XXXIX
Tal y como se lo esperaba Sam, las cosas no estaban bien, en el momento en el que Dereck parqueó el coche Sam salió corriendo hacia su madre, la cual corrió hacia ella y se puso a llorar entre sus brazos mientras se disculpaba una y otra vez.
– Lo siento, lo siento, lo siento – se disculpaba una y otra vez Teresa entre los brazos de su hija.
Mateo miraba la escena afectado, la situación actual los tenía a todos trastornado, pero tener que ver como su compañera se disculpaba con su hija por algo que salía de sus capacidades lo destruía. Él entendía que ninguno de los dos tenía la culpa de lo que acaba de pasar con Dilan, pero aun así no podían evitar sentirse responsables de lo ocurrido.
– Mamá, tranquila, no es tú culpa – intentaba consolarla Sam – vamos a encontrar a Dilan, tranquila – seguía insistiendo Sam, porque, a pesar de que todo pintaba mal, ella estaba decidida. Iba a encontrar a su hijo, y ningún hijo de puta o antiguo compañero se lo iba a impedir.
Por su parte, Dereck se acerca a Mateo con la intención de empezar con el interrogatorio, necesitaba tener una imagen más precisa de los acontecimientos para así saber cómo iban a proceder.
– Señor siento que no podamos presentarnos en un momento más propicio, pero espero que comprenda que ahora mismo lo más importante es encontrar a Dilan – le dijo Dereck con su porte serio y actitud dominante. – Le pido por favor que nos diga todo lo que pueda considerar necesario, ¿pasó algo mientras Dilan estaba aquí? ¿Algún acontecimiento o acto que pudiera haber propiciado esta situación? – quiso saber.
– No, nada – le responde Mateo con el mismo tono serio – durante estos días Dilan estuvo muy tranquilo, hizo lo de siempre – le responde – desayunaba con nosotros, luego paseaba por los alrededores de la manada, volvía para la comida y luego por la tarde venía con nosotros, leía un poco o escalaba los arboles de los alrededores ... lo normal – le decía Mateo, el cual, a pesar de intentar permanecer con su actitud fuerte, se estaba empezando a resquebrajar.
Dereck asintió ante la información y miró con pena al señor, se notaba que la situación también lo afectaba mucho, pero intenta permanecer fuerte y sereno.
– Comprendo.
Mientras ellos hablaban Sam se enteraba de todo y se encargaba de calmar a su madre, quien por lo menos había dejado de disculparse y ahora solo lloraba abrazada a su hija.
– Mamá, sé que papá ha dicho que no ha pasado nada raro, pero ... ¿estás segura? – insistió la joven.
– No cariño, no ha pasado nada. Ya sabes que durante los primeros días Dilan tuvo una pelea con Marcos, pero él nos aseguró que no iba a ir por zonas poco seguras. Además, tú padre y yo ya fuimos a la casa del muchacho para ver si estaba implicado, y el chico estaba cenando con su familia – le decía Teresa entre lágrimas de desesperación.
Sam asintió no muy conforme, su madre era demasiado ingenua y ella sabía por experiencia que ese cachorro era malvado, si hacía falta ella misma iba a conseguir las respuestas que quería y le importaba una mierda las consecuencias que pudieran tener sus actos. Era una madre buscando a su cachorro, cualquiera que se interpusiera en su camino estaba condenado.
– ¡Sam! – le advirtió Dereck al sentir la ira descontrolada por el lazo que compartían.
Sam enfoca su mirada en Dereck, y respira profundo, necesita calmarse y tener la cabeza fría, porque sabe que cuando uno actúa precipitadamente no consigue nada, ahora mismo necesitan trazar un plan y empezar a actuar.
– Mamá, Dereck y yo vamos a buscar por los alrededores, tú quédate en casa por si Dilan llega a volver y papá, tú mira por los alrededores de la manada, quizás se ha entretenido en la biblioteca o mirando algo – les ordena tranquila.
Ninguno de los presentes se opone a las ideas de Sam y una vez informados cada uno se aleja hacer sus respectivas tareas.
Antes de transformarse, Dereck mira con advertencia a su compañera y Mateo besó la frente de Teresa, la cual estaba un poco más tranquila, pero seguía visiblemente afectada.
– Tener cuidado por favor – les pidió ella mientras iba a por una chaqueta, para justo después sentarse en la entrada de la casa.
Sam y Dereck se perdieron entre los arboles al mismo tiempo que Mateo corría hacia la manada e intentaba encontrar a su nieto.
Al mismo tiempo, en un lugar de la manada Dilan empezaba a recobrar poco a poco el conocimiento.
El lado derecho de su cuerpo le dolía un montón, sentía que su cabeza zumbaba y de momento se sentía mareado y desorientado, su cabeza dolía, intento mover su brazo, pero en el momento en el que lo desplazo unos centímetros sintiócomo una ráfaga de dolor subió desde su codo hasta el principio de su brazo, lo que le hizo fruncir el ceño y gruñir un poco.
A pesar del estado tan lamentable en el que se encontraba el joven, Dilan pudo entender a la perfección en la situación en la que se encontraba. Lo habían atrapado.
Se maldijo e insultó a la joven que le había retenido el tiempo suficiente como para esos imbéciles lo encontraban, en el momento en el que saliera de esa situación y se recuperara lo suficiente iba a ir a por esa gilipollas e iba a partirle la acara.
Si tan solo no hubiera actuado como una imbécil él podría haber llegado a la casa de sus abuelos antes de que el imbécil eso lo encontrara y lo embistiera repentinamente.
Poco a poco, Dilan fue abriendo los ojos e incorporándose, estaba oscuro y mareado, pero hizo un gran esfuerzo para concentrarse y orientarse. Necesitaba actuar rápido, antes que esos chicos volvieran.
Con cuidado Dilan consigue pararse sobre sus piernas y se acerca a la puerta de la habitación.
Sabe que es imposible que esté abierta, pero no pierde nada al intentarlo, pero para su sorpresa esta se abre sin problema.
– Valla, sí que son idiotas – susurra el minino con una sonrisa cínica mientras sale del aula.
Dilan no tarda mucho en darse cuenta en el sitio en el que se encuentra, esas ventanas ... y esos pasillos ... no, no eran fáciles de olvidar.
Con tranquilidad, Dilan camina con paso tranquilo y silencioso hasta las escaleras más cercanas, pero en el momento en el que empieza a escuchar unas pisadas lejanas que suben por otras de las escaleras que conectan la planta, cambia de dirección y se dirige al baño de chicas sin pensarlo.
En ese momento Dilan ni siquiera piensa racionalmente, solo se deja guiar por sus recuerdos de esa escuela que se encargó de amargarlo durante gran parte de su infancia. Necesita volver a su casa y rápido.
Sin hacer mucho ruido abre la ventana del baño, se sube al marco haciendo fuerza con su brazo lesionado y aunque quiere quejarse y emitir un ruido lastimero se obliga a morder con fuerza su labio y a tragárselas lagrimas que salen en el momento que se impulsa para estar de cuclillas sobre la ventana.
Durante todo este proceso Dilan escuchaba como los pasos de los desconocidos subían hasta la planta en la que se encontraba, así que no se lo pensó mucho y saltó de la ventana.
Todo habría salido bien y habría sido una huida efectiva, si no llega a ser porque en el momento en el que saltó y calló al piso no calló en la molestia de su pie.
En el momento en el que su pieimpacto con el suelo un dolor insoportablesubió desde su tobillo hasta la cabeza del minino, el cual no pudo reprimir el alarido de dolor y pudo escuchar a la perfección como los pasos de los chicos paraban.
A pesar de que Dilan quería llorar del dolor se obligó a ponerse de nuevo de pie y empezar a correr, no podía perder tiempo, daba igual cuanto le estuviera doliendo el condenado pie y cuan mareado se sintiera. Las pisadas de los chicos se estaban escuchando cada vez más cerca.
La huida de Dilan fue totalmente inútil, porque para cuando pudo poner cierta distancia entre él y el edificio apareció cierto joven que le bloqueo de nuevo el camino.
– ¿Pero mira que tenemos aquí? – le dice burlón el chico, el cual lo miraba con descaro mientras sonreía – una mascota no tiene que huir de su dueño – lorecrimina con tono burlón el joven mientras se acercaba.
Los nervios de Dilan se crisparon en el momento en el que reconoció al chico que le impedía su huida.
– Samuel ... – susurró.
– Oh, que delicia, ¿aun te acuerdas de mí dulzura? – le dicemientras se le acerca con paso amenazante.
Por instinto Dilan retrocede.
Por las cosas que le contaronsus abuelos, sabía que Samuel seguía siendo el mismo chico que disfrutaba torturarlo y herirlo en su infancia, y aunque en su momento se planteó vengarse por todo lo que le hizo durante su niñez pensó que era mejor dejar las cosas como estaban. No necesitaba dos lobos molestos con él, además, quería que en la medida de lo posible su estancia en la casa de sus abuelos fuera tranquila.
Aunque bueno, desde que pasó lo que pasó con Marcos tuvo que enfrentarse a varios idiotas que intentaron pasarse con él, pero él siempre se defendió.
Dilan sabía que realmente Samuel no suponía ningún peligro para su persona, pero estando como se encontraba en ese momento no estaba tan seguro. Su piel le molestaba un montón y no podía mover correctamente su brazo, aun así, debía arriesgarse y acabar con él, necesitaba irse.
Sin molestarse en ocultar su total desagrado, Dilan dejó que su minino interno tomara el control y le gruñera disgustado al joven lobo que lo miraba.
– Vaya, vaya, el minino tiene garras – se reía burlón el lobo, el cual no se esperó en ningún momento que Dilan lo atacara de forma rápida y precisa.
Dilan apuntó al cuello del muchacho, pero el esquivó de forma rápida las garras del joven.
– Eso estuvo cerca – se dijo Samuel, el cual dejó de sonreír burlón y se colocó en forma de ataque – tenía pensado ir suave contigo, pero visto lo visto, creo que voy a tener que enseñarte modales.
– Metete los modales por el culo – le respondió Dilan con veneno puro.
Para ese momento los otros dos lobos ya habían llegado al lugar en el que se encontraba Dilan y Samuel peleando, y aunque Alan se unión a la pelea, Raul se quedó al marguen y miró con horror como Samuel y Alan peleaban contra Dilan.
Él sabía que estaba implicándose en algo que no quería, pero no hizo nada para detenerlo, prefirió permanecer como un espectador a actuar, por eso, Raul decidió que por esta vez y solo por esta vez ayudaría al minino.
En el momento en el que se transformó y cargó contra Samuel, sabía que se había sentenciado, él sabía que iba a acabar mal, pero no podía quedarse sin hacer nada.
La repentina intervención de Raul desconcertó a todos, pero Samuel, ingenuo, sonrió pensando que por fin su amigo estaba con ellos, o buenos, eso fue lo que pensó hasta que recibió un gran empujón del lobo que lo mandó a volar unos cuantos metros.
La acción de Raul hizo que todo se detuviera por unos segundos, Dilan miraba desconcertado al lobo que se colocóenfrente suya y gruñía amenazante al chico, y el chico que lo amenazaba chasqueaba la lengua y miraba con resentimiento y desaprobación al lobo, el cual a pesar de notarse débil no bajaba su postura defensiva.
– Entonces ¿esta es tú respuesta? – le preguntó desilusionado el joven.
La respuesta del chico fue un gruñido amenazante, el cual hizo que Alan cerrara sus ojos para respirar, en el momento en el que abrió los ojos no mostró nada, volvió a adoptar su postura de ataque y se abalanzó hacia el lobo, el cual lo recibió y así empezó la pelea entre Raul y Alan.
Dilan tardó unos segundos en volver en sí, miro desconcertado al lobo y al joven que peleaban, y justo después a Samuel, el cual todavía seguía en el suelo. No estaba entendiendo lo que estaba pasando, pero sabía que no se iba a quedar para averiguarlo.
Simplemente se dio la vuelta y empezó a correr mientras las punzadas constantes seguían afectándole a su tobillo, las cuales hacían que su carrera fuera mucho más lenta y lamentable.
Para el momento en el que Dilan llegó a la entrada de la escuela, con la espalda empapada en sudor, escuchó el chillido lastimero del lobo, el cual lo hizo detenerse y voltearse.
Samuel había vuelto a sus sentidos y agarraba por el cuello al animal, el cual le arañaba las manos intentando respirar, poco a poco estas dejaron de moverse y justo en ese momento Samuel lo lanzó contra un árbol.
El golpe seco del animal contra el árbol y los ojos oscuros de Samuel le dijeron a Dilan todo lo que necesitaba saber.
Hola de nuevo (^ ^ ; )
Lo sé, lo sé, he estado perdida muchos meses, jaja. En serio, perdón por eso, pero estaban con finales y bueno ... ya saben, los estudios antes que nada. Bueno, siendo sincera aún tengo los exámenes finales y seguramente desaparezca otra vez. Pero quiero intentar terminar ya de ya la historia, porque vamos, me estoy tardando solo un poquito (^ ^ ;)
Pero bueno, os traigo este capítulo, que sé que no es precisamente muy largo, pero bueno, es lo que he escrito en una tarde y bueno, algo es algo, además, quería compensar los retrasos.
Y para que quede claro, no he revisado lo escrito y siendo sincera, no creo que lo haga en un futuro cercano, así que, si veis algo raro no dudéis en decirme. Y nada, volviendo a lo de siempre, espero que os guste y que me dejéis vuestras impresiones. Nos vemos en el siguiente capítulo.
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