XLV
En el momento en el que Logan pisó el exterior de su casa tomó su decisión, dejó que su lobo tomase el control de su cuerpo, dejando de esta forma que su parte más salvaje e instintiva dominara completamente su conciencia.
En el momento en el que el lobo estuvo completamente fuera soltó un potente aullido, en el cual informaba a todos los que estuvieran cerca de que volvía a ser libre.
Sin demorarse un segundo más el lobo comienza a correr hacia el lugar en el que sabe que está su destino.
En cuestión de minutos Logan llega al perímetro de la casa de Mateo y Teresa, quienes se alteran al percibir la presencia del joven.
– Vete con Dilan – le ordena contundente Mateo a su mujer, mientras se encamina hacia la puerta, pero antes de que pueda llegar a esta es detenido por Dereck.
– Tranquilo, él no va a hacerle daño – le garantiza Dereck, el cual, por fin siente como la calma y la tranquilidad lo inundan.
– ¿Qué quieres decir? – Dereck no le responde en seguida, mira la puerta por unos segundos, para luego mirar a los ojos a el padre de su compañera.
– Simplemente confíen en mí – les pide, para luego ir a la puerta.
Desconcertado, Mateo observa a su yerno e intenta entender sus palabras.
Dereck no le da tiempo si quiera al chico para que vuelva a su forma humana y le explique porque no llegó. Le lanza la ropa que llevaba en las manos y lo mira serio.
– Póntelos muchacho – le dice, para justo después volverse y entrar en la casa.
Logan no cuestiona nada, acata la orden de Dereck, vuelve a su forma humana y se coloca con rapidez la ropa y sigue al hombre.
– Muy bien, la primera parte del plan ya está, ahora toca enfrentarse a la segunda – murmura para sí mismo Dereck, mientras sube las escaleras y va hacia la habitación en la que se encuentran las dos personas más importantes de su vida – hora de ponerse serio – se dice a sí mismo.
Tal y como esperaba, en el momento en el que abre la puerta de la habitación, Sam salta sobre él apuntando directamente a su garganta, pero gracias su rapidez y a lo mucho que la conoce, Dereck es capaz de evitar el golpe y reducir a Sam.
– Tranquila fiera – le dice con voz contenida – soy yo.
Sam, que hasta ese momento se estaba removiendo con la intención de acabar con el intruso se tranquiliza.
– Pensé que eras otra persona – se disculpa.
– Lo sé y lo entiendo – le asegura él mientras besa la parte de atrás de su cabeza – pero si me lo permites voy a tenerte así un ratito más – le dice sin aflojar su agarre.
– ¿Qué ...?
Sam no tiene tiempo de terminar su pregunta, porque en ese preciso momento nota la presencia de Logan, el cual acaba de subir el último escalón de la escalera.
Tal y como predijo Dereck, la loba de Sam no tarda en salir a la superficie.
– Aclara las cosas rápido y no hagas ninguna gilipollez – le advierte Dereck a Logan mientras se lleva a Sam entre forcejeos, gruñidos y arañazos.
– ¡Suéltame! – grita Sam furiosa, quien no entiende para nada el comportamiento de su mate – ¡Suéltame en este momento si no quieres que te mate más tarde Dereck! – lo amenaza.
Dereck hace oídos sordos a todas las amenazas y advertencias que salen de la boca de su compañera y la arrastra escaleras abajo.
Mientras tanto, en la planta baja se encuentran a Mateo y Teresa, quienes lo miran con duda, pero nuevamente, Dereck no les dice nada, simplemente hace un movimiento con su cabeza señalando a la puerta de la casa, la cual permanecía abierta.
Una vez fuera Dereck se relaja un poco, lo que supone una ventaja para Sam quien le golpea en el costado, consiguiendo de esta forma que Dereck afloje un poco el agarre que tiene sobre ella.
– Estas siendo muy mala cariño – le regaña Dereck entre divertido, adolorido y molesto.
– Que te den – le responde ella cabreada.
– Ahora mismos no es un buen momento para hablar de guarradas cariño – se burla de ella.
– Dereck, te lo advierto, si no me sueltas en este momento ...
– ¿Qué? – la corta – ¿me partirás la cara? ¿me cortaras los huevos? ¿me dejaras? – le enumera él aburrido – cariño, ya hemos pasado por esto un montón de veces – le recuerda aburrido – te enfadas por la situación, te pones a discutir conmigo y como no llegamos a un acuerdo haces los que te da la gana, y luego vienes a pedir perdón porque sabes que te equivocaste y la cagaste – le enumera sin importarle la impresión que se deben de estar llevando sus suegros de él en ese preciso momento.
– Esta vez es diferente – le responde ella sin dejar en ningún momento de forcejear y la molestia de su voz.
– No, no lo es – le asegura Dereck – es la misma mierda de siempre, contrólate por una vez y confía en mí. ¿Acaso alguna vez te he fallado o mentido? – le dice mientras la suela.
San se gira con los ojos amenazantes dispuesta a golpear a Dereck, pero se contiene. Ella a pesar de todo sabe que Dereck nunca permitiría que algo malo le pasara a ella o a Dilan. Pero ...
Gruñendo con frustración la loba cruza sus brazos sobre su pecho y aprista sus manos sobre sus brazos.
– Está bien ... confiaré – le responde todavía malhumorada – pero si ese niño llega a hacerle algo a Dilan te aseguro que no habrá rincón en el planeta lo suficiente recóndito como para que te puedas esconder de mí.
– Tranquila fiera, si ese niño le llega a hacer algo a nuestro hijo, tendrá que aprender a huir rápido, porque la luna sabe que lo despellejaré vivo – le asegura él mientras se le acerca.
Mateo y Teresa observan la escena, entre preocupados y divertidos, pero se abstienen de decir nada. En el poco tiempo que llevan conviviendo confirmaron que para Dereck, Sam y Dilan eran lo primero para el joven. Justo por eso decidieron confiar en el juicio del joven, pero si llegaba a equivocarse ...
Por otro lado, en ese mismo momento, en otro lugar de la casa, dos jóvenes se encontraban cara a cara después de largos días de ausencia.
Lo primero que quiso hacer Logan fue correr hacia Dilan y abrazarlo con todas sus fuerzas, pero los vendajes que se exivian en la piel del pequeño minino le gritaban que no era una buena idea.
Además, Dilan estaba muy nervioso, permanecía cerca de la ventana del cuarto y miraba con ojos críticos todos y cada una de las acciones que hacía.
Exasperado por el silencio Dereck suspira con fuerza, para luego clavar sus ojos en los de Dilan.
– Hola – lo saluda con un tono bajo, temeroso de la posible acción de su compañero.
Dilan no le responde nada, lo continúa mirando receloso.
– Mira, esta vez no voy a ir con rodeos – le dice nervioso – llevo intentando acercarme a ti desde que te vi de nuevo en la manada – le confirma – he intentado ser paciente y acercarme a ti poco a poco, pero tú te has empeñado en que eso no pase – una fea mueca se pinta en la boca de Logan mientras habla – quiero ser paciente y empezar de cero, pero ya por fin entiendo que eso no va a pasar.
Conforme más habla, más fuerte es la angustia del joven, el cual no puede evitar recordar todas esas veces en las que Dilan lo miró sin decir una palabra para luego irse sin más.
– Sólo ... sólo quiero termine – le confiesa Logan con ojos triste – solo quiero mi respuesta. – Le dice con la voz rota – ya no me importa el final, solo quiero poder poner le un final a esto – susurra.
Si no fuera porque son los únicos en la casa y por el silencio sepulcral de la estancia a Dilan le habría costado escuchar el susurro del chico, el cual se muestra destruido enfrente de él.
Dilan que no entiende nada de lo que dice Logan, el cual lo mira destrozado.
Agotado por la situación Dilan cierra los ojos y respira, llenando sus pulmones de un agradable olor, el cual no había percibido hasta el momento.
Con lentitud clava sus ojos en el chico que tiene en frente, al otro lado de la habitación, el cual se muestra vulnerable y destruido por algún motivo que no llega a entender.
Dilan no tiene tiempo para seguir observando al chico, ya que su gato interno empieza a arañar desde dentro. Confundido arruga su ceño.
– De nuevo – surra bajo.
Logan sonríe dolido por las palabras del chico, el cual parece aburrido y desinteresado.
– ¡Lo siento vale! – le grita – ¡no puedo evitarlo joder! – le dice ya sin detener sus sentimientos – lo he intentado, te aseguro que lo he intenso Dilan, pero no puedo hacer nada. Cada vez que te veo no puedo evitar intentarlo de nuevo, y aunque sé que para ti es una molestia no soy capaz de contenerme – le dice destrozado.
Dilan sigue sin entender nada de lo que dice Logan, pero el verlo tan roto y perdido le duele, no entiende porque, pero no quiere que Logan esté así. Una parte de él quiere acercarse al lobo y consolarlo, pero su otra parte, más racional y desconfiada le dice que no se fie.
Y luego está su gato, el cual lucha por tomar el control y no para de removerse dentro de él, lo cual no hace más que confundir al pobre chico.
El silencio de Dilan es nuevamente malinterpretado por Logan, el cual cansado deja salir todo, incapaz de retener por más tiempo lo que siente.
– Solo una oportunidad – susurra derrotado – solo una, por favor – suplica mientras cierra sus ojos y sus lágrimas caen sin control.
Por algún motivo el pecho de Dilan se oprime con fuerza y siente como una herida invisible empieza a crecer dentro de él.
Para ese momento el gato de Dilan toma el control y hace aquello que llevaba queriendo hacer desde que vio al chico en la puerta de la habitación.
Antes de que cualquiera de los dos jóvenes pueda reaccionar ya está hecho.
El minino lleva el cuerpo de Dilan hasta el de Logan para abrazarlo con fuerza sin importarle lo más mínimo el dolor que siente en todo su cuerpo.
– No llores – le pide el minino.
Logan, incapaz de controlarse abraza a Dilan mientras más y más lagrimas caen.
Sin saber cómo pasó ambos chicos acaban sentados en el suelo sin soltarse tan solo un segundo.
– Por favor – suplica.
Dilan que para ese momento volvía a estar al mando de su cuerpo no intenta separarse del chico, sigue abrazándolo mientras sus pulmones se llenan de un exquisito olor.
Sin poder evitarlo empieza a ronronear.
– No hagas eso – le suplica Logan, quien para ese momento ya no lloraba – solo me das falsas esperanzas.
– No entiendo – le confiesa Dilan.
– ¿Qué no entiendes Dilan? – Dilan hace un silencio y se muerde su labio inferior mientras se decide.
– ¿Por qué lloras? – le pregunta final mente.
Logan suspira y cierra sus ojos antes de responder.
– Por ti, lloro por ti, Dilan.
– ¿Eh?
– ¿Sigue sin entenderlo? – le pregunta mientras afloja sus brazos y los mira a los ojos – Dilan, soy tú mate – le suelta sin más, ganándose de esta forma el shock del chico.
– ¡¿Qué ...?! – grazna asustado.
– Lo sé, sé que no me crees y que seguramente no sientas lo que siento yo, pero ... lo sé Dilan. Lo sé desde ese día – le confiesa con una sonrisa triste – lo descubrió ese día en el que te llevé la pomada.
Dilan que todavía está en schok mira con ojos desorbitados a Logan mientras intenta procesar la información.
– En-Entonces ...
– Si.
– Pero eso quiere decir...
– Si.
– Pero porque no me ...
– Como querías que te lo dijera si no parabas de evitarme – le recuerda con una sonrisa dulce.
– Porque no ...
– No quería agobiarte – vuelve a cortarlo – sabía que necesitabas tiempo y no quería ser como el resto de idiotas, quería que me dieras una oportunidad para explicarme y exponerte las cosas con calma, pero parece que ni eso puedo hacer – sonrió burlón.
– Y ... ¿Y ahora? – quiso saber.
– Ahora la pelota está en tú tejado – le dijo Logan mientras se encogía de hombros – no voy a decirte que podré vivir sin ti o que no te presionaré, porque estoy años alejado de ti fueron una autentica tortura para mí, pero voy a respetar tú opinión, sea la que sea – le asegura.
Dilan cierra sus ojos e intenta procesar todo, pero no puede. Es demasiada información.
– Dilan ... ¿quieres que me vaya? – le pregunta Logan preocupado mientras se aleja y empieza a soltarlo.
La respuesta de Dilan es inmediata, agarra la ropa del chico evitando que se separe de su persona.
– No ... no te vayas – susurra mientras lo sigue procesando.
Por otra parte, fuera de la casa Sam miraba con ojos desorbitados y la boca abierta el interior de la casa ante la mirada desconcertada de sus padres y la mirada de superioridad de su compañero.
– Te dije que tenía mis motivos – le recuerda Dereck.
Sam no le responde nada, cierra su boca y gira sus ojos hacia él y lo mira seria.
– No tendrías que habérmelo ocultado – le reprocha ella.
– No me corresponde a mí dar esa noticia – le recuerda tranquilo.
Sam aprieta su boca disgustada y asiente conforme, sabedora de la verdad tras esas palabras.
– ¿Entonces?
– Parece que la familia se amplía – le confirma ella divertida y molesta, a partes igual.
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