Capitulo 4
- Ey, princesa... Alex, anda despierta.. - siento como mueven mi brazo. Me quejo pero abro los ojos.
Veo a Jordan. Me despertó. Debería darle una colleja, pero por mi propio bien, solo lo miro mal. El ríe como desquiciado.
- Y tu de que te ríes grandicimo...- me mira elevando una ceja
- ¿Grandicimo que? - Me pregunta perspicaz.
- Mm... ¿arruina sueños? - Digo con diversión.
- Te conviene niña. Anda arriba que ya llegamos. - dice mientras guarda ese libro aburrido.
Me levanto viendo como baja toda la gente. Sigo a Jordan... bueno en realidad no es que lo siga, es que el me tomo la muñeca y no me suelta, me lleva a rastras.
Cuando ya salimos del aeropuerto alguien llega y le entrega una llave de auto. Frunzo mi ceño pero evito decir cualquier cosa.
Me conduce hasta una camioneta negra.
- Adelante - me dice con media sonrisa abriendo la puerta derecha de atrás. Me subo y el da la vuelta para subir al asiento de piloto. - Bien, ahora vamos a pasar a recoger unos papeles, solo tomará diez minutos, luego nos vamos para la casa.
Asiento y me coloco el cinturón. Exactamente cinco minutos después freno frente a un edificio... gigante. Realmente gigante.
- ¿Aquí trabajas? - pregunto mirándolo.
- mm.. Mejor que eso, aquí trabajan para mi. Yo soy el dueño princesa. - lo miro notablemente impresionada. - Nos perdimos muchas cosas el uno del otro peque - sonríe y baja. Como el señor es muy gracioso le coloco trabaja para niños a la puerta. Suspiro negando mientras el abre la puerta por fuera.
- Esa traba es ridícula - Bajo de la camioneta negando.
- Esa traba será mi mejor amiga - Dice asintiendo. Pasa un brazo por mis hombros y caminamos hacia el edificio.
Hay gente corriendo por todos lados, teléfonos sonando, tacos sonando contra el piso, cafés por todos lados y gente saludando formalmente a Jordan.
Vamos hasta un elevador y presiona el botón al último piso.
Luego de tres minutos las puertas se abren dando lugar a una oficina muy lujosa con vista a toda la ciudad. Impresionante.
- ¿Que te parece enana? - me mira con media sonrisa.
- ¿Que me parece? Pues es... gigante. - suelto unas carcajadas. - Realmente grande.
- Si, tienes razón peque. - Camina a un escritorio y busca entre todos los papeles. Hace un buen desorden.
- Vaya, ni que estés robando para dejar ese lío. - Le digo con diversión.
- Que graciosa - mira un papel. - Lo tengo.
- ¿en serio tanto lío por ese papel - río a carcajadas.
- pero que chistosa que estas hoy eh - ríe también. Se acerca a mi vuelve a colocar su brazo en mis hombros. Abre la puerta pero antes de que podamos poner un pie fuera de la oficina aparece una mujer, me resulta imposible creer que puede respirar con lo apretada que es su camisa. Y ni hablar de la pollera. ¿Como Camina con eso? - Ah, ¿Que se te ofrece Hanna? - Saluda a la pros... digo creo que secretaria.
- Buenas tardes señor - saluda enrollando un mechon rubio de pelo en su dedo índice. Me mira y me hace una mueca de asco. Ruedo los ojos. - ¿como esta? - Pregunta con voz chillona. Aggg ya me cae mal. - Veo que elige mujeres cada vez más jóvenes - trata de bromear.
- No empieces Hanna. Ella es Alexandra, es mi hermana, así que acostúmbrate a verla porque estará aquí muy seguido. - sentencia con voz firme. - Con permiso - dice moviendola a un lado. Me empuja suavemente para que camine.
Entramos al elevador otra vez.
- ¿acaso eres ciego? ¿O tonto? - Lo miro extrañada. El me mira regañandome con la mirada ante mis palabras.
- La boca Alexandra.
- Si claro. ¿No ves lo que quiere decir esa... esa.. mujer? - peleo conmigo misma evitando decir algo de lo que después me arrepienta.
- ¿Que quieres decir cariño? - pregunta con media sonrisa.
- Si, eres ciego. - Afirmó- Es obvio que le gustas. Y lo sabes, no te hagas. ¿Porque no le dices que entre ustedes no puede haber nada? - digo directamente.
- ¿Que le gusto? No digas tonterías Alex. - Intenta regañarme, pero se nota que está incómodo.
- Solo digo. Y sabes que tengo razón- lo "empujo" con mi codo. Odio que sea más grande que yo, no lo puedo mover ni un milímetro.
- Bien, bien. Ya veré que hago. - el ascensor se abre - por ahora camina a la camioneta anda. - Da un pequeño empujón para que camine. Río y hago lo que dijo.
Vuelvo a subir a la camioneta y el de piloto. Pone en marcha el auto otra vez.
Unos cuantos minutos después llegamos frente a una reja gigante, Jordan le habla a un guardia supongo, y este lo deja pasar.
Entramos a una... ¿casa? No.. mansión debe ser la palabra indicada.
- Esto es un chiste. ¿Verdad? - lo miro perpleja.
- No cariño, no es un chiste - Ríe. - Esta es mi casa
- No juegues eso no es una casa. Es una jodida mansión Jordan. - Ups, creo que mi boca tiene vida propia, miro a Jordan con una sonrisa de disculpas.
- Ultima vez que lo digo Alexandra, no digas palabrotas - Dice serio.
- Ya, lo siento. - Para la camioneta. Se baja y maldigo por dentro la tonta traba para niños. Da la vuelta y abre la puerta con una sonrisa de superioridad.
- Tu y tu odiosa traba - Le pongo mala cara.
- Si me pagaran por cada vez que te quejes por la traba... - Suelta unas carcajadas. Lo miro aún peor - Ya borra esa cara de amargada que solo es un chiste. - Pone sus manos en mis hombros y me conduce dentro de la casa.
Entramos y lo primero que veo es un recibidor muy bonito, tiene dos mesas pequeñas a los costados para colocar llaves o lo que sea. Un mueble donde hay abrigos. Y una alfombra pequeña.
Seguimos caminando y entramos a una sala/living donde hay un sillón gigante, una televisión, como no, gigante. A los costados de esta hay dos muebles donde hay fotos y juegos. Me acerco a ver las fotos y sonrió viendo fotos de cuando éramos pequeños, fotos con papá, los abuelos, hasta con mis primos hay.
- Pensé que esas fotos habían desaparecido - digo viendo una de papa, Jordan y yo cuando eramos muy pequeños.
- Lo se, pensaba lo mismo. Pero no, las encontré en el ático de casa antes de irme. - sonríe posicionándose a mi lado. - esa es mi favorita- mira la foto que tengo en mano. Una foto que tomamos antes de que papá falleciera, estamos los tres, Jordan abrazando por los hombros a papa, y yo en sus brazos, tenía 5 años, Jordan 17 años.
- Mira, eres idéntico a papá - pongo la foto al lado de él y veo su parecido. Río levemente. - excepto que el cabello de papá era más claro - asiento dejando la foto en su lugar otra vez.
- Todos dicen lo mismo - suelta unas carcajadas - anda vamos.
Me conduce a la cocina, una muy hermosa y lujosa cocina. Luego al comedor, tiene una mesa y sillas de madera con una impresión antigua, pero en realidad son nuevas.
Subimos las escaleras y me lleva a las habitaciones, primero la suya, luego la de invitados. Pasamos por su oficina, cabe aclarar que tengo prohibido entrar allí.
- Bien, y por último, esta es tu habitación peque. - abre la puerta haciéndose a un lado para que pueda entrar.
Es simplemente hermosa. Tiene una cama de dos plazas, con una frazada negra, y tres cojines dorados, tubo en cuenta mis colores favoritos. A los costados dos mesas de noche blancas. En frente hay un escritorio con su respectiva silla, la pared que está frente al escritorio es verde agua, mi último color favorito. Hay muebles empotrados donde descansan fotos de mi familia, adornos muy bonitos, y algunos libros. A un costado hay una ventana con un sillón empotrado con el tapizado blanco y cortinas verdes agua. Hay una puerta que da a un baño muy hermoso, todo blanco. Otra puerta que da a un balcón pequeño, y una más que da a un closet espacioso y una última puerta que no tengo idea de que será, Jordan me lleva hasta allí y abre la puerta para que pase, no cabe en sí de la emoción, amo verlo así. Entro y veo una mini biblioteca, abro la boca sorprendida. Esta repleta de libros hasta el techo, tiene un pequeño sofá y una ventana con una vista a la ciudad hermosa.
- Por dios... - susurro - Es hermosa Dan - me giro sobre mis talones y lo abrazo por la cintura, ya que a su cuello no llego ni de broma. Corresponde mi abrazo.
- ¿te gusta peque? - Pregunta colocando su cabeza en sima de la mía.
- ¿Que si me gusta? Es perfecta, no tenias porque molestarte, gracias - agradezco.
- Claro que si, te saque de tu hogar, te aleje de tus amigos, tu escuela, todo. Quería que por lo menos tengas un lugar donde relajarte, donde nadie te moleste - aclara un poco triste.
- Gracias - Una lágrima corre por mi mejilla.
- No llores princesa - Me mira y con su pulgar limpia mis lagrimas. - ¿Que te parece si vamos a comer? No se tu pero yo muero de hambre. - Sonríe y me lleva a la cocina, donde me siento en la barra. Se coloca un delantal y elevo una ceja.
- ¿Cocinas? - No puedo evitar sorprenderme.
- Claro que si. - me mira indignado
- ¡Pero si quemabas lo que tocabas! - Hago memoria a unos años atrás.
- Si, quemaba, pasado. Aprendí a cocinar niña - Me apunta con una cuchara de madera, levanto las manos en señal de rendición.
- ¿te ayudo? - Pregunto curiosa.
- Y dejar que tu, tan despistada como eres te quemes. Ni de coña - Piensa lo que dijo. - No quiero escucharte que repitas las palabras - Río burlona.
Después de unos largos minutos logró preparar pasta con salsa. Se ve muy rico la verdad. Coloca un plato delante de mi, y se sienta a mi lado. Comenzamos a comer entre charlas y risas.
Hago a un lado el plato cuando ya estoy llena.
- Alex, come, no te hagas la tonta - me mira elevando una ceja.
- Ya no tengo hambre Dan - Le sonrío.
- Pues de allí no te mueves hasta que acabes todo - sentencia.
- Por favor Jordan, en serio no tengo hambre.
- No pregunte si tienes hambre, de allí no te moverás y punto.
Miro el plato y se me hace interminable. Suspiro, tomo el tenedor otra vez para acabar con el plato interminable.
- Ya ves, no fue tan complicado - dice luego de unos cuantos minutos, cuando al fin termine el plato. Lo miro mal.
- Pues para mi si fue complicado - dije no de un muy buen modo.
- No me contestas así Alexandra. - me mira serio, advirtiéndome con la mirada, la verdad prefiero hacer caso, al menos ahora.
Junto las cosas que utilizamos mientras el lava lo platos.
- Ya es tarde, ve a acostarte, mañana to... - se calla repentinamente, lo miro esperando a que acabe - Ve a acostarte.
- ¿Que ibas a decir? - pregunto sentándome en la barra otra vez.
- Nada, ande ve.
- No, dime. ¿Que toca mañana? - vuelvo a preguntar.
- ay ya. Mañana comienzas el colegio. Así que vete a dormir, vamos apúrate.
- ¿Colegio? ¿No pensabas decirme? - me cruzo de brazos.
- si pensaba decirte..
- Ajá, ¿cuando? - elevo una ceja.
- Mañana - sonríe - te conozco, encontrarías una excusa para faltar. Ahora vete a dormir que en serio mañana no podrás levantarte. Y no dudaré en buscar agua helada. - advierte.
Suspiro y bajo de la silla. Comienzo a caminar hacia la escaleras. Antes de subir el primer escalón me toman de la cintura.
- ¿No piensas decir buenas noches? - desparrama besos por mi mejilla, río.
- ¡Ya, ya! - trato de detenerlo.
- Mm.. no te escucho. - Sigue tonteando.
- ¡Ya! ¡Buenas noches! ¿Feliz? - río cuando deja de molestar.
- Si, muy feliz. Ahora si, vete a dormir princesa. - me deja en el suelo otra vez y me da un empujón para que suba las escaleras. Niego con la cabeza y me voy a mi habitación.
Me coloco mi pijama y me meto a la cama luego de acomodar mi mochila para mañana.
Rápidamente caigo en brazos de morfeo.
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