Capítulo 24
El asqueroso olor a frutas dañadas invade el lugar, estoy dentro de lo que parece un auto que avanza a una velocidad imprudente. Parpadeo varias veces antes de darme cuenta de lo que está sucediendo. Últimamente me veo como una pluma que mi madre mueve a placer con pequeños soplos. Esa pluma es lo último que ha quedado de mí de las alas con las que pretendía volar y ser feliz. Intento recordar qué sucede o cómo llegue hasta aquí, pero me es imposible.
Estoy reviviendo de nuevo esa noche oscura, me repito una y otra vez. Porque en mi realidad existe Gregory y su familia es un maldito sueño, sigo diciéndome mientras aprieto mis manos y ojos con fuerza.
—Es una pesadilla. —susurro mirando a todos lados —si despiertas encontraras que estas en los brazos de Gregory.
Una parte de mi dice no lo es, lo que si tengo la certeza de estar viviendo las últimas horas de mi vida. La mía siempre fue una historia pobre y mal narrada con poco presupuesto, a quien alguien algún día se le ocurrió contar. Estaba destinada a morir de esa manera, sería así siempre porque mi madre me odiaba.
El auto se detiene haciendo un ruido estridente y miro por las rendijas del capó del auto para intentar ver un poco más de mi entorno. La oscuridad me impide ver poco, solo sé que estoy en el sótano de algún lugar, varias imágenes religiosas obscenas dispuestas de cualquier manera en un rincón. El abrir y cerrar la puerta del vehículo o el movimiento brusco de quien sale de esté me dice que quien manejaba era obeso.
No era mamá, ella es menuda pienso al escuchar los pasos acercarse y retrocedo cuando está por abrirse. Una vez la abre lo primero que veo es la luz de una linterna cegándome me llevo ambas manos a mi rostro y el desconocido me toma por los cabellos sacándome de un tirón.
—¿Ya te confesaste? —me pregunta y sigo en silencio sin poder ver el rostro de mi posible agresor —¿Quieres que limpie tus pecados? —vuelve a preguntar.
El olor a frutas en descomposición proviene del tipo, también el olor a sudor y a rancio. Dos cosas son seguras en ese instante, una que en la vida he visto a ese viejo obeso y la otra que yo he estado en ese lugar, son las bodegas del bar donde Brady trabaja. Acorralada en un rincón sin muchas cosas con la que defenderme más que cuadros de la virgen desnuda, observo con atención por donde puedo escapar. Hiperventilo y mi panza me duele producto del miedo que tengo (también podría ser el hambre, porque no he comido en muchas horas) le ruego que me deje ir y juro no le diré a nadie.
—No iré a las autoridades. —ruego por última vez
—Yo soy la autoridad. —sentencia y me muestra una placa plateada, con el escudo de la policía.
Lanzo un grito al ver que me toma por los hombros y me retuerzo muchas veces intentando liberarme, pero me es difícil. Me abraza y apoya su cabeza en mi cuello, al escuchar su voz detengo mi lucha para llorar amargamente.
—Es una pesadilla, Des.... Una pesadilla —la voz de Jasón, me trae a la realidad y me recuerda que él está de licencia por tres meses y Gregory de viaje. —¿Ya pasó?
Le doy un "Si" casi inaudible me retira de su pecho y contempla mi rostro bañado en lágrimas lo limpia de forma delicada con una media sonrisa. La cercanía del natalicio de mamá trae consigo que mis recuerdos más nefastos salgan a la luz. Normalmente no suelen ser tan intensos, pero supongo que mi embarazo me hace más sensible.
—Te espero fuera, vamos a desayunar lejos de este lugar —dice sonriente —almorzaremos también por fuera, porque dentro de una semana serás ingresada al hospital y...
—La comida de allí es horrible lo sé —termino por él y sonríe. —soportaré todo por si mis hijos nacen bien, aun en contra de mi salud.
Los ojos verdes de J, me reprenden al escuchar eso y alzo mis hombros. He entendido que mi labor en este instante es que mis hijos estén bien y con su padre. Gregory será un estupendo papá, contará con el apoyo de sus padres y hermanos. Apoyo mis pies en el suelo mientras mi acompañante no me pierde de vista.
—Será mejor si llamas a Gregory, le daré una lista de los lugares a los que estaremos. —dice avanzando a la puerta —iremos a donde autorice.
—A ninguna —confieso y se detiene, gira hacia mí con la mejor de las sonrisas mientras afirma. —Seamos sinceros no le gusta que salga y me ha contagiado de su miedo.
Ha tenido la paciencia y delicadeza de contarme todo lo que sucedía, de esa manera quería que yo entendiera lo delicado de la situación. Vasilé estaba detrás de todo esto y era por la muerte de esa chica, también me enteré que se culpó para proteger a su hermano. Entendiendo que después de eso ha sido señalado como irresponsable, elitista, prepotente y homicida en muchas oportunidades. Sobre todo, en aquellos lugares en donde hay protestas de ambientalistas, aun así, no se ha retractado de lo que hizo y solo para proteger a su hermano menor. Brady y él tenían mucho en común pienso con nostalgia, eran capaces de lo que sea con tal de proteger a los suyos. Lo mejor de todo esto es que Gregory no se arrepentía de lo que hizo, porque su hermano es el orgullo de todos.
Tras tomar el móvil y buscar el contacto de Gregory, éste suena anunciando una llamada de suya.
—Buenos días —digo somnolienta y escucho el saludo del otro lado seco. —No iremos a ningún lugar que no autorices Greg —lo calmo y vuelve a resoplar.
He pasado para nuestra habitación en la terraza con ayuda de las chicas y Jedrek, lavandas y romero, este último me han dicho que es bueno para la memoria y yo necesito sin dudas ayuda extras. La mezcla de olores en la habitación es agradable a Gregory y a mí nos encanta.
—Sabes que no lo hago para dañarles el plan y quizás pienses que estoy siendo extremista, te aseguro que no es así. —y con eso tira por tierra nuestra salida. —tu embarazo es riesgoso y el parto tiene que ser en un hospital, tenemos mucho tiempo para salir e ir donde quieras Des... por favor. —esto último lo dice casi que apretando los dientes.
—No podemos detenernos por miedo Gregory — digo y escucho su suspirar exasperado —la vida se asemeja a un árbol, cada hoja que cae de él no puede regresar, lo mismo pasa con la vida, cada día que se va a no se recupera. Ese hombre... Vasilé, ni siquiera sabes dónde está o si está vivo.
—Lo que no quiere decir que este muerto y yo considero a un enemigo muerto cuando veo su cadáver y no antes —insiste. —se quedan en casa saldremos a almorzar por fuera, estaré allí antes de doce .
Cuelga dejándome el mal sabor a la derrota Gregory Frederick, tiende a ser exageradamente odioso en cuando a que se le obedezca. Dejo el móvil a un lado y entro al baño desnudándome con cuidado, mientras observo mi cuerpo completo en el espejo. He bajado varios kilos, con el rostro delgado y las mejillas huesudas como si me hubieran succionado. Sonrió ante esa metáfora y apoyo mis manos en el mi vientre. Siguen sin moverse como antes de vez en cuando dan una patadita, como diciendo.
"—No te preocupes mamá estamos bien"
Media hora después y envuelta en un ridículo enterizo amarillo, porque mi estado de ánimo sufrió afectaciones por ese sueño y empeoró con la orden de Gregory busco a mi compañero de celda. Las chicas me dicen que está en la zona de juegos y que pidió no ser molestado.
—Eso no aplica para usted —comenta Emilia con una sonrisa—y el señor Gregory fueron las únicas excepciones que dio.
La sala de juegos era llamada así por las dos enormes mesas de Pool y otra de unos tres metros por dos en madera sequoia y que según sus dueños el fundador de la empresa solía jugar póker con sus socios. Situada al otro extremo del piso, paredes en cristal blindado, amplitud para unas veinte personas, un mini bar con gran variedad de bebidas y hasta una pequeña pista de baile.
El sitio era el lugar perfecto para pasar una tarde de amigos, con diversos juegos, sino fuera porque ese mismo lugar albergaba el cuarto de pánico. Como todo lo de su primer dueño el lujo prevalecía en el lugar una habitación, del tamaño de un cuarto normal (en este penhouse nada lo es), paredes reforzadas en metal y cerrada desde su interior. Contaba además con acceso a un ascensor que daba directamente a un sótano privado en cuyo lugar sólo había un vehículo blindado.
Sí, hice el recorrido con Greg hace un par de días, la primera vez que mostró el lugar no dijo nada de ese lugar e imagino fue por su seguridad. Si bien, llevaba dos niños en mi panza, yo seguía siendo una extraña y hermana de un criminal. Según me contó era tanto la paranoia de Epson Frederick, producto quizás de proteger sus intereses o ser consciente de todo el daño que hizo, que creyó en algún momento sería buscado por la policía o por la mafia.
Encuentro a J, en la mesa donde su bisabuelo solía jugar póker y la que usa en estos momentos como biblioteca. Tiene alrededor suyo una gran cantidad de libros de un tamaño perturbador, folios fotos y documentos dispersos en todos lados. Alza la vista al verme entrar y su mirada va de mis pies hasta mis ojos.
—Eres una hermosa Margarita —comenta y resoplo —en un momento salimos.
—Pensé que Greg nos dijo que no —le recuerdo y se encoje de hombros murmurando algo sobre que tiene el aval de su padre y sus hombres —¿Qué haces?
—Estudio para mi ingreso a la escuela de derecho —habla distraído —por eso me dieron tres meses.
—¿No estudiabas medicina en algo? —le pregunto y sonríe aclarando que estudio cirugía reconstructiva.
Alza su rostro y me mira un instante, esta tan concentrado en sus estudios que temo dañarlo con una salida. Que está por terminar, pero que siente no es su vocación, de ninguna manera se ve detrás de un escritorio y siente que su verdadera vocación en esa.
—¿Civil o penal?
—Penal—se apresura a decir — ¡Por supuesto! —aclara con voz de ¿Qué no es obvio?
Alza de nuevo su rostro y al ver mi mirada de pena lo cierra sin decir nada. Sé que la mujer que arrolló ha dejado huellas en su vida y que esa es una de las razones por las que suele alejarse a esa isla cuando llega el aniversario de esa fecha.
—¿Por qué pasó por tu mente esa locura? Tus padres hubieran sufrido J...
—Lo eché todo a perder, todo lo que mi hermano ha sufrido y señalamientos es por mi causa —dice y asiento —Gregory y Matt eran idénticos en todos... ahora es fácil distinguirlo.
—Sobre tu lógica yo tendría que hacer lo mismo —le aclaro y me ve a los ojos sin entender —Brad entró al mundo en el que está, porque mató a quien me iba a violar... un policía. No te niego que me sentí y aun me siento peor como un gusano, pero me dije que la mejor forma de agradecerle, es que valiera la pena.
—Lo he hecho, pero siento no es suficiente... no tengo como pagarle...
—¿Y crees que necesitas estudiar derecho penal para limpiar su nombre? —pregunto —Greg, te adora y eres su orgullo... no solo de él, de todos. Asegura ha valido la pena todos los señalamientos—tomo sus manos y las aprieto correspondiendo a ese acto rápidamente —si vas a estudiar de nuevo, que seas porque en realidad lo deseas tú.
Retira los libros de su vista y trae a él un enorme folio que abre y veo en primera la todo de una mujer trigueña. Uno a uno va pasando las hojas, mientras me describe todo lo que hay allí. Es el folio del accidente de Salomé Rubio y el caso de su hermano.
Discutió con su novio dos días seguido antes de lanzarse al auto en el que ellos iban. Antes de eso, eran simplemente una pareja de extranjeros, buenos vecinos y amables. Ella trabajaba en una cafetería y él salía temprano llegaba en la madrugada (era todo lo que dijeron a vecinos saber de él). La primera discusión fue la noche de un viernes y sus vecinos aseguraron duró poco, él se fue minutos después de eso y nadie lo volvió a ver.
—Veinticuatro horas después, escuchan una discusión aún más fuerte, golpes y pedidos se auxilió por parte de ella —dice dejando el folio en un lugar y mostrando el reporte —pero cuando la policía llegó, ninguno de los dos estaba en la casa.
—El día del accidente...
—Sí, un vecino aseguró que ver a un auto negro merodear todo el día. —comenta soltando el aire y pasándo una mano por su corto cabello.
La derrota y confusión es notoria en todo él y pongo mi mano en la suya, mientras me dice que solo lo uno lo vio. Los demás insistieron no ver nada raro esa noche o los días previos al accidente. En todo caso y dado que fue arrollada por ellos, no tenía sentido averiguar la presencia de ese auto.
—Nosotros nos entregamos esa misma noche, las investigaciones eran más tendientes a que la vimos con un ojo morado y la declaración de Frederick... — pasa nuevamente sus manos por los documentos y los veo anhelando que las respuestas estén allí. —a mi padre le costó mucho que la psicóloga hablara, por la protección del paciente. Había audios que ella tenía y que podían ayudar.
Se negó a darlos inicialmente alegando que no era posible por ética profesional. Solo fue a declarar que ella estaba en consulta, pero no era suficiente, porque se podría decir simplemente que fue pagada para estar allí.
—¿Cómo logró salir Greg entonces? —pregunto.
—Hallaron una carta donde se despedía de todos y pedía perdón—me explica pasando los dedos por las hojas y se detiene en una —diciendo que no puede soportar su vida al lado de su pareja, habla de demonios que la asechaban en las noches y perseguían.
Esa carta y el testimonio de la psicóloga fue lo que absolvió a Gregory, además que el forense dijo ella murió por heridas ajenas al golpe y de echo el auto no presentaba mayores daños. La escena en donde ocurrieron los hechos y algunos testigos que la vieron deambular en el auto, aseguraban que parecía drogada.
—¿Por qué si es asi, quieren vengarse? —pregunto señalando el folio —pudieron a apelar o pedir otra opinión, es absurdo hacer todo esto pudieron insistir por la vía legal y Gregory nunca huyó...
—La familia dio la orden de quemar el cuerpo, haciendo imposible otra autopsia —me explica —cuando mi padre decide que no era suficiente salir libre por falta de pruebas, contrata a un forense. Una vez el juicio termina, le fue entregado el cuerpo, lo incineraron y llevaron sus restos a su patria. —sigue diciendo y sus ojos se oscurecen —no hubo manera de saber detalles de los otros traumas, golpes o drogas. El forense que hizo la autopsia se lo trago la tierra, la familia de la víctima regresó a su país. Un novio jamás se presentó a ninguna de las audiencias, nunca fue a declarar pese a las dos discusiones y envió excusas alegando estaba afectado por la muerte de la chica.
—Entendible.
—El punto es que hoy con la mente más clara, me preguntó ¿Qué pasa si ese auto existió en realidad? Quizás un amante o alguien que la amenazaba por algo que vio... —busca dentro del folio y lo abre en la declaración del vecino y me dice —lee.
Atraigo el documento en mi dirección y empiezo a leer en voz alta.
"El auto que ví pasar varias veces durante el día, se parqueó frente a mi casa esa noche era un BMW negro reluciente y con vidrios oscuros. Dos hombres jóvenes, rubios ambos con guantes y ropas oscuras, entraron en él y se fueron. Después de eso empecé a escuchar los golpes y pedidos de auxilio, fui en búsqueda del teléfono y marqué al 911, eran extranjeros como su novio. La policía llegó, pero todas las luces estaban apagadas... pero nadie salió de allí, yo estoy seguro de ello."
Una vez dejo de leer cierro el enorme folio, los dos hombres que entraron al vecindario aseguraba eran extranjeros. Harris había intentado dar con él, al entender que fue la declaración más detallada era su vecino más cercano, solían ser casas gemelas, por lo que compartían una sola pared.
—Murió—dice buscando otro documento y dejándolo en mis manos —mejor dicho, desapareció, el mismo día en que murió Salomé...
—¡Dios!...
—Eso no es todo —me dice y señala el folio ante mí —todo esto que acabas vez, había permanecido oculto. Harris tiene a un antiguo agente investigando su caso y por él obtuvimos esta copia. Alguien pagó para que la investigación fuera archivada y se podría creer que fuimos nosotros, por el nombre que vez aquí... —apoya sus manos en el nombre y niega —Nosotros no pagamos para que esto se hiciera, Gregory estaba dispuesto a pagar lo que se creyera prudente.
—¿Quién es Sergey Levenev? —pregunto al leer el nombre que se lee en una caligrafía horrible.
—El mayor o jefe de todos, los capos, soldados, etc. —el jefe de Brady, concluyo y miro a Jasón—el padre adoptivo de Jedrek.
Me hace un resumen de la vida de Jedrek y lejos de juzgarlo, lo envidio por no querer esa vida para él en medio del crimen. No es fácil hacerlo cuando sabes que ese mundo se llevó a tus padres. Mi cabeza va a explotar nos quedamos callados un instante sin decir nada y lo veo recoger todo. Apoyo ambas manos en la mesa y sostengo con ellas mi cabeza, mientras mi acompañante deja todo a un lado y me mira preocupado.
—¿Sabes que pienso? —me pregunta y sus ojos se detienen en mi vientre un instante.
—Querían proteger al novio —hablo por él y afirma.
—Nadie lo vio salir esa noche, ese vecino lo asegura. —sigue más para él —¿Qué clase de novio no aparece en todo el juicio y por qué? ¿Por qué Sergey tuvo interés en ocultar todo? Mi padre le pregunto y ¿Sabes que le dijo? —niego y cierra de golpe el folio lo que me hace saltar —que era un favor que quiso hacernos... le problema fue que no lo pedimos y tampoco lo necesitábamos.
Asi las cosas, todos creían que quizás la mujer se las arregló para salir huyendo del lugar. La mala fortuna de su agresor hizo que quienes la encontraran eran los Frederick y sabía lo que seguiría. La familia Frederick haría hasta lo imposible para sacar ileso a Gregory quizás por eso incineraron el cuerpo y Dios sabe cuántas cosas más.
—Mejor salgamos de aquí —me dice dejando todo en la barra del bar —debes tener hambre.
En living encontramos a Jedrek tomando una taza de té mientras conversaba muy ameno con las dos chicas.
—Me dijeron que era persona no grata en ese lugar y que solo un Frederick podría entrar —comenta de buen humor y Jasón niega divertido.
—Tu nunca has necesitado de permisos, eres casi un hijo para papá —dice y el rostro de Jedrek se oscurece, pero se repone rápidamente —¿Vienes?
—Necesito esperar un orden de Frederick —responde —pero les escolto al sitio y regreso.
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