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XXVIII

" – Mamá, porque ese niño está solo – le pregunta el pequeño a su madre mientras señala con su dedito a un niño que se encuentra a unos metros de ellos."

" – Es porque él es diferente – le dice su madre sin molestarse en mirar al niño que su hijo señala.

El pequeño inclina levemente su cabezita sin comprender las palabras de su madre.

¿Ese niño es diferente a él?

Sin molestarse en disimular el pequeño mira al niño e intenta encontrar alguna de las diferencias a las que hace alusión su madre.

" – Esa cosa ni siquiera debería de estar aquí – dice una de las mujeres que ha escuchado el intercambio de palabras de ambos. "

Muchas de las personas que se encuentran alrededor de ellos asienten conformes con las palabras dichas por la mujer.

Por su parte, el pequeño cachorro frunce su ceño disgustado, no comprende porque esa señora ha dicho esas palabras tan feas, pero se siente mal.

El pequeño cachorro a muy temprana edad se dio cuenta de lo dolorosas que pueden llegar a ser las palabras de los desconocidos, y en el momento en el que vio como el niño al que señalaba salía corriendo, dando se cuenta de que ese niño también había sentido lo mismo que él.

El pequeño se siente mal por el otro niño y quiere ir a hablar con el niño que se ha ido corriendo, pero las palabras que le dice su adre hacen que se pare en seco.

" – Nunca te acerque a esa cosa – le ordena su madre utilizando ese tono de voz que no admite réplica.

El pequeño cachorro asiente sin comprender por qué su mamá le prohíbe acercarse a ese otro niño, ella siempre le ha dicho que tiene que portarse bien y ser bueno con los otros niños, pero por algún motivo ella no quiere que se acerque a ese niño en concreto.

Esta fue la primera vez que Logan se dio cuenta de lo intolerante e hipócritas que podían a llegar a ser las personas que lo rodeaban.

" – Bueno niños, hoy vais a formar grupos y tendréis que explicar entre todos el tema que os asigne, ¿queda claro? – les pregunta con una sonrisa amigable una de las profesora de su escuela."

En el momento en el que la profesora deja de hablar los niños asienten y se levantan emocionados de sus sitios para buscar a sus amigos y formar su grupo. En apenas unos segundos ya están formados los diferentes grupos.

" – ¿Hay alguien que no tenga grupo? – pregunta la profesora de forma amigable mientras pasa de forma rápida la mirada por toda el aula."

" – Dilan está solo – dice un niño inocentemente mientras señala al mencionado, el cual se encuentra en la esquina de la clase al lado de su silla."

En el momento en el que el pequeño menciona a Dilan, la actitud amigable de la profesora desaparece, la sonrisa afable de la mujer cambia por una línea resta y su semblante se endurece. La profesora mira cansada a Dilan y suelta un suspiro.

" – ¿Alguien dejaría que Dilan se uniera a su grupo? – pregunta con apatía."

Ningún niño dice nada, todos se miran entre sí mientras se interrogan con la mirada.

Claramente ningún niño habla, todas en esa clase han escuchado las mismas frases y o palabras de partes de sus padres. Esas frases en la que les piden, exigen y ordenan que no se acerquen al "fenómeno" de la manada.

El silencio de todos los infantes hace que la profesora suspire nuevamente y se masajea disgustada la frente.

" – Dilan, vas a tener que hacer la tarea sola – le dice con desgana la profesora."

Algunos de los niños empiezan a cuchichear entre ellos mientras miran con poco disimulo a Dilan. Susurran entre ellos y se ríen divertidos por la situación del pequeño gato.

El pequeño agacha su cabecita y aprieta su camiseta con sus manos, se siente mal por los comentarios que sus compañeros de clase dicen, pero no dice nada, se obliga a retener las lágrimas.

Ese día Logan entendió que no hace falta golpear a una persona para herirla profundamente.

" – JAJAJAJAJA – Dilan se ríe divertido mientras es alzado durante unos segundos por las manos de sus abuelos."

La mimas acción se repetía una y otra vez, pero a pesar de eso la risa divertida de Dilan no se detiene.

Todos los adultos que ven la escena reflejan su disgusto en sus rostros

A pesar de que Mateo y Teresa son consciente de las miradas que les lanzas el resto, no les prestan atención, los ignoran a todos y se centran en su nieto, el cual sonreía y reía divertido inmerso en su pequeña burbuja.

Poco a poco este recuerdo también se difumina y es sustituido por otro.

La cabeza de Logan juega en su contra y le hace revivir nuevamente algunos de los escenarios en los que puedo haber intervenido y ayudado o consolado a su mate. Revive esos momentos en los que pudo haber hecho algo para ayudarlo, pero se quedó al margen, viendo cómo se daban las cosas

– ¡Logan, es la última vez que te lo digo! ¡Sal de tú habitación y ve a dar una vuelta con tus amigos! – le grita molesta su madre desde la planta baja de la casa.

Con pesadez Logan abre los ojos, mira el techo de su habitación y suspira cansado.

Otra vez siente esa opresión sobre su pecho, aquella que no ha dejado de molestar desde el día que descubrió que Dilan era su mate.

Con parsimonia sale de su cama y se viste para salir a dar una vuelta.

– ¡Logan! – lo llama de nuevo.

El joven ni se molesta en responder. Con paso lento baja las escaleras, encontrándose a su madre en el principio de estas, la cual se calla y le sonríe contenta en el momento en el que ve a su hijo.

Logan ni se inmuta, pasa por su lado sin decirle nada. Sale de la casa, cierra la puerta y empieza a caminar. Inmerso en sus pensamientos ni se da cuenta de que pasa cerca de sus amigos, los cuales al verlo lo saludan y lo llaman sonrientes. Pero al no recibir respuesta por parte de Logan se callan y se miran entre sí.

– ¿Ha pasado de nosotros? – pregunta uno de ellos.

– No, seguramente está distraído y no nos oyó – le responde una de las chicas del grupo.

– Si tú lo dices ...

– Vamos hombre, ya lo conoces – le recuerda otro de los chicos del grupo mientras golpea amistosamente el brazo del otro – cuando está distraído no se entera de nada.

Nadie añade nada más, conformes con las palabras dichas por el chico, porque para ninguno de ellos era raro ver a Logan actuando de esa forma.

Todos ellos se conocían desde pequeños, habían sido amigos desde la primera vez que intercambiaron palabras en preescolar, cada uno conocía los secretos y gustos de los otros. Por eso, para ninguno de ellos era novedad la forma de actuar de Logan. Habían crecido juntos, y si bien era verdad que antes el joven lobo no era tan cerrado como ahora, con el paso de los años se fueron acostumbrado a su nueva forma de ser.

Poco a poco todos vieron como Logan se perdía cada vez más en sus pensamientos, abstrayéndose de todo lo que lo rodeaba. Lo vieron con la mirada triste y bacía en demasiadas ocasiones, pero ninguno de ellos se atrevió nunca a preguntarle qué era lo que le pasaba. Porque la única vez que uno de ellos le preguntó a Logan qué era lo que lo ponía en ese estado no recibió respuesta.

Logan se limitó a mirar al chico, inexpresivo durante unos segundos antes de apartar su mirada y observó con ojos tristes a los árboles que los rodeaban en ese momento.

Después de esa espeluznante experiencia ninguno de echo se atrevió a volver a preguntarle de nuevo. Preferían dejarlo tranquilo y esperar a que él mismo quisiera acercarse a ellos para hablar.

– Me gustaría que volviera a ser el mismo de antes – dice uno de las chicas mientras abraza sus piernas – hace mucho que no lo veo sonreír.

El comentario tan amargo de la joven hizo que todos presentes giraran sus cabezas y mirasen tristes a Logan.

– No eres la única que quiere eso – le asegura uno de los chicos.

Al mismo tiempo, en otro lugar de esa misma manada, una joven se arreglaba para salir.

La chica estaba decidida, está vez no iba a fallar, no se iba a echar para atrás, iba a conseguirlo sí o sí.

Con paso firme Sofía sale por la puerta de su casa dispuesta a todo. Está decidida, esta vez va a conseguir aquello que lleva intentando desde hacía ya unos años.

Hoy iba a conseguir que Logan callera por ella.

Desde muy pequeña Sofía ha intentado conseguir la atención del joven lobo, el cual siempre se ha mostrado indiferente hacía cualquier persona que esté remotamente interesada en él.

Logan no es un joven amable, pero tampoco es antipático, simplemente es cordial.

Nunca mostró un interés particular por algún lobo o loba de la manada, trata a todos por igual. Era como si él mismo estuviera trazando una fina línea que lo separaba del resto.

Fue esta clase de comportamiento el que hizo que muchos jóvenes de la manada se interesaran por él, ya que no era normal ver esa clase de comportamientos en un cachorro. Logan actuaba como un adulto, no era como esos niños que intentan actuar como adultos, pero que siguen teniendo esa faceta infantil. No, Logan verdaderamente se comportaba como un adulto. No se reía por cosas tontas como él resto de niños de su edad, miraba todo con ojos críticos y solía permanecer calmado.

Sofía al igual que muchos otros cachorros de la manada se sintió atraída por esa aura tan particular que desprendía Logan.

Realmente ni ella misma sabía si lo que sentía por Logan era meramente un encaprichamiento infantil o por el contrario era el precursor de algo más, lo único que la joven loba sabía era que quería a Logan para ella sola.

Por eso que estaba decidida, iba a confesarse e iba a conseguir que el apático y misterioso lobo salieran con ella.

Sofía todavía no había encontrado a su mate y por lo que sabía, gracias a los rumores que rápidamente se esparcimiento por la manada, Logan tampoco lo había encontrado.

Así que... ¿qué mal podía hacer que ambos se divirtieron juntos mientras todavía estaban solteros? Después de todo, ninguno de los dos tenía compromiso alguno.

Mientras pensaba en la forma más sutil de proponerse a Logan, Sofía vio cómo su amado lobo solitario se sentaba en uno de los muchos bancos de la plaza.

Nerviosa por lo que estaba a punto de hacer, Sofía cerró sus ojos y cogió aire.

Necesitaba mentalizarse y relajarse antes de ir a hablar con Logan. Suelta el aire de apoco y clava decidida sus ojos en el joven.

Poco a poco se va acercando al joven hasta pararse justo al lado del banco en el que él estaba sentado. Logan ni siquiera se molesta en mirarla, nuevamente está inmerso en su mundo.

– ¿Puedo sentarme? – le pregunta la joven.

Nada, el joven no responde absolutamente nada.

A pesar del obvio desinterés Sofía no se rinde, no piensa parar.

Decidida se sienta justo al lado de Logan haciendo que sus piernas estén pegadas a las del otro. Vuelva a tomar aire y mira al joven, el cual mira con desgana lo que tiene justo enfrente.

– Logan – lo llama.

El joven la mira desinteresado y le asiente con la cabeza para darle a entender que la escucha.

Sofía todavía no ha conseguido la reacción que esperaba, pero a pesar de eso sigue sin flaquear.

– Quería preguntar si...

– Humm

– ... Bueno veras... – la joven empieza a ponerse nerviosa, da igual las veces que haya practicado las mismas líneas en la soledad de su habitación. Ahora mismo no recuerda nada, está nerviosa y no consigue conectar sus pensamientos.

Ha practicado y recreado en su mente infinidad de escenarios, pero ahora que está justo enfrente del lobo es incapaz de pensar con claridad. Las ideas se atropellan en su mente y no es capaz de organizarlas, no sabe cómo empezar y mucho menos cómo terminar.

La situación en si le altera, pero la intensa mirada que recibe por parte de Logan, esa mirada que le encanta pero que al mismo tiempo siempre la aturde, no la está ayudando para nada.

– Buenos veras yo... – Sofía tiene que agachar su cabeza para poder organizar sus ideas y seguir hablando, Logan la ha desarmado en segundos sin necesidad de hacer o decir nada.

Sofía cierra sus ojos y frunce su celo mientras espira. Sus mejillas están calientes, se está muriendo de vergüenza, pero no puede echarse para atrás porque para ella sería mucho más vergonzoso irse en ese mismo momento.

– Logan quiero proponerse que... – en el momento en el que abre los ojos y mira a Logan entiende que ya es tarde.

Logan ni siquiera la está mirando. Sus ojos están clavados en el otro lado de la calle y parece que ni siquiera la ha escuchado.

En otra clase de circunstancia la apatía del lobo no le molestaría, pero el brillo que reflejan los ojos de Logan lo dice todo. Los ojos de Logan brillan como dos luceros, hay tantos sentimientos encerrados en esos ojos que Sofía se ve obligada a apartar su mirada.

La loba de Sofía está dolida al igual que ella. Ni siquiera tuvieron tiempo para decir algo y ya había sido rechazada. Llegaron tarde.

Sofía está apunto de levantarse, pero la voz de Logan la hace quedarse donde está.

– Volvió – murmura incrédulo.

Intrigada Sofía sigue la mirada de Logan, curiosa por saber quién es la persona que consiguió ganarse el interés del único chico que llamó su atención. Y es así como sus ojos paran sobre la única persona que esperaba no volver a ver en ese lugar.

– Dilan... 

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