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XL

El tiempo se detuvo para Dilan en ese momento, Samuel volvía estar consciente y el pobre lobo que había intentado ayudarlo y darle tiempo para huir acababa de ser noqueado y con ello, toda esperanza de llegar a la casa de sus abuelos y descansar se había esfumado.

Porque ahora no solo debía hacerle frente a chico que minutos antes peleaba con el lobo, sino que tenía que hacerle frente a Samuel, el cual para colmo estaba furioso y dispuesto a despedazarlo.

Con amargura Dilan se volvió y preparo su postura para enfrentarse a ambos lobos, pero lamentablemente no le dio tiempo a reaccionar.

Para el momento en el que recolocó y se preparaba para recibir el golpe de Samuel, este ya había cargado hacia él y estaba a nada de darle un golpe, Dilan no tuvo siquiera tiempo para colocar sus manos, en el momento en el que las levantó ya había sido golpeado en el costado por Samuel.

El golpe fue lo suficiente fuerte como para tirarlo al suelo y sacarle el aire, en ese momento el minino yacía en el suelo y se agarraba con dificultad la zona golpeada mientras gruñía de puro dolor.

Por su parte, Alan veía desinteresado como Samuel se divertía golpeando a Dilan, y aunque una pequeña parte de su ser se compadecía del pequeño, esta era ínfima. Él no pensaba ir contra Samuel, no iba a hacer lo mismo que Raul, porque al contrario que su amigo, el sí disfrutaba viendo como sus amigos se divertían con el chico.

Y vamos, en caso de que los pillaran dudaba mucho que le hicieran algo, Dilan estaba solo con sus amigos, y estos no eran ningún peligro. Gracias al incidente de hace unos años la madre de Dilan tenía prohibido pisar la manada, lo que les aseguraba total inmunidad.

Además, en caso de que los abuelos del chico dijeran algo, sus testimonios y quejas serían desestimados. Todos en esa manada aborrecían al minino.

Mientras Alan pensaba en sus tonterías no se dio cuenta de que su amigo había vuelto a sus sentidos y que se iba con paso silencioso.

Mientras tanto, Sam y Dereck rastreaban la zona de los arboles por los que Dilan estuvo por la tarde.

No llegaron demasiado lejos con ese rastreo, el olor de Dilan era intenso, pero este se mesclaba con varios aromas más, lo que les dificultaba a ambos seguir el rastro.

Esto enfureció a la loba de Sam, la cual gruño con puro disgusto y a clavar con disgusto sus garras en la arena.

Dereck, al ver el estado de su compañera prefirió dejarla tranquila, sabía que ese momento era mejor dejar a Sam tranquila, ella necesitaba sacar su frustración y enojo, si intentaba calmarla iba a ser peor.

Una vez Sam estuvo un poco más calmada Dereck se le acercó y pasó su cabeza lobuna por el costado y cuello de su compañera en un intento de calmarla, lo que funciono, ya que la respiración pesada de Sam se ralentizó.

Los dos lobos intercambiaron mirando y siguieron con su búsqueda como si no hubiera pasado nada.

Por otro lado, en otro lugar de la manada, un joven caminaba por las calles de vuelta a su casa mientras reflexionaba e ideaba una forma de acercarse a su escurridizo compañero.

– Podría hablar con su abuela ... – reflexionaba en voz alta el joven.

Logan realmente no estaba muy seguro de que Teresa abogara en su favor, la abuela de Dilan era una mujer encantadora que no discriminaba a nadie y siempre estaba dispuesta a ofrecer una mano amiga, pero cuando se trataba de su nieto ... eso era harina de otro costal.

En esos momentos la dulce mujer desaparecía y se convertía en una mujer seria e imponente, no tan imponente como su hija, pero si lo suficiente como para que cualquier niño quisiera ir corriendo a las faldas de su madre y suplicar por protección y consuelo.

Logan suspiraba derrotad mientras pensaba en que más hacer, porque a pesar de que él estaba decidido a estar con Dilan, no mentía cuando decía que las constantes negativas y rechazos de este empezaban a dañarlo tanto a él, como a su lobo. El cual ya casi ni daba muestras de estar presente.

Solo reaccionaba cuando Dilan estaba presente, pero sus constantes rechazos lo dañaban y desilusionaban.

Para el momento en el que volvía a suspirar la figura de una joven aparece en su campo de visión, la cual se encuentra cerca de su casa.

Desconcertado, Logan se acerca.

– ¿Qué haces aquí a esta hora Sofía?

– Vine a hablar contigo – le responde ella sería.

Logan la mira unos segundos antes de asentir y mover la cabeza hacia atrás para que lo siga, se alejan de la casa y caminan unas cuantas calles hasta llegar a una zona despejada cercana al bosque.

Logan quería evitar las habladurías sobre su persona y Sofía, ya le costaba demasiado hablar con Dilan, no había necesidad de añadir a la ecuación un rumor sobre él y Sofía.

Había pasado mucho tiempo desde que Dilan y Sofía se habían visto por última vez, pero no sabía cómo podría reaccionar el minino si escuchaba su nombre acompañado del de la chica que se dedicó a amargar su infancia.

– Bueno, ahora sí, ¿qué quieres Sofía? – le preguntó con tono serio, Logan estaba demasiado cansado como para hacerle frente a la joven. En ese momento lo único que quería era ducharse y echarse a dormir hasta el día siguiente. No tenía ganas, ni fuerzas, como para soportar a Sofía.

– Solo vengo a decirte una cosa – le dijo ella con tono serio, la actitud tan tranquila y seria de Sofía despertó a Logan, algo le decía que lo que iba a decir la joven era un tema serio, por lo que, haciendo fuerzas, suspiró y se concentró.

– Bien, te escucho.

– Me gustas – le dijo ella de forma rápida y concisa, lo que dejó a Logan impactado.

– ¿Perdón?

– Me gustas – volvió a repetir la joven ahora un poco más nerviosa – me gustas Logan – repitió una última vez mientras lo miraba a los ojos y se sonrojaba.

– Sofía ...

– Lo sé – le corta la joven – sé que me vas a decir que no sientes lo mismo y que ya tienes un compañero – lo vuelve a cortar.

– ¿Cómo ...?

– ¿Cómo lo descubrí? – Logan asiente confuso mientras mira a Sofía – ... – Sofía agacha su mirada y aprieta sus manos y labios en un intento de no ponerse a llorar, dolía ... dolía tanto saber que no era una prioridad para la persona que le gustaba – estaba contigo el día que viste a Dilan en la plaza – le recuerda con voz contenida.

Logan intenta hacer memoria, pero le es imposible, lo único que recuerda de ese día es la pelea de Dilan y lo acelerado de su corazón, se había reencontrado con su compañero. El momento que más había anhelado a lo largo de su adolescencia había sucedido, pero al contrario que en su sueños y fantasías, ellos no se habían abrazo y habían hablado.

No, Dilan tuvo que recordar gracias a la boca de otros aquello que más avergonzaba a Logan, aquello que lo había atormentado a lo largo de los años y por lo que se había aborrecido y cuestionado tanto con el paso de los años. ¡¿Cómo pudo quedarse al margen y no hacer nada a pesar de que sabía que lo que estaba viviendo su mate era injusto?!

Y aunque él mismo sabía la respuesta a sus preguntas, sabía que eso no justificaba para nada su comportamiento de joven.

– Sabes ... he pasado muchos días odiándolo y deseando que le pase algo – reconoció Sofía, los instintos de Logan se despertaron en un momento, agarro a la joven por el brazo y se lo apretó mientras le gruñía amenazante – y aunque sé que está mal, no puedo evitar sentirme feliz al saber que por una vez me estas mirando, aunque sea para confesarte que he deseado que tu mate desaparezca para así tener una oportunidad contigo – le reconoce ella con los ojos acuosos.

– Eso nunca habría pasado – le dice el con voz contenida.

– Lo sé, pero no puedo evitar desearlo – le dice ella con la voz destrozada y con las lágrimas cayendo por sus mejillas – odio que no me mires a mí, odio que solo puedas pensar en él y odio que el solo te rechazo y que no te dé la oportunidad de hablar. Simplemente lo odio – se desahogó – ¿¡Por qué la diosa luna fue tan cruel y no te puso en mi camino!? ¡Porqué tuvo que ponerte a un estúpido gato como mate y no a mí! ¡Porqué tuvo que acabar en esta manada, hay un montón de sitios, porque no acabó en otra! – se quejaba la joven mientras lloraba.

Logan quería intentar consolar a Sofía y decirle que cuando ella encontrara a su compañero entendería porque a pesar de todo él era incapaz de dejar ir a Dilan, pero por más que quisiera ser considerado y consolar a la loba que tristemente había estado interesado en él por tanto tiempo, le era imposible.

Sofía había deseado la desaparición de su compañero, quería que Dilan desapareciera y ser ella la que lo sustituyera ... que tontería, como si hubiera alguien capaz de sustituir a su testarudo, temperamental y adorable mate.

– Hay algo en lo que te equivocas – le dijo Logan con voz neutra, lo que hizo que Sofía subiera la vista y volviera a mirarlo a los ojos – aunque Dilan no hubiera aparecido en mi vida nada asegura que hubiera acabo interesado en ti Sofía – le dijo con tono serio – es probable que si Dilan no hubiera acabado en esta manada yo nunca me hubiera cuestionado las enseñanzas de la manada, pero agradezco que lo hiciera. Su presencia en esta manada hizo que me diera cuenta de las cosas que hacíamos mal y que debían cambiarse, puede que si el no estuviera aquí hubiera pensado igual que todos a lo largo de mi vida y que hubiera acabado emparejándome a cualquier loba soltera de la manada. Pero ahora que lo tengo, no pienso dejarlo ir, pienso ayudarlo y velar por el todo lo que pueda.

Dicho esto, Loga suelta el brazo de la joven y se fue, dejando así a una chica destrozado la cual a pesar de estar dolida estaba feliz, por fin había sacado lo que sentía, y sí, acabó como se lo esperaba, pero había una sutil diferencia. Ya no cargaba con sus sentimientos, la persona a la que se los procesaba sabía de estos y le había dado su respuesta. Tenía su cierre.

Mientras se alejaba y volvía a realizar el camino hacia su casa pasó por su lado, corriendo el abuelo de Dilan, Mateo. Extrañado Logan sigue al hombre con la mirada, lo ve preocupado y sudado, mira hacia todos lados y observa todo con ojos desorbitados.

– ¡Dilan! – grita Mateo mientras mira por todos lados esperando una respuesta de su nieto, pero pasan los segundos y no hay respuesta – ¡Dilan! – vuelve a gritar desesperado.

Al escuchar el nombre de su compañero, Logan se acerca apresuradamente al abuelo de su mate.

– ¿Le ha pasado algo a Dilan? – le pregunta desesperado.

Mateo no le hace caso a Logan, sigue gritando en nombre de su nieto mientras camina por las calles de la manada, desesperado y rogando por escuchar alguna respuesta por parte del minino.

– ¡Señor! – lo para Logan mientras lo agarra del brazo – le ha pasado algo a Dilan, ¿sí o no? – pregunta mucho más serio y desesperado.

Mateo no se plantea ni porque está respondiendo la joven.

– Ha desaparecido – le responde intranquilo – lleva desaparecido desde la tarde.

Logan no tiene tiempo para hacer nada, porque para el momento en el que quiere responder Mateo ya ha desaparecido de su lado.

Mientras tanto, cerca de donde Logan dejó a Sofía un joven camina como puede para llegar a la manada y buscar a los familiares de Dilan, los que suponen que a estas alturas lo estarán buscando desesperados por la manada.

Pero para la suerte del joven este acaba cayendo en el suelo y es incapaz de volver a ponerse de pie, el golpe que le propino Samuel lo tiene adolorido. Ya no tiene ni fuerzas para respirar, está cansado, solo quiere dormir. Además, esa niebla que ven sus ojos le está dando sueño, ¿Qué mal podría hacer echarse una pequeña cabezadita?

En el momento en el que Raul se rinde a su suerte, es cuando Sofía aparece, ella había olio la sangre y se había preocupado.

En el momento en el que ve a Raul tendido en el suelo desmayado se apresura a llegar a la altura del joven e intenta reanimarlo.

– ¿Raul? – lo llama preocupada mientras mueve su hombro – ¡Raul reacciona! – le pide alterada mientras sigue moviéndolo.

Raul gruñe medio grogui, está agotado, el solo quiere dormir, pero alguien no le deja hacerlo.

– De-Déjame dormir ... – pide agotado, olvidando totalmente el motivo por el que había caminado tanto – solo quiero dormir ...

– Podrás dormir después de que te revisen – le asegura Sofía mientras sienta a su amigo y hace fuerza para ponerlo de pie – Raul, por favor, ayúdame a ponerte de pie, yo sola no puedo hacerlo – le pide ella.

A pesar de que él quiere dormir, Raul hace un esfuerzo y ayuda a Sofía hasta que esté esta recostado mayormente sobre su amiga.

– ¿Qué te ha pasado? – le pregunta ella horrorizada – ¿Quién te ha hecho esto?

Y nuevamente, haciendo un gran esfuerzo Raul le responde.

– Samuel ...

– ¿¡Qué!? ¿¡Por qué Samuel te dejaría así!? – le cuestiona ella.

– Por Dilan ... – le responde él medio ido – lo defendí – le dice ya con los ojos cerrados – no podía estar sin hacer nada, él no se merece eso ...

Esas son las últimas palabras que Raul dice antes de caer desmayado.

Sofía se petrifica durante unos segundos, pero rápidamente vuelve a su sentido, su amigo se ha desmayado. Necesita atención inmediata, no hay tiempo para hacer el tonto, se dice a sí misma.

Como puede llegar a la plaza de la manada y empieza a pedir ayuda a gritos, rápidamente llega algunas personas, las cuales se horrorizan al ver el estado de Raul.

Uno de los presentes ayuda a Sofía y entre los dos acuestan a Raul en uno de los bancos de la plaza mientras que el resto de los presentes van a casa a por cosas para curar al joven o a por ayuda.

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