XXIX
El aire que chocan con la copa de los árboles, el sonido amortiguado de sus pisadas, los cálidos rayos del sol que iluminan y calientan su piel ... Todo es perfecto, todo está tranquilo.
No hay prisa por llegar a algún lado, no hay actividades urgentes ni cosas que entregar. Todo es paz y tranquilidad.
O por lo menos se supone que ese debería de ser el caso, pero como es de esperarse Sam no se siente así. Está inquieta desde el día que Dilan dejó la manada para ir a visitar a sus abuelos.
Han pasado unos días desde que Dilan se fue, y aunque en ninguno de estos Sam ha recibido una llamada de auxilio por parte de su hijo, Sam no puede dejar de preocuparse.
Si, Sam estaba un poquito paranoica.
Cada vez que puede llama a la casa de sus padres para saber cómo va todo por allí, y aunque Mateo y Teresa entienden el nerviosismo de su hija y comparten parte de su preocupación, están empezando a cansarse de las constantes llamadas por parte de Sam.
– Mamá por favor, para ya con las llamadas – le suplica Dilan cansado – es mi segundo día en la manada y apenas he podido salir de la casa de los abuelos porque cada dos por tres estas llamando – le dice molesto.
– Pero Dilan yo ... – intenta replicar.
– ¡No mamá! Entiendo que te preocupas por mí y que esta situación te estresa, pero por favor te lo pido. ¡Contrólate! No va a pasarme nada, estoy bien.
– ... – Sam permanece en silencio durante unos segundos antes de hablar – solo estoy preocupada por ti – admite en voz baja.
Dilan sonríe enternecido y comprensivo después de escuchar la confesión de su madre.
Cuando hablo con ella sobre su viaje a la manada sus abuelos supo desde el principio que si su madre le dejaba ir tendría que enfrentarse al panorama que estaba viviendo actualmente.
Dilan no era un niño, sabía defenderse y cuidarse solo, pero para Sam su hijo todavía era un niño al que debía de cuidar. Por eso tendría a preocuparse en exceso por él, lo que la llevaba a imaginarse los peores escenarios posible, y esto a su vez acababa desembocando en una llamada a las cuatro de la mañana para preguntar si Dilan estaba bien.
– Estoy bien mamá – le vuelve a repetir Dilan, pero esta vez con un tono de voz mucho más tranquilo y comprensivo. – Te prometo que si llega a pasarme algo serás la primera persona a la que llame, pero en serio, relájate. – Le suplica – he venido para pasar tiempo con los abuelos y para divertirme, pero si tengo que estar constantemente pendiente de cuando suena el teléfono, porque si no lo llego a cogerlo por lo que sea. Mi sobreprotectora madre podría convertirse en mamá oso y podría venir a su antigua manada, de la cual fue expulsada, solo para cerciorarse de que su hijo no está siendo "lastimado".
Las palabras de Dilan eran tan sola una broma con la que intentaba hacerle ver a su madre su punto, pero cuando no recibe una risa o una respuesta sarcástica por parte de ella, es cuando Dilan comprende que realmente su madre se había planteado la posibilidad de hacer precisamente lo que él acababa de decir.
– Mamá por favor dime que no has pensado hacer precisamente lo que acabo de decir – le pide Dilan mientras se masajea el puente de su nariz.
El silencio al otro lado de la línea confirma las sospechas de Dilan, que bufa molesto mientras rueda los ojos.
– Mamá, voy a ser muy claro contigo – vuelve a hablar Dilan, pero esta vez sin ninguna pizca de humor. – Vas a dejar de llamar a todas horas, vas a aprender a relajarte y vas a aprender a disfrutar de tu tiempo, ya sea a solas o en compañía de alguien. Me he ido de la manada para que puedas disfrutar de tú tiempo en pareja con Dereck sin tener que preocuparte de si escucharé algo que no deba. Además, como ya te dije en su momento, extrañaba a los abuelos y quería pasar tiempo con ellos. Si quieres preocuparte y malgastar tu tiempo tontamente a pesar de que sabes perfectamente que sé y que puedo cuidarme solo. Entonces es tú problema, pero por lo menos te pido que me dejes disfrutar a mí de mi tiempo aquí – le dice serio. – Te quiero y eso no va a cambiar a pesar de lo pesada que estas siendo, pero por favor, relájate. Estoy bien – vuelve a repetirle una vez más antes de despedirse de ella y colgar.
Después de esa llamada Sam tuvo que hacerle caso a Dilan y conformarse con llamar cada dos o tres días a la casa de sus padres. Porque a pesar de todo, ella sabía que su hijo tenía razón.
Por eso siguió el consejo de Dilan y salió a pasear para disfrutar de su tiempo a solas.
Pero en lugar de sentirse relajada y o renovada, Sam solo se sentía angustiada.
Intentaba concentrarse en cualquier cosa, pero su cerebro siempre acababa volviendo al mismo punto, Dilan.
Frustrada Sam deja salir a su loba y empieza a correr por el bosque de la manada. Mientras corre disfruta del viento que choca con su pelaje, recoge con mayor nitidez los sonidos que produce la manada y capta con mayor precisión los olores que el viento transporta.
Sam para su carrera y disfruta de como todos sus sentidos se intensifican, en su forma lobuna capta muchas más cosas.
A sus oídos llega con precisión la nueva discusión absurda de Stefan y William, escucha perfectamente las risas del resto de sus compañeros y es capaz de captar cómo Jordán y Mike apuestan entre susurros quien de los dos lobos será el ganador de la discusión.
Sam cierra sus ojos lobunos tranquila y suspira, nuevamente va a ser ella la que tenga que parar la pelea de esos dos. Con lentitud empieza a caminar hacia el lugar del que provienen las voces de sus amigos, pero entonces cambia la dirección del viento y una ráfaga de aire golpea contra su hocico.
Por acto reflejo Sam vuelve a cerrar sus ojos e inspira profundo, captando de esta manera uno de los pocos olores que existen en el planeta que pueden revolucionarla a ella y a su loba en tan solo unos segundos.
Sin pensárselo dos veces, Sam reajusta su camino y corre hacia el lugar del que proviene tan atrayente aroma.
El viento sopla fuerte y trae consigo más del aroma de Dereck, el cual sigue golpeando el hocico de Sam y hace que ambas partes, lobo y humano, se alteren.
La respiración de Sam se vuelve más y más pesada, siente como el calor se extiende por todo su cuerpo y como sus extremidades empiezan a hormiguear. Sam sabe que debería parar y tomar un descanso para así regular su respiración, pero no puede, teme que si llega a parar el olor de su compañero desaparezca.
Sam no entiende muy bien que es lo que le está pasando, ella no comprende porque se siente así. Lo único que sabe es que su loba está nerviosa y que ansía estar con su compañero, así que Sam simplemente hace lo que ella le pide.
Acelera el paso, llegando hasta al inicio del bosque que rodea las calles y tiendas de la manada.
Sin molestarse tan siquiera en transformarse, Sam irrumpe en la calle principal de la manada y continúa corriendo como si su vida dependiera de ello, dejándose guiar única y exclusivamente por su olfato.
Pasa con rapidez por las calles y les gruñe a todas las personas que están cerca de ella para que se aparten de su camino.
Nadie le dice nada, se limitan a apartarse del camino y dejan pasar a la descontrolada loba, quien ni siquiera los mira.
Todos los presentes están sorprendidos e impactados por el comportamiento de Sam, quieren pensar que la forma de actuar de Sam tiene una justificación lógica.
Mientras Sam corre escucha perfectamente como las personas de la plaza se preguntan unas a otras porque ella actuó de esa forma. Puede diferenciar perfectamente la preocupación en la voz de algunos y el desconcierto en la voz de otros, y aunque ella misma quiere pararse y aclarar lo que acaba de pasar, es incapaz de hacerlo.
Ni ella misma entiende porque está actuando de esa forma, solo está siguiendo sus instintos. Y estos le dicen que debe estar ahora mismo junto a su mate.
Habían pasado años desde la última vez que Sam sintió con tanta intensidad las emociones de su loba. La última vez fue semanas antes de que el doctor de dijera que era estéril, pero hoy, después de años sin sentir ninguna emoción por parte de su lado animal, podía sentir perfectamente como su loba se removía dentro de ella y como la impulsaba a correr con mayor fuerza.
Y eso era lo que estaba haciendo, estaba dejando que su loba la guiara.
Sam no prestaba atención a su entorno mientras corría, estaba chocheada, su loba ... su loba estaba presente.
Ni siquiera se mostró cuando aceptó a Dereck y empezaron su relación. Ingenuamente esperó que al estar tan cerca de su mate e implicarse en una relación sentimental su loba reaccionaría a su pareja y se presentaría nuevamente.
Pero eso no pasó, por mucho que ella y Dereck avanzaran en su relación la loba de Sam nunca se mostraba.
Pero ahora, por algún motivo su loba estaba presente, ella estaba ahí, la sentía tan viva como el latido desenfrenado de su corazón o como la quemazón en sus pulmones por la carrera que estaba llevando.
Sam simplemente estaba encantada y fascinada, su animal interno verdaderamente estaba presente. Estaba de nuevo junto a ella y la guiaba.
Y era por eso que Sam no se contenía, no utilizaba su lógica o su raciocinio, le dejó todo el mando a su loba. Sentir de nuevo esa parte animal que tantos años permaneció ausente era un milagro, y Sam no quería hacer que esa parte de ella nuevamente desapareciera. Por eso, simplemente dejó que su loba tomara el mando.
No sabía que era lo que esta iba a hacer, pero estaba segura de que fuera lo que fuera, no la heriría ni a ella ni a su compañero.
La loba de Sam por fin detuvo su carrera, permitiéndole de esta forma a Sam regularizar su respiración y tranquilizar los latidos de su desenfrenado corazón, el cual todavía golpeaba de forma rítmica su caja torácica.
Cansada por la carrera, Sam se echa al suelo en el suelo de la calle y cierra sus ojos mientras se pregunta porque está parada junto a una floristería.
Rápidamente sus dudas son resueltas, cuando sale por la puerta de la floristería el dueño del aroma que la llevó hasta allí. Dereck.
– ¿Sam? – la llama Dereck desconcertado en el momento en el que sale por la puerta.
La loba de Sam rápidamente se pone de pie y se acerca a su compañero mientras mueve su cola feliz.
Cuando llega hasta el restriega su cabeza lobuna contra la pierna y el estómago de su compañero mientras deja salir gruñidos gustosos. Se siente a gusto, se siente bien, siente que por fin está en casa.
Dereck está desconcertado por el comportamiento de su compañera, pero a pesar de eso no dice nada, se milita a pasear su mano por el pelaje de su compañera y le brinda caricias, las cuales generan más gruñidos de parte de la loba de Sam.
Poco a poco el ambiente a su alrededor empieza a llenarse de más y más feromonas, las cuales desconciertan y detienen las caricias de Dereck.
– ¿Sam estás bien? – le pregunta Dereck preocupado.
Como respuesta solo recibe un gruñido de parte de Sam, quien mueve su cabeza en busca de más caricias de su compañero.
Dereck está desconcertado, la actitud que en ese momento está teniendo su compañera es muy similar a la que sufren las hembras cuando están en su época de celo.
Pero esto es imposible, Sam es estéril, o por lo menos se supone que lo es se dice a si mismo Dereck.
Las feromonas continuaban saliendo y poco a poco las dudas se implantaba en la cabeza de Dereck, si verdaderamente Sam estaba sufriendo su celo en ese momento debía de sacarla de allí cuanto antes, porque daba igual que ella tuviera un compañero y que ambos hubieran iniciado su relación.
Sam todavía no había sido marcada por Dereck, así que sus feromonas no solo le afectaban a su compañero. Afectaban a todo macho sin compromiso que se encontrase por la zona.
Con rapidez Dereck mira hacia ambos lados de la calle y lleva a Sam hacia un callejón, le pide que cambie de forma y cuando esta lo hace confirma sus sospechas.
– De-Dereck – lo llaman Sam con sus mejillas rojas y la vista nublada.
La imagen que Sam le ofrece a Dereck es demasiado para él, solo puede maldecir por su suerte y suplicar que el tentador aroma de su compañera no llegue a ningún lobo o loba sin compromiso.
Con rapidez Dereck carga a Sam entre sus brazos y sale corriendo, su casa es la que se encuentra más cerca, pero sabe que si van a ella va a tener que atravesar toda la manada con Sam en celo. Además, lo que más teme ahora mismo es que algún idiota intente meterse en su camino para llegar hasta ella.
Así que Dereck sabe que solo les queda una opción, van a tener que ir a la casa de Sam, la cual no está demasiado lejos, pero a pesar de eso va a tener que dar una gran vuelta para evitar posibles complicaciones.
Dereck se ve obligado a ir al principio del bosque para correr con mayor libertad, haciendo esto tardara algunos minutos más hasta llegar a la casa de su compañera, pero prefiere hacer esto a tener que enfrentarse con algún amigo solo porque el idiota no es capaz de controlar sus instintos.
Mientras Dereck corre, Sam se aferra a su compañero y pronuncia su nombre una y otra vez, lo que supone una pequeña y dulce tortura para Dereck que en este momento tiene que luchar por permanecer concentrado en el camino y no divagar sobre como besaría a su compañera hasta hacerla perder la cabeza.
La respiración contra su oreja, el latido desenfrenado de su corazón mientras corre y la forma tan posesiva con la que la sujetan su cuerpo están enloqueciendo a la loba de Sam.
El aroma de Dereck se intensifica gracias al ejercicio que está realizando y poco a poco se van formando pequeñas gotas de sudor por su cuello, las cuales captan la atención de la loba. Sin molestarse en pensar cuáles serán las consecuencias de su acción, Sam acerca su nariz al cuello de su compañero y suspira.
El cálido aliento de Sam hace contacto con la piel del cuello de Dereck, la cual no tarda nada en erizarse.
Un gruñido quiere salir de la boca de Dereck, pero este se obliga a frenarlo y a concentrarse en su tarea.
Sam sonríe maliciosa al darse cuenta de lo que ha causado en el cuerpo de su compañero y vuelve a tentar a su suerte, pero esta vez no suspira contra el cuello de su compañero. Esta vez sopla en el mismo lugar y araña con delicadeza la clavícula de Dereck.
En esta ocasión Dereck es incapaz de refrenar su gruñido de gusto, el cual resuena por todo el lugar.
Dereck se para y mira a serio a Sam, la cual le sonríe maliciosa mientras sus ojos se oscurecen.
Poco a poco los ojos de Dereck siguen el ejemplo de los ojos de Sam y se oscurecen, mientras una sonrisa maliciosa nace en los labios del beta, el cual se acerca su cara hacia su compañera.
Sam mira impaciente a Dereck, deseando saber cuál será el siguiente movimiento de su mate.
En el momento en el que ve como el rosto de su pareja se acerca, Sam cierra sus ojos gustosa y mueve un poco su cuello con el fin de darle más acceso a Dereck, el cual parece haber olvidado el motivo de su carrera.
Con parsimonia Dereck pasea su nariz sobre el cuello de su compañera, ganándose de esta forma suspiros por parte de la misma, acción que lo hace sonreír en grande. Dereck perfila con su nariz el cuello de Sam hasta llegar a la unión con su oreja.
Ya en este momento Sam se siente pura gelatina entre los brazos de su compañero, está expectante por saber qué es lo que Dereck hará a continuación.
– Será mejor que te controles Sam – le sugiere Dereck con voz una mucho más ronca de lo normal – si continuas por ese camino te arrancaré la ropa aquí mismo – le dice justo antes de posar sus labios sobre su cuello y retirarse del mismo.
Sam jadea fascinada por la sugerencia de su compañero. Está por tentar a su suerte y hacer precisamente aquello que Dereck le ha dicho que no haga, pero la mirada que este le echa, es todo lo que ella necesita para entender que no debe cruzar esa línea.
Sam lo mira suplicante y Dereck le sonríe malvado con sus ojos todavía oscurecidos, para segundo después unir sus labios en un beso demoledor que los deja a ambos con ganas de más.
– Buena chica – le dice burlón.
– Será mejor que no vuelvas a decir eso si no quieres acabar mal Dereck – le sugiere Sam con la respiración un poco alterada.
A pesar de que Dereck sabe que las palabras dichas por su compañera no son ninguna broma, es incapaz de tomársela en serio. O por lo menos no en este momento.
Ahora que Sam parece estar un poco más calmada, Dereck es capaz de continuar con su camino.
Agudizando todavía más su odio Dereck es capaz de escuchar como a lo lejos se van acercando algunas personas. Maldiciendo por lo bajo acelera el paso y corre hacia la casa de Sam, la cual gracias a dios tiene un gran patio trasero, el cual da precisamente al bosque.
Para cuando Dereck llega a la parte trasera de la casa de Sam, está sin aire.
Se detiene junto en la puerta trasera de la cocina y deja a Sam en el suelo.
Justo en ese momento, un ruido a su derecha la hace saber que está pasando precisamente aquello que quería evitar. Nuevamente atrae a Sam y acto seguido suelta un gruñido de advertencia para el desconocido y o desconocida que ha osado acercarse tanto a ellos.
– Abre la puerta Sam – le ordena Dereck con voz dura.
Si no fuera por la situación en la que se encuentran en ese momento Dereck nunca habría usado ese tono a la hora de hablar con su compañera. Es por eso que Sam deja a un lado su molestia y opta por acatar la orden de su compañero.
Cuando por fin la puerta es abierta, Dereck empuja a Sam dentro de la casa y permanece uno segundo en el marco de la puerta. Escanea los límites del patio, y cuando confirma que no hay nadie, entra a la casa de su compañera. Para acto seguido echar los seguros de la puerta y se voltea para enfrentar a Sam.
– Por fin solos ... – canturrea en voz baja y grave.
– Te recuerdo que también estábamos solos en el bosque Dereck – le dice Sam mientras se acerca a él con pasos lentos, para acto seguido colocar sus brazos en el cuello de su mate y mirarlo divertida.
– No me tientes Sam – le advierte.
– No estoy haciendo nada lobito – le responde con una sonrisa burlona, para justo después ponerse de puntillas y besarlo.
El beso que empezó siendo un tanteo del terreno acaba revolucionándolos a ambos, en pocos segundos los dos mates devoran la boca del otro, descuidando por completo el ritmo de sus respiraciones.
Es por eso que en el momento en el que ambos se separan necesitan unos segundos para regularizar sus respiraciones. Ninguno de los dos dice nada, temiendo romper el ambiente que los envuelve en ese momento.
Dereck mira a Sam e intenta tranquilizar sus instintos, los cuales para ese momento se encuentran demasiado despiertos. Tanto el hombre como el lobo se mueren por coger a su compañera y cumplir todos y cada uno de los escenarios que su cabeza se está imaginando, pero Dereck sabe que tiene que controlarse. Él ya habló con Sam hace un tiempo y sabe que la joven lleva tiempo sin intimar con alguien, es por eso que necesita tranquilizarse un poco. Quiere ser suave y cuidadosos con su compañera.
Pero Sam no le está ayudando a conseguirlo. La joven tiene otros planes. De forma descara se apega al pecho de Dereck y lo mira con ojos suplicantes y llenos de deseo.
Sam sabe que debería tomarse con calma, pero ahora mismo no quiere ir despacio. Está en celo, su loba está presente y su compañero parece encantado con la faceta coqueta que le muestra. Lo que solo hace que las ganas de Sam aumenten.
De forma premeditada Sam se muerde su labio inferior y mira a Dereck deseosa. El efecto es inmediato, Dereck carraspear un poco para aclarar su garganta y da un pequeño paso hacia atrás. Necesita separarse de Sam y poner un poco de distancia. Debe calmarse, porque si no lo hace le hará caso a su lobo y tomará a Sam en ese lugar.
Ambos mates se miran, Sam esperando saber qué hará Dereck, y Dereck esperando saber qué es lo que hará ahora su compañera.
Los segundos pasan y la tensión en el ambiente no disminuye, solo incrementa.
Cansada por la demora Sam acaba suspirando, le lanza una sonrisa coqueta a Dereck para segundo después volverse y salir de la cocina.
Mientras camina se va quitando su camiseta, la cual deja caer justo en el umbral que separa la cocina con el salón. Dereck cierra los ojos y toma un poco de aire para justo después seguir a su compañera.
Acaba de perder y lo sabe, pero no le importa lo más mínimo.
Conforme se acerca a las escaleras ve como las prendas que llevaba Sam han ido desapareciendo. Sus zapatos, sus calcetines, el pantalón ...
Dereck tragando saliva y respira un poco de aire, el cual para ese momento ya no solo huele a las feromonas de Sam, ahora también posee ese toque de deseo que lo descontrola por dentro y por fuera.
El lobo de Dereck está totalmente descontrolado, quiere responder de una vez al llamado de su compañera, la cual claramente se muestra dispuesta. Pero Dereck tiene que hacer uso de sus últimos resquicios de cordura para controlarlo.
En el momento en el que Dereck llega a la puerta de Sam, todo ratro de cordura ha desaparecido.
Sam la espera sentada, con las piernas cruzadas y un brazo apoyado sobre su rodilla mientras le sonríe divertida. Ya no hay ninguna prenda de ropa que cubra el escultural cuerpo de la joven loba, quien le sonríe seductora.
– ¿Me harás compañía lobito? – le pregunta con esa clase de tono atrayente con el que sabe que no obtendrá respuesta.
Y efectivamente, Sam no tiene respuesta. En tan solo unos segundos Dereck se encuentra también sin nada de ropa y se acerca a su compañera, deseoso por saber cuáles serán las expresiones que esta hará cuando empiece a divertirse junto a ella.
En tan solo unos segundo ambos mates nuevamente se encuentran devorando la boca del otro, el deseo que sienten por el otro es lo que los guía.
Mientras se besan Dereck pasea sus manos por los costados de Sam, generando de esta forma un delicioso cosquilleo que la hace morder de forma involuntaria el labio inferior de su pareja, el cual gruñe gustoso ante el acto de su pareja.
Los besos y las caricias se superponen, Dereck pasea sus manos por la clavícula y cuello de Sam, y ella mientras tanto suspira encantada y se deja hacer.
El calor en los cuerpos de ambos sube, y antes de que se den cuenten ambas intimidades ya han empezado a lubricar.
Al ser consciente de la dureza de su compañero Sam se permite nuevamente osada y hace fuerza para colocarse encima del cuerpo de este.
De forma lenta sube sus manos por el abdomen de Dereck hasta llegar a sus pectorales.
Con parsimonia se inclina y empieza a besar el cuello de Dereck, quien gruñe gustoso no solo por los besos de su compañera, sino porque la cercanía de la misma con su piel le permite sentir perfectamente como los pezones del pecho de Sam piden un poco de atención.
Tensión en el ambiente no hace más que aumentar y antes de lo planeado Sam vuelve a estar debajo de Dereck, el cual empieza a jugar con los pezones de su compañera mientras que al mismo tiempo empieza a preparar la entrada de Sam.
Sam suelta un pequeño quejido lastimero al sentir como uno de los dedos de su compañero entra en ella.
– Lo siento cariño – se apresura a disculpa Dereck con ella. Está por sacar sus dedos, pero la mano de Sam lo detiene.
– Solo se más cuidadoso – le pide ella con voz temblorosa y los ojos entre abiertos.
Dereck la distrae con sus demandantes besos y el resto de caricias en su cuerpo mientras la prepara, aunque la distracción no es del todo eficiente, porque en el momento en el que inserta un nuevo dedo Sam vuelve a quejarse, y nuevamente Dereck se disculpa y detiene su acción.
Para cuando Sam deja de quejarse los suspiros de la misma ya han enloquecido completamente a su mate.
Dereck se encuentra listo para tomar a su compañera, pero sabe que debe controlarse.
Suspira intentando permanecer con su enfoque, pero las continuas punzadas que reciben su miembro no le están ayudando a concentrarse.
Su compañera le está ofreciendo una imagen mucho mejor de la que el mismo llegó a imaginarse, sus labios rojos de tanto ser besados, su agitada respiración y sus ojos inundados en placer no le ayudan a concertarse.
Pero esta vez no es Dereck quien sigue con las acciones.
Sam, cansada de ser la única que recibe placer nuevamente se coloca sobre su compañero, sentada tan solo a centímetros de su miembro. Retrocede hasta sentir la dureza de Dereck y sonríe malévola al ver como la cara de su compañero cambia con tan solo ese contacto.
Sam se levanta solo un poco y se sienta, pero no introduce el miembro de Dereck en su intimidad, no. Sam quiere jugar, así que se siente de forma que el miembro de su compañero está justo enfrente suya.
Mueve levemente su pelvis y permite que ambas zonas de roce, generando un pequeño jadeo entre ambos.
Dereck quiere acabar con el juego, se muere por sentir completamente a su compañero, pero al mismo tiempo quiere ver cuál será la siguiente carta que jugará ella. Quiere ver que tan creativa puede llegar a ser su compañera en el ámbito del sexo.
– Vamos cariño – le dice con voz ronca – ¿eso es todo lo que tienes?
Sam que entiende perfectamente el juego de Dereck le sonríe burlesca y vuelve a mover su pelvis.
Poco a poco baja una de sus manos por su cuerpo, hasta llegar a su intimidad. Introduce dos de sus dedos en la misma y coge parte de su lubricación. Con parsimonia lleva sus manos hasta el miembro de su compañero.
Sube y baja su mano por el miembro de Dereck, ganándose de esta forma suspiro de su parte y no es hasta que llega a la punta de su pene y juguetea con la piel que lo recubre que no consigue un gruñido en toda regla.
– Decías lobito – se burla esta vez ella.
Los ojos de Dereck para este momento ya se encontraban completamente negro, al igual que los de Sam, quien cansada de todo el juego innecesario decide hacer aquello que ella y su compañero ansían.
De forma rápida se levanta e introduce el miembro de Dereck en su vagina.
A pesar de que Sam quería dejarse caer sobre el miembro de su mate sabe que no debe de hacer eso. Lleva tiempo sin intimar con alguien, y aunque ha sido prepara de antemano hacer eso traería más dolor que placer.
Empiezan con un vaivén lento que consigue sacarles suspiros encantados a ambos, pero al cabo de unos minutos, cuando los dos ya no pueden detenerse más aumenta la intensidad.
Los movimientos que empezaron siendo cuidadosos se vuelve más y más frenéticos, Sam suspira y jadea en voz alta mientras apoya sus manos en el pecho de Dereck. Y Dereck por su parte disfruta de la imagen de su compañera mientras muerte su labio y deja escapar algún que otro gruñido.
En algún momento Dereck acaba cambiando su posición con la de Sam y es ahora ella la que se encuentra debajo de Dereck y tiene que acompasarse al ritmo que su compañero impone.
Sin descuidar en ningún momento el cuerpo de su compañera Dereck se acerca y empieza a succionar la piel alrededor de los pechos de su compañera.
Sam por su parte atrae más hacia ella Dereck y muerde sus carillos queriendo retener de esta forma más las sensaciones que su mate le está haciendo sentir en ese mismo momento.
– No ... no pares – le pide Sam entre jadeos.
Dereck sonríe malévolo y muerde uno de sus pechos sacando un sonoro jadeo de parte de Sam y cambia el ángulo de sus embestidas.
Ese nuevo angulo consigue que Sam empiece a sentir como poco a poco el calor se arremolina dentro de ella. Está cerca y Dereck lo sabe.
De forma instintiva arremete contra ese punto que le está haciendo ver las estrella a Sam y empieza a buscar la zona en el cuello de su compañera donde sabe que colocará su marca.
Por su lado Sam hace lo mismo, y cuando siente que está a nada de correrse muerde justo en el mismo momento en el que Dereck la mordió.
La descarga de placer que sienten los dos en ese momento es suficiente como para hacerles soltar la piel del otro y gruñir de puro gusto mientras se desbordan.
Dereck para sus movimientos y apoya todo su peso sobre sus brazos mientras regulariza su respiración.
Es oficial, él y Sam por fin hicieron su vínculo. El sentimiento de plenitud que siente ahora mismo es incomparable.
Poco a poco siente como una sonrisa empieza a tirar de sus labios. Besa la frente de Sam, para justo después apoyar su frente sobre la de su compañera.
– Te amo – admite con una sonrisa y con los ojos cerrado.
– Yo también te amo Dereck – admite Sam con la voz entrecortada y lágrimas en sus ojos, las cuales no llega a ver Dereck, ya que permanece con los ojos cerrados.
Despacio Dereck sabe de su compañera y se tumba justo a su lado, le sonríe encantado y la atrae a él.
Ahora mismo no importa nada, no importa que están llenos de sudor y de otras cosas, lo único que importa es que por fin realizaron su vínculo y se sienten completos.
– Tendremos que contárselo a Dilan – le dice Sam mientras se acomoda entre los brazos de Dereck.
– Se lo diremos cuanto tú quieras – coincide Dereck, quien ha empezado a realizar pequeños círculos con sus dedos por el costado de Sam. – Aunque estoy seguro de que ya se lo espera.
Sam sonríe ruborizada y asiente, después de todo la última vez que ella habló con Dilan el mismo le dijo de forma indirecta que uno de los motivos por los que se había ido era para que pasara más tiempo con Dereck.
– Este hijo mío sabe demasiado – murmura avergonzada Sam.
Dereck solo ríe divertido y abraza fuerte a Sam para justo después acomodarse mejor en la cama y seguir brindándole caricias a su compañera hasta que ambos se quedaron dormidos.
Dereck y Sam sonríen y se abrazan dormidos, mientras los lobos de ambos disfrutan de la cercanía del otro sabiendo que por fin ambos están completos.
Bueno chicos/a ... ¿qué tal? ¿Estuvo bien? ¿Estuve a la altura de las expectativas o salió mal? Cabe mencionar que es la primera vez que escribo una escena de cama, así que no sé ni lo que estoy haciendo. Espero que no os decepcionara demasiado, y bueno si eso pasó pues ... no sé, ¿lo siento?
Así que ahora que me he quitado esto solo me queda decir que no publicaré nada hasta terminar los exámenes de septiembre, esto lo he ido escribiendo en mis tiempos muertos mientras estudiaba, así que espero que la espera valiera la pena, si no fue así lo siento.
Y bueno, dicho esto, me despido. Bye.
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