—Despierta, holgazán. El deber de un militar es siempre estar alerta.
Típica frase de un tipo que amaba su labor de francotirador. Así era Jake, siempre tan lleno de vida y ahora es solo un recuerdo de una promesa incumplida.
Dirk se levantó de la cama sin evitar mirar el espacio vacío donde dormía Jake. Se metió a la ducha viendo de reojo aquel espejo que daba vista al pasillo donde Jake se ponía a estirarse después de un largo sueño.
Cuando terminó su aseo personal tomó la toalla de color naranja que estaba a lado de una color verde militar. Se arregló y se vistió sin antes ver el guardarropa de su compañero de vida sin poder evitar soltar un suspiro y llegar a una depresión por hacer lo mismo por las ultimas 8 semanas.
Como era un marin de un alto rango tenía que ir al centro de investigación, odiaba la idea de ir a ese miserable lugar, pero ahora que tenía un proyecto entre manos, faltar era para él otro día más sin Jake.
Llegó puntual, entró en la sección de investigación y después al laboratorio de física, ahí era un lugar que había reservado Dirk para su proyecto del cual la marina no aceptaba del todo, dándole solo al chico un periodo mínimo de 6 meses para ocupar el lugar. Tiempo suficiente para un genio como Dirk Strider.
Antes de comenzar se colocó una bata, guantes y unas gafas personalizadas a su gusto con el mismo material de protección para un laboratorio de alto riesgo y así, comenzó a trabajar.
En una mesa estaba amontonados varios libros de física cuántica, teorías del espacio y tiempo, leyes de la física, movimiento en cuarta dimensión y entre muchos otros, incluso había algunos de Biología, filosofía y psicología.
Al otro lado de la habitación estaba Strider atornillando, conectando y soldando conexiones de la maquina que construía pero parecía inmerso en su mente, buscando las conexiones necesarias para tener el valor de enfrentar este reto; un campo desconocido por la ciencia y admirado por la humanidad.
Sin notarlo, había transcurrido casi diez horas de arduo trabajo y aunque no lo quisiera tenía que abandonar el lugar. Dejo sus intrumentos de trabajo y se fue sin antes decir "Nos vemos pronto, Jake".
Caminó hacia la salida y se encontró con una chica que muy pocas veces había visto, su nombre Roxy Lalonde.
—Excelente trabajo el de hoy
—Supongo...
Dirk siguió caminando pero la chica atractiva iba detrás de él intentando tener una conversación hasta que una de sus preguntas pego en el clavo.
—¿Haces una maquina del tiempo o que Strider?
—No tengo porque decirlo
—Claro que tienes que hacerlo
—¿Por qué?— la miró con algo de ira aunque en su rostro no se mostraba y mucho menos con sus gafas de sol.
—Porque vine desde el futuro para ayudarte, Dirk Strider.