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Pelea de gatas

UN GATO CONTRA SHINRA

Capítulo 14: Pelea de gatas


A la mañana siguiente, los amigos regresaron dónde se hallaban Barret y Cid, llevándose la desagradable sorpresa que Dyne y Vincent también se hallaban durmiendo a pierna suelta y con latas vacías de cerveza alrededor.

―Cait, Nanaki ―les pedía Wedge―, quédense aquí y cuiden de estos idiotas y también cuiden el hidroavión por favor.

El grupo fue guiado por Yuffie, quien tuvo que ser llevada a caballito por Wedge.

―Espero que hayas aprendido la lección ―le decía Wedge.

―¿Cómo iba a saber que esa cerveza era de alta graduación? ―gemía Yuffie mientras enfocaba el camino con ojos rojos y soñolientos.

Luego de un tiempo, Yuffie se sintió mejor y empezó a acariciar la espalda de Wedge.

―Está sí que es una espalda amplia y musculosa, podría acostumbrarme a esto todos los días.

Woa, ¡no te inclines para atrás! Que harás que caigamos ―le advertía Wedge.

―Perdón, me pegaré a tu espalda ―se disculpó con una lasciva sonrisa―, y la ninja pegó su cuerpo de forma golosa contra la espalda de Wedge, al mismo tiempo que miraba prepotente a Tifa.

―¿Qué? Creías ser la única chica del universo ―le decía Percy con tono aburrido y levantando los hombros mientras adelantaba a Tifa―, tengo noticias para ti, como tú hay millones, no billones.

Tifa miró de mala manera a Percy, pero luego giró el rostro y agrió la expresión al ver como Yuffie olfateaba con gusto el cabello de Wedge y se relamía los labios. ¡Iba a besarle el cuello!

―¡Creo que ya has tenido suficiente descanso! ―gritó Tifa mientras se acercaba a la ninja y con su mano la empujó hasta que cayó al suelo de espaldas.

―¡¿Oye, qué te pasa?! ―le gritó Yuffie.

―Wedge no es ninguna mula para que te estés aprovechando de él ―le decía Tifa, enojada.

―La única mula eres tú, de hecho eres peor que eso, no eres más que la perra del hortelano, que no come ni deja comer. Regresa con tu chocobo, ah, claro, se me olvidaba ¡ni te da bola!

Tifa le dio una bofetada a Yuffie y la ninja le miró con los ojos abiertos como platos.

―¡Tifa! ―le recriminaba Aerith, pero en eso Yuffie le dio una patada a Tifa justo en la barbilla.

Las dos mujeres se miraron por un segundo y luego fueron una contra la otra.

―¡Jesse, Aerith, deténganlas! ―gritaba Lydia, mientras que Percy se había quedado petrificado al lado suyo y miraba la escena asustado.

Tanto Jesse como Aerith hacían lo mejor que podían para separarlas, pero ellas no eran guerreras y no lograron nada salvo estar en el medio y recibir una que otra patada.

Wedge, pareció salir del trance y se unió a las chicas para intentar detener la pelea, pero ni siquiera con la ayuda de sus dos amigas pudo detener a Tifa y a Yuffie.

―¡Cloud, Biggs, no se queden allí!, ¡necesito ayuda!

Con la intervención de los tres hombres, por fin pudieron separar a las dos chicas y las soltaron cuando ellas les prometieron que no se lanzarían al cuello una contra la otra.

―¡Por todos los cielos, Tifa! ¡¿Qué pasa contigo, es sólo una niña?! ―le reñía Jesse muy lejos de Yuffie.

―¡¿Yuffie, por qué tuviste que golpearla?! ―le reñía Aerith.

―¡Ella empezó! ¡¿No viste, me dio una bofetada?!

―¡Y tú le diste una patada! ―le contestó enojada Aerith.

Luego del sermón que les soltaron Jesse y Aerith a las chicas, decidieron emprender la marcha, la cual fue igual o más tensa que cuando salieron de Fuerte Cóndor.

Yuffie iba delante, y detrás del grupo Tifa, así lo había decidió Wedge para evitar más confrontaciones. Percy se camufló en medio del grupo, nervioso por que pudieran echarle la culpa de la pelea.

.

.

Llegaron dónde vivía Yuffie y los habitantes del pueblo saludaban con respeto a la ninja.

―¿Por qué todos te saludan de esa manera? ―le preguntaba Lydia mientras sacaba fotos de los cerezos en flor.

―Apuesto que no lo sabías, pero yo soy una princesa en este lugar ―se reía Yuffie de la misma forma en que lo hacían las féminas malvadas en los animes.

―¿Eres una princesa ninja? ―preguntó impresionado Percy.

―No una princesa ninja, la princesa ninja de todo Wutai ―explicaba Yuffie a voz en cuello y girando el rostro hacia Tifa.

»Muchas presumen de princesas, pero la verdad son simples pueblerinas que, al final, no son más que meseras de un bar o cosas así ―continuaba la ninja mientras se reía de forma maniática.

Tifa, quien tenía fuego en los ojos, quiso acercarse a Yuffie, pero fue detenida por Wedge, quien la miró con autoridad.

―Muchas se quedan esperando a su príncipe azul, pero no tienen lo que yo para ofrecerles ―seguía insistiendo Yuffie, mientras se reía como una malvada.

Tifa siguió insistiendo, pero está vez Wedge la miró con cara de pocos amigos.

―Si eres la princesa de Wutai, ¿podrías arreglar una entrevista con tu padre? Tal vez él tenga pistas acerca de Sephiroth, además, podría facilitarnos los repuestos para el hidroavión.

―Claro, Lydia, lo que sea por ti. ¿Qué esperabas, una bofetada? ―le decía Yuffie en voz alta para que todos la escuchasen y Lydia le agradeció con una sonrisa incomoda.

»Pero primero vayamos al bar a comer algo, me muero de hambre ―sugirió Yuffie resuelta y guió al grupo hacia el lugar.

Cuando entraron al bar, Yuffie le preguntó a Lydia, si el bar de Wutai era mejor que el de Tifa.

Creo que son igual de esplendorosos ―dijo Lydia incomoda porque detestaba mentir, pero no quería proporcionarle a Yuffie más leña para burlarse de Tifa.

Los amigos se sentaron en una mesa y Percy les informó que los Turcos se hallaban comiendo en una de las mesas del fondo.

―¿Crees que nos vengan siguiendo? ―preguntó Cloud.

―No creo, de seguro también buscan pistas de Sephiroth ―le respondió Wedge.

―Además, se nota a la legua que ya llevan tiempo comiendo, por la cantidad de platos acumulados a un lado de la mesa ―señaló Biggs poniendo los ojos en blanco con lo que Cloud le miró ceñudo.

―Ahora no empiecen ustedes ―les advirtió en voz baja Wedge―, creo que dejaremos para después la comida, Yuffie.

Yuffie aceptó de mala gana y el grupo decidió salir del lugar para ir a entrevistarse con el monarca de Wutai.

.

.

Papaíto, aceptó gustoso entrevistarse con ustedes ―les informaba feliz, Yuffie―, pero eso será el día de mañana, ahora debemos descansar.

―Gracias ― le agradecía Wedge―, ahora mejor nos vamos buscando hospedaje...

¡Oh, no! ―le cortó Yuffie―, no malgasten el preciado dinero de Lydia en hoteles de cinco, seis o inclusive siete dizque estrellas. Vengan a mi palacio y podrán descansar en auténticas habitaciones imperiales.

―No creo que debamos importunarte... ―intentaba decir Wedge.

―¡Aceptamos! ―gritó jubiloso Percy.

―No te preocupes, Percy, en el palacio te servirán exquisitos manjares marinos ―le dijo Yuffie, y a Percy se le hizo agua la boca.

Yuffie no bromeaba al hablar del palacio de su padre. El lujo y la ostentación estaban balanceados con la sencillez y la armonía, era como estar en el paraíso.

Yuffie ordenó que preparasen un banquete a sus amigos, quienes compartían el lugar con otras mujeres de la nobleza de Wutai, todas ellas muy hermosas.

Las mujeres se comportaban con educación, pero se reían con disimulo cada vez que Tifa (y solo Tifa) intentaba comer algo.

―Tranquila, Tifa, come con las manos, al fin y al cabo, tú te criaste en el campo y no es tu culpa no saber cómo comer verdadera comida, así que adelante, estamos entre amigas ―le decía Yuffie fingiendo inocencia.

Lydia sabía cómo comer platos orientales, pero las otras chicas también tenían dificultades, sin embargo, sólo era Tifa, el blanco de las burlas y risas disimuladas.

―Di ahhh ―le decía Yuffie a Wedge, intentando darle algo de comer.

―Creo que no tengo apetito, si me disculpan iré a mi habitación ―se excusaba Tifa con lágrimas asomándose por sus ojos.

Wedge intentó levantarse, pero Yuffie sin darse la enterada, lo tomó del brazo y lo empujó hacia ella.

―Sabes, Wedge, si quisieras podrías comer estos manjares por el resto de tu vida..., si te quedas en Wutai, conmigo.

Tifa se dio vuelta y empezó a correr a su habitación mientras lloraba.

Luego de un tiempo, las otras chicas llamaron a la habitación de Tifa y como esta no respondía, decidieron entrar. Tifa estaba sentada en la cama abrazada de una almohada y se veía que había estado llorando.

Las chicas trataban lo mejor que podían para consolarla, pero en eso Tifa arrojó la almohada a un lado de la habitación.

―¡Hasta la almohada tiene el perfume más exquisito y delicado que percibí en mi vida!

―Tifa, no tienes que permitir que Yuffie abuse de ti, ¡es mucho menor que tú! ―le decía Jesse.

―Es cierto, tienes que vengarte de esa cría ―le decía Aerith.

―Creo que lo mejor será que no le prestes atención, ya que ella goza más cuando tú te enfadas ―intervenía Lydia mirando ceñuda a Aerith.

―Al final... No soy más que una campesina que ni siquiera sabe preparar comida decente en un bar de mala muerte que está al medio del gueto.

―Tifa, no... ―le murmuraba Lydia con pena mientras las otras chicas intercambiaban miradas de preocupación.

―Ya vieron a las otras "princesas" ¿que podría ofrecer yo?

―¿Ofrecer qué a quién? ―preguntó de pronto Aerith con el ceño fruncido.

―¡Chicas, tengo los últimos chimes! ―gritó Percy abriendo la puerta de improviso y sin sentir vergüenza por haber entrado sin llamar antes.

―Ahora no es el momento, Percy ―le calmaba Lydia.

―No, creo que ahora le llegó el momento―dijo Percy haciendo que las chicas le mirasen extrañadas.

―¿A qué te refieres? ―preguntó Jesse.

―Las otras princesas estaban hablando acerca de declarase a tu chico ―informaba Percy con rostro de inocencia. Tifa levantó de pronto la mirada hacia el chico gato, se veía asustada.

―No te preocupes ―la tranquilizaba Jesse―, seguro que Cloud no se interesa...

―También estaban hablando de declarársele a Biggs ―le cortó Percy fingiendo inocencia.

―¡QUÉ! ―gritó Jesse y salió volando de la habitación.

«Una menos», pensó Percy.

―No sé por qué corrió Jesse ―decía Percy continuando con la actuación―, ya que es Cloud quien corre el mayor riesgo de decir el "sí, acepto", y es que hay tantas princesas arrimándosele.

«Otra de narices pa el arrastre», pensó Percy cuando Aerith salió pitando de la habitación.

Luego de unos segundos, Tifa salió del trance y se disponía a seguir a Aerith.

―Claro, que no tanto como Wedge ―seguía Percy con su plan, haciendo que Tifa se detuviese y volviese a sentarse en la cama―. Se nota que nunca una chica siquiera se interesó por él, y ahora hay tantas hermosas mujeres dispuestas a darle todo su amor, ¡oh la tentación! Si tan solo tuviese a una chica a la cual pudiese llamar su amiga... Pero bueno, si ninguno de los chicos cae está noche, seguro lo harán más adelante, es decir, incluso yo como chico puedo decirles lo guapos que están. Tarde o temprano, alguna chica de las billones que hay por ahí robará sus corazones. Pero de eso no tienes que preocuparte, Tifa, al fin y al cabo, Cloud jamás se interesó por ti, y Wedge nunca te importó, para ti él es sólo tu amigo, ¿verdad?

Lydia jaló del brazo a Percy y lo sacó de la habitación llevándoselo a uno de los pasillos.

―No puedo creerlo, entrar así a la habitación de Tifa y decirle todas esas mentiras para mortificarla ―le reñía Lydia.

―Eso es lo mejor de todo, ¡no dije ninguna mentira! Las princesas estaban hablando de declarársele a esos tres ―aclaró Percy, Lydia se sorprendió.

»Al parecer, los rubios son escasos aquí en Wutai, al menos los rubios naturales ―dijo con una risita gatuna.

―Por lo que dices, veo que Cloud es el más solicitado y no Wedge como dijiste ―le descubrió Lydia, con lo que Percy tragó saliva―. ¿Y qué hay de Biggs?

―¡No mentí con lo de Biggs!

―Pero no dijiste toda la verdad ¿o me equivoco? ―le inquirió Lydia con el ceño fruncido y mirándolo fijo.

―Bueno, él al escucharlas les dijo que ya tenía a alguien ―admitió Percy con voz baja y pena autentica.

―Entonces, todo fue para deshacerte de Aerith y Jesse, ya que conociendo a Cloud, el jamás diría un "sí, acepto". Así tuviste campo libre para mortificar a Tifa ―le criticó Lydia enojada.

―¡No intentaba mortificar a Tifa! Solo, solo intentaba seguir el plan de ayudar a Wedge..., igual que tú en la playa... ―intentó continuar Percy.

―Lo que hiciste fue mortificarla, lo que yo hice fue tener una conversación de mujer a mujer ―le aclaró ceñuda Lydia y Percy se mostró de verdad apenado.

―Lo siento, Lydia.

―¿Y quién planeaba declarársete Percy? ―le murmuró Lydia de forma suspicaz e hizo que Percy sudara frío.

―Naaa... nana... nadie.

―Percy...

―...Bueno, unas niñas pequeñas.

―¿Y?

―...Algunas princesas de mi edad.

―¿Y?

―...Algunas mujeres adultas.

Lydia miraba boquiabierta a su novio.

―¡Pero tú sabes que nunca te sería infiel! ¡Nunca! ―le dijo arrodillado y empezó a llorar lágrimas de verdadero miedo mientras abrazaba a Lydia.

―De acuerdo, te perdono, ya sé que jamás me engañarías, pero no más tácticas sucias para ayudar a Wedge.

―¡No me pidas eso!, ¡ya sabes que Wedge necesita toda la ayuda posible! ―le rogó Percy llorando sin fingir.

―Lo sé..., lo sé...

―No estés triste, ya verás como todo sale bien con Tifa y Wedge.

―Eso espero ―le dijo Lydia mientras sonreía triste y miraba al chico gato fijo a los ojos.

Mooo, yo soy un chico gato, pero tú siempre ganas el duelo de miradas ―le dijo Percy y Lydia se rió.

»Así me gusta ―dijo Percy y abrazó a Lydia.

.

.

Ya entrada la noche, todo el mundo dormía con excepción de dos figuras escondidas al amparo de las sombras.

―Aquí están las Materias que te prometí.

―Vengan con mami.

―Todo salió casi a la perfección, pero no era necesario que iniciases una pelea.

―Ella comenzó, y ¿a qué te refieres con "casi"?

―Que hubiese sido perfecto si ella se le declarase ahí mismo.

―Tú plan era volverla celosa, pero al final casi le pateo el trasero.

―O ella te lo pateaba a ti.

―¡Cállate!

―En fin, muy buena eso del banquete y la sutil humillación.

―Eso fue gratis querido, gratis.

―Me alegro, porque ya no tengo más Materia, al menos hasta que lleguemos al otro pueblo.

―¿De dónde sacas el dinero? No será que tú...

―Claro que no, jamás le robaría su dinero, yo estoy gastando de mi propio bolsillo.

―¿Y lo ganado de manera honesta viene de....?

―Lo ganado y punto, no te interesa saber nada más.

―Cierto, bueno, mejor nos vamos a dormir, cada uno a su propia habitación.

―Adiós.

De las sombras salían las figuras de una ninja y un gato.

.

.

Al día siguiente, el grupo tuvo una audiencia con el padre de Yuffie y él les dio unas pistas sobre el paradero de Sephiroth y la tierra prometida, por desgracia, no pudo ayudarles con las refacciones del hidroavión, ya que este por ser un aeroplano modificado no contaba con los repuestos exactos.

El grupo estuvo a punto de retirarse, pero el monarca ordenó que Yuffie se quedase. Yuffie se negó y el monarca no tuvo más elección que someterle a una prueba. Si su hija vencía a los mejores ninjas de la torre shinobi, podría seguir el viaje con sus amigos.

Yuffie accedió y fue conducida a la torre. Luego de una hora, bajó de la torre cubierta de cicatrices y con los brazos rebosantes de Materia.

―He vencido a los guerreros y ahora como lo manda la ley, sus Materias son mías ―declaró solemne.

Las heridas de la niña se veían serias y Tifa tuvo pena por ella debido a la cruel infancia que debía soportar por ser ninja, pero Yuffie tuvo que abrir la bocota.

―Inteligencia, poder, belleza y riqueza, en verdad soy única, mientras que otras son unas más de las billones que hay por allí, regadas como las comunes que son. Y se les dice comunes porque como la bosta del ganado están por todas partes regadas por allí.

Tifa la miró con furia, pero Yuffie le sostuvo la arrogante y prepotente mirada.

Luego de secarse el sudor, Wedge y el grupo se dirigieron de vuelta hacia dónde estaban sus otros amigos, pero los Turcos les interceptaron el camino.

Resultó que los incordiantes no querían pelear, solo les pidieron ayuda ya que Don Corneo había secuestrado a uno de sus miembros y planeaba vender a la chica al tráfico de blancas.

Wedge y los demás aceptaron con lo que los miembros de Avalancha y los Turcos pudieron cubrir más terreno y al final cercaron a Corneo.

«Este lugar se parece a la montaña del anime Naruto», pensaba Percy. «Me pregunto quién copio a quién».

Corneo se dirigió a un área en el que se dificultaba enfrentarlo entre varios. Wedge se estaba adelantando a enfrentarse a Corneo y rescatar a la chica, cuando fue detenido por Tifa.

―Este es mío ―le dijo Tifa con fuego en los ojos y el rostro contraído por la furia con lo que hizo que Wedge le cediera la misión.

»Dime Corneo, también piensas "entrevistar" a esa chica antes de venderla ―le siseó Tifa con cara de psicótica peligrosa.

―No..., no..., ¡no te me acerques! ―lloriqueó asustado el hombre al ver la expresión de Tifa.

―Está vez la pagas todas, pervertido ―le amenazó Tifa y se abalanzó contra el gordo.

Al parecer tifa se quitó toda la frustración acumulada en Wutai con el mantecoso ya que lo golpeó de tal forma, que al final Corneo quedó como una masa informe y sanguinolenta.

―No..., no, no me mates...

―No pienso matarte, Don, para eso están los Turcos ―le susurró Tifa y luego aventó al seboso contra los trajeados.

―La próxima vez que nos encontremos seremos enemigos ―le dijo el líder de los trajeados.

―La próxima vez, reza para que no esté de este humor ―le previno Tifa y siguió de largo.

Tifa y Yuffie se miraron justo antes de salir del lugar, era obvio que las cosas iban a seguir igual de mal con ellas en un futuro.

CONTINUARÁ...

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