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El visitante de otro mundo

Un gato contra The Primevals

Capítulo 4: El visitante de otro mundo

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El grupo estalló en preguntas, imposible contestarlas todas al mismo tiempo así que la doctora Collier levantó un poco las manos y con su sonrisa llamó a la calma.

—La dimos por muerta —dijo Montana. Siku asintió a su lado.

—No recuerdo la gran cosa, ninguna experiencia religiosa como comentan en la televisión o las revistas que tratan temas paranormales.

—¿Cómo fue que regresó a la vida? —preguntó Siku.

—¿Recuerdan la imagen holográfica que vimos en el platillo volador? Pues justo eso, salvo la diferencia que el extraterrestre no era inmaterial, él, de alguna forma, me devolvió a la vida.

—¿Un alienígena? —preguntó Percy y la mujer fijó su atención tanto en él como en la joven hermosísima a su lado.

El antiguo cazador se encargó de las presentaciones y le contó acerca de cómo lo contrataron, lo mismo que a Siku.

—En resumen: es el único que queda de la tripulación original y no se sometió a la hibridación por la que pasaron los otros.

—Doctora Collier, ¿cree que pueda guiarnos para que podamos ver a este alienígena?

—No es necesario ser tan formal, creo que eso va para todos luego de compartir tan inusual aventura. Seguro, Lydia, puedo llevarlos, está un tanto lejos, pero no hay problema.

Decidiendo reparar fuerzas, tomaron alimentos y se pusieron al corriente.

—Los bocetos que dibujó son impresionantes, Claire —dijo Lydia.

—Lo mismo que tus fotografías, son de nivel profesional.

—¿No dijiste la otra vez que cualquiera podía tomar fotografías? —le recordó Montana.

—Me retracto, es evidente que hay una gran diferencia entre las fotografías de un amateur que de un profesional.

—Muchas gracias. ¿Dónde se metieron Percy y Siku?

—Ambos fueron a jugar con nuestros nuevos amigos —dijo el hombre. Le dio una mordida a la fruta y junto a las mujeres, salió de la pequeña caverna que ocupaban.

En efecto, como dijo Montana, tanto el guía como el chico gato compartían con los habitantes del valle escondido.

—Doctora, Rondo, las criaturas me mostraron algunas de sus herramientas, están muy bien hechas pese a que no conocen el metal.

—¡Lydia, mírame! ¡Esto es muy divertido! —dijo Percy, quien estaba sobre la cabeza de un enorme Yeti. Su novia se puso nerviosa.

—Tranquila, Lydia, recuerda lo que te dije, son criaturas gentiles.

—Aún así. ¡No le vayas a jalar el pelo!

Consideraron que completaron un día, dejando para el día siguiente, continuar la expedición.

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Se despertaron temprano y dejaron que la doctora Collier oficiara de guía.

Otro sistema de cavernas con la excepción que, en lugar de paredes naturales, todo el complejo estaba revestido de piedra.

—No veo relieves ni pictogramas ni jeroglíficos —dijo Lydia—, me recuerda al interior de la Gran Pirámide de Guiza.

—Más adelante hay estatuas de toro, similares a lo que hay en la isla de Creta, más en específico lo hallado en Santorini.

Continuaron su marcha y le encontraron, un ente en pose meditabunda, similar y al mismo tiempo diferente a los reptilianos que el grupo original tuvo que enfrentar la primera vez que fueron al valle.

El alienígena alzó la mirada y se levantó para recibir a los visitantes.

—Descuiden, es un ser que no conoce la violencia —dijo la mujer—. Eso sí, no pudimos comunicarnos.

—¿Crees que puedas entenderle? —le preguntó la chica gótica al chico gato.

—Tal vez, habría que hacer la prueba.

Para sorpresa de los presentes, ese fue el caso.

Mmm, dice que, a diferencia de sus compañeros, decidió no hibridar su cadena de ADN.

—¡¿Puede comprender lo que dice?! —dijo Claire, sorprendida lo mismo que los hombres.

—Es una habilidad que tiene Percy —dijo Lydia—. Mejor se los explico después.

—Al parecer los otros no pudieron controlar las emociones que vinieron con esto de la hibridación y se volvieron sanguinarios —continuaba Percy con su trabajo de traductor.

—Es justo como dijiste —le dijo Montana a la doctora.

—Me dice que, desde entonces, espera que sus antiguos compañeros vengan donde él y reviertan el proceso de hibridación, pero nadie vino.

—¿Sabrá que todos murieron al destruirse la presa? —preguntó Siku. Percy no tuvo otra que comunicarle las novedades.

El ente de otro mundo no se alteró, después de todo, pertenecía a una especie que no tenía emociones.

—Pregúntale si nos puede mostrar la cámara de hibridación —pidió Lydia.

—Esta bien... Dice que sí.

El extraterrestre ofició de guía y los condujo a lo más profundo de aquel complejo subterráneo.

Llegaron a una estructura erigida sobre el cono de un pequeño volcán. No había emanación de gases tóxicos y la lava circulaba por canales formados por roca; Claire tenía razón, estatuas parecidas a minotauros rodeaban el lugar.

—Dice que aquí fue donde la resucitó, Claire.

—Ya veo. ¿Puedes preguntarle si también modificaron a los antiguos homínidos?

—Le preguntaré... Sí, dice que lo hicieron, pero que fue a nivel planetario, varias naves y en otros lugares... Nunca supo porqué las tripulaciones de las otras naves no se contactaron con este lugar.

Todos cruzaron miradas, si el alienígena no tenía las respuestas, ellos nada podrían siquiera conjeturar.

Tanto Lydia como Claire pidieron a Percy que formulara más preguntas al extraterrestre inmortal, pero aquel se mostró cansado.

Los ánimos retornaron cuando Lydia le entregó el control remoto que Matthew Connor le entregó en la ciudad. Fue hasta el centro de la maquinaria bizarra, sobre el cono del volcán y enchufó el adminículo sobre una consola.

Al poco tiempo la retiró y se la devolvió a la chica gótica.

—Dice que te podría servir, que usa una interfaz neuronal a distancia... Creo que esta cosa es multiuso y ahora que no existe la nave espacial, no le sirve, te la regala.

—Muchas gracias, señor —dijo haciendo una reverencia que fue correspondida.

Junto con el extraterrestre, regresaron a la entrada del sistema de cavernas donde habitaba el ser de otro mundo.

Tomando por sorpresa a todos, un disparo cegó la vida del visitante interestelar.

Los soldados apuntaban al grupo con ametralladoras, listos para recibir la orden de disparar.

CONTINUARÁ...

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