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El poder de Lydia

UN GATO CONTRA SHINRA

Capítulo 18: El poder de Lydia


Gracias a las pociones curativas, Wedge tuvo una notable mejoría, pero tenía que usar una silla de ruedas por el momento, lo mismo que Cloud, aunque el rubio seguía sin experimentar mejora.

La Highwind, regresó con el grupo y estos le dijeron que habían protegido a la gente de Corel y el fuerte cóndor del ataque de Shinra, además habían conseguido las Materias enormes que estaban en esos lugares.

Percy veía con atención las Materias enormes cuando unos gritos se oyeron en la calle.

―¡Es Arma! ¡Viene a destruir todo! ¡Salgamos de aquí!

―¡Tifa, Aerith! ¡Quédense aquí y protejan a Wedge y a Cloud! ―ordenaba Cid mientras maldecía por todo lo alto.

Arma posee un tamaño titánico, ¡¿qué es lo que haremos?! ―gritaba Nanaki.

―No podemos hacer otra cosa que defender este lugar ―decía Yuffie sacando valor.

―Pero no podremos ganar solo con voluntad ―opinó Cait asustado, pese a que su controlador se encontraba a salvo en Midgar.

―Debemos sacrificarnos para salvar a nuestros amigos ―decía Dyne resuelto.

―No es necesario que alguien muera ―de pronto dijo Percy― ¿Crees que puedas usar "Tsunami Mágico"?

―Estoy segura, sin embargo, no podré usar ese poder de inmediato, necesito que me consigan algo de tiempo ―les pidió Lydia, decidida.

―¡Ya oyeron, Lydia tiene un plan, pero necesitamos darle tiempo! ―les gritaba Percy.

―¡Ya no tenemos! ―gritó Vincent.

―¡Entonces quitémosle algo a ese hijo de puta de Arma! Ordenó Cid y todo el grupo se fue hacia el lugar donde descendió el monstruo y se dispuso a enfrentarlo.

Parecía una locura enfrentarse a semejante coloso, sin embargo, aplicaron las tácticas de Lydia y Percy. Los diez amigos en vez de luchar de a tres o a cuatro miembros, atacaron todos juntos a la vez y sin esperar turno alguno, también rodearon al monstruo en vez de atacarlo de frente.

Por fortuna, en Arma, lo que le sobraba de tamaño, le faltaba de cerebro, ya que fue como atacar al robot de Shinra que los confrontó en la autopista. Cada vez que el monstruo se disponía a atacar, recibía un golpe por uno de los dos costados o por la espalda y entonces se daba la vuelta para confrontar a quien le dio dicho golpe. Este proceso se repitió de forma constante, y el grupo empezó a tener más confianza.

―¡Miren, ya viene el ataque de Lydia! ―señaló Percy a lo que parecía ser un tsunami gigantesco aproximarse al grupo y todos se asustaron.

»¡No teman, el ataque de Lydia solo daña al enemigo! ―les explicaba Percy para tranquilizarlos, y en efecto, el tsunami derrotó a Arma, sin causar daños a nadie del grupo.

―Increíble, ni siquiera los edificios del pueblo fueron dañados ―decía Barret con la boca abierta.

Los amigos empezaron a festejar y alabar a Lydia, cuando un terremoto sacudió todo el lugar.

―¡Chicas, salgan del hospital! ―gritaba Biggs y vieron como Tifa y Aerith llevaban a sus amigos en las sillas de rueda lo más rápido que podían, sin embargo, el suelo se abrió y fueron tragados por este.

―¡Cid, tenemos que hacer algo! ―gritaba Lydia pero los temblores continuaban.

―¡Ahora no podemos hacer nada, esperemos a que los temblores finalicen! ―gritaba Cid.

Una vez pasado el temblor, los amigos fueron hacia la fisura, pero no pudieron divisar a sus amigos.

―¿Qué haremos ahora? ―dijo Dyne.

―Cloud vino a este lugar gracias a la corriente vital, tal vez los cuatro aún sigan por los alrededores ―razonaba Vincent preocupado y rompiendo su monocorde voz.

Todo el grupo se separó para buscarlos y fueron encontrados por Yuffie.

Los cuatro amigos estaban inconscientes, en medio de una fuente de la corriente vital y Yuffie tuvo que sacarlos uno por uno.

Cuando finalizó, llamó a sus demás compañeros y estos trataron de reanimar a sus cuatro amigos, para su sorpresa, nadie parecía estar herido, incluso Wedge y Cloud se habían recuperado de sus heridas.

―La energía de la corriente vital curó a nuestros amigos ―decía Nanaki.

Cloud se encontraba algo confundido, pero pidió disculpas al grupo por haber entregado la Materia negra a Sephiroth.

―Tú no tuviste la culpa, estabas siendo controlado ―le animaba Aerith.

―Dentro de la corriente vital ―decía Cloud―, pude por fin recuperar varios de mis recuerdos y desechar aquellos que eran falsos. Vivía una mentira y lo sabía desde el principio, me negaba a aceptar la realidad y debido a eso todo terminó tan mal con el meteorito y Arma destruyéndolo todo.

»Tal vez no sea el verdadero Cloud, pero de alguna forma pretendo hacer que Shinra pague por todo lo que me hizo, a mí y a Zack ―finalizó Cloud y puso la mano sobre el hombro de Aerith quien asintió con una triste sonrisa.

―Entonces, Wedge, ¿adónde vamos ahora? ―le preguntó Yuffie.

―¿Cait Sith? ―le preguntó Wedge al robot.

―La otra Materia enorme está en el reactor submarino de Junon, lo mejor será dirigirnos hacia ese lugar.

―Ya oíste, Cid, directo a Junon ―ordenó Wedge con autoridad.

La nave trasladó al grupo hasta Junon y los amigos tomaron un elevador que los llevó debajo del nivel del mar hasta un complejo submarino.

Después del ataque de Arma, la situación en Junon era de caos total, nadie controlaba los accesos de la fortaleza y llegaron a un muelle subterráneo para submarinos.

En dicho muelle, los Turcos, se encargaban de poner una de las materias enormes en un submarino.

―Estúpidos Turcos, mejor entreguen la materia y vayan a refugiarse a las faldas de su dueño. ¡Shu, shu! ―les decía Percy, mientras que con un gesto de la mano hacia como si los quisiese ahuyentar, como si fuesen perros.

Los trajeados no se enfrentaron al grupo, sino que les echaron encima un robot, mientras ellos despachaban el submarino y luego huían del lugar

Finalizado el combate, el grupo recorrió el muelle y "tomó prestado" otro submarino y persiguió al submarino de Shinra que tenía la Materia enorme, logrando arrebatársela, por desgracia, otra Materia enorme estaba en posesión de Shinra y llevaron esta hacia Ciudad Cohete.

Los amigos fueron tras la Materia enorme y al llegar a Ciudad Cohete, descubrieron que Palmer, quien había sobrevivido al choque con el camión había puesto la Materia enorme en el cohete de Cid. Su plan era lanzar este y estrellarlo contra meteorito.

―¡Ese es mi cohete! ―gritó Cid lanzando los más gruesos insultos hasta la fecha.

―Si despega el cohete destruirá todo el pueblo con sus habitantes ―dijo Cloud.

De acuerdo ―decía Cid―, este es mi cohete, y yo lo recuperaré. Está vez serán los verdaderos adultos quienes se encarguen. Vincent, Dyne, Barret y yo nos haremos cargo, el resto vayan a evacuar a la gente del pueblo si no logramos tener éxito.

―Yo soy un robot, y puedo enlazarme con la computadora de cohete ¡déjenme ir con ustedes! ― pedía Cait.

―Y yo soy ingeniero en motores de combustión, puedo serles de ayuda ―se ofreció Biggs.

―Carajo, ¡está bien, pero solo ustedes dos, el resto vayan a currar como les dije! ―les ordenó Cid.

Cid y su grupo fueron hacia el cohete y el resto llamaron a la población y les explicaron la situación con lo que todos salieron a las afueras del pueblo.

―¡Wedge, Shera no está en la casa! ―le informaba Nanaki.

―Tal vez está en el cohete ―decía Wedge quien junto a sus amigos y los habitantes del pueblo estaban en las afueras del poblado esperando lo peor.

―¡Chicos, miren!, ¡el cohete está despegando! ―les gritó Tifa

El cohete que antes activó su mecanismo para enderezarse, comenzaba a elevarse dejando detrás de él una estela de humo.

Todo el pueblo quedó destruido ya sea por la fuerza de la aceleración del cohete o por las llamas que salieron del motor. Los pobladores se abrazaban y lloraban porque ante sus ojos todo el trabajo de sus vidas y sus posesiones se esfumaban en el caos de la destrucción.

Wedge y su grupo también estaban preocupados, pero por sus amigos.

―¿Crees que los chicos lo consigan? ―le preguntaba Jesse a Aerith.

―No te preocupes, de alguna forma regresarán a salvo ―le contestaba su amiga.

El cohete se había perdido en el firmamento y solo quedaba la estela de humo que dejó atrás, cada vez más difícil de ver porque caía la noche, cuando en eso, el firmamento se iluminó con una explosión.

La luminosidad se desvaneció y el meteoro aunque agrietado seguía su mortal curso hacia el planeta.

Jesse empezó a llorar sobre el hombro de Aerith, pero Percy llamó la atención del grupo.

―Veo caer algo hacia la costa... Me parece que es una capsula de escape ―dijo Percy forzando la vista al máximo.

―¡Vamos, de prisa! ―ordenó Wedge y el grupo se dirigió a la Highwind para rescatar a sus amigos.

La nave subió la capsula de escape con una grúa y todos pudieron ver que sus amigos estaban a salvo, ¡incluso Shera se encontraba a salvo junto con ellos!

La puerta de la capsula se abrió y los amigos bajaron uno por uno, pero cuando Biggs bajó, Jesse se abalanzó sobre él y le dio un beso.

―¡Idiota, estaba tan preocupada! ―le reñía con lágrimas que se asomaban por sus ojos mientras todo el mundo veía la escena con ojos como platos.

»¡No vuelvas a ponerte de voluntario para algo tan peligroso! no ves que te amo y no soportaría perderte ―le decía Jesse mientras acariciaba el rostro del hombre.

―Esto, creo que debería ser yo quien dijese esto ―decía Biggs sonrojado.

―Claro que deberías decirlo, pero por alguna estúpida razón, ¡todos los hombres en este lugar juegan al chico malo y se hacen los duros! ―se quejaba Jesse.

―Perdón, pero no solo los chicos son tozudos, algunas chicas no ponen en orden sus ideas ―decía Biggs y miró a Tifa sin ningún disimulo.

―¿No la vas a corresponder, Biggs? ―le preguntó Percy.

Biggs le frunció el ceño, pero luego calmó la expresión y viendo a Jesse con ternura, le dio un apasionado beso ante la feliz mirada de todos.

―Bueno, ya cayeron esos y... ― decía Barret sonriente como un totoro mientras giraba su vista y posaba esta en Cloud y Aerith junto con Wedge y Tifa ― ...¡bueno, ya cayeron esos! !Y faltan dos!

―¿Por qué no salen Shera y Cid? ―preguntó Lydia y todos fueron a ver qué era lo que retrasaba a esos dos.

Dentro de la capsula, Cid estaba llorando de rodillas y abrazaba por la cintura a Shera.

―¡Perdóname! ¡Tú tenías razón con lo del desperfecto del cohete! ¡Y todos estos años te trate como un cabrón!

―Capitán...

―Te prometo que te lo compensaré de alguna forma... ¡Me quedaré a tu lado para siempre! ―gimoteaba Cid quien seguía llorando como un niño pequeño.

―No necesito que me lo compenses ―le decía Shera y Cid la vio sorprendido por que la mujer uso su nombre.

―Yo... Me engañaba a mí misma, me decía que estaba a tu lado para compensarte, pero en realidad estaba junto a ti porque me enamore de ti a primera vista.

―Shera...

―Pero al final me di cuenta que me dañaba con esa actitud, esperando por un amor no correspondido. Cuando Palmer vino y me dijo que reparase el cohete, acepté, no por ti, sino por mí, para de una vez cerrar ese capítulo amargo de mi vida. Supongo que puedo volver a ser mujer y mirar al frente y sonreír, pero ya no soy joven y aunque aún tenga oportunidad de alcanzar el amor, ya no será tan fácil, ya no será como antes.

»Cid ―le dijo Shera con una sonrisa gentil―, me alegro que hayas alcanzado tu sueño, pero ahora déjame ir para yo alcanzar el mío.

El grupo decidió alejarse de esos dos y darles el espacio apropiado.

―Qué curioso ―decía Biggs―, de un momento alegre pasamos a uno triste.

―Es por eso que debemos valorar lo que tenemos ―le respondió Jesse y abrazó con más fuerza el brazo de Biggs, quien le correspondió con la sonrisa más cálida que había tenido hasta ese momento.

.
.

El grupo fue a Cañón Cosmo y le entregó las Materias enormes a Bugenhagen, quien les dijo que debían recuperar de las profundidades del océano la llave de los ancianos, un artefacto que les daría pistas para salvar el planeta.

―Nos tomaría años buscar algo así en la vastedad de los océanos ―dijo Nanaki.

―Podría usar las cartas del tarot para averiguar la locación exacta de la llave ―se ofreció Lydia.

―Por favor, hazlo ―le pidió Barret con una sonrisa, recordando como al principio no creía en los poderes de Lydia.

Lydia les dijo que deberían dirigirse al norte, cerca del poblado de los huesos y que encontrarían la llave en ese lugar.

El grupo dejó a Shera en Cañón Cosmo y regresó a Junon y con la ayuda de "su" submarino, pudieron encontrar la llave, la cual se la entregaron a Bugenhagen al regresar.

Shera, quien estaba encantada con el observatorio de Bugenhagen, decidió quedarse en ese lugar mientras que Bugenhagen acompañó al grupo a la ciudad de los ancianos.

En la ciudad de los ancianos, Bugenhagen activó la llave y un mecanismo en la ciudad les mostró que la Materia blanca de Aerith tenía el poder de detener a meteorito.

―Gracias, madre, gracias por darme la Materia blanca, con ella podremos invocar a Sagrado, la energía que salvará al planeta del meteorito ―decía Aerith rezando.

Cuando el grupo salió de la ciudad de los ancianos, el Highwind les informó que habían localizado a otro Arma, este se dirigía a Midgar.

Por si lo anterior no fuera suficiente, Cait Sith les informó que Rufus había hecho desmontar el cañón de Junon y lo había trasladado a Midgar. Utilizando la energía mako de todos los reactores que estaban en cada sección de la ciudad, dispararía el cañón hacia el cráter del norte, de esta forma destruiría la barrera que protegía a Sephiroth.

―¡Pero si hacen eso afectarían a habitantes por la exposición de energía mako! ―gritaba Tifa.

―¡¿Qué pasará con Marlene?! ―gritó Barret y Cait le tranquilizó diciéndole que su operador había trasladado a Marlene y a la madre de Aerith a un lugar a salvo.

Lo anterior trajo más preguntas que respuestas para Barret y Dyne, con lo que el grupo tuvo que explicarles acerca de la traición de Cait Sith.

Cait Sith lamenta las decisiones de Shinra y reveló que es Reeve, quien controla a control remoto a los dos robots Cait Sith: el gato y su montura.

Los dos gigantes se enojaron mucho con el robot, pero como les dijo Wedge, ahora no era tiempo para discusiones o peleas, ya que tenían que derrotar a Arma.

―Bien, usaremos la misma estrategia que usamos en Mideel ―informaba Wedge―, ganaremos tiempo para que Lydia pueda usar su poder contra el monstruo.

Formulado el plan, el Highwind se dirigió hacia Midgar, sin embargo, para horror de ellos, Arma no se había dirigido a tierra firme, sino que se detuvo frente a la playa y de su cuerpo brotaron varias descargas eléctricas que se dirigieron contra Midgar. Al mismo tiempo, el cañón disparaba contra Arma y lo atravesó, siguiendo de largo la descarga hasta perderse en el horizonte.

―¡¿Qué diablos fue eso?! ― gritó Dyne.

―Increíble, la descarga destruyo a Arma de una sola descarga ―dijo Vincent.

Arma había sido destruida, pero no antes de que sus descargas hubiesen impactado el edificio de Shinra.

―¡Malas noticias, amigos! ―decía Cait―, el edificio de Shinra fue muy afectado y no hay noticias de Rufus. Heidegger y Scarlet, han tomado el control y les importa un pepino que los reactores de la ciudad se estén sobrecalentando y estén a punto de explotar.

―Pero si eso pasa... ―susurraba Lydia.

―Correcto, toda la ciudad desaparecerá ―decía Cait―, claro que a esos dos no les importa ya que el edificio de Shinra con lo masivo que es, soportará la explosión.

Todos empezaron a gritar indignados, pero Cait Sith les interrumpió.

―Por si lo anterior fuese lo bastante malo, Hojo se volvió loco y está tratando de darle a Sephiroth toda la energía mako del lugar para que regenere la barrera del cráter del norte que fue destruida con el disparo del cañón.

―¿No puedes hacer nada, Reeve? ―le preguntó Tifa.

―Lo siento, pero estoy detenido en las celdas y no puedo hacer nada, lo único que puedo hacer es controlar a este robot por medio de control remoto gracias a mi interface neuronal.

―¿Qué haremos, Wedge? ―le preguntó Tifa.

―No tenemos otra opción, debemos ir a Midgar y detener a todos esos locos o morir en el intento.

CONTINUARÁ...

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