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Capítulo 5

Des

No nos hablamos desde esa discusión, seguí cocinando y dejando la comida en la mesa, pero no probaba bocado. Tampoco dormía en su casa, lo hacía afuera en una fogata, entraba solo a cocinar y luego salía. Temprano iba al lugar en que nos dejaron, ingresaba por el camino de hilos tomaba algunas frutas me bañaba y me quedaba un tiempo allí.

—Ven a comer Des —me dice en cierta ocasión.

—No tengo hambre, pero gracias —respondo.

Camina hacia mí y deja el plato con comida a un lado, observo el contenido y me doy cuenta que no me quiero comer eso. No obstante, es quizás una pipa de la paz y lo tomo en mis manos. Lo como de manera lenta, odiare las lentejas y atún en adelante, tanto como Greg. Una vez acabó entró a la casa y leo un calendario justo en frente.

Mi rostro palideció, no estaba pendiente a los días hasta en esa ocasión. Tenía un atraso de siete días y mi periodo era muy puntual, desde ese momento dejé de inyectarme. No me gustaba la idea de salir embarazada de ese hombre, pero era mi hijo y no haría lo mismo que mamá.

Así llegamos al día 45, 46, 47, hasta llegar al cincuenta, mi cuerpo se sentía débil las temperaturas volvieron y la falta de fuerza aumento. Una mañana desperté ya con los rayos del sol y no estaba en la arena, era en la casa y con un Gregory mirándome preocupado. Tenía los labios resecos y al intentar hablar de pegaron, estaban cuarteados. Sostenía en sus manos los frascos pequeños que debía suministrarme y que no hice por mi estado.

—Sé que he sido un mal compañero, pero jamás te he negado esto Des —me habla y bajo el rostro —Tenías que inyectarte, linda.

—Está infectada, eso no me ayuda lejos de eso empeoró mi situación —le miento y observo por la ventana la luz de lo que creo es fuego.

— Creo que algún barco puede vernos o helicóptero, tienes que ser revisada con urgencia —habla preocupado —llevas días así y no sede la fiebre.

—¿Cuánto tiempo llevamos? —pregunto y mi voz sale gruesa.

—Cincuenta y ocho —responde —pero no quiero arriesgarme a que estés un día más aquí.

Afirmo y cierro los ojos, no sé si producto de la fiebre o mis ganas de salir de allí, pero empecé a escuchar un helicóptero. Gregory se levantó y salió corriendo a la playa regresando segundos después diciéndome que habían venido por nosotros. Sabía que era cuestión de tiempo para desvanecerme y que no sabía que tiempo iba a durar inconsciente, así que lo último que dije se lo dije a quién vi era Gonzalo Harris, el hombre que me conseguiría la cita con los Frederick.

—Creo que estoy embarazada, por favor no le diga nada a Gregory, el cree que quiero su dinero. —cerré los ojos y no supe de mí.

Despierto dentro de un helicóptero las imágenes siguientes son nubladas, Harris tomaba mi pulso para luego limpiar mi rostro. Un doctor intentaba verificar si Gregory estaba bien y respondía molesto que la que necesitaba atención era yo. Lo vi insultar a Harris por no prestarme los primeros auxilios y dijo que mejor él lo hacía.

—Necesita exámenes Gregory —le escucho decir y aprieto sus manos de manera suplicante y niega.

—Harris —le advierte.

—Conoces el procedimiento Gregory — responde —no puedo inyectarle nada sin saber cómo está su cuerpo, tiene deshidratación y ha perdido peso.

Sin más pierdo el conocimiento, volviendo en sí en el hospital. Les dije que estaba en embarazo y que tenía el atraso desde que había sido dejaba en ese lugar. Lo confirme en la convivencia con su jefe, prometieron cuidar de mí y mi bebé.

(...)

Creo que ha pasado 35 días desde mi entrada en al hospital. Varias enfermeras entraban y salían, monitoreaban mi estado y se iban. Según mis cálculos era hora de irme a casa y la llegada de un doctor de rasgos asiático me lo confirmó.

—Hola —saluda jovial —Qué bueno que despiertes, soy Wong ¿Cómo te sientes?

— Bien, ¿Ya puedo irme a casa? —preguntó y sonríe.

—Aún no, tu bebé necesita estar aquí conmigo unas horas más —me dice y palidezco, lo que hace que me mire preocupado. —¿No lo sabias? Me han dicho que sí.

—Sí, es solo que confirmarlo... Bueno usted sabe —asiente y sonríe de forma paternal.

—Entiendo, necesito un par de exámenes para confirmar algo y luego podrás ir a casa —asiento y sale dejándome sola.

Nadie ha venido a visitarme no he visto a Gregory, tal cual lo había prometido, tampoco esperaba que lo hiciera. Estaba en embarazo, pienso mirando la pantalla de la TV. Sin empleo y con una cuenta de banco que iría en descenso, decirle a él era que creyeran que lo hice apropósito. No deseaba sus insultos y malos tratos ahora más que nunca necesitaba paz.

No tenía mayor cosa por hacer más que ver TV, en donde anunciaban el programa donde se escogerá la esposa del magnate. Muestran al grupo de doce mujeres y me veo a mi buscando a la que me dijo en aquella ocasión que ganaría. La vi una chica rubia de ojos azules y rostro almendrados, que decía quién era y las razones por las cuales sería la ganadora.

—Hijo de puta —exclamó molesta apagando el TV.

Creo que mi embarazo sólo será dormir y dormir, porque me duermo de nuevo y despierto con unos toques en la puerta y un rostro moreno de ojos hermosos se asoman. Gonzalo entra con un ramo de rosas amarillas y una caja en otra.

—Me dicen que puedes irte y vine a recogerte —comenta y guardo silencio —¿No le dirás?

—No me creerá y si lo hace pensara que es truco mío. —Gonzalo me ayuda a incorporarme.

La caja que trae en sus manos es un vestido para que me vista decente, me asegura que su jefe ha tenido problemas que le tocó viajar al llegar y que por eso no ha venido a verme, pero que está al pendiente de mí. Lo dudo, pero no gastos energías que necesitaré para más adelante. Es él quien firma la salida como mi supuesto novio y dice es el padre de mi hijo.

—A Gregory no le gustará esto —murmura sin dejar de reír e imagino es por lo sucedido a su novia pasada con él. —pero es mejor que figuré mi nombre, así cuando te animes a decirle sabrá que lo hice como favor.

—No lo sabrá Harris —le digo segura y me dejo ayudar a entrar al auto.

Cierro los ojos en todo el camino a casa, despierto enfrente la puerta de la misma. Gonzalo me ayuda a salir y luego a entrar me sienta en el sillón y sale a la calle nuevamente entrando con varias bolsas que deja en la cocina. Una vez acaba saca algo de la chaqueta y me muestra una tarjeta que deja junto a la mesa.

—Si necesitas algo, no dudes en llamarme —dice y besando mi frente —pero piénsalo, no puedes cargar con todo esto tu sola.

Sale dejándome sola y escucho al auto arrancar y partir, casi minutos después regresa. Imagino que se ha olvidado decir algo, por lo que me levanto y abro las puertas sin mirar. Me encuentro a Marcelo frente a mi e intento cerrar de ojos nuevo, pero me es imposible. Caigo de trasero al suelo y corre en mi dirección para ayudarme a levantar, pero sacudo mis manos molestas.

—¡Largarte! —escupo furioso y su cuerpo se detiene en medio de la sala —¿Qué no escuchaste? Qué te largues, no quiero volver a verte.

—Des, sé que he cometido un error, pero te aseguro que esta vez...

—Marcelo, tengo pareja y estamos esperando bebé —pongo Mi mano en mi vientre y me incorporo.

—¿Qué dijiste? —avanza en mi dirección y me sacude con violencia. —¿Es Frederick la padre verdad?

—Si es no es tu maldito problema —me sacudo de su agarre y vuelve a tomarme esta vez sonriente.

—Te equivocas porque puedo mandar un mensaje contigo y pagar mi deuda. —furiosa lanzó un golpe en su mejilla que logra alejarlo lo suficiente para salir corriendo, pero me toma por el caballero y me lanza al suelo.

Escuchaba apartes de lo que había hecho, pero yo libraba una lucha por liberarme y a la vez cuidar de mi bebé. Me aseguré que no me golpeara en zonas peligrosas y hasta logré darle en varios lugares de cuidado. Hasta que me lanza a la pared con tanta violencia que pierdo el conocimiento.

Gregory

—Señor —saluda uno de los guardaespaldas.

—¿Cómo está? —preguntó sin mucha ceremonia.

—Estable señor, fue dada de alta hace unos minutos. —miro por la ventana y espero lo que sigue con el corazón que parece haberse detenido —tiene aproximadamente ocho semanas de embarazo, señor.

Mintió, pienso molesto, dijo mentiras al entrar al hospital y no la culpo. Paso una mano por mi rostro y me quedo viendo en un punto fijo. Mi padre supo la noticia de su embarazo y lo que dijo de estar en atraso antes de ir a la isla conocedor que era amiga de Harris le llamó y este lo negó. No era posible que estuviera en embarazo, porque Des no tenía novio, los últimos meses ha pasado por problemas familiares.

—Llévame a su casa —ordeno al fin.

El resto del camino recibo el detalle de lo que ha sido la vida de Des y sentimientos contradictorios llegan a mi mente al saber que sí ha sufrido lo que me confesó. Que papá está reunido en este instante con la junta directiva porque el plazo de casarme no lo va a esperar. La compañía está a pasos de ser entregada a Epson Frederick, un primo hijo de una tía y como mi desgracia no puede ser más grande mamá esta vuelta una furia conmigo por no hacer algo por Des al saber su estado o ir a verla, también por insistir en ese programa.

—Su padre se ha mantenido al margen porque usted lo ordenó, pero asegura no estar dispuestos a permitir que su nieto pase trabajos —no me extraña, nada me extraña.

—¿Algo más?

—Un ex novio fue la única persona que preguntó por ella señor —dice y guarda silencio lo que me obliga a alzar la mirada y verle —trabaja con Vasilé o tienes negocios con él, lo han visto entrar y salir de ese club.

—¿Qué hay de ella? —insisto.

—No hay registro de ninguna clase, está limpia señor, todos sus trabajos son legales. Nada hasta ahora que la una, pero su novio tiene una deuda grande con ese hombre y su hija —es como si la vida se estuviera burlando de mí o esos infelices, creyeran que pueden destruirme una vez más.

Ese niño es la respuesta a todas mis preguntas. Sin embargo, que sea Des la madre y familia de Brady supone un problema. Podría ser solo una serie de coincidencias, que tuvo a ella como protagonista o pudo ella aprovechar el momento para acelerar las cosas. Que su novio tenga tratos con él hombre y mujer que hace años me vieron la cara, ponía sobre ella el sello de culpable.

Media hora después el auto entra en un barrio residencial frente a la peor casa de todas, con las puertas abiertas y varios vecinos que entran y salen.

—Quédese dentro —ordenan, pero ya estoy afuera y abriéndome paso entre la multitud.

—Permiso —pido y la veo tirada en el suelo, inconsciente con el rostro golpeado y tirada de medio lado —háganse a un lado, déjenla respirar. —exijo molesto y miró a Jedrek . —pregunta que pasó, me voy con el chófer.

—Cómo ordene.

La tomo en brazos y la escucho lanzar un quejido de dolor, apoyo mis labios en su frente mientras le susurro que todo va a estar bien. Intento que me diga que sucedió, pero solo logra responder incoherencias, con el nombre de su ex como protagonista. Uno de mis hombres me la intenta quitar y niego pegándola más a mí ante la mirada curiosa de varios de sus vecinos. Tiene varios moretones y sangra de la cabeza, boca y entrepierna.

—Llama a Matthew, dile que la llevaré a su hospital, que su ingreso sea bajo seguridad — ordenó al único hombre que se ha negado a quedarse en la casa Des.

De todas las personas en este mundo, alguien se le ocurrió dañar precisamente a la mujer que me daría un hijo. Molesto con la situación y preocupado porque su pulso es débil recibo la primera llamada dando informes. Al descolgar la voz del otro lado me transporta a una época que odiaba recordar.

—Greg cielo, me dijeron que tu prometida y tu futuro heredero sufrieron un accidente —habla una voz muy conocida para mí —es una pena que una mujer tan joven perdiera a su bebé en esas circunstancias, pero no te preocupes, siempre puedes volver a embarazarla.

—Madison, si te he dejado en Paz es solo porque te has mantenido lejos de mí—le advierto —pero desde este instante tu maldito cuerpo y el de tu padre tienen un precio.

La risa que escucho del otro lado me hace apretar las manos de Des con fuerza y miro al hombre que está va del lado del chófer que asiente conociendo cual es la orden.

—Nadie va a querer ese dinero... Greg.

—Conozco a al quien que lo hará gratis Madi. —respondo y ante la pregunta quienes le aclaro —Ya lo sabrás a si tiempo, no te preocupes.

(...)

He recibido el detalle no solo de quien la golpeó, los motivos que llevaron a ello, sino que lo ocasionó. El mal nacido la acechaba desde que supo había regresado, los vecinos aseguraban que una vez Gonzalo se había ido, él había parqueado. Solo dejó de golpearla porqué la vecina del frente empezó a pedir ayuda.

—Esto no hubiera pasado, sino hubieras dudado de ella —replica papá.

—Dijo que no era mi hijo, aseguró que llegó allí embarazada—recuerdo.

—Porque muy seguramente tú fuiste un caballero luego de estar con ella cariño —y con eso mamá me deja callado, Papá niega molesto mientras llama a mi apartamento y pide adecuar un cuarto de más.

—Espero esto te sirva de lección a ti y tu hermano —habla molesto —no crea que, huyendo de mí, mi enojo disminuirá.

—Señor Frederick —llama el doctor y mis padres y yo los levantamos apresurados.

—Hemos logrado controlar el sagrado, pero la amenaza de abortado sigue latente —nos dice y apoyo mi cuerpo en la pared —Debe estar aquí un par de días más, pero en adelante debe guardar mucho reposo. De ello depende que sus hijos nazcan a tiempo.

¿Dijo mis hijos? Papá sonríe golpeando mis hombros, mientras mamá pregunta si está seguro de que son dos. Exámenes de sangre han dejado la duda y una ecografía lo ha confirmado, los mismos también han dicho que mis hijos pueden no nacer.

—¿Algo que hacer para que ello no pase? —pregunta mi madre quien claramente está alterada por lo que le acabo de contar.

—Reposo, sin estrés, mucho cuidado y monitoreo constante —hablo por él hombre quien asiente —¿Cuándo podrá ir a casa?

—No estoy seguro señor, todo depende de la disposición de ella —es enfermera y son sus también hijos, sé que querrá lo mejor —recibió golpes en piernas y brazos.

—Golpes de defensa —habla mamá —¿Protegía al niño?

Y eso no hace más que sentir admiración por ella, Des ha dado muestras de ser un alma rebelde, pero también es modelo de perseverancia y valentía.

—Es lo que creemos señora, pueden verla —nos dice y todos entramos tras él.

—Des —la llamo al verla de medio lado y con los ojos abiertos.

—Cariño aquí estamos mi vida, soy Fiorella y el mi esposo Jasón, los padres de Greg y tuyos también desde hoy...

—No quiero perder a mis bebes, no como Cas... No soy como mamá, yo si deseo a mis Bebés Gregory has que no se vayan, no quiero perderlos —su voz se rasga y siento la garganta reseca y la humedad en mis ojos.

Me acerco a ella arrodillándome en el suelo para que pueda verme. Acaricio su mejilla mientras una mano se posa sobre la suya que está en su vientre.

—No va a pasar, te voy a cuidar para que eso no pase —prometo —pero debes tener cuidado y vivir conmigo ¿Lo prometes? —a siente y sonrió al ver que hasta ángel parece en ese estado.

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