Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25

Gregory

Acudir a la reunión de Harris y el ex agente no fue fácil, no cuando Des entraba a la clínica al día siguiente. Aún existía muchas cosas por hacer, el cuarto de los niños estaba a medio terminar, ella estaba cada vez más incómoda y con contracciones esporádicas. Sin embargo, Harris prometió que no se iba a demorar, de todas maneras, yo debía viajar a Puerto rico esta tarde y volvería en unas horas.

Detengo el auto en el aeropuerto y voy en búsqueda de Harris, para ahorrar tiempo les pedí vernos en ese lugar. No tenía mucha fe en las investigaciones de ese hombre, por lo que había decidido ver a los Rubio Burgos los padres de Salomé, ese dato si lo tenía Harris.

Están en una cafetería, con una taza de café, tras los saludos cordiales y negarme a tomar algo con ellos les pido ir directo al grano. La idea de dejar a Des no me gusta, no cuando tiene todas las señales de que su parto se va a adelantar, agradezco que estar sentado y que no he comido nada cuando escucho lo que tienen que decirme.

El famoso James Parker, de quien Harris hablaba tanto era un hombre de unos sesenta años, un poco más. Cabellos en tonos negros y grisáceos desaliñados al igual su barba. Me dice lo increíble, Salomé era casada y su esposo era Jedrek Levenev, matrimonio que se había efectuado una semana antes de morir.

—Sé que no esperabas esto hermano, pero Parker no tiene dudas —dice Harris y asiento mirando el documento que ambos hombres me están entregando.

—Aquí está la dirección de la familia Rubio Burgos —me hace entrega de un papel que tomo sin leer y me doy cuenta que no ha terminado —si hay alguien que desee vengarse de su familia es él —abro el contenido del papel leo la dirección y ha resaltado la ciudad. —estoy seguro que conoce una verdad sesgada a la que se ha pegado, o quizás su padre le ha contado una historia distinta.

—Conozco a Jedrek y a su padre —le digo leyendo la dirección a donde debo estar en una hora —el ruso suele ser manipulador y Jedrek ... no sé hasta donde tengo entendido no se llevan bien.

El investigador sonríe con suficiencia al tiempo que me dice que la pérdida de un ser querido suele ser irreparable. Jedrek se pegó a lo único que le queda, los Levenev quienes imagino se aprovecharon de este momento para que él se acercara.

Quizás fueron ellos mismos quienes lo crearon y con ese fin.

—Lo más sensato es ir con ellos, antes de enfrentar a Jedrek —digo y ambos asienten — ya no trabaja para nosotros, salió del país hace una semana y no ha regresado.

—No te quitamos más tiempo, gracias por sacar el tuyo para ir a juicio—me agradece extendiendo su mano hacia mí —sé que estos días ha sido de locura.

—Me hubiera gustado hacer más —confieso —pero estoy feliz de saber que volverás a lo tuyo y señor Parker... gracias.

Me alejo de ellos y voy directo a la pista en donde se encuentra el jet privado propiedad de la compañía sumergido en mis pensamientos. Conocer el nombre del esposo de Salomé, me hizo sentir agobiado. Lejos de señalar a Jedrek por ocultarlo e incluso por querer venganza lo entendí. El hombre decidido a iniciar una nueva vida, encontró el amor y tendría hijos, su vida era perfecta y todo se vino abajo por exceso de copas de un Millonario irresponsable. Aparentemente era así, legalmente yo la maté ante la justicia y a sus ojos.

Pero no todo estaba claro...

Mi viaje a San Juan de Puerto Rico, era con la esperanza de encontrar a la chica viva. El misterio de su cuerpo incinerado, que fue entregado a sus padres me hizo creerlo. Tengo que sincerarme una parte de mí veía absurda esa teoría. Mi mal manejo del idioma español y tocar las puertas de los padres de la mujer que, ante todos yo había asesinado era quizás mi mayor complicación.

Convertirme en accesible era sin duda mi prioridad, de ninguna manera tocaría la puerta de esa casa con ropa costosa y en un vehículo de lujo. Necesitaba de su ayuda para entender lo que sucedió ese día, los motivos por los cuales Sergey hizo lo que hizo. Si iba a enfrentar a Jedrek, necesitaba saberlo todo.

Lo vi como un negocio más, cuando tenía que enfrentar a algún dueño de tierras para negociar el paso de las tuberías por ella. Me vestía de acuerdo a su situación económica, como quien dice.

Al lugar al que fueres haz lo que vieres...

Al aterrizar a la fui directo a una tienda de ropa masculina local, pantalón, camisa blanca, zapatos del mismo color y al salir de ella sonreí porque gasté en mi atuendo la mitad de lo que suelo pagar en un almuerzo en el The French Laundry. Esa tarde en esa tienda comprendí a mi mujer y lo absurdo que veía ella pagar cosas a sus ojos costosas.

"—¡Estás alimentando al consumismo! —me había dicho sentada en un sillón y mientras tejía otro gorro para los bebés —Yo puedo conseguir un guardarropa parecido al que tengo, por un precio que te hará girar la cabeza como la chica del exorcista. —sonrió ante ese recuerdo y sacudo la cabeza. "

Enfoquémonos.

¿Tomarían café los Rubio? ¿Qué tan buena idea era llevarlo a ese lugar? Cuándo el trato se daba en una hacienda, solía llevar el café sin preparar. Antes de presentarme o decir a que venía, le decía que quería compartir con ellos una taza de la humeante bebida y si me daban la confianza hasta yo mismo solía prepararla. Normalmente no era necesario decir quién era, porque como suelen ocurrir en esos pueblos pequeños las noticias viajan rápido.

A las afueras de la tienda tomo un taxi y agradecí que el chófer hablara el inglés un poco. Ambos terminamos hablando una especie de espanglish desastroso y al final reímos ante la seguridad que acaba de nacer otro idioma, una mezcla de señas y espanglish. Una mirada a la hora me dice puedo llegar a la hora que prometí, si todo sale como lo planee.

—¿Problemas? —me pregunta a través del espejo, en un inglés extraño y con ese acento boricua inconfundible.

Mientras pienso en la respuesta, que no es otra cosa que buscar las palabras en español, porque ha sido claro en decir que sólo se sabe algunas clases. Acepta que sólo conoce los números y contar a la perfección "—Es lo que interesa en este medio —me dice con una sonrisa en sus labios reflejada en sus ojos oscuros".

Tiempo... —respondo y hago una pausa en búsqueda de mis registros de las demás palabras mientras pienso por enésima vez que debí traer a Des —...es corto y mi esposa está embarazada —me rindo ante ese idioma infernal y decido decirlo en el mio.

—Tiempo —repite maniobrando su vehículo por una callejuela corta empedrada, la similitud de las casas y colorido de las mismas llama mi atención. Desde que pisé sus calles es como estar en otra dimensión, sus calles y arquitectura antigua, el mar y demás me es maravilloso. —para todo alcanza, no se preocupe —asiento con una leve inclinación de cabeza.

El taxi se detiene en una casa pintada de agua marina con retoques blanco en su puertas y balcones en madera. Tras aclarar el pago, el amable hombre me dice que puede esperarme si es mi deseo. Quizás la presencia de un local de buena impresión y me digo que sería buena idea.

—¿A quién busca? —me pregunta y estas palabras salen nítidas.

Imagino hace parte del repertorio de frases que tiene que decir a diario. Le digo que busco a Victoria y Matías Rubio, sonríe dando pasos al frente toma el aro metálico que cuelga de la figura de metal en forma de león y golpea varias veces.

—Ya voy —escucho las palabras de una mujer mayor, mientras yo retrocedo unos pasos y me ubico al lado del taxi.

Sigo admirado por el colorido de las casas antiguas coloniales con balcones y colores pasteles, calles estrechas pavimentadas con adoquines. Recuerdo nítidamente a Des, preguntarme en esa isla si he viajado a América latina. "—Si todo sale bien, vendré con ella y los niños el próximo año" pienso cuando escucho los cerrojos de la puerta correrse y luego estas abrirse.

—¿Qué desea? —pregunta una mujer de unos 60 años, cabellos blancos y vestida completamente de negro.

"Está muerta, no vive como yo lo deseé." Fue lo primero que pensé al ver su luto recio.

Su mirada va del taxista que le dice algo en español, el hombre me señala y dice algo. Por un instante soy escaneado de la cabeza a los pies, intenta decirme algo, hasta que su rostro se oscurece y toma la puerta para cerrarla. Avanzo hacia ella rápidamente y apoyo mi mano encima de la suya impidiéndole con ese gesto cerrarla mientras le murmuro en voz baja.

—Por favor, la vida de mi esposa y dos niños que crecen en su vientre depende de este viaje —le ruego veo la duda en sus ojos negros marchitos, quizás por el dolor que yo causé, quizás por la pérdida de su ser querido a quien jamás iba a ver —le ruego lo haga por ellos, no por mí... Yo he pagado con creces mi error, mi familia también. —insisto tomando la mano que con fuerza sostiene la puerta.

Tengo a pocos pasos a mi chófer quien contempla la escena con curiosidad, no sé si ha llegado a entender lo que digo y tampoco me importa. Tras pensarlo mucha suelta mi mano y me abre del todo la puerta mientras me dice.

—No debió venir —me aclara haciéndose a un lado mientras señala un juego de muebles situado a un costado dentro de la casa y le dice al taxista a que esperé allí —no debió desempolvar el pasado señor, es peligroso.

—No tuve opción. —respondo y me pide entrar.

Lo primero que veo al hacerlo son cuatro pinturas en óleo, una la reconozco como la chica de esa noche, la otra es de un hombre con facciones parecidas a la mujer e igual de jóvenes. Su madre y una cuarta pintura la de un hombre mayor y suelto el aire, era su padre.

A juzgar por el altar, había fallecido también.

—No soportó la pérdida de nuestra hija, sólo Dios sabe el dolor que encierra esta casa —con esas palabras destruye la poca paz que he mantenido por estos años —mi Salomé no merecía morir de esa manera fue instrumentos del mal. El demonio y sus fuerzas oscuras, la abrazaron para no soltarla.

Guardo silencio al no saber que decirle, parece que se compadece de mi contrariedad y hace gala de su buen corazón invitándome a pasar. La casa tiene en mitad de ella un pequeño jardín colorido en cuya mitad reposa una figura en yeso de una virgen que sostiene un rosario plateado.

Me comenta que el hombre joven de la pintura es el primo de Salomé, quien fue el encargado de ir a reconocer el cadáver ante la imposibilidad de sus tíos a viajar y era quien de momento tenía los medios para ello. Era médico de profesión en un hospital infantil de San Juan. La mujer me dice no querer recordar esos detalles, pero que su sobrino está más que dispuesto a hablar conmigo.

Media hora después un hombre, alto y delgado, de piel trigueña cabello y ojos oscuros. Líneas de expresión, consistentes con alguien que ríe a menudo, al verlo detenerse ante mí y extender la mano me incorporó rápidamente estrechándola. El saludo es firme cordial y hasta amable, señalándose de nuevo la silla.

—Pensé que nunca tendría esta plática —es lo primero que dice y se suelta algunos botones de su camisa —está en su derecho de saber la verdad.

—No fue mi intención hacer esta visita, créame que me costó mucho... —me excuso— Pero mi esposa está embarazada y hay alguien que desea desquitarse conmigo a través de ella —sigo diciendo y me mira con rostro neutro —alguien que desea justicia por la muerte de Salomé y que tal vez cree no pagué lo que debía pagar... creo que es Jedrek. Me acaban de decir era su esposo.

—No tiene sentido, señor...Gregory Frederick si mi mente no me falla —afirmo y hace lo mismo antes de empezar. —antes de reconocer el cadáver, pedí el informe de la policía y pude ver el estado de su coche, también el informe forense—habla con voz pausada y es obvio que le cuesta hablar de eso—su coche tenía daños leves por lo que imaginé su estado sería... Aceptable pese a todo, pero el detalle de lo que encontró el forense no cuadraba —continua —leí entre otras cosas hemorragia, el forense indicó que su muerte pese a sus golpes fue por asfixia. Ello no coincidía con el reporte policial, que decia ella murió en la escena.

—Ella no murió en la escena —interrumpo, porque esa era una de las tantas inconsistencias.

—Lo supe después, cuando pude ver el cuerpo y coincidía con ese reporte que leí, uno que fue cambiado horas después y que nadie me dio los motivos. —inclina su cuerpo hacia delante, mientras yo tengo la vista fija en el jardín que la casa tiene en medio de ella. —fui el único que vio ese documento y al cuerpo de Salomé, después de eso el cadáver fue retenido. Innumerables trabas para entregarla y al desconocer las leyes de aquí, tampoco a nadie que pudiera ayudarme, no supe hacer otra cosa más que esperar. Le pude ver muchos golpes, en piernas, rodilla, los dedos de su mano índice y pulgar dislocados, —alza las manos en el aire protegiendo su rostro y afirmo al entender —ante brazos, costillas, un golpe en su rostro y varios en su espalda.

—Heridas de defensa...

—Y ataque, salvaje y brutal —me interrumpe y su voz se quiebra—si ese primer registro hubiese llegado ante un juez, usted fuera sido liberado —aclara seguro —luego presentaron ese otro, que hablaba de un golpe severo en el vientre y otro en la cabeza producto de estrellarse con el pavimento ¡Mentiras! Y eso me hizo querer saber la verdad.

Yo logré ver solo el del rostro y pies, no los demás pues no podíamos moverla. Tomé sus signos vitales pese a mi estado de ebriedad, que se había ido al carajo rápidamente producto del susto.

—Usted la vio antes de subirla a esa ambulancia ¿Tenía el brazo fracturado? —niego —¿Trauma en la cabeza, cuello o piernas? —insiste y vuelvo a negar.

Relata que el golpe en su ojo era viejo, al igual que el de su pie y costado, cualquier forense diría lo mismo. Salomé murió asfixiada sí, pero antes de eso fue salvajemente golpeada, además que había tenido un aborto.

—Horas antes—dice y niega molesto —los golpes ocasionaron que perdiera a su bebé, en ese punto de la historia la pregunta que rondaba en mi mente era ¿Por qué?

Creímos que había sido asaltada o quizás drogada por algún asaltante. No vine a limpiar mis culpas o a fingir ser inocente, porque de alguna u otra manera era culpable, vine a salvar a mi familia y eso tenía que dejarlo claro.

—Le vi un golpe en su rostro, descalza y pies heridos, como sabe no podía moverla y llamamos a una ambulancia —le digo y me encojo de hombros —por eso me dije que viviría, pensé que había sido asaltada.

—Así llegó al hospital, la ambulancia llegó enseguida cinco minutos más o menos ¿Me equivoco? —realmente fue así pienso y miro al hombre un instante quien me ve con una sonrisa triste.

—Creímos que habíamos tenido suerte —digo y su tristeza va en aumento.

—El hospital al fue llevada está a diez minutos de la escena, —continua —yo mismo lo corroboré — dice —sin embargo, Salomé fue traída una hora y media después. Llegué a la conclusión que la asfixia se dio en esa ambulancia. Duraron en llevarla, porque quizás llamó a casa y contó lo que había hecho. Lo que le causó la muerte dos horas después, no fue el choque... Fue dentro de esa ambulancia y antes de eso, en su casa.

El esposo de su prima había ido a Moscú un día después de discutir con ella, horas antes de su accidente. Pese a saber su muerte no vino, no les dio la cara y sólo habló con su suegro.

— ¿Por qué hacerme creer que la había asesinado? —le pregunto confundido. —pudo llegar a mi casa, le aseguro le hubieran ayudado...

—Lo que le cuento no lo descubrí enseguida —se excusa —yo estaba en medio del dolor que era perder a un ser querido y los documentos para que me entregaran su cuerpo que cada día cambiaban. —continua —hasta que me llamaron a firmar algo y vi el informe forense.

No era el mismo y como no era el mismo, quiso saber los motivos. Leyó detenidamente el primero y llegó a memorizar muchas cosas, porque sabía que su tío le pediría detalles, pues era medico como él. Hasta la fecha era distinta, se dedicó en cuerpo y alma a buscar su propia verdad, consciente de que aquella que decían era sesgada.

—Mientras las autoridades seguían la línea del accidente y los medios se lo tragaban a usted vivo... Nos radicamos en su país —recibe de las manos de su tía una bebida y toma otra que me extiende a mí. —para todos yo estaba pendiente al juicio y mis tíos también, pero sólo ellos acudían. Yo tenía muchas preguntas y ninguna respuesta, en el primero que desconfiaba era en su esposo.

El seguía investigando la verdad de ese día, se enteró de muchas cosas, la desaparición del vecino, del forense. Reconoce que luego de saber el esposo de su prima estaba en la ciudad no quiso verle, porque todo indicaba que él y su familia tenían las manos metidas allí.

Se hizo amigo de una compañera de trabajo de su prima y por ella supo todo lo que necesitaba para unir cabos. Sergey la llamó en muchas oportunidades, en primera le decía que convenciera a su hijo que no trabajara con nosotros. Salomé aseguró que el ruso sentía que una de las razones por las cuales no quería regresar a casa era Jasón. Mi padre le había metido en la cabeza la idea que podía tener una vida normal, convivir con nosotros y el cariño brindado lo hacía pensar, lo que el ruso llamaba "Estupideces".

—Dejó de llamarle cuando Jedrek se enteró que perturbada a Salomé, le exigió dejarlos en paz. La chica dice que algunos días después llegó Wladimir con la única intención de convencerlo e hizo de todo para que Salomé lo dejara —continúa y de pronto calla abruptamente.

Sus ojos se humedecen y saca un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y seca sus lágrimas con desesperación. La mujer quien tiene esa facultad de caminar sigiloso trae algo que deja en sus manos.

Le dijo a Jedrek que lo mejor era no seguir, porque ella se iba a devolver a San Juan, creyendo así que las amenazas acabarían. Ocurrió lo contrario, pues la convenció de casarse e irse a Moscú, llegó a la cafetería ese día alegre porque se había casado en una de esas bodas rápidas. Su ahora suegro estaba feliz, porque la chica había logrado sin querer que su hijo regresara y le dijo que la esperaba.

—Todo era perfecto para ella, hasta que Wladimir volvió a atacar...

—¿Por qué? Quería devolverlo a Moscú y eso haría —me atrevo a preguntar.

—Decía que ella solo causaría problemas, porque Jedrek adoraba a Salomé. —confiesa —no sé cómo funciona eso, pero la chica me dijo que era algo sobre el niño que Salomé esperaba.

—Era el primer nieto de Sergey y de su mamá- tía —le digo y el hombre se encoje de hombros.

—Es lo que creo, que no quería a Jedrek en Moscú de ninguna manera después de saber de ese embarazo—continua. —entonces aparece mágicamente esa carta y un experto dice que es su letra ... y lo era —me dice—¿La leyó?

—Hace unos días, habla de demonios y el mal que la consume... les pide perdón a ustedes, pero jamás a su esposo—le digo y extiende lo que minutos antes le ha entregado la mujer.

Es la foto del dorso de un hombre tatuado tiene la imagen de una iglesia y con tres cúpulas y dentro de cada una de ellas el rostro de un demonio. Recuerdo las palabras de ese carta y encuentro sentido con este dorso.

Tres demonios me buscan

En mis noches más oscuras,

Vive dentro de la casa de Dios

Conoce mis pasos y mis miedos,

Mi familia y debilidades.

Llevará al infierno a todo aquel que le dañe los planes.

Él quiere robar al mundo, como un ladrón

Como lo que fue, es y será...

—Por si no lo sabe, este es el dorso de Wladimir Levenev Hills—miro al hombre y luego la fotografía. —esa nota que estaba escondida en el diario de Salomé, no solo lo liberó a usted de la cárcel, le puso un rostro a su asesino.

—¿La imagen vino con esa nota? —le pregunto y afirma.

—Mire el revés —y eso hago.

El nombre escrito allí y la nota era clara,

"Si algo me pasa este es el demonio que me visita. Él no está conforme con arrebatarme mi paz, me ha dicho que desea verme en el infierno, pero yo vivo en uno desde que entró en mi vida."

—¿Por qué mandaron a incinerar el cuerpo? —me atrevo a preguntar al quedar todos en silencio y esta vez quien habla es la señora.

Una noche después de la lectura del veredicto y cuando tenían todo para llevarlo a la policía, tocaron a la puerta del apartamento que habían arrendado. Más de seis hombres entraron, revisaron todo el lugar golpearon al padre de Salomé y exigían ver a Lorenzo Rubio. De alguna manera se enteraron que el joven médico estaba investigando la muerte de Salomé.

—Quería que les entregara todo lo que había encontrado hasta el momento —habla molesta. —Lorenzo había recolectado bastante material, uno que pretendíamos entregar al terminar.

Se llevaron todo cuanto tenían recolectado y le hicieron firmar el documento en donde pedían cremar el cuerpo. Les dejaron tres tiquetes de avión, le exigían regresar a su país y nunca atravesarse en el camino de Jedrek. Busco dentro de mi móvil y me doy cuenta que esta por apagarse, aun así, me las arreglo para mostrarle los rostros del Wladimir y su padre.

—Es él —dicen ambos al tiempo —Uno de los vecinos lo describió como el que estaba esa noche dentro de la casa, ese es tal Wladimir. Solo tres vecinos se animaron a hablar conmigo y porque les prometí no decir a la policía.

El hombre solía llegar allí a quien el dueño de la casa llamaba hermano. Sabía quién era y que visitaba el lugar asiduamente, pero ante la desaparición de su vecino, optaron por callar. Los gritos de ella pidiendo ayuda, eran acompañados con "—Wladimir, no por favor.... No era la primera vez que el hombre llegaba cuando el esposo se iba de viaje o a trabajar.

—En muchas ocasiones se acercaron para preguntar si necesitaba ayuda, pero se negó — su primo y se sorbe la nariz —él la tenía amenazada con destruirnos a todos si decia algo, ejercía tanto control y terror en ella, que empezó a acudir a psicólogos.

Lamentablemente nada de lo que me han dicho tienen como demostrarlo, dice el hombre y en ese punto no importa. Cuento con suficiente material para poner a dudar a Jedrek, me incorporo de la silla y les doy las gracias. Tomo las manos de la mujer y pido perdón por todo lo que mi familia pudo causar, y niega con rostro triste.

—Ahora sabemos que debimos buscarlos y todo esto se hubiera evitado— guardo silencio sosteniendo su mano.

No lo creo posible, porque Jedrek nunca aceptaría que su padre quiso tapar la falta de su hijo. Aseguran no haber visto nunca a Sergey, a su hijo si porque fue quien los obligó a firmar y luego abandonar el país.

—Sé que le será difícil que el crea —me dice la mujer y deja en mis manos una agenda morada —entréguele esto.

—Y eso —el doctor saca de su maletín una chequera que llena frente a mí y desprende con furia. —dígale que no necesitamos su dinero...

—Yo se lo escribí —le interrumpe —en la última hoja del diario de mi hija...

—Gracias por todo —les digo y ambos sonríen por primera vez.

—Si llega a venir de nuevo con su familia, me gustaría conocer a su esposa —habla la mujer a quien le he dicho que mi mujer se le parece.

—NO lo ponga en duda señora, dentro de 365 días usted y yo tendremos una cita con el destino, en este mismo lugar...—tras despedirme y agradecerle nuevamente por todo y prometer entregaré el diario y cheque salgo con el taxista pisándome los talones.

—¿Buenas noticias? —me pregunta y le sonrío entrando al vehículo.

—Las mejores, —tanto que prometí volver dentro de un año miro la hora y suelto una maldición.

Envío el mensaje Des en donde le digo que no llegaré a cenar, y prometo compensarla. Doy un pequeño resumen de donde estoy y lo que encontré. Su respuesta extraña me hace leer dos veces el mensaje.

"Trae a la virgen desnuda y a san José en medio de una orgia que te pedí."

Estoy por preguntarle a que se refiere, pero el móvil se me apaga lo que hace imposible cualquier comunicación a casa. De todas maneras, en poco tiempo estaré con ella y quedarse en casa no es el mejor plan, pero dado su estado es la mejor decisión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro