Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXIII

Después de esa pequeña cabezadita, la cual duró más de lo esperado, Dilan se sentía mucho mejor.

Aunque aún no encontraba una explicación para la forma en la que actuó su animal interno, al menos había conseguido relajarse, ya no se sentía cansado ni saturado. Podía organizar sus ideas sin sentir que su cabeza iba a estallar en cualquier momento.

Poco a poco el joven abre sus ojos y se levanta de la cama, si no fuera porque su vejiga decidió que ya no podía retener más líquidos, el joven ni siquiera se hubiera movido.

Dilan estaba cansado, no quería hacer nada, solo deseaba permanecer en su cama y no pensar en nada. Necesitaba esa tranquilidad, pero como siempre pasaba, cuando más a gusto y tranquilo se siente uno, es cuando el universo decide actuar para sacarte de tú zona de confort. En su caso fue tener que levantarse de su cómoda y calentita cama para ir a orinar, así que, con paso cansado y adormilado, Dilan camina hacia el baño del pasillo.

Mientras anda los ojos de Dilan se cierran y se abren con parsimonia.

Una de esas veces, en las que los ojos de Dilan vuelven a cerrarse el pequeño minino deja salir un bostezo cansado.

Ufff, sí que necesitaba esa siesta. Piensa el minino.

No tardó mucho en llegar al baño, pero para el joven fue la caminata más larga de su vida.

Al terminar, el joven se lava las manos y decide echarse agua en la cara, necesita despejarse un poco.

Cuando se está secando la cara con una toalla del baño, es cuando el joven se da cuenta del silencio que reina en la casa.

Extrañado, sale del baño y baja las escaleras de la casa. No hay nadie ni en la sala, ni tampoco en la cocina. El joven mira las dos habitaciones intentando entender que es lo que pasa, y cuando por fin su cerebro deja de actuar en piloto automático, es cuando Dilan se da cuenta de que está solo en casa.

Este nuevo escenario hace que el joven tenga una importante lucha interna. La cosa está sola y en silencio, lo que lo convierte en el escenario perfecto para volver a la habitación, echarse nuevamente en la cama y retomar el sueño, pero Dilan sabe que si lo hace eso acabará desperdiciando toda la tarde.

Necesita moverse un poco y despejarse, lleva prácticamente casi todo el día metido en la casa. Si omitimos la caminata de la mañana y las veces que había acompañado a sus abuelos, Dilan realmente no había estado haciendo nada de ejercicio físicos. Es decir, necesitaba entrenar.

Desde el día que había pisado la casa de sus abuelos, Dilan no había entrenado ni un solo día, vale, paseaba y caminaba todos los días, pero eso no servía de nada. Él tenía que moverse, ejercitar sus músculos y gastar toda la energía de su cuerpo.

Las caminatas solo ayudaban a no pensar en nada, y si viene sabía que podía ir a entrenar con los lobos de esta manada, no quería exponerse de esa manera, les había prometido a sus abuelos que sería prudente, y sabía, que si iba a los campos de entrenamientos se iba a encontrar a más de un lobo que quería dárselas de lobo alfa.

Y aunque Dilan tenía fe en sus capacidades, sabía también que sería mucho más seguro y tranquilo, si evitaba ese lugar. Así que nada, solo le quedaba una opción.

Un nuevo bostezo sale de la boca de Dilan mientras estira los músculos de sus brazos y sube las escaleras.

Al llegar a su habitación, coge los zapatos de deporte que empacó, los cuales se encontraban excesivamente limpios, demostrando que efectivamente, no ha estado manteniendo su forma física.

Avergonzado por este hecho Dilan se cambia de ropa, se coloca una camiseta de manga corta y un pantalón de chándal cómodo y fresquito, ata los zapatos de deporte y baja nuevamente las escaleras.

Si Mateo y Teresa se encontraran en la casa les diría que se iba a dar una vuelta por el bosque, pero al no estar ellos presentes, lo más inteligente era dejar una nota en la mesa de la cocina en la que les avisaba que iba a salir por unas horas para entrenar.

Sus abuelos sabían que los entrenamientos a los que él se sometían podían durar varias horas, así que era mejor dejar esa nota, no quería que en caso de que alguno de ellos volviera mientras él estaba fuera y no lo encontrar en la casa se preocupara innecesariamente.

Con tranquilidad, Dilan sale de la casa y restriega sus ojos con sus manos mientras bosteza en justo el momento en el que los rayos de sol golpean su rostro.

Durante unos segundos Dilan cierra sus ojos y se replantea la idea de ir a correr por el bosque, siendo realistas, le da pereza, recuerda la sensación de su cama debajo de él y las sabanas tapando su cuerpo y otro bostezo involuntario sale por su boca.

Si, definitivamente está cansa, pero en el momento en el que sus ojos se acostumbran a la luz del exterior y ve los arboles del bosque rodeando la casa de sus abuelos, todas esas ideas desaparecen de su cabeza.

El solo imaginarse corriendo entre esos árboles sintiendo el viento en su cara, el calor en sus piernas y el sonido de sus pisadas en el aire, algo dentro del felino se enciende.

Una sonrisa aparece en el rostro de Dilan encantado por la imagen que ha proyectado su cerebro, quiere empezar cuanto antes, pero lo primero es lo primero, primero necesita estirar y calentar un poco.

Los calambres no son divertidos y él lo aprendió por las malas, cuando creyéndose muy pícaro e ingenioso empezó a correr junto con su tío William por el bosque de la manada sin antes haber estirado correctamente.

Cabe destacar que William estaba en su forma de lobo y el corría a su lado en forma humana, pero, aun así, eso no evitó que fuera humillante que su tío tuviera que llevarlo sobre su lomo hasta su casa porque su tendón decidió que era el momento en el que se cogería. Además, el regaño que le dio su mamá cuando se enteró como pasó fue suficiente como para que el joven aprendiera que era mejor estirar antes de hacer cualquier actividad física.

La sonrisa de Dilan no desparece en ningún momento, mira los diferentes caminos que le ofrecen los alrededores de la casa, a su derecha está el sendero que lo llevaría a la manada y a su izquierda está el bosque.

El camino de su derecha está totalmente descartado, ahora mismo Dilan tiene cero ganas de encontrarse con alguien de la manada. Si fuera otro día no le importaría aguantar los comentarios de la gente de la manada, pero hoy no tiene ganas ni fuerzas. Simplemente le da pereza. Así que solo tiene una opción, el bosque.

Después de rotar su cuello, para evitar un posible tirón empieza a trotar en dirección al bosque. Justo en el momento en el que avanza unos pocos metros empieza a escuchar las carcajadas de sus abuelos, lo que lo hace frenar.

Puede escuchar la risa de su abuela y la respiración agitada de su abuelo.

– ¡Ya estás cansado! – escucha que grita su abuela divertida.

– ¿¡Cansado!? ¡Ni de coña! – le responde su abuelo con la respiración alterada – ¡será mejor que empieces a correr de verdad mi vida, si no quieres que el lobo feroz te encuentre y disfrute de esos labios pecaminosos que no paran de llamarlo! – le grita Mateo feliz.

Dilan se ruboriza inevitablemente al escuchar el comentario de su abuelo y decidir que lo mejor para sus ojos y para su mente es ir en dirección contraria.

El joven adora a sus abuelos, pero está más que seguro que no quiere ver eso.

Él sabe que el contacto físico es algo natural entre dos personas que se aman, pero también sabe que tiene cero ganas de ver como sus abuelos se ponen cariñosos delante de sus ojos. Siendo tremendamente realistas, no quiere escuchar ni ver eso.

El piar de las aves acompañan el trote ligero de Dilan mientras se aleja de la escena empalagosa que están creando sus abuelos, y aunque el joven está nuevamente avergonzado no negará que a él también le encantaría estar así con su futura pareja.

El bosque se hace cada vez más y más denso, y aunque Dilan no conoce muy bien esa parte del mismo no tiene ningún miedo. El sol todavía está alto en el cielo, su respiración es acompasada y él no está muy cansancio, en caso de que pasara cualquier imprevisto todavía sería capaz de huir o de esconderse.

Los minutos pasan y Dilan no baja en ningún momento la intensidad de su carrera.

Hacía tiempo que no se sentía tan relajado y cómodo.

La camiseta de Dilan se empieza a pegar a su espalda gracias al sudor y los músculos de sus piernas empezaron a sentirse cada vez más pesada.

A raíz de esto, Dilan poco a poco va bajando su marcha hasta que acaba andando con paso tranquilo por el bosque. Su respiración todavía está agitada por culpa de la carrera, necesita descansar un poco.

Mientras su respiración se va normalizando el joven solo piensa en dos cosas, la primera, ha perdido bastante de su resistencia física, y la segundo y más importante, ¿qué estarán haciendo su madre y Dereck en ese momento?

Si todo salió tal y como lo había planeado, la relación entre su madre y su compañero habría avanzado bastante en estos días. Aunque bueno, teniendo en cuenta que en los últimos días su madre no había estado llamando a la casa a cada rato, estaba claro que su plan perverso había tenido éxito. O por lo menos todo apuntaba en esa dirección.

Dilan estaba feliz por ellos, sabía que su madre y Dereck necesitaban tiempo para ellos, porque vamos, él había visto y vivido en primera mano las consecuencias de sus amigos en el momento en el que se dieron cuenta que eran mates, Rouse y Luis eran insoportables. Siempre demostrando su amor mutuo. Que si un beso aquí, que si un acercamiento allí, que si un nos apartamos un momento y luego aparecemos con las ropas movidas y sonrojados ...

Todavía recordaba perfectamente esa vez que inocente de sí fue a visitar a Rouse y la encontró en su casa en plena acción con Luis. En ese momento Dilan amo y odió a partes iguales su estupenda audición.

Aunque bueno, Emma y Eva tampoco se quedaban cortas, Eva siempre fue muy liberar con su sexualidad, nunca se molestaba en controlarse y bueno ... esto había influenciado un poco a Emma, quien sí que era más recatada. Pero bueno, todo ese pudor y recato pasó a segundo plano en el momento en el que ambas se marcaron.

Después de ese día nada fue igual, ya no eran solo Rouse y Luis, ahora también se les unieron Eva y Emma, lo que desembocaba en que Mike y él acaban solos en medio de sus salidas.

Y aunque al principio se molestaba y cabreaba por la forma de actuar de sus amigos, pronto dejo de importarle, entendía que en esos momentos para ellos lo más importante eran sus parejas. Los lobos siempre eran cariñosos y sobreprotectores con sus parejas, pero justo después de su primera vez junto a su pareja eran prácticamente maquinas hormonales, podían rivalizar contra cualquier grupo de quinceañeros.

Así que nada, Dilan se acostumbró a que sus salidas en grupo acaban con él y con Mike en la plaza hablando sobre cualquier cosa mientras esperaban a que las dos parejas desaparecidas reaparecieran como quien no quería la cosa. Y aunque él y Mike sabían que era lo que lo pasaba cuando se desparecían siempre actuaban como si no tuvieran idea.

Así que bueno, si al volver a casa Dilan encontraba una marca en el cuello de Sam y otra en el cuello de Dereck sabría que su objetivo se habría cumplido.

Para ese momento solo debería pedirle a su madre que insonorizara tanto su cuarto como el suyo. Porque si, Dilan adoraba a su madre y a Dereck, pero no mentiría. Si volvía a escuchar una vez más las cosas que ambos se decían entre risas cuando creían que él dormía sí que iba a conseguir un auténtico trauma.

Quería a su madre, pero siendo sinceros, ningún adolescente está preparado para oír a sus padres en sus momentos cariñosos.

Mientras el joven descansaba, inmerso en sus recuerdos y pensamientos, un grupo de chicos se acerca poco a poco al distraído gato.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro