Capítulo 4
Des
A más tres semanas de permanecer en ese lugar, tengo que admitir más cómodo y protegido, me doy cuenta que es mi cumpleaños. Es la primera vez que no recibiré una llamada de Brad o de Cas y aunque solo Cas está muerta, sé que no volveré a verlos a ninguno de los dos.
La cabaña tenía una sola habitación, con dos camas una era matrimonial e imaginé que creyeron en algún momento la feliz pareja terminarían acostados juntos. Termino de limpiar los trastes y salgo a la playa dejándolo a él leyendo un libro en el único sillón que había en el lugar.
—Segura no quiere que la revise —me pregunta señalando el vendaje de mi pierna. —sé que es enfermera y aunque no ejerzo soy internista.
—Y su hermano cardiólogo, lo sé ya me lo dijo —le interrumpo y lo veo sonreír —es solo superficial —sigo y lo veo dejar el libro a un lado y mirar mi pierna.
—Eso se ve feo cariño...ven...
—No, usted solo quiere manosear —me quejo y niega sonriendo —buen intento ¡Pervertido!
Todo el sitio parecía un maldito juego, una sola cosa que debía ser compartida y no dudo que para alguien enamorado resulte de lo más romántico, pero para mí no. No cuando tu compañero es morboso y para él solo soy la cocinera sexy con la que puede desahogar su lívido.
Lo único que me impide golpearlo es mi hermano, porque él tendría problemas con eso. Voy en búsqueda de ramas secas y las dejo en un lugar, hago lo mismo varias veces y una vez tengo el suficiente ingreso a la casa busco el encendedor ante la atenta mirada del dueño del universo.
Por qué es lo que parece ese holgazán mi herida se está inflamando un poco he intentado buscar medicinas, pero no hay nada de primeros auxilios. Me quito la medalla de mi cuello y la observo, la señora Julia decia que me daría buena suerte. ¿Qué me hubiera pasado de no traerla?
Todo del pequeño lio de madera una rama pequeña la enciendo, la regreso al grupo y de a poco la pequeña llama amarilla con rastros azules va aumentando. Mientras empiezo a tararear las mañanitas en español, una costumbre que Brad y yo teníamos y que hoy cantaba con lágrimas en mis ojos.
Qué linda está la mañana
En vengo a saludarte
Venimos todos con gusto
Y placer a felicitarte
El día en que tú naciste
Nacieron todas la flores
Y en la pila del bautismo
Cantaron los ruiseñores
—Feliz cumpleaños Des, ya verás que el otro año estaremos mucho mejor —digo en voz alta —tendrás un empleo seguro y fijo, te irás de la casa que mamá compró con el dinero que le dieron por vender a tu hermano. —continúo sentada en la fogata abrazando mis rodillas —no tendrás la carga de respirar el aire in sano en ese lugar que fue comprado con el pago de un inocente.
Sin más lloro, porque llevo demasiado tiempo siendo fuerte que no puedo más. Un par de brazos me abrazan y correspondo al abrazo sin saber porque, supongo que en épocas de crisis cualquier puerto es buen amigo.
—No tiene que controlar su llanto —le escucho decir —es bueno sacar de vez en cuando el dolor Des. —pasa una mano por mi espalda mientras ambos recibimos el calor del fuego.
—Normalmente no soy así... —le digo con hipeado y limpiando mis lágrimas con violencia.
—Es una situación atípica, es normal sentirse ahogado — habla y continúa acariciando mi espalda entregándome una botella de whisky.
—¿De dónde lo saco? —pregunto y sonríe.
—Escondido entre las cosas de mi hermano... feliz cumpleaños Des —tomo un trago y arrugo la cara ante lo amargo —¿Muy fuerte?
—No me gusta tomar —confieso y alza una ceja —soy la única de mis hermanos que no lo hace —confieso —Brad decia que tenía para mí grandes cosas. —le entrego una la botella que toma en sus manos y bebe para luego pasarla de nuevo.
—¿Cómo entró a ese mundo? Tu hermano me refiero...
Tenía 12 años cuando mamá le intentó vender a un hombre de 50, ya desde en ese entonces la calle era su mejor maestra. Logró escaparse golpeando al ebrio personaje y entró a un club, lugar en donde departían unos rusos le daban la bienvenida a uno de los suyos que acaba de salir de prisión.
Dice que buscó al único que hizo contacto visual con él, al que lo miró como si hubiera visto a un fantasma. Le explicó lo que sucedía entre asustado y feliz por ser escuchado, contra todo pronóstico le ayudaron todos. Lo escondieron y mataron al hombre esa noche, se sintió en deuda pese a que se negaron a que pagara, él lo quiso hacer. Aceptaron solo si les daba lugar pruebas que estudiaba y ellos a cambio lo adiestraban, para que no volviera a ser golpeado.
—Asi aprendió ruso, francés e italiano —le digo en voz baja —intentaba que Cas aprendiera, porque decia que hablar otros idiomas abría muchas puertas, el señor Alexis se lo decía. Ella no quiso, pero yo sí, Brady suele decir que estoy para grandes cosas —digo con humor.
—¿Alexis Ivannov imagino? —pregunta y asiento —lo conocí, ya murió.
Ambos nos pasábamos la botella y cada que nuestro estado aumentaba, también lo hacia nuestras confesiones.
—Mi madre fue alejada a los tres años de su familia y fue a dar con unos gitanos —empieza a contar —vivió con ellos muchos años y aunque luego encontró a su familia, los Bradford son vistos por nosotros como tíos. El tío Omat es el mayor de todos y el suele decir que no se nos da un dolor superior al que podemos soportar.
—Eso es debatible —digo mirando el fuego y dando un sorbo al licor —yo encontré el cadáver embalsamado de mi hermana.
Empezamos a contar cada uno el pasado doloroso del otro, asi supe de su fracasado noviazgo y yo lo que fue mi relación con Marcelo; me enteré del secuestro de su madre y él que mi madre intentó venderme y antes lo había hecho con mis otros hermanos; el me confesó que quien secuestró a su madre dos veces fue el hermano gemelo de su padre y yo le confesé quien era el verdadero Charles.
—El miserable había pagado por mí, Brad trabajaba en las noches y yo estudiaba en el día —digo cuando el alcohol ya está empezando a hacer estragos en ambos.
—Estaba toda la noche sola —me dice y asiento.
—Entró a mi casa una noche porque decia que había pagado mucho por mí —sigo confesando y empiezo a llorar, esta vez producto del alcohol —estaba sola, porque mamá se había ido y Cas también, pero creo que su presencia no había cambiado mucho las cosas.
Me golpeo tantas veces, pero no deje de luchar y gritar, una jugada del destino hizo que Brad se devolviera a traerme comida y lo encontró encima de mí. Ya me había desnudado y mordido en varias partes de mi cuerpo. Siento su abrazo más fuerte y su respiración en mi cuello, relatarlo es como revivirlo nuevamente.
—Lo mató a golpes, no lo recuerdo, pero él me contó después. —hablo mirando el fuego y observo la botella que me extiende —me tenía desnuda con las piernas abiertas y a punto —sollozo mientras me llevo la botella a mis labios y sonrió —el señor Alexis cubrió la muerte de ese hombre, yo tengo la culpa de que Brad entrara a ese mundo del todo.
Alexis, Arcángel y sus hombres entrenaron a Brady tanto que hoy día no sabe hacer otra cosa más que matar. Él se toma el último trago y lanza la botella lejos y me queda mirando con una sonrisa, es la primera vez que lo veo sonreír y que le correspondo. En algún momento de nuestras confesiones, producto del alcohol, mi barrera baja o que ambos nos sentíamos solos empezamos a besarnos. No me sentía atraída por él y le eché la culpa al alcohol y a la necesidad de sentirme protegida o mi estado solitario lo que me hizo aceptar ese beso.
Beso que se fue tornando más exigente, el me quito la camiseta y yo desabotonaba la remera. No hay lugar a la lógica, no nos gustábamos, la mayor parte del tiempo nos peleamos y la otra nos ignorábamos, pero allí estábamos rompiendo cada lógica que pudiera existir.
—¿Esta segura? —dice al estar ambos desnudos, junto a la fogata.
No respondo o me permito razonar sobre lo descabellado que es tener sexo con un hombre con el que estarás treinta y cinco días más. Paso una mano por su cuello y lo acerco a mí su respuesta es sonreír mientras empieza a besar mi cuerpo.
Su lengua juguetea con mi pezón su mano se desliza por mi entrepierna y empieza a rozar con sus dedos esa parte de mí que empieza a hincharse. Arqueo mi cuerpo para sentir aún más el placer que esos labios y esos dedos me producen. A un lado a quedado la vergüenza de ser un desconocido o mi peor enemigo porque en ese instante cualquier razonamiento es imposible.
No hay palabras en ese instante, frases amorosas, descubro que es solo sexo y eso lejos de avergonzarme me enciende aún más. Mi único amante ha sido Marcelo, es la primera vez que estoy con alguien distinto.
—Esto no va a cambiar nada —le digo una vez lo siento entrar en mi interior —usted sigue pareciéndome un hombre detestable.
—Yo que empezaba a hacerme ilusiones de bodas y juntos por siempre —responde con ironía y empezando a embestirme.
La fogata empieza a apagarse, pero el fuego que nuestros cuerpos producen están lejos de hacerlo. Soy tomada en brazos y llevaba al interior de la casa, para continuar allí dando rienda suelta a una pasión que no amainaba.
Despierto con el dolor de cabeza en aumento y una mano abrazando mi cintura. Asustado giro mi cabeza despacio, aunque tengo recuerdos fugaces de la estupidez que había hecho.
No vuelves a tomar una puta copa en la vida Desiré Duffy, no si vas a terminar en los brazos de tu enemigo. Al dolor de cabeza se le suma el de pierna y suelto una maldición, lo que hace a mi acompañante removerse incomodo en la cama. No deseo ese efecto del día después aquella que Jazmín, hablaba y que era lo que acontecía cuando te acostabas con alguien en una noche de juerga.
Claro está que, en una noche de fiesta, tú tienes la posibilidad de irte antes que tu acompañante despierte, pero ¿A dónde carajos iré yo? Con dificultad me libero del brazo del hombre y voy directo al baño. Lugar en donde por la luz de las ventanas puedo observar mi herida.
—Mierda —me quejo al sentir la picada y luego otra.
No sé de donde han salido, pero un grupo de abejas no han encontrado a atractivo a Greg y me han picado a mí. Mi cuerpo empieza a sudar frío y aumenta cuando recibo las primeras gotas de agua de la improvisada regadera. El rechazo de mi cuerpo hacia el líquido me dice que tengo temperatura alta, no me considero una mujer cobarde, por lo que logro asearme y quitarme el olor a lujuria de mi cuerpo, pero sigo sintiendo mi cuerpo extraño.
—¿Des? —escucho la voz de Brady y sonrío al saber que vino por mí —¿Nena todo bien?
Greg
El ruido de la regadera y el castañeo de dientes me ponen alertas, alzo la cabeza en búsqueda de ese sollozo. No hay rastros de Des e imagino es ella quien se ducha, pero ello no explica quien se lamenta.
—¿Des? —la llamo sin respuestas y espero, pero el golpe que sigue me hacen saltar de la cama —¿Nena todo bien?
Entro a la ducha y la encuentro tirada en el suelo, suelto una maldición tomándola en brazos y yendo con ella a la cama. Está ardiendo en fiebre y reviso su cuerpo en búsqueda de algo extraño, suele llevar una venda en la pierna, pero me dice que es solo un aruño. Hoy descubierta, me doy cuenta que es más que eso y que tiene una picada de algo justo al lado.
Varias picaduras alrededor me ponen alertas, delira y llama a su hermano. Suelto una maldición empezando a buscar por todo el lugar.
—Abejas, Des ... nena despierta —la llamo, pero no hay respuesta. Te dije que yo la revisaba ¡Joder!
¿Dónde encuentro agua fría? Me pregunto observando las heridas, tendría que empezar a quitar los aguijones. Definitivamente primero hay que vestirla, esta desnuda e inconsciente y aun asi, no deja de ser una tentación.
—Jasón, cuando pongas mis manos en tu cuello —hablo buscando su ropa y recuerdo que la de ella y la mía están afuera.
El recuerdo de la noche anterior me hace detener y suelto el aire. Voy por su ropa la visto y luego la tomo en brazos para llevarla a la luz, la ropa le queda ajustada en sus caderas y marca su trasero. El ir y venir de ella de un lado a otro, han hecho mi estadía en esa isla más atractiva.
Los siguientes minutos es de mi parte buscando un botiquín, porque me parece increíble que me dejaran en ese lugar sin uno. Rebusco en casi toda la casa sin resultados positivos y suelto el aire ofuscando mientras observo su cuerpo en el sillón inconsciente.
No podría ver a la cara a su hermano si le pasa algo, para Jasón todo era un puto juego y como tal tenía que verlo. Le di agua puse paños húmedos en su frente por largo tiempo, lave bien la herida y me quedé sin más que hacer. Observo como su cuerpo se torna rojo y grandes manchas se empiezan a formar.
Ella aseguró no saber a qué era alérgica porque jamás había estado en la selva. Faltaban un poco más de un mes, no me iba a arriesgar a que algo le sucediera o su salud se complicaba. Busco varias ramas que dejo en mitad de la playa, con alguna de ellas escribo un SOS, y voy por más.
Regreso entre labor y labor a cambiar su comprensa, cuando tengo una gran cantidad de madera y estoy por encender cuando algo llama mi atención. Fui dejado al otro lado por alguna razón, la casa estaba al lado opuesto del lugar, ella encontró en ese lugar frutas, pero a nuestro alrededor no hay nada de esa naturaleza.
Desisto de hacer esa fogata, corro al interior de la casa y la veo pestañeando.
—¿Des? Preciosa debo ir al lugar en que nos dejaron...
—No me vas a dejar aquí Brad. —me interrumpe y beso su frente.
—Ya vuelvo.
Salgo e inicio un trote que empiezo a acelerar a medida que recuerdo que ella esta inconsciente y requiere atención. Jasón quizás me hubiera dejado allí sin nada, pero Matt, de ninguna manera e Isabella menos. Por fortuna Emma, nuestra hermana menor es un poco normal y en una muestra de ello se mantiene lejos de nosotros viviendo con los Bradford.
Llego al sitio y miro a todos lados, ella entró a ese espeso bosque estuvo husmeando casi todo el lugar. Nunca reviso el lado que me correspondía, porque se negaba a cruzar la línea imaginaria. Camino por todo el lugar, esta vez observando todo con ojo crítico, tierra removida o ramas secas.
Es lo que veo en este instante y algo rojo sobresalir, a más de cien metros del lado contrario, el sitio que nunca busque y que ella insistió que debíamos explorar. Agradezco haberme confundido porque de ser Zia, ella no hubiera hecho ni la mitad que hizo Des.
Aunque si ella lo sabía quizás supiera donde había dejado todo mi hermano, que frutas comer y el agua dulce, ello convertía a Des en una mujer única. Mientras hago a un lado las ramas recuerdo su confesión de la noche anterior y mi estómago se revuelve.
Dudo de su confesión sobre todo por ser hermana de quien es y el que la dejara sola a su suerte Tambien era raro. Estoy seguro que ella y su hermano se trae algo, que averiguaré al precio que sea. Tengo un mes para dejarle las cosas claras y recordarles con quien se metieron.
—Aquí estas —le grito al morral rojo y a otro verde. —¿Qué hay aquí?
Una pequeña inspección a ambos me dice que tengo lo necesario para cuidar de ella, mientras llega la ayuda. Agitado y con el corazón casi saliendo de mi boca llego al lugar y la encuentro dormida. Saco todo en la improvisada mesa de comedor y busco lo que necesito. Los siguientes minutos los dedico a desinfectar la herida, cocerla e inyectarla, le doy líquido y espero.
(...)
He pasado las ocho horas más infernales de mi vida, por un momento creí volverme loco al ver que su fiebre no bajaba y que no hacía más que llamar a su hermano. Toda buena labor tiene su recompensa, cuando el sol empezaba a oponerse abrió los ojos y busco a todo el lugar.
—Hola cielo —saludo con la mejor de las sonrisas —estuve asustado, por un momento creí que no lo lograríamos.
Arruga la frente y me mira como si me estuviera saliendo cuernos. Se deja ayudar a sentar y le paso la botella de agua que recibe con duda, lo mismo hace con las barras energéticas.
—¿Dónde consiguió eso? —pregunta señalando las mochilas y le ayudo a sentar y me instalo a su lado.
—En el lugar en que nos dejaron —le explico y asiente —de mi lado ¿Te sientes bien?
Antes de responder observa todo el lugar y luego mi rostro.
—Si gracias, —dice y respiro aliviado al escuchar ese comentario.
—Cuando salgamos de aquí, usted seguirá su camino y yo el mío. —continuo y la veo mirarme sorprendida—No pasó nada que no sepamos manejar nena, no te creas campanas de bodas o juntos por siempre.
—Sé que cree acudí a usted por mi hermano —me interrumpe y sus pupilas se dilatan por la rabia que empieza a sentir —pero recuerde que estar aquí fue su error, que mi sita era con su hermano no con usted y fue dada por su hombre de confianza el jefe de seguridad...
—Cuando salgamos de aquí todo volverá a ser lo de antes—digo cuando ya no puedo soportar más sus mentiras y artimañas de niña sufrida, cuando soy yo quien tengo que recriminar los suyos. —usted se ira a su miserable vida y yo a la mia.
—¡Perfecto! —grita —entonces usted cocina en adelante su comida y yo la mia.
—Está en mi casa y debe pagar lo que consume —le recuerdo y observo como intenta ponerse en pie, pero falla.
—No soy una oportunista, no planee acostarme con usted, —insiste —seria con el último hombre sobre la faz de la tierra con el que quisiera tener sexo y solo lo hice porque estaba borracha... un error que no volveré a cometer señor Frederick puede estar seguro de ello. Si lo que teme es que le salte encima, sepa que he tenido mejores encuentros que el de anoche.
Creo que si me hubiera golpeado en la entrepierna no me dolería tanto pienso cuando doy media vuelta porque no deseo golpear a una dama.
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