo —me patea levemente a un costado— date prisa pierdo mi tiempo contigo.
Unos minutos más tarde termina de preparar el recorrido para un segundo intento, mientras espero arregostado.
—Es tu última oportunidad, aunque no activaste todas las trampas no volveré a acomodarlas. Una cosa más técnicamente esta etapa es solo para tus reflejos, pero distraerte combinándola con algo asociado a la fuerza funciono.
—Y cuánto tiempo me queda.
—El mismo, ya que conociéndote igual no lo lograras.
Eso dolió, por un momento veo un reflejo exacto de Miriam en ella, creo que la junta le está afectando. Mejor continúo o haré que deje mi entrenamiento botado por mi culpa —me auto demando a levantarme lo más rápido posible—
Escucho el aviso de salida y me dirijo al bosque donde se encontraba el primer objetivo, por primera vez estaba algo más alerta a todo lo que me rodeaba. Pise un primer cable y la primera trampa vino directo a mi cara, logré por suerte agacharme antes que esta me diera de lleno y solo me rozó el cabello.
Corrí y derribé el primer obstáculo activando otra trampa que me golpeó el brazo, sin darle mucha importancia continúe derribando los siguientes tres sin activar ninguna trampa. Golpeé el ultimo y los dos sacos de antes aparecieron, pero logré evitarlos saliendo al claro, Ale me esperaba con el cronometro en la mano junto a la línea de llegada marcada en la tierra.
Apresuré el paso y pise la raya terminando el recorrido, al mismo tiempo activando una última trampa que me dio de lleno en la espalda.
—Ya se me hacía extraño que no te habías caído, pero no duro mucho tu suerte —me dice seca—. Levántate Julio ya viene en camino y nos espera en el otro claro.
Me quedé en el suelo boca abajo pensando —Nunca me perdonara ¿cierto? ...
Narra Julio
—¡Terminamos!, Ale es la ganadora — les grito a Daniel y a Aleyda terminado el entrenamiento—. Ahora dense la mano y nos vamos
Daniel guarda el arma en su funda y se acerca a Aleyda despacio, veo que Ale aún está manipulando el arma entre sus manos quitándole el seguro a esta.
—Oye, ¡Que haces! — ella apunta el arma a Daniel accionando un disparo justo a su pecho haciendo que callera al suelo.
(...) —Una hora antes—
Hola a toda la gente hermosa de wattpad, aquí les tengo un nuevo capítulo. Lo sé el final esta para morirse pero no daré comentarios solo que sigan leyendo.
Los quiero mucho a todos no olviden sus comentarios, no dejen de votar ni de suscribirse y agregar el libro en sus listas de lecturas para que así pueda ver que lo están leyendo.
Le agradezco de lleno a niho15 por su extrema ayuda, nunca dejas de sorprenderme.
Reconozco que este capítulo no habría sido lo mismo sin su aporte.
Un saludo especial a cada wattpaders, tengo planes de concursar en los WATTYS de este año pero necesito su apoyo desde ¡YA! CADA ESTRELLA, COMENTARIO,TODO VALE. Los quiero muchísimo a todos synnaiva fuera, bye.
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