
VI
Los meses habían pasado y después de mucho buscar parecía que por fin habían encontrado tres posibles manadas que no repudiarían a Dilan por ser un gato.
- ¿Entonces esto es todo lo que tenemos? – les pregunta Sam angustiada.
- Es todo lo que tenemos cariño – le asegura Teresa a su hija.
- Son muy pocas – Sam se muerde el labio nerviosa mientras repasa con la mirada las carpetas con la información de las diferentes manadas.
- Sam, hemos revisado toda la información disponible que hay de las diferentes manadas y estas tres son las únicas que no muestran aversión hacia las otras especies – interviene Mateo intentando calmar a su hija – es todo lo que hay.
- Lo sé papa, pero aun así ... – Sam se remueve nerviosa en su asiento mientras vuelve a revisar el nombre de las tres manadas – siguen siendo muy pocas.
- Sam ... – Sam no le presta atención a su padre, una de las mandas no termina de convencerla, hay algo que le dice que no se acerque a esa manada. No es hasta que lee el nombre del alfa que entiende el motivo.
- Papa, mama, Dilan y yo no podemos ir a esta manada – les dice Sam cerrando de golpe una de las carpetas con la información de una de las manadas.
- ¿Por qué no? – le pregunta Mateo confundido.
- Es la manda del alfa Liam.
- ¿Y?
- El alfa Liam es amigo de alfa Samuel, en cuanto le pregunte si puedo unirme a su manada contactará con el alfa Samuel – les asegura Sam.
- Entonces solo nos quedan dos – se preocupa Teresa.
- No pensé que iba a ser tan complicado – se lamenta Sam.
Ambos padres intercambian una mirada de entendimiento mutuo, a ninguno de los dos les sorprende que la búsqueda de una nueva manada para Sam y para Dilan fuera tan complicado.
Es verdad que había muchas manadas, pero no muchas aceptaban a otras especies. Además, después de conseguir toda la información sobre las diferentes manadas tenían que revisar concienzudamente a través de la historia de estas.
Había que asegurarse de que no fueran manadas conflictivas o propensas en entrar en guerra. También debían mirar cómo se relacionaban los miembros de cada manada con el resto de especies, si en la manada permitían que las mujeres trabajasen, cuál era la actitud de los miembros de la manada ante los extraños y como reaccionaban los miembros de la manada con las madres solteras.
Además, debían asegurarse de que la manada tuviera a un alfa justo, que no despreciara a los miembros o abusara de su poder, y, sobre todo, debía de ser una manada con una buena seguridad o que por lo menos tuviera una seguridad decente.
Aunque el tema de la seguridad no era tan relevante, Sam pensaba seguir trabajando como centinela, así que si la seguridad no era muy buena ya se encargaría ella de hacer que la seguridad mejorase.
Era demasiada información que revisar, y este era uno de los motivos por los que se estaban atrasando tanto.
Porque es verdad que Sam quiere irse, pero ni loca Sam saca a Dilan de la manada del alfa Samuel para meterlo en una manada mucho peor.
Esta vez ella no iba a permitir que nadie se metiera con su hijo, estaba decidida.
Y este era otro motivo por el que Sam y sus padres estaban tardando tanto en encontrar la manada perfecta.
Tuvieron que recolectar la información con mucho cuidado, porque desde el día en que Sam tuvo la discusión con el alfa este estaba mucho más pendiente de los movimientos de Sam.
No lo demostraba muy abiertamente, pero desde esa discusión Sam había descubierto a algunos de sus compañeros siguiéndola, pero como esto siempre pasaba cuando iba con Dilan aparentaba no darse cuenta de la situación, aunque siempre estaba al pendiente de los movimientos de sus compañeros.
La primera vez que se dio cuenta de esto Sam no le dio mucha importancia pensando que no era nada importante, aun así, se apresuró a decirle a sus padres que fueran discretos a la hora de recolectar la información de las diferentes manadas.
Es verdad que ella quería irse cuanto antes, pero no se arriesgaría a que sus padres fueran los que tuvieran que hacerle frente a la ira del alfa.
Agradecía mucho la ayuda de sus padres, pero se negaba a ponerlos en riesgo.
En un principio habían encontrado muchas manadas buenas, pero después de revisar vieron que en algunas menospreciaban a las mujeres y que en otras las mujeres no tenían permitido trabajar. Aunque este resultó ser un caso minoritario, pero fue el principal motivo por el que Sam descartó estas manadas.
En algunos informes descubrió que los miembros de algunas manadas atacaban a otras razas sin motivo aparente, esto hizo que la sangre de Sam hirviera en más de una ocasión. Porque resulto que muchos de estos miembros mataban a los bebes de otras especies si eran abandonados en los orfanatos de sus manadas.
Cuando Sam leyó esto se le puso la piel de gallina, solo de pensar que Dilan podría haber acabado de esa manera hacia que se le revolviera el estómago. Terminó agradeciendo que abandonaran a Dilan en el orfanato de su manada, porque por lo menos al pequeño no lo mataron solo lo ignoraron.
Así que después de mucho buscar y descartar solo les quedaban dos opciones.
Sam miró las dos carpetas en las que estaba escrito el nombre de los alfas de las dos posibles manadas que pronto se convertirían en su nuevo hogar.
La manada del alfa Jordán y la manada de la alfa Ruby.
Ambas manadas tenían cierta reputación y eran las más prometedoras. Las dos manadas cumplían con todos los requisitos de Sam, eran seguras o al menos lo parecían, no tenían enfrentamientos con otras manadas, los miembros de las manadas no eran violentos contra otras especies y además en ambas manadas permitían trabajar a las mujeres.
Eran dos muy buenas opciones, pero, si Sam tuviera que ser sincera tenía que admitir que sentía una especial predilección por la manada de la alfa Ruby.
No eran muy comunes las manadas dirigidas por mujeres, y siendo sincera le apetecía mucho estar en esa manada, pero había algo que la llamaba a ir a la manada del alfa Jordán, no sabía que era, pero sentía que debía de estar en esa manada.
Así que al final decidió seguir sus instintos y se decantó por la manada del alfa Jordán.
Poco tiempo después de tomar la decisión le envió una carta al alfa Jordán en la que le exponía su situación actual y le preguntaba si estaría dispuesto a incluirla a ella y a su hijo en su manada, claramente le pidió que todo esto se llevara a cabo con la mayor confidencialidad posible. Ya que no quería poner sobre aviso a su alfa Samuel, así, cuando le saliera con la excusa de que la manada no aceptaría a Dilan ella ya tendría una respuesta.
La respuesta no tardó mucho en llegar, el alfa Jordán comprendía a la perfección la situación de Sam y de Dilan y les aseguró que si decidían unirse a su manada nada malo le pasaría a ninguno de los dos.
Aunque antes de aceptarla oficialmente le solicitó que hablara con el alfa Samuel y que dejara todos los asuntos cerrados, el alfa Jordán no quería que hubiera malentendido entre las dos manadas.
Sam entendió perfectamente el punto de vista del alfa Jordán, en ningún momento le denegó su solicitud, solo le pidió que antes de marcharse zanjara cualquier asunto con su actual alfa para así evitar posibles problemas.
Esa actitud del alfa Jordán le gustó mucho a Sam, los alfas solían andarse por las ramas para exponer sus demandas, pero el alfa Jordán no, él había ido directo al punto y eso era algo que Sam valoraba mucho.
Además de que la aliviaba saber que el alfa Jordán y ella poseían una actitud muy similar.
Sam ya empezaba a imaginar cómo sería su vida en la manda del alfa Jordán, así que decidió empezar a realizar todos los trámites necesarios.
- Cariño, ¿cómo van los trámites? – le preguntó su padre mientras se tomaba el café.
- La cosa va bien – le aseguró ella – tengo que tener cuidado y no pedir demasiados papeles al mismo tiempo, pero la cosa marcha bien.
- Me alegro de escuchar eso – intervino Teresa – aunque cada vez que pienso que tú y que el pequeño se irán de aquí no puedo evitar entristecerme – Mateo y Teresa intercambiaron una sonrisa triste. Ambos padres apoyan a Sam, pero se sienten tristes al pensar que su pequeña y su nieto se irán.
- ... no te preocupes mama, Dilan y yo vendremos de visita – les asegura Sam con un nudo en la garganta.
- Lo sé cielo, pero tú padre y yo ya nos hemos acostumbrado a tenerlos por aquí.
- Será raro no escucharte a ti ni al pequeño – completa la frase su padre.
Sam entiende perfectamente a sus padres, a ella también le cuesta dejarlos atrás, pero sabe que es la decisión correcta. Dilan es lo primero, y aunque va a echar de menos a sus padres sabe que todo merece la pena por ver a su hijo feliz.
Además, nada le impide venir a visitar a sus padres de vez en cuando.
Ya casi todo está resuelto, solo le falta dar de baja a Dilan en la escuela y hablar con su alfa.
- ¿Podéis ir vosotros a recoger a Dilan, yo tengo que ir a hablar con el alfa? – les pregunta Sam nerviosa, se la nota tensa, pero su mirada refleja decisión.
- Claro, nosotros vamos a por el pequeño – le asegura su padre.
- Gracias.
- No te alteres mucho cuando hables con el alfa – le aconseja su madre mientras le aprieta su hombro.
- Lo intentaré – Sam aprieta la mano de su madre que todavía está descansando en su hombro para darse seguridad.
Suelta un gran suspiro al imaginarse la discusión que va a tener con el alfa y termina de desayunar con sus padres.
Después de recogerlo todo todos salen de la casa, Mateo y Teresa se van en dirección a la escuela para recoger a Dilan y Sam va con paso decidido hacia la mansión del alfa Samuel.
Durante el camino empieza a pensar en cómo va a abordar el tema, pero lo que ella no se espera es que el alfa ya este al corriente de todo.
- Buenos días alfa Samuel – saluda a su alfa después de entrar en el despacho.
- Sam – la actitud del alfa es fría y eso la alerta.
- Supongo que ya sabe porque vengo a hablar con usted – Sam tantea el terreno.
- Creo que puedo hacerme una idea – el alfa Samuel sigue usando el mismo tono frio.
- Bueno, entonces me ahorro mucho tiempo. Alfa Samuel, vuelvo para informarle de que mi hijo Dila y yo queremos dejar la manada.
El ambiente estaba tenso desde el momento en el que Sam entró al despacho, pero, después de que ella confirmara sus sospechas el ambiente estaba incluso más tenso.
- Sam, ¿recuerdas lo que te dije la última vez que tuvimos esta conversación? – el tono del alfa ahora es contenido, se le nota molesto, porque el color de sus ojos está oscurecido y su actitud da a entender que está sumamente molesto.
- Si. Me dijiste que ninguna manada aceptaría a mi hijo, pero vengo para informarte que ya tengo una manada que nos ha aceptado, es por eso que ...
- Veo que lo tenías todo planeado – la corta, el tono de alfa asusta a Sam, pero no va a dejarse amedrentar, ella está decidida.
- Deberías de saberlo, ¿o me vas a decir que mis compañeros decidieron seguirme por voluntad propia?
Si el alfa se sorprendió por el comentario de Sam no lo demostró, su actitud seguía siendo estoica. Seguía molesto, pero a pesar de eso se estaba comportando como el alfa que Sam una vez se enorgulleció de servir.
El silencio se alarga hasta que el alfa Samuel suspira y se levanta de su silla, Sam se tensa cuando lo ve acercándose.
- Está bien, ¿quieres dejar la manada? Vale, eres libre de irte – el tono del alfa Samuel ya no demuestra enojo, es un tono de indiferencia total.
- ¿Lo dicen en serio? – pregunta Sam precavida.
- Si Sam, entiendo el motivo por el que quieres dejar la manada – le asegura él – espero de corazón que tú nueva manada acepte a Dilan – el alfa Samuel extiende la mano y Sam no duda en juntar su mano con la del alfa para darle un apretón.
- Siempre supe que eras un buen alfa, Samuel – le asegura ella.
- Déjate de gilipolleces Sam, si hubiera sido un buen alfa habría sabido llevar mejor la situación de tú familia – se lamenta Samuel.
- Bueno, por lo menos lo intentaste. Ya es mucho más de lo que habrían hecho otros alfas – le asegura ella – espero nos permitas a Dilan y a mi venir a visitar a mi padres.
Por un momento Sam teme haber dicho algo que no debe cuando Samuel se calla.
- Me ofende que preguntes eso Sam.
- ¿Eso qué quiere decir?
- Eso quiere decir que vengas cuando quieras, solo te pido que me avises antes de venir. Ya sabes.
- Si – Sam entiende el punto del alfa Samuel – gracias por todo alfa Samuel.
- No hay de qué – ambos sueltas sus manos e intercambian una sonrisa triste.
Hoy Sam le ha dicho adiós a la manada que la ha visto crecer y que ha sido testigo de cómo crio a Dilan ayudada por sus padres.
Hoy le dice adiós a la manada que la vio dar sus primeros pasos, la que la vio pelear y crecer hasta ser la mujer que es hoy. Aquella que no trató bien a Dilan, pero que a pesar de todo les dio a los dos múltiples recuerdos.
- Espero que os valla bien a los dos – le asegura el alfa Samuel.
Sam no dice nada, le sonríe y sale del despacho del que ahora es su ex alfa, se siente triste, pero sabe que es un nuevo comienzo.
Hoy es el día en el que comienza su nueva vida.
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